martes, 17 de junio de 2025

JFK (1991), de Oliver Stone

 

Cinco disparos. Un triángulo de tiradores. Sí, probablemente fue eso lo que acabó con la vida de John Kennedy. Era un simple peón prescindible en los pasillos del poder. Un niño rico, con la vitola de graduado en Harvard, héroe de guerra, con imagen y carisma…y un comunista. Quizá habría que enfocar la Historia desde otro lado y ver con claridad qué es lo que consideraban entonces como un comunista. Todo lo que estuviera a la izquierda de la derecha, era comunismo. Y John Kennedy, toda la familia Kennedy, estaba bastante alejado del comunismo. Aún así, lo hicieron. Y, para rematar una faena que pareció bien hecha desde los más altos estamentos de la política hasta los más bajos fondos de la mafia, hay un fiscal de tres al cuarto en Nueva Orléans que quiere promover un juicio contra alguno de los responsables. La CIA, el gobierno, el Pentágono, Cuba…todos, de alguna manera, parece que están implicados. El fiscal Jim Garrison tiene que tirar de todas las pistas porque nadie parece estar dispuesto a hablar y los que se ofrecen tienen la peor reputación que uno se pueda imaginar.

Tal vez la solución se halle en practicar detenciones, hacer publicidad, esperar que, en algún momento, se provoque una reacción en cadena para que salgan a relucir los verdaderos culpables del magnicidio. La gran pregunta no es quién, ni tampoco el cómo. La gran pregunta es el por qué. Puede que fuera un hombre que quisiera cambiar las cosas, pero eso nunca se podrá saber a pesar de que hay varios indicios que caminaban en esa dirección. La crisis de Bahía de Cochinos levantó muchas heridas en supuestos patriotas que estaban dispuestos a quemar la barba a Fidel Castro. No hay conexiones. No hay demasiada lógica. Lee Harvey Oswald era un peón…pero de quién. ¿Participó en el atentado o fue sólo un cebo más o menos atractivo? ¿Se ha contado toda la verdad? ¿Alguien se cree la teoría de la bala mágica para mantener al tirador en el estrecho margen de tres disparos en cinco segundos?

JFK es uno de los mejores ejercicios de montaje nunca vistos en el cine. Y, con toda probabilidad, también es la mejor película que hizo nunca Oliver Stone. Aquí, la palabra “docudrama” cobra toda su dimensión, se explota en todos sus resquicios y ofrece un mosaico al que se le puede reprochar que dispare en todas las direcciones, pero hay algunos argumentos realmente bien expuestos que pueden ser reales. Además de todo ello, Kevin Costner, Sissy Spacek, Tommy Lee Jones, Joe Pesci y un elenco impresionante de actores que aparecen por allí como Ed Asner, el genial Donald Sutherland, Jack Lemmon, el propio Jim Garrison encarnando a Earl Warren, cabeza visible de la Comisión que elaboró el informe del asesinato, Walter Matthau, Gary Oldman…todo ello da una altura a la película que hace que, a pesar de su larga duración, mantenga al público pegado, escuchando todo tipo de conspiraciones, de casualidades, de testigos silenciados, de interrogantes más que sospechosos, de la seguridad de que el Estado cuando se mueve, respira y actúa está mucho más cerca del fascismo de lo que pensamos. JFK está muy cerca de la obra maestra y nos recuerda en cada fotograma que debemos preguntar siempre el por qué…y no tanto el cómo o el quién. El resultado será que lo que es positivo, casi con toda certeza, es negativo.

2 comentarios:

  1. Tengo un recuerdo especial de esta película porque fue la primera que vi desde un gallinero. Domingo por la tarde, sesión primera, cine Palafox de Zaragoza (en su tiempo la pantalla panorámica más grande de Europa), con la sala a tope. Una experiencia irrepetible.

    Desde entonces habré vuelto a ver la película tres o cuatro veces más y siempre te queda la sensación de que es una de esas que te pasa por encima. Es densa, hay un montón de nombres y de datos, de personajes que entran y salen del cuadro (menudo plantel de actores en efecto), pero da igual. Es posible que sea una obra maestra porque no se había hecho nada igual (al menos que yo conozca), un estudio exhaustivo, casi documental, y que a la vez es sumamente entretenido. Tampoco creo que se haya hecho nada igual desde entonces, a lo mejor lo que se le queda más cerca pueden ser las películas de Adam Mckay, pero tanto en "La gran apuesta" como en "Vice" me pierdo, me resultan demasiado farragosas, y en cualquier caso están a años luz de la obra de Stone. Me compre hace poco el documental "Jfk. Caso revisado", pero aún lo tengo pendiente.

    Abrazos desclasificados

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  2. Efectivamente, es un docudrama de muchísima altura. Lo que hace Adam McKay en "La gran apuesta", pretendiendo ser un descifrado de claves económicas, lo que hace es embarullarlo aún más (siempre te encontrarás el listo que dice que lo ha entendido todo, le haces una pregunta, tú que sabes un poco de qué va la vaina y se descubre que no, que nanay, que de ninguna manera ha entendido nada). El caso es que Oliver Stone hizo un ejercicio de montaje fuera de serie, con una serie de actores de muchísima altura y descubriéndote todo lo que rodeó al único fiscal que promovió un juicio por el asesinato de John Kennedy, algo que en el 91, en España, no teníamos ni idea.
    Abrazos conspiradores

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