miércoles, 18 de junio de 2025

MR. BROOKS (2007), de Bruce A. Evans

 

Un respetado hombre de negocios puede esconder a un asesino en serie. Piénsenlo durante un momento. Apariencia apacible, una aparente vida ordenada, una evidente sangre fría en el mundo de las finanzas que hace que ninguna emoción pueda ser traslucida por el siempre traidor rostro…Todo puede pasar. El señor Brooks, no. El señor Brooks siempre tiene la palabra justa, el encanto a punto, el gesto elegante. No es posible que debajo de tanta perfección, haya un tipo que esté deseando derramar sangre. El caso es que el señor Brooks tiene un problema. Hay un individuo, un tal Marshall, que se dedica a calentarle la oreja todos los días y a todas horas. Es Marshall el asesino, no él. Es Marshall el que le hace sacar lo peor de su propia personalidad y le precipita hacia el asesinato a sangre fría. Marshall es un nihilista que no cree en nadie y en nada y se presenta cuando menos se le espera. Brooks conduce y, de repente, Marshall se aparece y le pone en la cabeza unos cuantos pensamientos sucios y degradantes. Brooks actúa y Marshall se ríe a gusto. Es eso. Marshall es una especie de Pepito Grillo en negativo que empuja a Brooks a cometer los crímenes execrables que no pasarían por la mente del más enfermo de los mortales. Marshall, por supuesto, no existe. Sólo es una justificación mental por la que pasa un psicópata asesino para que sus crímenes tengan algo de sentido.

Resulta extraño ver a Kevin Costner interpretando a un asesino en serie. Eso sí, empujado por esa voz interior a la que él mismo ha bautizado como Marshall. En realidad, en esa superficie que se empeña en mostrar, Brooks es un tipo algo frustrado, razonablemente feliz, que ha dejado de hacer realidad muchos sueños porque se ha entregado en cuerpo y alma a amasar dinero a través de sus negocios. William Hurt es esa vocecilla que habla por Brooks, que se introduce en su pensamiento y en sus acciones, que le empuja y le desprecia y, en consecuencia, Brooks actúa. Los mejores momentos de la película son los que ellos dos comparten. Brooks y su conciencia malvada. Costner y Hurt. No hay nada mejor que asistir a una conversación entre ellos.

El resultado es una película de cierta profundidad mental, que posee varios elementos de interés porque, en el fondo, se llega a sentir una cierta empatía con Míster Brooks, un individuo agradable, de aspecto agradable, de modales agradables y de asesinatos desagradables. Él mata porque es una válvula de escape ante una vida que no le gusta nada, aunque tiene razones más que suficientes como para sentirse afortunado. Tengan cuidado cuando una voz en su interior se dirija a ustedes. Puede que escuchen cosas que no sabían que guardaban y estaban ahí, latentes, dispuestas a saltar sobre su ánimo como un perro de presa.

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