viernes, 22 de enero de 2021

RED ROCK WEST (1993), de John Dahl

 

Ser un vagabundo tiene muchas ventajas. Se puede ir de aquí para allá sin ataduras, viviendo al día, asumiendo todas las identidades que se quiera, inventándose pasados que nunca existieron y futuros que cambian el nombre a la fantasía. Sin embargo, tiene un gran inconveniente y es que te pueden confundir con otro. Si ese otro es un asesino profesional al cual alguien ha contratado para que elimine a su esposa, el problema se pone muy duro. Y la solución es fácil. Coge el dinero y corre. Aunque estés en uno de esos parajes perdidos en los que no te puedes esconder más que debajo del cielo.

El caso es que la esposa también posee unas cuantas razones como para perderse debajo de ella y los tipos que dominan ese maldito pueblo en medio del desierto son bastante poco recomendables. Es casi como girar al infierno y hacerlo con un poco más de clase. Con un héroe silencioso, con una devoradora de hombres que esconde mucho misterio, con un tipo que quiere que se cumplan sus encargos y con un fulano que lo maneja todo desde la cima. Sí, el vagabundo ha caído en el pueblo ideal. Ideal para morir.

Lo cierto es que la historia del hombre que nada tiene que perder y cae en un villorrio dominado por maleantes está mil veces vista. Desde John Sturges a Oliver Stone, se han visto múltiples versiones de la misma situación. En esta ocasión, John Dahl desarrolla todo el asunto con una inteligencia excepcional porque convierte lo típico en sorprendente y te atrapa en los primeros diez minutos. E incluso el buen chico, no lo es tanto. Así que, con paciencia, discreción y talento, se va pasando el muestrario de caracteres malvados con originalidad y gusto, todos metidos hasta el cuello en el embrollo del maldito vagabundo. La conciencia o, más bien, la falta de ella; la avaricia y la traición son los ejes sobre los que se mueve la historia. Hay alguna coincidencia extraña, pero la enrarecida atmósfera ayuda a que no se repare demasiado en ello. La huida parece ser el paraíso, pero va a ser complicado salir del infierno. Y el destino va a tener un papel protagonista.

Así que ahí tenemos a un cuarteto encabezado por Nicolas Cage y seguido por Lara Flynn Boyle, Dennis Hopper y J. T. Walsh, poniendo trampas y giros y la perplejidad se va adueñando de cualquier que tenga dos dedos de frente. Los azules de la noche dominan la mirada y habrá que ser muy listo como para burlar los embates de los villanos. Llegar a Red Rock West es entrar de lleno en un lugar donde la moralidad es gris y el dinero es el culpable de todo y ese vagabundo va a tener que ir de uno a otro para manejar la situación. Y habría que dar un premio para el que adivine qué es lo que va a pasar a continuación porque nada termina como se esperaba. Bienvenidos a este pueblo del estado de ninguna parte. Se hará lo posible para que usted se sienta bien. Incluso comprarle un ataúd con los últimos avances de comodidad. 

2 comentarios:

carpet_wally@gmail.com dijo...

Pues no recuerdo haber visto esta película y es raro porque en esa época me lo tragaba (y por la calidad de algunas lo de tragar viene al pelo) casi todo. Efectivamente la trama que cuentas recuerda mucho al "U Turn" de Stone que es posterior. Y Nick Cage entonces tenía cierto control.

La buscaré.

Abrazos perdidos

César Bardés dijo...

Para mí, está hecha con bastante más gracia que el "Giro al infierno", de Oliver Stone, que sin estar mal, tampoco era para tirar cohetes. Aquí hay más negrura, una puesta en escena de bastante mejor gusto que aquel paisaje algo árido. Eso sí, no está Jennifer López. Cage lo hace bien y Hopper de malo (sin caer en excesos) está estupendo.
Abrazos rocosos.