viernes, 3 de noviembre de 2023

LA NIEBLA (2007), de Frank Darabont

 

De repente, el mundo se queda reducido a un supermercado. Uno de esos con enormes cristaleras y olor sospechoso en el muelle de descarga. Las puertas se cierran porque lo imposible ha ocurrido y seres de otra dimensión han entrado por el umbral de la bruma. Y sólo quieren dominar nuevas dimensiones. Así las líneas paralelas dimensionales, se convertirán en perpendiculares y sólo podrá quedar una. Algo de locos si se piensa mientras se está comprando el paquete de arroz. Allí dentro, en esa tienda que se erige como un microcosmos de la Humanidad, se moverán los arquetipos de esta fea época que nos ha tocado vivir. Estará el artista que mira con cierta superioridad a sus vecinos. Estará el tipo resentido que sabe que nadie le va a perdonar por el mero hecho de ser negro. Estará el militar asustado porque cree que el Ejército ha tenido algo que ver con esa catástrofe impensable. Estará el paleto de turno que irá siempre en la dirección que sople el viento. Y quizá estará el arquetipo más peligroso de todos, el fanático que se esconde detrás de Dios para predecir el apocalipsis y aplastar la conciencia, como si la culpa fuera la solución, como si Dios fuera un monstruo que exige sacrificios por los pecados, como si la Edad Media, de súbito, se instalara entre las salsas y las latas.

Es muy difícil mantener la cabeza fría cuando nos enfrentamos a lo desconocido. La información que se posee del enemigo es tan exigua que ni siquiera se sabe a ciencia cierta cuál es su aspecto. Y, sin embargo, hay que hacer algo, porque, si el ser humano guarda bondad en su interior, esa es una de las cosas que le diferencian del resto de especies. Hay que rebelarse, salir, buscar un lugar seguro, enfrentarse cara a cara, sacar los dientes y rugir y, si es necesario, matar. La pena es que no habrá perdón y, cuando la situación parece ya no tener ninguna salida, se toma la peor de las decisiones. Después de eso ya sólo queda mutilar el alma arrasada, desear morir por encima de todo y creer que la pesadilla, en el fondo, es una realidad de peso.

Frank Darabont lo hizo nuevamente con el universo de Stephen King con la adaptación de esta historia. La única que dirigió con material previo del escritor que se podría adscribir al género de terror. El resultado es apasionante en algunos tramos, especialmente en todo lo que ocurre en el supermercado y, desde luego, con uno de los finales más desoladores de toda la historia del cine. Hace falta mucha moral para volver a adentrarse en los rincones de esa bruma asesina y asistir de nuevo a la auténtica derrota que experimenta quien menos lo merece. Y no hay consuelo posible, porque todas las decisiones fueron acertadas excepto la última. Con un reparto en el que destacan Thomas Jane, Toby Jones, William Sadler y muy especialmente Marcia Gay Harden, el ánimo se va, maldito, para no volver nunca más. Llorando. Esperando una nueva niebla que haga que todo sea más fácil después. Volver a ese supermercado que es la vida en el que no parece que haya ni un ápice de esperanza.

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