jueves, 23 de abril de 2020

CONTRA TODO RIESGO (1984), de Taylor Hackford


Las luces ya se apagan para Terry Brogan. Ya no habrá más touchdowns, ni más yardas ganadas al contrincante. Ahora tendrá que jugar un poco a los detectives privados porque debe encontrar a la chica de un tipo sombrío y poco recomendable. El dinero manda y Brogan ya no tiene ni un céntimo. Así que va a buscarla. Y ella es deslumbrante. Nada puede compararse a ese halo de misterio que la recubre y no hay más camino que caer en sus redes. Ella es todo lo que los hombres quieren tener entre sus brazos y, además, es peligrosa. Tan peligrosa que, cuando Brogan cree que ha encontrado el verdadero amor, ella vuelve con el tipo sombrío. Y ahí es cuando empieza el enredo. Ella, desde ese momento, se convierte en un cenagal oscuro, impenetrable, lleno de aristas, imprevisible, irresistible. Brogan se hace preguntas y encuentra muy pocas respuestas en ella más allá de sus ojos, de su cuerpo, de sus labios y de su atractivo. Es un muro de contención de sentimientos y eso hace que, cuando se desborda, Brogan caiga en la irracionalidad, en enfrentarse a todos y a todo. Incluso a ella.
Puede que la maldad sea tan impensable que comience a ser algo realmente atrayente. Y los personajes de esta película caminan peligrosamente por el borde mismo de la simpatía para el espectador. Eso hace que la incomodidad se adueñe de las sensaciones y no sea una película fácil. Al fin y al cabo, cuando crees que tienes las riendas de lo que está contando, la historia huye con otro y no acabas de comprenderlo. Siempre hay un giro de guión a la vuelta del siguiente fotograma y acompañas a Jeff Bridges, Rachel Ward y James Woods como si fueras el cuarto componente de un trío con el que sólo tienes derecho a mirar. Al final, la conclusión es inevitable. Las princesas no existen, pero sí se construyen en la imaginación calenturienta de los hombres. Se desea lo que no se tiene y esta mujer, inalcanzable y lejana, no pertenece a nadie. Ni siquiera durante las dos semanas en las que parece que el paraíso se halla alrededor de un tipo al que persigue la mala suerte…o las malas compañías. En cualquier caso, hay que elegir bien las amistades. En una de estas te pueden meter en un lío del que no sabrás cómo salir.
Contra todo riesgo es una versión digna de la maravillosa Retorno al pasado, de Jacques Tourneur, porque sabe agarrar elementos de ésta y adaptarlos a la estética y circunstancias de los años ochenta y alterar convenientemente el desenlace para que la sorpresa no deje de estar presente. Rodada con precisión, con imágenes muy cuidadas y con un inolvidable tema principal de Phil Collins, ha permanecido en el ostracismo durante muchos años y, tal vez, merezca una segunda oportunidad. Aunque a la primera ocasión, nos propine un bofetazo en la cara y nos abandone para irse por los oscuros terrenos de lo menos recomendable.

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