jueves, 2 de abril de 2020

DESVENTURAS DE UN RECLUTA INOCENTE (1987), de Mike Nichols



No cabe duda de que el sentido del humor es un arma muy poderosa. Más aún si se trata de defender el espacio vital propio. Y aún más si ocurre en el espacio reducido e ideal de un cuartel en el que hay de todo menos amor. La guerra espera al fondo, pero Eugene Jerome tiene esperanzas para no ir. Quizá el servicio militar le ofrezca otras posibilidades nimias como deshacerse de la virginidad y mostrar su inigualable potencia sexual, o ser el objeto de humillación de un sargento que parece que en su bocamanga tiene los galones cosidos con hilo de esparto. Sí, es una oportunidad única para que Eugene se cubra de cieno hasta las cejas y pruebe el fruto prohibido sin saber muy bien dónde colocar las piernas.
Neil Simon era Eugene y ésta, Desventuras de un recluta inocente, conocida teatralmente como Biloxi Blues, es una de las partes de su trilogía personal en las que rememora sus inquietudes como niño, como joven y como aspirante a autor teatral. Ahí están sus extraordinarias obras Mi querida familia y Destino: Broadway para completar el tríptico en el que habla de sí mismo, de sus sueños, de sus alegrías, de sus tristezas, de sus logros y también de sus fracasos. Y siempre con sentido del humor, riéndose de las situaciones, del permanente aprendizaje al que nos somete la vida sea cual sea la situación y la edad. En Biloxi Blues relata su servicio militar y su entrenamiento en Mississipi a la espera de ser enviado al frente con el mismo protagonista que encabezó la versión teatral, Matthew Broderick, perfecto como ese joven brillante, algo torpe, ridículo y genial que debió ser Neil Simon en su juventud.
Y es que no hay nada más estúpido que un púber vestido de soldado, jugando a las batallitas con unas armas que no comprende ni desea, en un ambiente extraño y tratando, por todos los medios, de pasar el período de instrucción en el patio de armas que supone siempre una cama. Y, por supuesto, el ingenuo Eugene-Neil probará por primera vez lo más parecido al amor.
Por el camino, Eugene va a a tener que aprender también a convivir con sus refinados compañeros de cuartel mientras atraviesa los charcos del rigor castrense mientras intentará conservar, como un tesoro, su ilusión por escribir, su inspiración y su talento. La sensación, al final, es más o menos la misma que la que cualquiera ha sentido cuando, por fin, se le da la libertad y el período termina. No hay nada que se pueda parecer a eso, con una buena mochila de experiencias a la espalda y todo el futuro que se abre por delante. Y, de paso, también disfrutamos de una buena película, con algún que otro toque dramático, con un competente reparto y una dirección correcta que, además, fue un clamoroso fracaso en su estreno sin darnos cuenta de que es todo un pasaje por las experiencias iniciáticas de un joven que sueña con tener éxito en un entorno en el que todo invita al fracaso. Y el entretenimiento nos rodea con brazos tan suaves que dejar de verla y salir al mundo exterior va a resultar muy duro.

2 comentarios:

Alí Reyes dijo...

¡Buenísimo...Voy a buscarla en español

César Bardés dijo...

No te arrepentirás. Pasarás un buen rato. Y tiene un par de escenas que son realmente tronchantes.