martes, 13 de febrero de 2024

GIGANTE (1956), de George Stevens

 

Construir una vida es tan largo y complicado como llevar un rancho con cientos de miles de cabezas de ganado. Es lo que trata de hacer Jordan Benedict al lado de su joven esposa. Trata de dirigir un páramo infinito en el que sólo hay tierra árida y vacas. Y va progresando. No sólo en cuanto al dinero, sino también en cuanto a su rígido pensamiento tejano. Está dejando atrás, gracias a ella, todos los prejuicios raciales que siempre han asolado su familia. Los chicanos deben ser confinados en unas cabañas inmundas, sin asistencia médica, sin nada más que lo que el señor Benedict esté dispuesto a dar. Sin embargo, ella hace que esa mirada cambie, porque no se puede uno anclar en un mar de esterilidad e insistir en que los hijos sean lo que uno quiera. Nada sale como se planea, pero eso no tiene por qué ser necesariamente peor. Siempre habrá competidores, gente que crea que lo que ha conseguido Jordan Benedict lo puede hacer cualquiera y que no requiere ningún esfuerzo. Y están muy equivocados. Una de las razones por las cuales él progresa es porque su pensamiento va avanzando. Y todo culmina en una pelea en la que él defiende lo justo, aunque caiga derrotado. Es por eso que Jordan Benedict es un gigante sin talla. Nadie puede compararse con él.

No obstante, siempre hay advenedizos que creen que pueden convertirse en gigantes sólo porque, en un momento dado, dan con ese punto de suerte que muchos desean y los bolsillos comienzan a llenarse sin medida. Jet Rink ha trabajado para Benedict como un obrero más, ha hecho de chófer, ha realizado alguna que otra chapuza en el rancho de su amo, ha resuelto un par de problemas con notoria timidez…y se ha fijado en la señora Benedict. Ella es como la tierra que él hubiera deseado poseer. Es la mañana que ilumina e inunda de azul el horizonte perdido. Es la noche, íntima y agradable, que a él le volvería loco tener en el porche de su humilde morada. Rink tendrá suerte, conseguirá ponerse a la altura de los más ricos y tendrá todo cuanto desee…excepto el amor. Seguirá solo porque no puede tener a la mujer ideal, a la que secuestró sus sentimientos desde la primera vez que la vio. Rink quiso ser un gigante…y se quedó en un ínfimo hombre de negocios ahogado en su propio vómito de borracho.

George Stevens dirigió con pulso de hierro esta novela-río de Edna Ferber que retrata los años y la evolución de una familia en la que Rock Hudson y Elizabeth Taylor se convierten en piezas inseparables porque no se entenderían sus vidas sin el otro. James Dean, muerto antes de terminar el rodaje, incorpora a ese nuevo rico que no sabe lidiar con sus frustraciones y que pierde siempre aunque se crea y se comporte como un vencedor. Las pasiones y las derrotas de unos terratenientes de mentalidad retrógrada se mezclan peligrosamente con las inquietudes de un clan que trata de evolucionar en todas las direcciones posibles superando antiguos prejuicios raciales, sociales y políticos. No es fácil cuando todo el entorno te presiona para que te quedes quieto, con tus vacas, tu dinero, tu conformismo y tu espléndida mujer. Es tarea reservada para gigantes.

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