martes, 20 de febrero de 2024

LOS HERMANOS KARAMAZOV (1958), de Richard Brooks

Dimitri vive al día. No tiene ningún problema en endeudarse y afrontar con el gesto relajado las denuncias de cualquier tabernero que exige el pago de sus veleidades. Es militar y tiene la seguridad de que tiene derecho a una herencia que, en contra de su voluntad, retiene su padre. Y el problema es que ambos son bastante iguales. El padre es taimado, terco como una mula y no quiere ceder los derechos de la madre de Dimitri. Eso le dejaría en la ruina porque su hijo le desprecia. Dimitri es más hombre que él y lo sabe.

Iván es periodista y es la voz de la razón cuando, de vez en cuando, regresa de Moscú para ver a sus hermanos y a su padre. Trata de que no haya demasiadas peleas aunque sabe que lo de Dimitri y su padre tiene mal arreglo. Quiere a su hermano y le admira porque, a pesar de la vida ordenada que tiene Iván, Dimitri ostenta una ética que jamás podrá alcanzar. Dimitri es más hombre que él y lo sabe.

Alexei es novicio. Cree que todo se puede arreglar bajo los designios del amor y trata de mediar lo mejor posible entre Dimitri y su padre. Tiene una fe ciega en Dios y en sus hermanos porque sabe que son buenas personas y que en el fondo del corazón de su padre lo que habita, ante todo, es el miedo y no el resentimiento. También admira a Dimitri porque, a pesar de sus juergas y de sus excesos, siempre se ha comportado de una forma que delata el inmenso corazón que tiene dentro. Dimitri es más hombre que él y lo sabe.

Smerdjakov es sólo medio hermano de los anteriores. Sirve al padre como si fuese un criado porque es de inteligencia corta y ambición larga. Se deja humillar por él. Y siente envidia, ante todo, de Dimitri y de Iván porque sabe que son mejores que él. Smerdjakov sólo tiene que sentarse y esperar su momento. Tendrá que sobrepasar a todos si quiere tener el aprecio de alguno de ellos porque, hasta ahora, sólo ha sido un cero a la izquierda. Dimitri es más hombre que él…y no lo sabe.

Fyodor Karamazov es el padre. Es iracundo, bebedor, difuso y miedoso. Teme que le arrebaten lo que tiene y, en el fondo, también teme morir sin cariño. Cree que Dimitri desea su posición. Cree que Alexei es un santurrón ingenuo que no tiene arreglo. Cree que Iván es el más inteligente, pero carente de iniciativa. A Smerdjakov no le tiene en cuenta. Es un inútil que sólo sirve para poner la mesa, preparar la cena y hacer las camas. Fyodor está muy equivocado y, de alguna manera, sabe que es muy tarde para cambiar su actitud. Dimitri es más hombre que él…y tiene plena certeza de ello.

Katya es una mujer que sabe lo que quiere y que se sorprendió ante la nobleza de Dimitri en cierta ocasión. Sólo por eso, está enamorada de él. Sabe que no hay muchos hombres así, que no se aprovechen de una situación que estaba muy clara. Dimitri tiene honor aunque sea un hombre con sus debilidades. Sabe que, si puede, será el hombre de su vida. Él lo merece. Ella también.

Grushenka es esa mujer que sólo se cruza una vez en la vida de alguien como Dimitri. Él pierde la cabeza por ella porque su sonrisa es la luz. Ella tiene dinero y cree que se merece empezar una vida con un hombre de verdad como Dimitri. Sin embargo, algo viene a enturbiar ese proyecto de felicidad y no sólo es Katya que también supura su nobleza de mujer. Un asesinato, una confusión, una precipitada sucesión de acontecimientos. Grushenka no dejará de confiar.

Richard Brooks adaptó con fuerza y muchísimo sentido esta difícil novela de Fiodor Dostoievsky. A pesar de ser un fracaso, con el tiempo ha cobrado prestigio y hoy se puede ver como una película que pasa por ser la mejor adaptación nunca realizada de las obras del insigne autor ruso. Como curiosidad cabría añadir que ésta fue la película que motivó la ruptura de Marilyn Monroe con la Fox porque la actriz, deseosa de mostrar sus cualidades dramáticas, luchó por conseguir el papel de Grushenka, pero la productora se negó en redondo a pesar de que Brooks la consideró muy válida para el trabajo. Monroe terminó de rodar para ellos Bus Stop, quizá su mejor interpretación dramática, y se fue a Inglaterra para trabajar al lado de Laurence Olivier en El príncipe y la corista con producción Warner, para seguir, posteriormente con Con faldas y a lo loco, de la Mirisch Corporation y distribución de United Artists.

Así que llega a ser fascinante este universo fabricado en los tiras y aflojas de una familia que se ama y se detesta a partes iguales, que llega al derramamiento de sangre como solución equivocada y que también pone un mensaje de esperanza para todos aquellos que guardan algo de pureza en el fondo de su corazón.

 

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