Ojos que esperan con tranquilidad en la penumbra. Ojos que lucen como puntos diminutos de luz en el desierto del negro y en la blanca pradera de la imaginación. Ojos que intentan ir un poco más allá mientras se adentran con seguridad en las trampas del error. El lobo mira y aúlla mientras corre persiguiendo a la razón. Y lo hace con brava cobardía, con la huida hacia el pensamiento, con el silbido de quien le quiere cazar con balas de inutilidad comprobada. Ojos ampliamente cerrados para la necedad del mediocre. Ojos abiertos intentando escrutar cuál fue la intención de aquel director, investigar hasta qué punto es importante el gesto de éste actor, relamerse mientras sumerge su hocico en las palabras escritas por un guionista que sólo intentó contar una historia que captó la mirada del lobo. Los ojos que tiñen su claridad del dorado de los sueños mientras el ruido de la despreciable vida se acrecienta a su alrededor y le asusta y le hace esconderse en una nueva guarida donde descubrirá nuevos mundos, nuevas obsesiones, horribles pesadillas, risueñas comedias en las que poder lamerse las heridas del sol cegador.
Y ahora el lobo aúlla a la aurora boreal, probando a buscar alguna respuesta que sólo dependerá de esos ojos que se clavaron fijos en una narración que le llevó desde la imagen en el alma hasta la tiniebla de la butaca donde empujó algún adjetivo contra el esquivo verbo, donde cazó pensamientos sin valor que se convirtieron en palabras de la noche. En medio de su soledad, el lobo protege a quien quiere arroparse en las brumas de lo meditado, en la claridad de la linterna de sus ojos que hacen que quien tenga el valor de mirarlos tengan la certeza de que esos ojos nunca muerden.
2 comentarios:
Lobo, película protagonizada por Jack Nickolson. No sé si te habrás inspirado en esta película para ponerle título a este blog. Siempre me resistí a verla. Ayer por fin lo hice. Y me ha gustado. Mientras la veía, recordaba otros ojos. Recordaba otro lobo.
"Lobo", de Mike Nichols. Siempre me pareció que tenía una primera parte brillante y que decaía mucho al final. Es excepcional esa escena en la que, en medio de la oficina, Nicholson va desarrollando sus sentidos y empieza a oír conversacones tras las paredes.
No, no me inspirado en esa película para ponerle título a este blog. Pero bien pudiera haberlo hecho. Simplemente pensé en esos ojos del lobo que, en la oscuridad, comienzan a brillar con luz propia, son mitad transparentes y mitad luz. En todo caso, bienvenida al blog y que tus recuerdos sean la semilla de una experiencia que siempre quieras compartir.
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