jueves, 28 de agosto de 2008

WALL-E (2008), de Andrew Stanton


El mejor crítico del mundo para las películas de dibujos animados me dijo mientras sonaban los compases de la maravillosa “Down to Earth” con la voz de Peter Gabriel: “Anda que no se me ha hecho corta. Es menos divertida de lo que me esperaba pero también es mucho mejor de lo que me esperaba…”, la frase se le quedó cortada a mi hijo de seis años mientras se embobaba con los extraordinarios títulos de crédito finales en los que se hace todo un repaso a la historia de la pintura. Y es que “Wall-E”, mucho más allá de los evidentes mensajes ecologistas, de las advertencias sobre la acumulación alarmante de basuras, del peligro de un mundo convertido en un vertedero irrespirable y de los continuos guiños cinéfilos a “El último hombre vivo”, “Cuando el destino nos alcance”, “Cortocircuito”, “2001, una odisea en el espacio”, "Alien" o “La guerra de las galaxias”, es una película imaginativa, paródica, esperanzadora, recicladora, atípica en su silencio prolongado, impresionante en su banda sonora de alto poder descriptivo, reiniciadora en su fábula moral de un Adán encontrándose a su Eva y en busca de la ramita (porque aún no es un árbol) de un paraíso que renace de un estercolero. Y es que en un mundo ideal poblado por obesos a los que se ha prohibido el roce del trato humano o el goce del cortejo y que se hallan entregados al ocio más inútil, sólo le queda el resquicio de una inteligencia limitada que se da cuenta de que bailar es mejor que tumbarse; que cultivar es más sabroso que una comida condensada en pastillas y programada en la rutina; que el desequilibrio puede ser compensado por la voluntad y que del polvo devastador que la Humanidad crea, la vida siempre se resistirá a desaparecer del todo porque es difícil, muy difícil, exterminar el verde de la belleza regalada. Basta con que aún haya un poco de emoción al escuchar algunos pasajes de “Hello, Dolly” o que un buen montón de tuercas, tornillos y hojalata comience a tomar conciencia de la soledad y del significado de un gesto tan simple como entrecruzar unas manos con alguien que quiera compartir la esperanza del metal.Dejando aparte la aparición de algunos planos de originalidad no exenta de grandeza, hay que reconocer que estos tipos de la Píxar Animation Studios, con John Lasseter a la cabeza, son un refugio para la escasa genialidad que huye del cine de hoy. Sus guiones son un prodigio de elaboración y de trabajo que siempre destilan, en todas y cada una de sus películas, un mensaje en valores en un tiempo en que los niños ya crecen con el declive sobre sus ideas. Esta gente está a otro nivel y hace, con la magia de la inteligencia alejada del ordenador, que nos transportemos con alas de ingenio hacia los alrededores del pensar haciendo oportunas escalas en el descanso de la más brillante imaginación

2 comentarios:

Unknown dijo...

A mi Wall-e me parece una auténtica maravilla, exquisita para los sentidos, y sin lugar a dudas... la película de dibujos animados que mas cariño le tiene a la industria del cine (como homenaje) que he visto en mi vida.

Los primeros 45 minutos de metraje de esta maravilla me parecen todo un sueño. Un homenaje soterrado a Chaplin, a Keaton, a Laurel & Hardy, a Jacques Tatí y a todos aquellos que hicieron el cine mas ingenioso que se pudiese imaginar sin un solo sonido, ni una palabra.

Personalmente, se me cae un poco cuando entra el ser humano en ella. Esa parte de la película desde mi gusto hace que se caiga de la sublimidad donde se encuentra al principio y la acerca mas a "una película de las normales de ahora".

Con momentos espectacularmente emotivos para tratarse de un trozo de metal... tiene una banda sonora muy bien metida en el metraje, con momentos estelares como la inclusión de la versión de "La Vie En Rose" de Louis Armstrong en los momentos donde el amor se convierte en algo mas que simple atracción.

Si Wilder elegía siempre una bonita canción para sus historias.. Andrew Stanton da en la diana desde mi punto de vista, siendo éste otro homenaje a aquel cine clásico romántico.

Una joya que sinceramente creo que con el tiempo, crecerá.

César Bardés dijo...

A mí me ha parecido siempre y no he dudado en llamarlo el "2001" para niños. A mi hijo le encanta. Y no cabe duda de que hay un gran acierto en Andrew Stanton pero aún más acierto hay en ese genio que anda detrás de toda la factoría Píxar como es John Lasseter y es el que coordina todos los guiones (la extraordinaria gran baza del cine que hacen) que empequeñecen todo el cine de acción real que se mueve a su alrededor. Ahí están, desde luego, todos los que nombras, pero también hay un compendio de la ciencia-ficción y ahí está "2001", del gran Kubrick (otro de los directores más fascinantes que he podido estudiar) y "Alien" y "Blade Runner"...Así se educa a las siguientes generaciones en ver cine, y además en buen cine. Y, por cierto, me declaro fanático del tema principal de la película "Down to Earth", de Peter Gabriel con el Soweto Gospel Choir.
Y sí, sin duda, está llamada a ser un clásico enorme.