martes, 17 de marzo de 2009

EL BUSCAVIDAS (1961), de Robert Rossen


A menudo, golpear a una bola en la mesa de billar se parece demasiado a los golpes que el destino propina mientras las bandas son los límites de un mundo que se antoja cada vez más pequeño. La ambición puede ser el veneno que empuje hacia el triunfo y cuando éste se halla al alcance de la mano entonces es cuando la realidad se hace taco de madera y el lance queda inutilizado. Y en el largo y duro camino estarán los que se quieran aprovechar, estará el amor que siempre se ha dejado en segundo lugar porque de quien se está realmente enamorado es de la victoria, habrá que ganarse la vida por tugurios de mala muerte que serán las astillas que dejen rotos unos pulgares que impedirán el juego y, por fin, cuando la mirada es más sabia, cuando los movimientos son más seguros, cuando el temperamento se ha ido forjando para asumir con tranquilidad el riesgo, entonces es cuando surgirá el campeón, el as, el único, el mejor.
Y es que la juventud a veces se bebe con tragos demasiado largos. Alcanzar la cumbre demasiado deprisa es el caldo de cultivo ideal para la estúpida arrogancia del espíritu. La vanidad, pecado favorito del diablo, sólo tiene que usarse como una herramienta que se ha aprendido a usar con la experiencia. Crecer por dentro. Encontrar que ahí, en algún lugar de uno mismo, hay un corazón que está a salvo de los sueños de grandeza de una partida ganada. Saber que la derrota no es la humillación sino una lección de cómo aprender a vencer. El oficio de buscavidas es para otros, para todos aquellos que creen que el taco es su novia y la tiza azul es el lápiz de labios. Hay que subir pero hay que hacerlo peldaño a peldaño. Hay que ganar pero hay que hacerlo derrota a derrota.
Esta película, simplemente es una maravilla. Está magníficamente dirigida por Robert Rossen. Contiene unas interpretaciones impresionantes de George C. Scott, Jackie Gleason y Piper Laurie y, por supuesto, la categoría interpretativa de Paul Newman, en esta ocasión, alcanza lo sublime. Todo ello salpicado con una fotografía de Eugene Shuftan que hace que lleguemos a aspirar el humo de los garitos, que percibamos el olor de la colonia del “Gordo de Minnesota”, archivillano del héroe que intenta que las bolas del juego ocupen los agujeros de los que él ha salido porque Eddie Felson siempre vuelve y cuando lo hace, es para ganar.
Si se deciden a verla, noche de auténtico juego para los que aman el cine, el verdadero cine y nos quedaremos totalmente hipnotizados por la interpretación de un hombre que dominaba todos los recursos expresivos que podían extraerse de un rostro de hierro como el de Newman. Es una gran película que nadie debe perderse. Tal vez porque estamos ante una obra maestra. Y pasar de largo es como...como...perder la partida de tu vida.


12 comentarios:

Anónimo dijo...

Poco más que decir. Describes de maravilla el pesimismo de esta película. Película de soledades, desesperación, ambición, hambre de dinero. Un hombre que al final consigue la victoria pero a cambio de haberlo perdido todo por el camino. Leí que para esta película mi Paul llamó a Joanne y entre los dos trasladaron todos los muebles que tenían en el salón para instalar en su lugar una enorme mesa de billar. Después llamó al mejor maestro de billar, que no recuerdo el nombre, para que le enseñara a jugar. Así se preparaba él para sus papeles. Era el mejor.
Gema

César Bardés dijo...

De hecho, Paul Newman consiguió ser un consumado jugador de billar y, es por ello, que 25 años después Martin Scorsese no duda en hacer una segunda parte de esta película que es "El color del dinero", al fin y al cabo, lo único que tenía que hacer Newman era retomar un papel tan difícil como el de Eddie Felson, adaptarlo a la madurez y jugar al billar como los ángeles. ¿Qué fácil, no? Pues no, Newman siempre iba por el camino más difícil para que la película en la que trabajaba tuviera un poco más de brillo. William Goldman, en su libro "Las aventuras de un guionista en Hollywood", relata cómo se quedó muy sorprendido cuando en una escena de "Harper" que tenía que hacer Robert Wagner, la réplica (normalmente dada por una script que pone tanta entonación como una radiotaxi) la hacía el propio Paul Newman para extraer la mejor interpretación posible de Wagner. De hecho, Goldman dice que las lágrimas de Wagner en la escena de esa película son reales y que eso es gracias a la enorme profesionalidad de Newman.
Era uno de los mejores, sí.

Myra dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Lo siento.
Gema

César Bardés dijo...

No tienes por qué sentir nada. El estilo de Scorsese es mucho más visual que hablado y eso es evidente en todas sus películas. De hecho, "El color del dinero" es una película eminentemente visual mientras que en el "El buscavidas" se buscan más las motivaciones y el por qué. Es cierto que las partidas de billar suelen ser puro silencio roto por bolas entrechocando pero yo creo que la película de Rossen habla de la formación de un carácter que tiene que conquistar a la victoria y eso sólo se puede hacer combinando sabiamente la visualidad y el diálogo.

Anónimo dijo...

Que buena...y que bueno el post. Y que grande Newman. Esta película es impresionante, si.

Al cabo de pocos años Norman Jewison hizo una revisión notable llamada "Cincinati Kid" (El rey del juego), no llega al nivel de la de Rossen ni de cerca, pero me parece una gran peli también. Y Steve Mcqueen también retrata muy bien al joven aspirante, si bien la peli de Jewison parece centrarse más en la lucha por ser el lider de la manada, el cachorro ya adulto que se enfrenta con el macho alfa, el viejo lider que se resiste en ser apartado...

Al cabo, los dos aspirantes Eddie Felson y Cincinatti se encontrarían pasados unos años apagando un incendio en un rascacielos...y entonces ninguno quemó al otro y ambos brillaron. " El coloso en llamas" no era una gran película, pero tal vez si lo era....

Perdón por mis desfases, que se habla de Obras Mayores y termino enredado en novelillas de Marcial Lafuente Estefania.

Abrazos. Carpet

Anónimo dijo...

A mí El coloso en llamas me parece una gran peli que en su época fue muy importante. Dios, que grandes estaban los dos, mi Paul y Mcquen. Hay una escena que estan los dos sentados en el suelo, rotos de cansancio.. no sabes a quién mirar. Yo creo que sí es una buena peli. Con escenas que en aquella época me parecieron muy impactantes y aún hoy me lo siguen pareciendo. Faye Dunaway estaba también muy guapa.
Gema

César Bardés dijo...

"El rey del juego" tiene un ritmo un tanto lastrado por una dirección bastante poco afortunada de Jewison. No en vano es una película que empezó Sam Peckinpah y fue despedido cuando se llevaba un 25% del rodaje completado. McQueen y Robinson, sin embargo, están espléndidos. Aún así, me quedo con la composición que hace Jackie Gleason del "Gordo de Minnesota", uno de esos secundarios que se te quedan grabados a golpe de tiza azul.
Y yo también (seremos tres "rara avis") tengo un poco de predilección por "El coloso en llamas". Más allá del reparto de viejas glorias y de que hay cosas del todo inverosímiles (lo de transportar uno a uno por cable en una silla es de traca), es la mejor película de catástrofes que se ha hecho y, para mí, estando los dos fantásticos y siendo dos presencias increíbles...para mí ahí McQueen le gana la partida en intensidad a Newman. Pero sí, quizá porque sea una película de juventud o porque fue un impacto tremendo verles a los dos en la misma escena o...no sé, "El coloso en llamas" nunca me ha parecido una mala película.

dexter dijo...

Se han hecho muchas películas sobre el precio del triunfo, el valor del triunfo y la derrota pero en mi opinión ninguna como ésta. La noche en la que me enteré de la muerte de Paul Newman fue esta la película que escogí para ver y rendirle así mi particular homenaje. Y en el monólogo final en el que Eddie Felson arremete contra todo y contra todos no pude más y rompí a llorar. Era el más grande, sí, señor. Enhorabuena por el post y gracias.

César Bardés dijo...

Estoy de acuerdo contigo, Dex, en que es una de las mejores interpretaciones de toda la carrera de Newman. Y, desde luego, no deja de ser sobrecogedora esa última secuencia en la que sabe que va a ganar porque ya no le importa perder. Es cine y es vida juntados en un trozo de película. Gracias a vosotros por compartir vuestras impresiones.

M.I. dijo...

Lo prometido suele ser deuda. Vengo a saldarla.
Alguien (una crítica, feroz con tus críticas) te dijo que ésta era una de las mejores que has escrito. Cuando esto sucedió, pediste mi opinión; que es ésta:

Todavía no tengo opinión. Necesito leerla mil veces más. La profundidad de cada frase es tal, que se podría vivir en ellas. De todas, me quedo con una: "La vanidad, pecado favorito del diablo, sólo tiene que usarse como una herramienta que se ha aprendido a usar con la experiencia". Qué verdad tan verdadera.
Y las demás... necesito seguir analizándolas, jajajaja.
Es lo que siempre me pasa contigo y con los que (pobres desgraciados/as) te intentan imitar. A ellos les leo, y veo las reflexiones que yo me hacía en 3º de primaria. A ti, te leo y te leo, y veo las reflexiones a las que nunca llegaré.
Une la pasión por el cine y la certeza literaria, y tendrás a César Bardés.

César Bardés dijo...

Bueno, gracias por tu opinión. En el fondo todos los que son críticos feroces con mis críticas coinciden bastante. Me alegro de que te haya gustado. Pero sobre todo, una cosa. Si no has visto "El buscavidas", háztelo mirar, eso sí que es cine y vida.