martes, 22 de diciembre de 2009

JENNIE (1948), de William Dieterle

En memoria de Jennifer Jones, inmortal ya en esta película que nunca muere.

Estoy solo ante el rectángulo sin mancillar. El papel, en su virginidad, me golpea furioso intentando excitar mi inspiración pero yo me limito a observar su inmaculada superficie y se me antoja un enorme cíclope de ojo blanco y de mirada desafiante. Mis ojos vagan con la súplica en ellos, intentando encontrar las palabras justas, las frases pulidas, la semántica perfecta que nunca he llegado a alcanzar. Pero sólo encuentran el vacío, la nada y, en todo caso, la mediocridad del muro que acosa mi intento de expresar exactamente lo que siento.
Poco a poco, algo se va formando en mí. Es ella. Es la mujer que hace que yo salga de mi estúpido ensimismamiento y comience a escribir. No es arte, desde luego. Ni siquiera es tiempo, pero es algo.
Sigo escribiendo, mi mano revolotea inquieta con el bolígrafo en ella, llenando líneas repletas de olvido, gramática de lo efímero. Y es entonces cuando me doy cuenta de que estoy emborronando estos renglones pensando en Jennie, de William Dieterle.
Y en este instante veo algunas imágenes de mi vida que están grabadas en la tela de un cuadro como inicios de una realidad completamente irreal, que parece que nunca pasó pero que, sin embargo, ahí están. Las veo en blanco y negro, difuminadas en el imperfecto objetivo de mis ojos y recuerdo la primera vez que la vi con una sonrisa que me conquistó, con una mirada que me hablaba tan claramente que parece que le hubieran crecido las cuerdas vocales por debajo de los párpados. Y entonces es cuando supe que mi obra de arte era la vida porque aquel momento superaría la cordillera del tiempo.
Y cada vez fue diferente, cada vez hubo más pasión. Y más inspiración. Y más arte en ese tiempo que se enquista de manera tan repetitiva en lo más hondo de nuestro pensamiento que no importa que hubiera tormentas, ni olas de separación, ni la vida de color verde en medio de la furia de la propia naturaleza. Que ella, como la mirada del color, del color completo, del color que sólo se puede captar en una pintura que, de puro amor, vence al tiempo y a la mediocridad y al vacío, quedaría expuesta para siempre en el museo del interior de un hombre que nunca quiso escribir más que la obra maestra que supone un amor que no muere. Porque aunque no nos demos cuenta, aunque no sepamos atisbar en nuestro pálido interior, muchas veces estéril y silencioso, todos hemos conocido a nuestra Jennie. La que hizo que, durante unos instantes, fuéramos príncipes, fuéramos artistas, fuéramos genios…y estatuas modeladas con el cincel del amor en el inmortal alabastro del blanco tiempo.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Maravilloso tu homenaje a Jennifer JOnes. A mí me has emocionado. Para ser una actriz que no te gusta demasiado, le has dedicado dos de tus entradas, para mí, más llenas de sentimiento y sensibilidad. Con La colina del adiós ya me llegaste al corazón.

Y poco más que decir. Tengo que volver a ver esta peli. Hace mucho tiempo que la vi pero sé que la próxima vez que lo haga, será a través de tu mirada y la disfrutaré doblemente.

Un beso.

Gema

Zabaltegi dijo...

La clave de Jennie sale de los labios de ese pintor mediocre llamado Eben Adams (Joseph Cotten): "El tiempo cometió un error".

Si se me permite hacer de abogado del diablo -picapleitos sería un término más apropiado en este caso-, "Jennie" es un obra maestra llena de misterio, magia, y que es muy difícil de aprehender, a pesar de Jennifer O´Selznick, perdón, Jennifer Jones. Por lo tanto, permitid que dirija mi mirada hacia la maravillosa señorita Spinney (Ethel Barrymore). Ella ama en silencio a un hombre mucho más joven que ella -y que como sucede con la mayoría de las mujeres maravillosas, no merece su amor-. Ella sabe que no puede llevar a cabo una historia de amor con Eben por un problema de tiempo -ella es bastante mayor-, un problema de tiempo que Eben sí ha vencido con Jennie (Jennifer Jones). La historia de amor entre Eben y Jennie supera las barreras de tiempo, problema que no puede superar la señorita Spinney.

Para mí "Jennie" siempre fue la mirada de Ethel Barrymore. Para mí Jennie siempre fue el Central Park más bello que ha dado el cine -bato la s palmas por Joseph August-.

P.D. Me gustaría transcribir una línea de diálogo que estoy seguro gustará a nuestra querida contertulia Gema:

"No hay vida hasta que amamos y, entonces, no hay muerte".

César Bardés dijo...

Muchas gracias por tus palabras, Gema, aunque sé perfectamente que no las merezco.
Excelente la frase que recuerdas Zabaltegi, y no menos interesante es el punto de vista que adoptas para descifrar la película. El tiempo, Barrymore y Cotten. La frontera traspasada. El amor desde las arrugas. Joseph August puso la mirada. El resto es arte.

Anónimo dijo...

Sobre otra entrada en otro sitio de esta peli escribí esto hace algún tiempo, no sé si se vale repetir...

Las palabras, el cine, el tiempo, el amor...y la muerte, que es poco más que una intermitencia de la vida o tal vez lo contrario. Tal vez la vida sea ese rato en que la muerte parpadea, el rato en que no nos mira. Y el tiempo de ese parpadeo nunca es infinito, tal vez tampoco lo sea el amor, por más que lo creamos cuando lo sentimos. Pero ese instante, que vivimos o que amamos nos pervive. Es el aquí y el ahora, el instante en que no hay muerte, en que la hemos cegado.
Jenny se aparece entre brumas a Joseph Cotten a ritmo de canción infantil, para ir creciendo en él al tiempo que crece su amor. Y ese amor...¿ También muere ?...¿se arrebata en una tormenta y nos hunde o se hunde?...¿ Y que queda al fin ?...Un retrato, un recuerdo, un instante marcado en la memoria, una foto fija para la que el tiempo no pasa...una vida infinita. Cotten es un retrato para Jenny...alguien fijo para quien el tiempo no pasa mientras ella deja la niñez y la adolescencia y se transforma en una mujer enamorada de un pintor que no existe...de una ficción.
Natalie Portman homenajea a Jenny en Beautiful Girls pidiendo a Timopthy Hutton que la espere hasta que cumpla los 18 mientras patina en un lago helado con las niñas de su edad. Pero Timothy no puede esperar porque a diferencia de Cotten su tiempo no se ha parado...el reloj suma y sigue.

En cualquier caso, memorable peli, mágica...como el post.

Nota: ¿Y cuando hablamos de "Avatar"...o de esa otra cosa que algunos también llaman cine?

Carpet.

César Bardés dijo...

Estupendo comentario, Carpet. Se ve que la peli os motiva para sacar lo mejor de vosotros mismos y ponerlo en otro instante mágico que queda grabado como una foto fija en mi recuerdo.
De "Avatar" hablaremos mañana para desearos una feliz navidad ¿te parece bien? Luego un descansito, la semana que viene, el miércoles pondré el artículo sobre "No es tan fácil", de Nancy Meyers y otro descansito y luego ya el día tres recuperamos el ritmo normal a excepción del día de reyes. Hay que airearse un poco y las Navidades agobian que marean.

Anónimo dijo...

Yo también recuerdo esta entrada en aquel otro lugar que frecuentábamos. Tomé de ella una frase para una cosita que también compartí porque me conmovió realmente. Siempre he mantenido que, para mí, de todos los textos que le he leído, señor Bardés, éste figura sin duda alguna como el primero de mi lista. Me parece escrito desde muy adentro, muy sentido, profundamente emotivo.

He observado que hay algunos cambios. Algún retoque que entiendo necesario y...que ya no hay puntos suspensivos.

Es un texto magnífico, para enmarcar.

Un saludo
Mul

César Bardés dijo...

Pues hay buena memoria por lo que veo. Me movían varios propósitos. Primero, publicar un artículo que había desaparecido de la red. Segundo, homenajear a la desaparecida Jennifer Jones. Tercero, publicarlo tal y como apareció en el periódico cuando se me pidió que escribiera sobre esta película. Ahí ya eliminé los puntos suspensivos y realicé los cambios necesarios. En todo caso, había pensado en despedir este blog con todos aquellos artículos que se publicaron en aquel otro sitio y que ya no estaban en la red. Más que nada para que no se perdieran en mi ordenador pero he creído mejor, en visto de algo que contaré a su debido tiempo, ponerlos poco a poco entre otras cosas para homenajear a todos aquellos que me prestásteis los ojos durante unos instantes durante un tiempo que ahora parece que fue soñado. De ahí que haya vuelto a poner el artículo de "La calumnia", sobre la que también tuve que escribir en el periódico, o éste, que fue a petición y en el que, releído, puedo comprobar que abusé de los puntos suspensivos para intentar dar a entender que la mitad de mis palabras estaban embargadas. Ahora siguen en ese estado pero de forma más coherente, más limpia, más única. Puede que otros prefieran aquél. Yo no. Prefiero esta versión porque Jennie pasó de la adolescencia a la juventud. Y de ahí a la madurez.
Habrá más.

Anónimo dijo...

Cuando el creador de aquel foro empezó a amenazar con cerrarlo guardé los que más me gustaban y, al leer el de hoy, he notado diferencias que he tenido la curiosidad de comprobar. Era sólo una observación, a mí me ocurre también con algunas cosas que he escrito, siempre hay algo que, con el tiempo ya no te gusta o que no se adapta o, simplemente, que encuentras una forma mejor de decirlo.

Uno u otro, no sé, no creo que nadie pueda decantarse, en esencia son el mismo. Creo que nosotros, los que leemos, tenemos que dar por buenas todas las correcciones que el autor crea convenientes.
A mí me sigue pareciendo igual de extraordinario.

Saludos de nuevo
Mul

Anónimo dijo...

De todo lo leído, hay algo que me ha creado una temible inquietud : "...había pensado en despedir este blog...". Con puntos suspensivos o sin ellos, ¿ es esta una mala noticia para acabar el año o acaso es el preludio de otra mejor?.
Antes de "Avatar"...informenos señor Wolf, si lo tiene a bien, claro.

Carpet

César Bardés dijo...

Gracias, Mul, por guardar algo que he escrito desde la modestia y con el mero afán de agradar a los que frecuentábais aquellas páginas.
Tranquilo, Carpet, soy un hombre al que le gusta planear con bastante antelación. De momento no hay visos de que vaya a cerrar el blog. Ahí está y ahí sigue. Es más lo digo en lista para que quede bien claro para estas Navidades:
Día 23 de diciembre: "Avatar", creo que no hay mejor artículo para desearos Feliz Navidad.
Día 30 de diciembre: "No es tan fácil" como difícil es siempre desear que el Año Nuevo sea EL año.
Día 4 de enero y 5 de enero: Críticas de un clásico y un estreno (no voy a desvelar cuál).
Día 7 de enero: Otro clásico.
Día 11 de enero: A ritmo, César que ya has cogido fuerzas.
Esa es la frecuencia. Perdonad si trastoco alguna rutina pero las agobiantes fiestas, los compromisos familiares y un pequeño viaje me obliga a ir de piedra en piedra y tiro porque me lleva la corriente.
O.K? Oca?