lunes, 5 de abril de 2010

AKIRA KUROSAWA: KUROSAWA-TENNO


A pesar de ser el cineasta japonés de mayor éxito, con una obra más que interesante y unas constantes en su cine que le convierten en un director de primera línea, a Akira Kurosawa no le gustaba hablar de sus películas y, mucho menos, discutir sobre la teoría del cine. En cierta ocasión, un periodista le preguntó por el significado de una de sus películas. Él sólo contestó:“Si hubiera podido hacerlo con palabras, lo habría hecho. Y así no hubiera tenido que hacer la película”.Echando un primer vistazo a la filmografía de Kurosawa, nos encontramos con que es el director nipón que más se ha dejado influenciar por la cultura occidental. Y no sólo eso, sino que el trasvase también ha ido en dirección contraria. Muchas de sus ideas y argumentos han sido utilizados por otras cinematografías adaptándolos, como él hizo, a la particular idiosincrasia en la que se han movido cada uno de sus directores.
Sin dejar de lado a cineastas tan fascinantes como él, caso de Kenji Mizoguchi o Yasujiro Ozu, innovadores ambos que se han posicionado en territorios estética y temáticamente más autóctonos y, por tanto, menos abarcables para la mayoría del gran público, Kurosawa ha sido injustamente criticado por la occidentalización a la que ha sometido sus propias historias pero, sin duda, ha sido un creador de enorme repercusión internacional. Sus temas se han situado siempre en torno a dilemas morales, recreados con una plasticidad maravillosa e intensamente artística en las que, si cabe, ha primado más la adaptación a contextos y épocas profundamente arraigadas en el Japón a través de materiales e ideas de carácter universal procedentes, entre otros, de William Shakespeare, Máximo Gorki, Georges Simenon, Feodor Dostoievsky o, incluso, Dashiell Hammett, ahí es nada.
Su salto al éxito internacional se realizó con Rashomon ganadora del León de Oro del Festival de Venecia y del Oscar a la mejor película extranjera que narraba, de forma magistral, la recreación de un crimen a través de cuatro puntos de vista diferentes mientras se dudaba de la permanencia de la bondad en el interior del ser humano. Quince años más tarde, Martín Ritt adaptó la historia, con Paul Newman de protagonista en la netamente inferior Cuatro confesiones.
Con anterioridad a este gran éxito, ya había tomado prestada una idea de David Wark Griffith en la particularmente hermosa Un domingo maravilloso, en la que charlaba sobre una pareja que, a pesar de los innumerables problemas que padecían, conseguían ser felices en el único día libre de sus atribuladas semanas. También había ya tocado el policíaco, y de manera soberbia además, con El perro rabioso, adaptación de una novela de Georges Simenon, de absorbente argumento en torno a la desaparición de una pistola propiedad de un policía que se desvive por encontrarla entre la miseria y el contrabando triste y barroco del Japón de la posguerra. El éxito de esta película, le proporcionó la oportunidad de realizar Rashomon, un film que, según sus propias palabras "era la película que realmente quería hacer” a pesar de sus tremendos problemas de distribución, su envío al Festival de Venecia sin conocimiento del propio Kurosawa y los cortes en la sala de montaje, por parte de los productores, que motivó el famoso comentario airado del director espetándoles: “Si quieren cortarla, háganlo a lo largo”.
En 1952 rueda Vivir, una crítica feroz contra la burocracia y un canto a la vida y a las huellas que somos capaces de dejar tras nosotros a través de la figura del señor Watanabe (Takashi Shimura), un gris funcionario que intenta dar sentido a los últimos días de su vida. Aquí, Kurosawa arremete contra el oportunismo y el arribismo mediante una historia profundamente lírica, casi un poema, llena de referencias occidentales (como la música de jazz o cierto acercamiento al estilo de John Ford, un cineasta al que él admiraba) en la que queda patente el regalo de darse a los demás por mucho que tan sólo seamos un rostro entre la multitud.
Después realiza la que es, quizás, su producción más ambiciosa: Los siete samuráis, una gran aventura en el Japón feudal, visualmente fascinante, temáticamente magnífica, estilísticamente perfecta, con un uso de la cámara lenta que se adelanta en casi diez años a las intenciones de Sam Peckinpah, con una calidad fotográfica impresionante, sobre todo, en las luchas envueltas con lluvia y lodo que acaban con un solo vencedor y cuatro cruces sobre una colina, único arraigo posible para los que alquilan su espada.
Su adaptación del Macbeth, de Shakespeare con el título de Trono de sangre le permite experimentar (sobre todo con el principal personaje femenino) con los lentos movimientos en escena propios del teatro kabuki y comienza a ser llamado, a raíz de la repercusión de Los siete samuráis y de éste título, “el cineasta de la crispación” por las encrucijadas morales a las que somete a sus personajes y que, normalmente, son resueltas con una violencia inusual como se demuestra en este terrible final salpicado de flechas acusadoras hirientes y brutales que acaban con la vida del déspota protagonista (Toshiro Mifune, su actor favorito con el que mantuvo siempre una relación algo difícil) de forma magistral, cruel y, ciertamente, impresionante.
Poca gente sabe que el material de partida de La guerra de las galaxias, de George Lucas, nace con una película de Kurosawa que es divertida, aventurera, trepidante y armada con el atractivo de la emoción: La fortaleza escondida. Cuento de acción en el que se ponen en juego princesas, pícaros, viejas amistades, heroísmos reconocidos y valerosos guerreros, la influencia de ésta película en una de las películas más importantes del cine moderno es más que evidente en algunas de sus secuencias a pesar de estar ambientada en el Japón feudal (precisamente eso es parte de su trama) que se halla a años luz de la fantasía espacial que se hizo tan excepcionalmente popular.
En 1960, rueda la que es una de sus obras más interesantes: Yojimbo. Una extraordinaria adaptación del relato negro de Dashiell Hammett Cosecha roja sobre un samurai mercenario que acaba con dos bandas de ladrones, extorsionadores y asesinos que están enfrentados. Para conseguir la ambientación de la película, Akira Kurosawa contó con la colaboración del director John Sturges que un par de años antes había dirigido Conspiración de silencio, una película que había impresionado al propio Kurosawa por su contenido y su descripción de un lugar inhóspito gobernado por caciques sin alma. De hecho, Sturges accedió a prestarle su ayuda a cambio de que Kurosawa le vendiera a un precio razonable los derechos de Los siete samuráis. Un año después, Sturges rodaría, en clave de western, la misma historia con el título de Los siete magníficos que hizo exclamar al propio director japonés: “¡Nunca creí que mi película pudiera ser un western tan bueno! ¡Y con esa música!”.
En 1963, rueda El infierno del odio, adaptación de una novela de Evan Hunter y una interesantísima película socio-policiaca sobre el secuestro de un niño y su posterior investigación. El film está claramente dividido en dos partes: La primera, en la que se plantea el drama moral de elegir entre la propia fortuna, edificada con enorme esfuerzo y que significa tu futuro familiar, y la vida del hijo de otro. La segunda parte, se centra en la caza sobre el secuestrador desvelando los entresijos de la rutina policial y alejándose de la idea de que el éxito en la investigación es tarea de unos pocos. Si bien la primera parte se mueve sobre mecanismos de carpintería teatral, con movimientos claros del teatro kabuki, y una composición de planos prodigiosa a través del posicionamiento de los actores, la segunda adopta una forma claramente documental, casi en clave de informe policial que hace que sea un film ferozmente brillante que desemboca en un final lleno de odio y crispación con la figura de ese asesino cuyos pensamientos, muy probablemente, han pasado alguna vez por nuestras cabezas.
Después de visitar por segunda vez a Shakespeare versionando Hamlet con el título de Los canallas duermen en paz, de relativo éxito, el fracaso de su siguiente película, Barbarroja, capítulo final de su fecunda colaboración con Toshiro Mifune, afecta tanto a Kurosawa que intenta suicidarse y comienza a tener problemas para financiar sus películas. El intento se repetirá, años después, con el fiasco de la incomprendida Dodeskaden y Kurosawa se sumerge en un bache creativo después de no poder llevar adelante en Estados Unidos su guión de El tren del infierno cuando ya tenía como protagonistas a Lee Marvin y Henry Fonda. Años después, el guión se hizo realidad bajo la dirección de Andrei Konchalovsky con Jon Voight y Eric Roberts desvelando la profundidad de una idea maravillosa sobre dos presos que utilizan un tren para fugarse, un tren sin paradas y con destino hacia ninguna parte. La crisis del director japonés se hizo ya evidente cuando aceptó dirigir la parte japonesa de la macroproducción bélica Tora, Tora, Tora sobre el bombardeo de Pearl Harbor retirándose de la misma por agotamiento y con claros signos de padecer una leve esquizofrenia.
La recuperación llega a principios de los setenta pues, gracias a una sorpresiva financiación rusa, Akira Kurosawa remonta el vuelo con una de las más hermosas historias de amistad entre hombres de ambientes diferentes que nunca se han visto en el cine: Dersu Uzala. Eminente película que cautiva con su belleza enmarcada por la estepa y la relación entre un soldado ruso y un cazador itinerante que se prolonga a través de los años, en su mayor parte, en un medio hostil. La muerte de uno de ellos deja al otro con el alma mutilada y la vida coja. Poética como pocas, en la nieve, tal vez la amistad deje las huellas imborrables de dos hombres de distinta raza que pudieron ser hermanos.
Los problemas de financiación continuaron y tuvieron que ser tres gigantes como George Lucas, Steven Spielberg y Francis Ford Coppola los que juntaron esfuerzos para permitir que un genio como Kurosawa pudiera dirigir Kagemusha, una extraordinaria producción que ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes, con un guión brillante sobre la suplantación de un caudillo guerrero en el Japón medieval a través de un doble que comienza a perder su propia personalidad para asumir la del líder a quien sustituye. De un color y una belleza sombría difícilmente superable, la película es demoledora y triste, reflejo de los límites de un talento demasiado grande para ser abarcado en unas pocas líneas.
El éxito fulminante de Kagemusha, le lleva a adaptar El Rey Lear, de Shakespeare con el título de Ran. Probablemente, ésta sea la producción más impresionantemente bella de Kurosawa, con un sentido visual inigualable mientras hace ondear al viento salvaje los blancos, negros y rojos que otorgan una factura perfecta en la que es la mejor obra plástica del director.
A finales de los ochenta, rueda sus propios sueños en una película de siete episodios titulada precisamente Los sueños que, si bien fracasa con cierto estrépito, es una excelente película en la que se revela la atormentada personalidad de un creador que oscila entre el idealismo casi infantil al pesimismo apocalíptico pasando por algunas obsesiones estéticas personalizadas en la figura de Vincent Van Gogh interpretado por Martín Scorsese.
Después de rodar la muy fallida Rapsodia de agosto, con Richard Gere de protagonista, Kurosawa se despide del cine y de la vida con una película pequeña pero rimada con dulzura: Madadayo, retrato de un profesor al borde de la jubilación que no es muy consciente de todo lo que ha dejado detrás como mensaje de profundo amor y cariño por su trabajo. En el fondo, quizá, Kurosawa se estaba retratando en esta película a sí mismo.
En 1985, en una memorable aparición, tres monstruos del cine como Billy Wilder, John Huston y Akira Kurosawa entregaron el Oscar a la mejor película. El tiempo que tenían para anunciar los nominados y abrir el sobre con el nombre del ganador era de apenas un minuto y cincuenta segundos, período durante el cual John Huston podía estar desconectado del respirador que le mantenía con vida. El encargado de abrir el sobre fue el propio Kurosawa que se trastabilló con los dedos y Billy Wilder, que tenía que controlarlo todo, le dijo: “En Pearl Harbor fuisteis más rápidos”. Cuando anunciaron el ganador, los tres dijeron al unísono que el cine ya no es lo que era. Y nosotros, simples mortales, estaremos carcomidos por el dilema moral de ir a un cine ciertamente mediocre o quedarnos en casa de rodillas reverenciando al hombre que fue conocido como Kurosawa-tenno: El Emperador Kurosawa

21 comentarios:

dexter dijo...

Bueno, Bardés, ahora que no nos oye nadie, te diré que a mí me gusta mucho más el Kurosawa moderno, el contemporáneo, que el Kurosawa histórico, el de los retratos del Japón feudal y medieval que salvo gloriosas excepciones me resulta algo pesadito. Esas gloriosas excepciones podrían ser Ran, Rashomon y Yoyimbo que más que películas son peliculones. Aún a riesgo de que me pases por la katana te diré que Los siete samurais sse me hace muy larga y algo tostón. Y que me pierdo en Trono de Sangre y La fortaleza escondida que vi a raíz de que Pumares dijera en su programa que el Star Wars de Lucas era un triste plagio de la peli. Mi Kurosawa definitvo es Vivir, una cinta que creo que debería ver todo el mundo al menos una vez antes de dejar este mundo. Me gustan peliculitas pequeñas como Duelo silencioso o El angel ebrio y El infierno del odio, un trhiller sencillamente magsitral.
Bueno y luego tenemos Dersu Uzala que es tan rusa, tan rusa, que no parece ni de Kurosawa. La del Gere la vi hace poco porque desconocía el dato de que el chinchetas había trabajado con el maestro Akira y me picó la curiosidad. Akira acabó convirtiendose en el más occidental de los directores orientales. A cambio, sin él, John Sturges jamás había podido rodar Ls siete magníficos y nos hubieramos quedado sin la musiquilla de lo del Marlboro. Y George Lucas, pues eso, que lo de George Lucas.

Por cierto que John, Akira y tío Billy tuvieron una vida larga y plena pero por fortuna no vivieron lo suficiente para tener que ir un día a una ceremonia de los Oscars, abrir el sobre del ganador y decir "el Oscar es para... Slumdog Millionaire". No, por suerte estaban mejor en sus tumbas.

César Bardés dijo...

Bueno, Dex, no es que haya recargado muchas pilas porque he estado de aquí para allá intentando llevar a cabo un par de cosas pero, bueno, intentaré daros alguna noticia en breve.
En cuanto a lo que dices de Kurosawa me sorprende lo que expresas alrededor de "La fortaleza escondida" una película de aventuras y sin pretendidos mensajes del maestro Kurosawa que a mí se me hace sencillamente deliciosa. Sin embargo, por otro lado, "Duelo silencioso", me parece mortalmente fallida y "El ángel ebrio", aún con ciertos valores parece estar muy claramente en línea con el neorrealismo italiano de la época y no es muy propia de Kurosawa aunque sí plantea el tradicional dilema ético que está en muchas de sus películas.
Sin duda, "Vivir" es una película bellísima y universal, y me encanta, no puedo evitarlo, "Los siete samurais" porque tiene hallazgos cinematográficos muy avanzados para la época en la que se realizó. Eso sí, coincido en que "El infierno del odio" es una de sus mejores películas y es una de esas que no están en la línea del Japón feudal que tanto le gustaba retratar al maestro.
La verdad es que el artículo se publicó el 23 de marzo pero como mañana no voy a tener mucho tiempo, he decidido colgarlo para rendir también desde aquí, un particular homenaje a uno de los más grandes genios que ha dado el cine.

Carpet dijo...

Aisss...qué bonito y que gusto leerte de nuevo, Wolf.
Contaría mi historia con "Ran" pero alguno diría que me repito.
No sabía yo lo de "La fortaleza escondida" y "Star Wars", pero como tengo la peli que me la compré en un pack con "Los 7 samurias" (a mi también me encanta, pero me mola más la de vaqueros, culturalmente más cercana). "Rashomon", "Dersu Uzala", "Vivir"...otra liga.
Y "Yoyimbo", me encanta "Cosecha roja", pero creo que Kurosawa le da un toque más autentico y yo diría que incluso más moral al personaje que se mueve entre dos aguas. Más cercana a la novela de Hammett pero sin perder de vista a Akira está la, para mi, más que buena versión de Walter Hill con Bruce Willis "El último hombre".

Sin embargo, "Ran" es para mi otra cosa, el color, la luz, la camara lenta, la épica, la ética, los planos generales, el intimismo...Esa batalla entre los ejercitos de rojo y de amarillo, y el asalto a las fortalezas ¿no son acaso referentes para las batallas digitalizadas de Jackson en "ESDLA"? ¿El apasionante uso del color de Zhang Yimou no es herencia del maestro Kurosawa?...

Una alegria tenerte de vuelta, Wins...yes pearmos saber pronto de esas, suponemos, que buenas noticias que nos tienen en ascuas.
Abrazos

Scarlett dijo...

"¿no son acaso referentes para las batallas digitalizadas de Jackson en "ESDLA"? ¿El apasionante uso del color de Zhang Yimou no es herencia del maestro Kurosawa?..."

NO.

Lo bueno de ver cine "al revés", entendiéndose esto en un orden cronológico inverso, es que, después de ver todas las películas de tu época, caen en tus manos películas de Kurosawa, y todas ellas te parecen redondas, INIMITABLES e inigualables.
¿Cómo no lo van a ser?. Una de las principales concepciones del cine de Kurosawa es que no puede haber una buena película si no hay un buen guión; y esto es fundamental en cine. Él solía decir que con guiones buenos se pueden hacer películas buenas o malas; pero que con malos guiones sólo se tendrían películas malas. Unamos este principio a su obsesión por la técnica, por las nuevas técnicas, y obtendremos el genio que es.

Desde un punto de vista crítico, me quedo con los 7 Samuráis por la innovación que supuso, porque el cine actual no existiría sin esta película.
Desde un punto de vista absolutamente personal, me quedo con todas las que he visto, por imposición del César (Bardés) siempre en japonés.

No contesté a tu última pregunta:
ANTES, yo tenía una vida propia, para leer, para ir al cine, para escribir, para pensar....
AHORA...
Sin embargo, al abrir este blog, recuerdo aquella sensación que tenía cuando, con 7 años, esperaba ansiosa en la puerta del kiosko para poder leer los nuevos tebeos que traían los jueves.
Tú qué sabrás...
Algún día vendrás a mi casa, y te enseñaré mis apuntes de directores, actores y actrices (mi material sagrado de estudio y consultas)... salido de tu pluma, y archivado por mí como oro en paño.

PD.- Lo de Pumares no lo veo yo tan descabellado.... ¡jolines, es que tiene razón!
Ahora, la similitud que intenta crear Carpet... pues no.
Y lo que afirma el fantoche del jefe de Dexter, pues todo lo contrario. No hay en la filmografía de Kurosawa indicios de "temor a la muerte", no sé de dónde lo habrá copiado, porque ése es de los que copian.
Comentario mío.
No relacionar al dueño de este blog con los comentarios vertidos por los invitados.

dexter dijo...

Vaya y yo que me esperaba que me explicaras porque el uso apasionado del color en Zhang Yimou y las batallas digitalizas de Mr Jackson, Peter NO son herencia directa de Kurosawa y vas tú y te me vas por los cerros de Úbeda hablando del guión. Y yo que me creía que lo de que Yimou tuviera una peli que se llamaba Vivir no era casualidad.


"No relacionar al dueño de este blog con los comentarios vertidos por los invitados" Eso tampoco lo he entendido, supongo que ahí te incluirás a ti misma.

Scarlett dijo...

Debe de ser el día del "desentendimiento", porque yo tampoco te entiendo.
¿Puede ser que donde pones "porque" sea un "por qué"?. No, en serio, es que no me cuadra la frase.

Carpet dijo...

Bueno, yo no intentaba crear similitudes, es que mi pobre entendimiento las encontraba...claro que yo no veo el cine al revés, cronológicamente me refiero.

En fin, ese "NO" es suficiente argumento de peso para que mi duda ( por eso expresada entre interrogantes) continue.

Y yo es que me pierdo la miyad de las cosas. No entiendo lo de:"...los comentarios divertidos de los invitados...". Ni la respuesta del Antes y ahora (no conocúia la pregunta vamos). Ni lo de que Dex tenga un jefe copión.

En fin, y la épica de "Hero", o la belleza de "La casa de las dagas voladoras" o incluso un drama casi Shakespeariano como "La maldición de la flor dorada" sigo pensando que tienen antecedentes claros en el cine del maestro.

César Bardés dijo...

Creo en concreto, que el apasionante uso del color de Zhang Yimou no es que sea herencia de Kurosawa, sino de "Ran". Kurosawa fue muy, muy reacio al uso del color y no realiza su primera película en color hasta que hace "Dersu Uzala", y lo hace porque los rusos le insisten en que lo haga así. Y es más, el uso del color de "Dersu Uzala" es tan tenue que hay pasajes que se recuerdan en blanco y negro, más blanco que negro, eso sí. Sin embargo, sí que coincido en que esos rojos, esos azules, ese tono general que tiene "Ran" (mucho, mucho más brillante que el que sale en "Kagemusha", una película más sombría y, por tanto, con un uso menos espectacular pero muy inteligente del color) sí tiene influencias en Zhang Yimou. Lo que no tengo tan claro es lo de Peter Jackson y mucho menos que la adaptación de "Cosecha roja", de Walter Hill sea tan buena cuando creo que la convirtió en una ensalada de tiros, un tanto fantasmada, un poco polvorienta y bastante alejada del espíritu de Hammett en la novela en la que, más que violencia, se utiliza la inteligencia con un protagonista anónimo del que en ningún momento se dice el nombre.
En cuanto a Scarlett, bueno, gracias por esos meros apuntes que te haya podido dar (que podrías haber encontrado incluso con más rigor en cualquier enciclopedia). Creo que las referencias que nombras, Carpet, parten más de otros cineastas más propios del cine de acción japonés como Kon Ichikawa, en la que, de alguna manera, se le pone una estética "jidai-geki" (película de época) a la violencia.
Por otro lado, creo que "La guerra de las galaxias" tiene sus hallazgos y sus giros de guión propios...muy propios de una novela de caballería, como lo es también "La fortaleza escondida".
En cuanto a lo de los comentarios, yo creo que es una aclaración de Scarlett similar a la que aparece en la edición de algunos DVD´s que dice algo así como: "Paramount Pictures no se hace responsable de las opiniones vertidas por los invitados a la edición de este Dvd ni representan necesariamente la opinión de la empresa". En todo caso, gracias, Scarlett por esa "prevención" a posibles ataques, como siempre, traicioneros.
Por cierto, Carpet, "Hero"...dejando de lado su fascinante estética...¿no crees que es una de las películas más fascistas que se han hecho recientemente? No sé, pero ésa fue la sensación que tuve al verla y, perfectamente, puedo estar equivocado.
En todo caso, la temática de las películas de Kurosawa creo que están muy lejanas de las inquietudes de Yimou o de cualquier otro director japonés. Como digo en el artículo, Kurosawa fue bastante rechazado en el Japón precisamente porque sus inquietudes eran más occidentales. Esas inquietudes temáticas, creo yo, tienen más contacto en las primeras películas de Yimou con Yasujiro Ozu, incluso, un realizador mucho más autóctono aunque no menos brillante.
Y no os peléeis, que Scarlett, en el fondo, lo que ha intentando es protegerme, pues todo el mundo sabe que estoy necesitado de cariño y que me duele muchísimo cuando llega algún listo a ponerme a caldo. En todo caso, Kurosawa nos pondría en un dilema moral con todo esto. Yo ya lo tengo.

Scarlett dijo...

Muchas preguntas para el poco tiempo que tengo. Vamos, que hay una frase cinéfila para expresar la coyuntura, pero ya me abstengo de citarla.

Sigo trabajando, luego si eso....

Carpet dijo...

Estoy de acuerdo en lo fascistoide que es "Hero" y si con el uso del color de Yimou me refería al de "Ran", principalmente.
Lo de Jackson no será, pero a mi me lo recuerda y la tematica de "La maldición de la flor dorada", a pesar de la estética de "jidei geki" que dices (otra cosa más pa apuntar que no conocia) y las fantasmadas de artes marciales más propias de los dibus, creo que es puro chespir en la linea Kurosawa.
En cuanto a "El último hombre", a mi me gustó, incluso pese a Bruce willis, pero me mola la traslación al western de una novela tan geográficamente urbana.
Y no peleo, pero...mmm, esa necesidad de protección...no sé no sé, refleja un poco de complejo edípico...si, si aquí Kurosawa tenía temita.

Scarlett dijo...

Explico mi NO categórico.
Jackson es un interesante contador de historias, a mí (lo he dicho siempre)no me disgusta, pero carece de cinefilia. No me imagino yo a Jackson homenajeando, ni copiando, ni heredando. En su King Kong, por ejemplo, simula un cierto aire clásico repleto de clichés, impropio de un estudioso del cine de otros tiempos. Es un, llámemosle, director moderno. De ahí, de esta apreciación personal, parte una parte de mi NO.
No veo herencia de Kurosawa en Jackson. Vamos, ni de Kurosawa ni de nadie.

Vamos a la otra parte de mi NO.
Para mí, e insisto en PARA MÍ, una película redonda es aquélla que tiene compensación entre técnica y guión. Dicho con palabras de César: la técnica siempre tiene que estar al servicio del guión, y nunca al revés.
Kurosawa entiende esto muy bien. Y la fotografía, que es una técnica, siempre está al servicio de los guiones que desarrolla.
¿Ocurre esto en la filmografía de Zhang Yimou?. Pues no. Para mí este hombre tiene una más que probada deformación profesional (antes de ser director de cine, es director de fotografía), y aprovecha lo que sea para meter unos colores que levantan dolor de cabeza. Leche ya... que, en muchas de las secuencias que hace, tengo la sensación de estar metida en una jaula de papagayos.

Y lo de proteger... faltaría más que se acuse al dueño del blog de las acusaciones que yo hago...
Mis comentarios son míos, de ahí la aclaración.

César Bardés dijo...

Está bien, me habéis pillado, lo confieso. Estoy profundamente enamorado de mi madre. Es que la jodía era muy guapa, así como medio china y...en fin, ¿Sigmund dónde estás?
A mí precisamente, lo que menos me molesta de "El último hombre" es Bruce Willis aunque dista mucho de ser el protagonista descrito en "Cosecha roja", un tipo con cara de listo, bajo, regordete, con cierto encanto...¿James Cagney?
Evidentemente, mi protección es algo que arranca de algún trauma de infancia. No sé, tal vez de algún que otro liante incapaz de hacer monografías o de la estupidez supina que supone argumentar con razones como: "¿No te gusta Robert Altman? Tiene que haber de todo en este mundo".
Por otro lado, igual que los argumentos de Carpet me parecen impecablemente bien expuestos, también me lo parecen los de Scarlett, definiendo con cierta precisión a Jackson y comprendiendo perfectamente esa inclusión de colores (que, en posteriores películas, no en las primeras llega a ser obsesionante) que puede llegar a levantar dolor de cabeza por parte de Zhang Yimou.
Si es que tengo a unos chicos dando vueltas por aquí que es que son verdaderas joyas, y no lo digo por decir, no.

Carpet dijo...

Mmm...Bueno, Yimou lleva el tema del color muy grabado desde las primeras películas, fijate en las telas colgantes de "Ju Dou, semilla de crisantemo". Si acaso hay una cosa que no abunda en Kurosawa y sin embargo es prioritaria en Zhang. La mujer en el caso del chino es centro absoluto mientras que en caso del nipón es un elemento secundario de la trama. Puede ser cosa de los tiempos, puede ser cosa de la cultura.
Y a mi el color de, por ejmeplo, "La casa de las dagas voladoras", tan brutalmente central en toda la película no sólo no me marea sino que me subyuga y me arrebata, logrando hipnotizarme como escenario de una encantadora historia. (Tengo cierta debilidad por esta peli, que le voy a hacer).
Por otro lado, tal vez potencie los colores buscando cubrir el enorme vacio provocado por la ausencia de la inmensa y magnética Gong Li a partir de "la joya de Sanghai".

Y Gagney el agente de ¿·La continental" se llamaba la agencia?
, puede ser. Y otra cosa, a mi Willis no me parece tan mal actor, aunque si algo desaprovechado y bastante repetitivo, pero creo que da el pego en pantalla y tiene una sonrisa sardónica que le viene muy bien para componer según qué personajes.

César Bardés dijo...

Un momento, puede que no me haya explicado bien. Comprendo perfectamente la fascinación que puede levantar Yimou (sobre todo en sus tres primeras películas que, si no me equivoco porque cito de memoria, eran "Sorgo rojo", "Semilla de crisantemo" y "La linterna roja"), lo cual no quiere decir que no comprenda que, a otras personas, les levante un tremendo color de cabeza sobre todo en el tratamiento de esos rojos que, en algunos casos, llegan a herir. Es decir, que comprendo las dos afirmaciones. No he visto "La casa de las dagas voladoras", más que nada por mi sentimiento de repulsa después de ver "Hero" pero eso se arregla rápido. Yo defiendo el uso del color que hace Yimou en esas primeras películas (hay algunos momentos de "Semilla de crisantemo" que llegan a ser, efectivamente, fascinantes). Ésa es la razón por la cual he alabado las dos afirmaciones, ambas son comprensibles, ambas están bien argumentadas y todo ello sin querer ser juez de nada, es otra opinión tan buena o tan mala como cualquier otra.
El agente de la Continental, sucursal de San Francisco, siempre me ha parecido un personaje fascinante. Es más, creo que los Coen no hacen más que tributar un nuevo homenaje a Hammett y a "Cosecha roja" con la que posiblemente es la mejor de sus películas, "Muerte entre las flores". En cuanto a Willis siempre me ha parecido un actor eficaz, mucho más profundo de lo que parece en ocasiones. Cierto es que, en otras, se ha dedicado a hacer proyectos que más que hacer crecer su categoría artística, han servido para divertirle y esto lo ha confesado él mismo sin ningún reparo. Para mí es inolvidable su John McClane de "La jungla de cristal" (parte 1, por supuesto), o ese boxeador con la conciencia bandeada llamado Butch en "Pulp fiction", o el psiquiatra de "El sexto sentido", o el super-héroe de "El protegido", o el antipático y muy entonado papel que desempeña en esa pequeña joya que es "Ni un pelo de tonto", de Robert Benton.
Por otro lado, tienes razón en decir que Yimou coloca a la mujer como centro y razón de sus historias y que Kurosawa ha destacado por evitarlo aunque las mujeres han desempeñado un papel fundamental en "Trono de sangre" (hacer un "Macbeth" sin una Lady Macbeth no tendría mucho sentido) o el heroico papel que representan, muy a lo John Ford, las dos mujeres de "La fortaleza escondida", princesa y criada, respectivamente. Aunque bien es cierto que te doy totalmente la razón en que no suelen ser protagonistas de sus historias.

dexter dijo...

No es por darmelas de pedante y pitagorín y pedante que para eso ya está el dueño del blog pero hace poco cayo en mis manos un DVD titulado El mar que nos mira, una peli basada en una antigua leyenda japonesa. Luego me enteré que este era el guión que dejó inconcluso Kurosawa a su muerte y que lo retomó una directora joven. Era una historia de mujeres y el comentario del DVD comentaba que esta película vendría a saldar esa deuda que el maestro tenía con el universo femenino en general poco tratado en su obra.

Y no sé si Ju dou tendrá influencias de Kurosawa, de Mizoguchi o de Tarantino, pero francamente, queridos, me importa un bledo Me parece una obra maestra como la copa un pino.

César Bardés dijo...

Bien, está muy bien apuntado eso, Dex, es un dato que desconocía y que me guardo para futuros coloquios.
Por otro lado, "Semilla de crisantemo" es una obra maestra, sí. Pero, sobre todo, estéticamente que es donde yo creo que reside la mayor fuerza del cine de Zhang Yimou (no olvidemos que es chino y que Kurosawa era japonés). A veces hasta yo he creído que era esa rueda de madera donde se secan las telas y donde parece que nos perdemos en medio de las arrugas húmedas y costosas de una belleza que, casi, es inexplicable. De ahí yo creo que proviene parte de su fascinación. Además, a Dios pongo por testigo que jamás volveré a comer nabos...¿pero qué estoy diciendo?

Carpet dijo...

Andaba yo rebuscando en Internetes opiniones o estudios que apoyaran mis tesis sobre la influencia de Akira en Jacksion, porque a pesar de ser un director moderno, no creo que carezca de cinefilia (pero no lo sé). El caso es que he de reconocer que mi busqueda ha resultado algo baldía y salvo algunos apuntes algo traidos por los pelos de algunos blogs, poco más he encontrado. Reproduzco, no obstante, que ya que me he tomado la molestia...

-En Las Dos Torres, Gollum pescando en la cascada bajo la mirada de los guerreros es una alusión nada de velada a Mifune cogiendo un pez en la cascada en Los Siete Samurais.

-La trilogía de Jackson (con defectos y virtudes) puede leerse como un maratónico compendio de la manera en que Hollywood y el cine épico occidental han procesado a Kurosawa. El ataque a Helm sigue muy de cerca el asedio al palacio de Hidetora en Ran, lo mismo que los hobbits ocultándose en el ripio a la entrada de Mordor es una imagen calcada de la pareja de mendigos de La Fortaleza Escondida.

- Boromir muere flechado tal como Washizu en Trono de Sangre y muchas de las peleas a espada recuerdan en sus coreografías a los duelos de Yojimbo y Sanjuro.

Como véis poca cosa para sustentar mis excentricas teorías, asi que no insistiré mucho más. Lo que si es que al hilo de la investigación encontré una interesante anecdota sobre Akira que me pareció que os gustaria :

En 1967, Kurosawa visita el set de Sólo se Vive Dos Veces, la nueva aventura de James Bond. El escenario es la base secreta del villano y ese día comienza a rodarse el gran asalto de Bond con sus aliados. El director Lewis Gilbert le hace el tour a Kurosawa y le explica la secuencia: docenas de extras, disparos, explosiones, cosas volando por el aire. “Suena muy complicado”, comenta el visitante “¿Dónde piensa colocar la cámara? ¿Desde qué ángulo va a filmar estos planos?”. Gilbert le dice que eso lo ve el director de segunda unidad con el coordinador de efectos. “Oh, disculpe”, contesta Kurosawa “Pensé que estaba hablando con el director”.

Bueno, eso era todo amigos

César Bardés dijo...

Con dos cojones, hoy me he encontrado que cierto periódico de distribución gratuita ha tomado muchos elementos de este artículo y lo ha puesto en su edición de hoy, empezando por el título.
En cuantoa lo que mencionas de Peter Jackson...es que claro habría que definir con cierta exactitud qué es un director con referencias cinéfilas. Yo estoy de acuerdo con Scarlett en que no es precisamente su rasgo distintivo, aunque, supongo, que habrá visto mucho cine y haya cosas que se te quedan inconscientemente grabadas quieras o no.
Según eso, podríamos decir que Kurosawa se basa mucho en Welles (y esto es algo absolutamente comprobable) porque el ataque del bosque de Dunsinane que aparece en el "Macbeth" de Orson es exactamente igual al que aparece en el "Trono de sangre" de Akira, porque es posterior. Hecha esta reflexión al director, él dijo que nunca había visto el "Macbeth", de Welles (ambos rodados curiosamente a cámara lenta o "slow motion") y, sin embargo, años después dijo que la vio después de hacer "Trono de sangre" y que se quedó sorprendido de que la visión de ese ataque fuera la misma por parte de dos directores y que respetaba muchísimo la versión que había hecho Welles.
En cualquier caso, muy buena la anécdota del plató de "Sólo se vive dos veces". Evidentemente, Lewis Gilbert no era un creador y Kurosawa, sí. Es una anécdota que ilustra perfectamente la diferencia entre uno y otro. Agradecido de antemano, suyo atentamente.

Scarlett dijo...

Algunos críticos (léase a una muy buena, una tal M.I. Tornero) se obstinan en buscar referencias cinéfilas en el cine "moderno". ¿Quiere eso decir que todas las casualidades que encuentra sean ciertas?
Yo creo que no.
No dudo de que se haya hablado: en blogs, en críticas profesionales...donde sea, de esa semejanza Jackson Kurosawa. No lo dudo. Pero, como crítico, mi función ha de ser la de crear mi propio criterio, no la de copiar. Y, en ese afán de crear mi propia visión, yo no veo referencias clásicas en este director: ninguna.

ES MÁS.-Otros coleccionan insectos, yo colecciono entrevistas que se hacen a gente de cine y, en ninguna, en ninguna, habla Jackson de ninguna referencia para sus películas; cosa muy habitual (el que se hable de referencias) entre directores americanos.

Por directores americanos entiéndase los que trabajan en USA, hayan nacido ande sea.

Y del hombre de rojo... lo dicho. La técnica al servicio del guión, no el guión adaptándose al colorido.

Qué afortunados somos, Carpet, al poder escribir lo que pensamos en un blog. Si te contara yo de otros que te vetan por no ver la película como el dueño.... ufffff.

Carpet dijo...

A ver, afortunados somos, si. Yo al menos, no por poder decir sino por poder leer las cosas tan interesantes que dice gente interesante, que yo soy muy egoista y me gusta de enriquecerme de lo de los demás y no tan generoso como para ofrecer esencias propias que considero poco valiosas, pero a lo que iba.

No es por discutir, pero a Yimou le puedes acusar del uso desaforado del color, de mareante o de recargado. De lo que no se le puede acusar es de no contar historias o que estas esten al servicio de los colores. "Ju Dou" , "La linterna roja" o "La casa de las dagas voladoras" son maravillosas por su propia historia y eso es dificil de rebatir (o a mi me lo parece) ademas de que, según mi gusto particular, los colores que actuan como escenario sean magneticos o , según el de otros, sean mareantes.

Abrazos

César Bardés dijo...

Yo creo que sí hay historias en esos guiones (siempre con la salvedad de "La casa de las dagas voladoras"), otra cosa es que acompañe a esas historias de un manierismo que puede ser excesivo. Muchos han dicho lo mismo de Luchino Visconti, el director manierista por excelencia, con un uso del color que, en algunos casos, llegaba a ser irritante (no para mí pues me parece un director que, dentro de su estilo netamente "operístico", me gusta mucho) pero yo también comprendía que esa estilización excesiva puede ser astragante para cualquiera. Y Visconti, también contaba historias tremendas, quizá de mayor profundidad y mayor calado que las que cuenta Yimou, cierto, pero creo que ambos están en una línea parecida que se mueve en diferentes culturas.