viernes, 30 de abril de 2010

DELIVERANCE (1972), de John Boorman

Río salvaje que guarda sus secretos en las frías aguas de su descenso. Cauce de muerte que pronto se verá anegado por la fuerza de un lago construido por la maldita mano del hombre. Naturaleza hostil que no deja de ser hermosa en su verde manto, su roca escarpada, su rugido de espuma. Cuatro hombres deciden despedirse de tu belleza, de la hendidura que formas allí donde la tierra se divide en dos atravesando tus rápidos en canoa, dejándose llevar por la furia incontrolable de ti, un río que esconde la depravación y la crueldad…eres como el hombre que te destruye…
Las lecciones de supervivencia puede que no sean más que maestrazgos de defensa ante lo que te sobrepasa como una flecha lanzada con rabia mezclada de venganza. La defensa es el único recurso para algo que, en caso contrario, no la tiene. Cuatro urbanitas humillados deciden ser jueces, jurados y ejecutores mientras el río intenta destruirles una y otra vez, quizá como único rencor posible hacia los mismos que van a hacer que desaparezca. El sufrimiento no siempre tiene la razón. La fuerza es posible que sí. Y aquí es donde está el problema ético de una película tan dura como la caída libre por una cascada…¿Cabe la defensa encarnizada ante la violación? ¿Es justificable un asesinato? ¿Mentir sobre lo ocurrido para eludir las consecuencias es lícito? A menudo, la vida se confunde con la violencia. El derecho a existir sólo puede ser defendido a través de la vida…y la vida implica violencia. Es matar la única respuesta. Es matar a los demás. A los hombres que acosan, al río, a la parte de honradez que nos queda…e, incluso, de alguna manera, al niño que osa retarnos a un inolvidable duelo de banjos.
“Deliverance”, de John Boorman, con Burt Reynolds, Jon Voight, Ned Beatty y Ronny Cox, una película sin concesiones que atraviesa nuestras removidas entrañas con una flecha silabeante y, de alguna manera, nos hacen ver la parte de vileza dormida que reside en todos nosotros, esperando despertarse en medio del paraíso a punto de desaparecer.

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