miércoles, 3 de julio de 2013

AFTER EARTH (2013), de M. Night Shyamalan

Un padre no es solamente el hombre que te ha dado la vida. También es el ejemplo a seguir, el que es capaz de quererte sin perder la objetividad, el elegido al que se magnifica sus hazañas por el mero hecho de compartir sangre, carne y rasgos de carácter. Es el hombre al que te gustaría parecer, el icono parlante de todas las verdades y de todos los peligros. El guía que te abre caminos como si viera cada una de las pisadas que vas dejando en un mundo que él no quiere mostrarte. Es el valor que te encantaría tener. Es el mañana que te gustaría vivir.
Es posible que, en algún momento, reniegues de él porque, en el fondo, sabes que jamás se enfadará del todo aunque pueda parecer que no te va a perdonar pero, sin embargo, es la fuente a la que siempre vuelves porque sus palabras sacian, sus frases no traicionan, sus verdades suelen cumplirse y su futuro, también lo sabes, eres tú. Con todos los pensamientos típicos que hemos tenido creyendo que le faltaba comprensión, que sus puntos de vista pertenecen a otra época, que sus conceptos, otrora impecables, ahora se han vuelto caducos, ciertamente rígidos, irremediablemente trasnochados...al final uno se da cuenta de que es el punto de referencia fundamental de todos los que nos hemos sentido perdidos, abandonados y dispersos en una tierra hostil, evolucionada para odiar, involucionada para matar todos los valores que creíamos intocables. Solo así, echando a volar y demostrando que la cobardía es algo que es inherente a la condición humana, podremos sorprender en sus cimientos, destruyendo absurdas creencias de padre amante y serio, a todas las ideas que anidan en el interior de una generación que cree que el miedo es algo reservado a la inmadurez.
Las situaciones límite son el mejor campo de pruebas para poner en juego las debilidades y las fortalezas que pugnan por salir cuando se quiere demostrar algo de forma permanente. Los animales no piensan, no ven apenas, solo sienten el miedo que es lo único que puede delatar el falso movimiento, que puede descubrir la fragilidad de la que estamos hechos y que no es más que un mero mecanismo de autodefensa que elegimos como opción porque está asentado en unas suposiciones que ni siquiera sabemos con certeza que se vayan a cumplir. Ése es el auténtico desastre al que nos enfrentamos en esta Tierra que nos ha tocado vivir. El miedo nos paraliza, nos inutiliza, nos hace prescindibles en esta selva cruel que se afana en destruir al más débil, al que menos tiene y que, inevitablemente, también tiene que luchar contra una Naturaleza que, poco a poco, se va dando cuenta de que el elemento más dañino para su propia existencia es el hombre. Hay que luchar para demostrar. Hay que demostrar para vencer. Hay que vencer para seguir.
Es cierto que esta es una película que pertenece más a Will Smith y a su hijo Jaden que a M. Night Shyamalan aunque haya algunos toques que definen la presencia de este cineasta. La obsesión por agarrarse al instante del ahora para ser consciente de lo que nos rodea, la mirada infantil hacia un mundo en el que se intuyen demasiados terrores, la continua presencia de una aventura que, en algún momento, puede caer en una incoherencia pero que también renuncia a sus sellos de identidad basados en el truco final con el objetivo de sorprender y hacer del pánico un juego del escondite que a algunos agrada y a otros molesta. Sin embargo, siendo una película que apuesta por el entretenimiento ecológico con un cierto matiz espiritual, tiene un buen ritmo, continuamente están pasando cosas, unas más acertadas que otras pero, en ningún momento, molesta o merece ser vapuleada. Bastante ha hecho ya con ponernos delante de un buen montón de miedos, hacernos saltar un par de veces de la butaca y decirnos, bien a las claras, que un abrazo siempre es preferible a cualquier elogio en público. Sobre todo si procede de un padre. Porque no sentir miedo no significa, en absoluto, que no se sienta amor. 

2 comentarios:

CARPET_WALLY dijo...

Poco puedo decir salvo que pese a que no me pareciera una propuesta nada atrayente, ni mucho menos, mi hija de 13 años fue a verla y dijo que le había gustado bastante...¿Eso es malo? ¿Es bueno?.

Uno podría pensar que una peli que no disguste a los adolescentes es poco menos que un bodrio, pero en la generalización está el error. Por un lado mi cría tiene unos gustos algo alejados de lo habitual, no tanto en su selección como en su variedad o en su disposición a probar a ver algo distinto ( fue la única que se apuntó conmigo a ver "the artist" en su día).

En fin, de Will smith y su pequeño era de esperar una peli más de buenos, malos y casi superheroes, pero según ella me dice...no es del todo así y que hay algo más donde rascar debajo de los dibujos.

César Bardés dijo...

Yo no veo nada malo en eso. De lo que estoy en contra es de la generalización de pensamiento por simple ósmosis (joer, cuando quiero bien que puedo ser pedante). Me explico: el otro día salió en televisión un ejemplar femenino de tales edades diciendo que "Justin Bieber ya había superado lo que había conseguido Beethoven". Dejando de lado la certeza de que esta chica no ha escuchado ni una sola nota de Beethoven, no sabe quién es, no se ha preocupado de prestar atención en caso de haberlo escuchado y solo conoce su nombre de pasada y de oídas porque lo han nombrado en su casa para decir "te has levantado con pelos de Beethoven" y, tal vez, haya oído algo sobre él en su clase de música del colegio, esa chica lo que hace es adherirse al movimiento juvenil que despierta algo que, simplemente, se pone de moda y que, inevitablemente, está llamado a desaparecer. Es decir, lo que hay es una ausencia de criterio que llega a asustar. Bien es verdad que es la edad en la que la ausencia de criterio es un signo de identidad pero los hay con más y los hay con menos. Por lo que cuentas, tu hija debe tener algo pero eso, quien mejor lo sabe eres tú.
No es del todo así. A ver, lo dejo bien claro en el artículo. No es una obra maestra. Lo que pasa es que la sombra de "Avatar" está muy cerca y no hay esa espectacularidad en la aventura a pesar de ser una aventura, ya digo, trepidante y en la que no dejan de pasar cosas. Está bien y punto. No merece tanto vapuleo.
"Airbender" sí.
Abrazos desolados.