viernes, 2 de diciembre de 2016

LA REINA DE ESPAÑA (2016), de Fernando Trueba

Tontos, ridículos, románticos, nostálgicos, provincianos, graciosos, ilusos, sinceros, perdidos, aparentes, pintorescos, desgraciados, grotescos, renuentes, valientes, fatales, escondidos, admirativos, mínimos, secretos e incomprensibles. Todo esto somos los españoles. Raza de personajes de una película imposible y permanentemente cuestionable. Amantes del chascarrillo y de la explicación no pedida que delata nuestra culpabilidad manifiesta. Españoles de espalda ancha, sonrisa perenne, corazón triste y tiradas aspiraciones. Reyes de un país que nunca existió salvo en alguna imaginación calenturienta. Por eso, volvemos, obedientes, a visitar a la niña de nuestros ojos, olvidada en algún rincón de una memoria que no merece sobrevivir.
Así es cómo se invita a los ingenuos extranjeros a soñar en España y a fabricar empleos, sueldos y famas bajo contratos complicados de dinero asegurado. Lo que empieza como un regreso termina como otro regreso y, de este modo, no se puede progresar y demostrar nuestra valía. Siempre estamos regresando. Regresamos del lugar donde se nos comió la Historia y regresamos de nuevo al exilio de los cabizbajos. Y esta vez no hay demasiados lugares para el honor de caballeros, para la utilidad del sacrificio. Todo será una victoria ínfima, soltando una verdad que se antoja como una enorme mentira. Igual que los decorados espectaculares que nunca existieron salvo en las lentes mágicas del cine porque ahí, en un plató cualquiera, habitaron muchos héroes que, contra viento y marea, todavía siguieron con la esperanza de hacer el trabajo para el que habían nacido.

Fernando Trueba vuelve a los personajes que poblaron La niña de tus ojos con un acercamiento que se asemeja a la versión más española del ¡Ave, César!, de los hermanos Coen. Y quizá, aunque la película contenga momentos brillantes, sobre todo a cargo de Loles León y de un maravilloso Jorge Sanz, no le sale tan bien. Se pierde la profundidad de campo para ofrecer un primer plano y el fantasma de don Luis García Berlanga parece dominar una historia que parece disfrutar más con la anécdota y con el detalle que con la trama de fondo. Trueba, en un rasgo poco típico, da rienda suelta a mucho maniqueísmo que está bastante superado y, aún peor, resulta previsible. Lejos están aquellas excepcionales piruetas quijotescas para luchar con honra contra inútiles valladares que eran el sentido y el fondo de la primera parte. La película está llena de cuidadas referencias para hacer a los personajes una mezcla de varias realidades y no todas son captadas por el público aunque, sin duda, hace disfrutar al cinéfilo avezado. La realización es más que notable a pesar de ocasionales visitas a lo imposible pero ¿acaso el español no es un asiduo seguidor de lo imposible? Por eso, La reina de España no es tan mala como dicen, ni tan buena como pretende el propio Trueba pero eso, posiblemente, quedará en un segundo plano porque los adalides de lo políticamente correcto salvarán a la película con rasgos de fanatismo y los inclinados a malinterpretar las intenciones de un director que siempre ha tomado partido por la libertad, la destrozarán sin piedad. Entre medias, quedan estas líneas, equidistantes de unos y de otros. Tal vez porque, en el fondo, lo que digan hay que pasárselo por las mismas teclas.

5 comentarios:

dexterzgz dijo...

O por el coño, directamente, claro que sí, Bardés.

A mí tampoco me parece tan mala la película como dicen. Claro que el final de "La niña de tus ojos"- de lejos lo mejor que ha hecho Trueba en su vida- era tan cerrado, brillante, tan "Casablanca" que tampoco exigíamos más. Trueba sabe tirar del hilo y ese hilo o mcguffin o lo que sea pienso que es la presencia de Penélope cuya vida ha corrido en estos años paralela al personaje que interpreta. Y me parece muy significativo que la primera parte iba de aquellos españoles que se iban a la Alemania nazi a rodar, y ahora son los americanos los que vienen aquí a rodar. Un homenaje en toda regla a la industria nacional que no siempre ha sido bien tratada ni por el Estado, ni quizá por los espectadores.

Y una vez dentro de la película, pues hay que decir que es tremendamente irregular. Que se alterna el humor y los gags inteligentes con la caspa más vergonzante (lo de Resines y Pe en Cuelgamuros, landismo total). Lo mejor sin duda son los diez primeros minutos magníficos (maravillosos los créditos también) y el encuentro entre los viejos integrantes de la troupe. Lo mejor constatar que la química y la complicidad siguen intactas. Y si encima a los viejos compañeros le sumas a Cámara, pues ya me contarás. El final también es muy bueno, y claro alguna intervención divina como aquella de la Sardá en un camión.

Abrazos de más de cinco minutos

César Bardés dijo...

A mí me parece que tiene una diferencia fundamental con "La niña de tus ojos" y es la capacidad de conmover, de vernos realmente reflejados como héroes inútiles que se veía tan maravillosamente en aquélla. Yo...qué quieres que te diga con lo del final...vale que todo es un cuento y demás...pero no me lo creo. Y además, ahora todos han sido unos valientes y unos resistentes y todo lo que tú quieras, pero entonces tragaban como todo Dios, que parece que hubo una resistencia clandestina aquí del copón y no es así (sé de lo que hablo por mucho que haya contaminación histórica). No me acabó de gustar.
Es significativo, y un acierto, que Trueba sitúe en dos momentos históricos del cine español estas dos películas. Como bien dices, en la Alemania nazi con la "troupe" de Florián Rey e Imperio Argentina y ahora en las superproducciones Bronston. Está muy bien lo de Carey Elwes, muy buen actor cómico, muy ridículo, la desmitificación de Ford, psé...sigo diciendo que los mejores momentos están a cargo de Jorge Sanz y de Loles León. Creo que, como tú bien dices, hay una caspa muy evidente en algunos momentos que, además, no es muy propia de Trueba que suele ser un tipo que hila bastante fino. Lo de la Sardá, es verdad, el recitado de "El caballero de Olmedo" contestado por "La venganza de don Mendo" de Resines, buenísimo...pero la mete bien metido en el momento siguiente...tampoco me lo creo.
Hubiera podido estar bien. Fíjate que me da (que lo mismo me equivoco) que la oportunidad de tenerlos a todos le ha podido y por eso el guión cojea en algunos momentos, como si lo que ha rodado fuera el primer borrador de algo que pudo ser una estupenda segunda parte.
Abrazos toma 1342.

dexterzgz dijo...

Yo creo que aquí falta Azcona, por motivos evidentes, y también el tito David. Fernando se desenvuelve bien en las situaciones y en los gags pero el que es un maestro de los diálogos es el otro. Es mi opinión.

Con decirte el final te quería decir el final, final. Lo de los caballicos me pareció bastante ruinoso, la verdad. Lo de la Sardá que comentas, pues es eso, alterna momentos brillantes con otros facilones y chorras. Te confieso que lo de Ford al principio me molestó un poco, aunque luego entendí que incluso hay cierto respeto.

Yo no creo que al final queden tan tan valientes (por eso te matizo que me gustó el final final). En realidad asumen todos su condición de supervivientes arrastrando cierto patetismo. Menos Pe, claro, porque ella lo vale. Loles León está muy suelta, muy en su salsa, sí es verdad. Yo no sé si hubiera quedado una buena segunda parte, porque repito que la primera me pareció muy bien cerrada, y en parte esta secuela me parece algo innecesaria. Eso sí, Fernando yo creo que se ha quedado muy a gusto con lo que ha hecho.

Abrazos de cartón piedra

CARPET_WALLY dijo...

Bueno pues sigo con las ganas de verla, vuestros comentarios no sólo no me la han quitado sino todo lo contrario. Creo que veré buenos momentos de cine y otros bastante reguleros, pero que tiene pinta de ser algo que juega con el favor del publico entregado pro la primera película y entre esos me encuentro, fijo.

Mi hija fue a verla el miércoles, ella también es entusiasta de "La niña...", y su comentario tibio de "está bien, no es un peliculón, pero no está mal" refleja un poco lo que decís, lo que dicen casi todos. es una película que decepciona a los que esperan encontrar al Trueba de aquellos tiempos, pero que aun con altibajos sigue teniendo una forma de rodar y de contar que es privilegio de muy pocos. Por eso, aun no siendo redonda seguro que tendrá bastantes cosas positivas.

Vamos a ver si le encuentro un hueco y me la disfruto aunque sea parcialmente.

Abrazos con parche.

César Bardés dijo...

Ah, sí, en eso estoy totalmente de acuerdo. Es innecesaria. Cierto al cien por cien.
Es que lo que no me creo es lo de Pe. Sencillamente. Que no. Que se quedará muy a gusto y el público dirá un "bien dicho" y ya está. Pero no me lo creo. Aparte de que, seamos sinceros, eso no va a ninguna parte.
Un gag muy Trueba, muy de verdad, es precisamente lo de los guardias civiles y el camión (aunque uno de ellos sea Willy Tolerdo). Pero es que no es ése el tono de la película. Lo de los caballos es que queda de pena, las cosas como son. Es como si no tuviera demasiada gracia y Trueba nos estuviera todo el rato diciendo "¿A que tiene gracia?". O la absolutamente innecesaria aparición de Ana Belén y la increíble situación que se genera con Resines en Cuelgamuros, en fin...la película funciona en un 25 por ciento. El otro 75 o es mediocre, o no funciona o directamente es malo. Y, desde luego, nadie puede quitarle a Trueba el derecho de quedarse a gusto con lo que hace. Me gustó muchísimo "El artista y la modelo", ahí quien se quedó a gusto fui yo.
Abrazos con el método Stanislavski.