martes, 9 de enero de 2018

EL PICO DE LAS VIUDAS (1994), de John Irvin

Durante estas Navidades tuvimos dos programas de "La gran evasión" en Radiópolis Sevilla. El primero fue Solo ante el peligro, de Fred Zinneman. El segundo se dedicó a El ídolo caído, de Carol Reed. Si tenéis ganas de escucharlos, podéis pinchar en cada uno de los títulos.

El Pico de las Viudas es un pequeño pueblecito de Irlanda que se halla en medio del verde intenso y de la maledicencia recalcitrante. Por eso tiene un nombre tan adecuado. Es un lugar a mitad de camino entre Cork y Limerick y tiene una población compuesta, en su mayoría, por señoras que han tenido la desgracia de perder a sus maridos. Éstos, solícitos y nada perfectos, aseguraron la manutención de sus esposas para el resto de sus días. Evidentemente, eso conlleva varios problemas y el mayor de todos ellos es el tiempo. Sí, es ese monstruo que se presenta alrededor de las tazas de té y de las largas tardes de lluvia y sol a partes iguales. Tiene la facultad de soltar lenguas y desatar miradas viperinas. Y acaba de llegar una forastera. El caldo de cultivo ideal para que se digan y se oigan los susurros oportunos, las leyendas campestres sin base real y la pequeña y dañina maldad de unos cuantos corazones solitarios, aburridos y demasiado correctos.

Tan correctos como sus apariencias. Claro que no todo es lo que parece y no hay nada más fácil que hacer hablar a las serpientes que siempre quieren ver lo que les apetece. La forastera es hermosa y elegante, tiene un cierto toque de clase y se muestra educada y cortés…salvo con una solitaria mujer que no es viuda pero que ha llegado a una especie de pacto con el resto de respetables señoras. La enemistad crece exponencialmente y ese paraíso de verdor y humedad se convierte en un desierto de inquina y desprecio. Ya que al Pico de las Viudas le gusta tanto mantener las apariencias, vamos a regalar una buena dosis de apariencias. Así, de paso, se puede vestir un traje a todas esas falsedades que, poco a poco, van tejiendo un manto de silencio que, en sí mismo, también es un delito. A veces, también el silencio es un delincuente. No obstante, hay que tener en cuenta algo muy importante. Las mujeres son inteligentes y, desde luego, saben comerse muy frío el plato de la venganza. El Pico de las Viudas es un lugar precioso, ideal, paradisíaco, fantástico. Solo las abruptas insidias de algunas personas hacen que el verde se torne en gris y que vivir allí sea una cárcel custodiada por las palabras dichas en voz baja. Es hora de dar un repaso a estas señoras. Y las encargadas de hacerlo son Joan Plowright, Mia Farrow y Natascha Richardson. Todas ellas esconden secretos que no desean ser dichos. Todas ellas esconden un lado que raramente suelen enseñar. Ya saben…las apariencias…ante todo y sobre todo.

No hay comentarios: