miércoles, 8 de septiembre de 2021

MALIGNO (2021), de James Wan

 

Puede que uno de los amigos imaginarios más inquietantes del cine sea aquel que se llamaba Tony y se expresaba a través del movimiento del dedo índice en una película llamada El resplandor. No cabe duda de que ese universo que han visitado todos los niños, construyendo alguien a quien hablar, con sus propias características y personalidad es uno de los rincones más  oscuros de la personalidad infantil. Más que nada porque ese amigo adopta la forma y maneras que surgen de lo más profundo de sus mentes. Y puede ser bueno, pero también puede que no.

En esta ocasión, el director James Wan ha ideado toda una trama basándose en ese amigo que no existe (aunque, tal vez, sí) y ha sabido sujetar las riendas de forma admirable en su primer tercio para, luego, desbocarse de forma algo lamentable por el precipicio de la casquería y del abandono del miedo. Maligno parte de una idea atractiva que se va resbalando poco a poco hacia los abismos de lo insustancial y de lo más fácil. El suspense se olvida y todo termina en una imposible persecución a pesar de su más que evidente mensaje que, para no caer en innecesarias revelaciones, no voy a detallar aquí.

Así que es posible que un hecho fortuito provoque la aparición de todos los temores y de todas las frustraciones. Los fantasmas pueden existir en la cabeza y es difícil unir las piezas cuando se trata de un pasado que no se recuerda porque es mejor y más sano olvidar. Lo inoportuno siempre hace su aparición en un mundo no demasiado amable, la hipnosis sólo despierta antiguos pánicos y sólo queda la salida del dominio disciplinado de la mente. El demonio habita en todos nosotros y, en esta ocasión, va a haber que identificarlo con toda seguridad. En caso contrario, la sangra brotará a borbotones y la brutalidad será lo usual. Ya se sabe. Todos llevamos una bestia dentro a la que debemos controlar.

Viejas grabaciones revelarán ocultos secretos que nunca debieron ser estudiados. No se debe dejar crecer al mal para estudiar sus efectos sobre el bien y las venganzas estarán cuidadosamente planeadas en oscuras habitaciones de enormes edificios. La mente humana es un misterio fascinante por lo que oculta, no por lo que se conoce. Y la noche se volverá una tormenta de imágenes que parecen soñadas, o premonitorias, o revividas. El día debe vencer a la noche y los gritos nunca se pueden oír con claridad mientras la lluvia no deja de caer. La provocación pagará muy caro su atrevimiento y las deformaciones se mostrarán con su mirada acuosa. La maldad…siempre la maldad…

Dentro de los defectos de esta película del director que nos hizo pasar mucho miedo con la primera y segunda parte de El expediente Warren, está la mediocridad de los actores unida a una elección discutible de la banda sonora. Por otro lado, esa opción rara y decidida de aventurarse por los terrenos de la persecución también hace que, en algún momento, Wan traicione las reglas que se ha ocupado de describir en la misma película. En todo caso, la inquietud huye y habrá que esperar a otro día en el que la inspiración sea algo más sugerente y algo menos hemoglobínica. Puede que no haya que rebuscar tanto en los argumentos para hallar una explicación coherente a todo un entramado. No lo sabemos. En todo caso, lo preguntaremos detenidamente a esa vocecita que nos ha hablado tantas veces durante los años de la inocencia. Puede que en el fondo los amigos no estén muy de acuerdo. 

2 comentarios:

carpet_wally@gmail.com dijo...

Entro en esta peli tras leer casi de corrido todos tus post de la nueva temporada. Siempre magníficos y he de decir que aun estoy, a mi pesar, sin haberme acercado a ninguna sala de cine.

Y aprovecho este post sobre una de terror, que parece novedosa y que luego seguro que no lo es tanto, tal y como comentas (la historia del cine está repleta de mediocres pelis de terror que partían de una premisa interesante y que desbarraban al final incapaces de gobernar un argumento aceptable).

Digo que aprovecho este post porque esta pandemia ha logrado tener algún efecto terrorífico que no sé si será reversible en muchos casos. No todos los efectos secundarios han sido los mismos, pero casi toda la población ( al menos la que conozco) ha modificado algún aspecto de su vida.

A mi me ha afectado a dos aspectos que hasta hace menos de dos años eran fundamentales en mi vida, la lectura y el cine. Desde el confinamiento dejé de leer. Ni me apetece, ni me concentro lo suficiente. Si lo hago, en verano casi exclusivamente, es con un ejercicio de esfuerzo personal, una auto-obligación. Leo ahora poco y poco tiempo y como resultado tampoco escribo mucho...
Y el cine. Sigo sin ir a una sala desde Febrero de 2020, no me interesa apenas lo que se estrena, quizá antes tampoco (salvo alguna excepción), pero ahora hasta dejo de leer sobre ello. Este blog es la excepción.

A otros les habrá afectado en su relación con los demás, en sus hábitos de ocio, en sus hobbys, en sus relaciones laborales...Conozco algunos casos de ese tipo de mutación.

¿No es lo suficientemente terrorífico? ¿No habría que darle alguna vuelta y encontrar un guion relativamente interesante?

Ahí lo dejo, creo que hay tema.

Abrazos benignos.

César Bardés dijo...

Siento leer todo esto. Yo no he perdido el gusto ni por una cosa ni por la otra. Quizá lo único que he notado es que me cuesta más moverme por Madrid, aunque también puede ser una cosa propia de la edad. El otro día visité la Gran Vía y, aparte de que me pareció estar en pleno "Blade Runner" con la proliferación de anuncios electrónicos, llevaba prácticamente dos años sin ir por allí. En cualquier caso, hay que hacer un esfuerzo, no nos puede comer el espíritu este maldito virus. Somos humanos, no somos animales. Tenemos que pensar y hacerlo para avanzar. Es lo que me digo en muchas ocasiones.
En cuanto a las películas, parece que este año ya nos vamos a ir poniendo al día con muchas cosas que se han enlatado. La temporada 20-21 ha sido difícil y muy baja en calidad, con mucha producción independiente de bajo nivel y apenas una o dos películas que merezcan realmente la pena figurar en las estanterías bajo formato físico o con ganas de volverse a ver.
"Maligno" no es una excepción. Me hace mucha gracia que, como Wan es el último gurú del cine de terror, la gente lo ensalza de una manera casi cómica incluso en esta ocasión. Y, vuelvo a decir, es una buena idea que se va hacia el "gore" y ahí es donde pierde muchos enteros. Su primer tercio es de terror, lo demás es sólo la persecución de un supuesto monstruo que, en realidad, por alguna razón que se me escapa, es un ninja de tomo y lomo. Para mí, se hunde en la mediocridad con cierto ridículo.
Un gusto leerte Carpet. Vamos adelante. Tenemos que evitar como sea ir hacia atrás.
Abrazos duales.