Una paciente cuenta a
su psiquiatra la repetición sistemática de un sueño. Ella envuelve unas flores
en una mesa. Y se ve una y otra vez haciéndolo. El psiquiatra se siente
fascinado porque todo tiene una enorme coherencia que, sin duda, irá
desembocando en un simbolismo oscuro y temible. La paciente nombra a menudo a
su hermana, como si fuera la única
persona que la cuida en el mundo. El psiquiatra conoce a la hermana. Y se salta
todos los códigos deontológicos de la profesión porque la hermana es la mujer
más atractiva que ha visto jamás. El psiquiatra pierde el sentido. Intenta
indagar en la patología de su paciente, pero eso pronto queda en un segundo
plano porque delante de todo está ella, la hermana, una mujer que está pasando
por dificultades en su matrimonio con un griego de baja estofa que trapichea
con las cuentas de las viviendas sociales. El asesinato comienza a planear en
la mente de la hermana y, en una aparente enajenación por alcohol, golpea con
una pesa al marido y lo mata. El psiquiatra cree que es un homicidio
involuntario y ayuda a la hermana con todas sus amistades. Sin embargo, todo es
muy freudiano, todo es muy alucinante…todo es mentira.
En su momento, esta
película fue vendida como el típico producto comercial en el que se juntaban
las dos estrellas del momento, Richard Gere y Kim Basinger, por segunda vez (la
primera fue en Atrapados sin salida,
de Richard Pearce) más el añadido de una joven que comenzaba a llamar muchísimo
la atención como Uma Thurman. Juntos conforman un triángulo de perfiles
difusos, que caminan por los vericuetos de la psicología y del deseo reprimido,
incluido el psiquiatra. Fue un éxito y, en parte, se debe a su trama que bebe
directamente de Alfred Hitchcock, con homenajes preclaros a Vértigo o Recuerda aunque algunos pusieron reparos a ese final en el que la
tensión se lleva al máximo y el psiquiatra consigue asirse al arma del crimen
para salvar su vida. Si lo consideramos con sangre fría, la película tiene un
argumento bien armado, con giros muy interesantes en la trama que la van
haciendo paulatinamente más turbia, adentrándose en los meandros psicológicos
de la dominación y la muerte. A destacar entre los tres protagonistas, a Kim
Basinger, que, además de su atractivo, también sabe pasear un papel que
deambula entre varios registros y que todos son creíbles en su belleza
excepcional.
Así que mucho cuidado con lo que cuentan a su psiquiatra. Puede que sean pensamientos emanados de su subconsciente o que sean algo que han leído en algún sitio de forma distraída. Puede que ese psiquiatra esconda algunos ases en la manga y no les conduzca a la curación, aunque, por supuesto, puede acertar y proporcionarles la suficiente seguridad como para que hagan todo aquello que un día soñaron hacer. Es muy sencillo. También es posible que sea la víctima propiciatoria para encubrir un crimen. O que sea un idiota redomado que crea que es el más listo cuando lo que debe hacer es correr para tapar sus propios errores. ¿No creen?
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