Un sombrero vuela por el aire agitador de un otoño de violencia. Es un sueño que se repite en la vida. Un sombrero sin dueño porque no pertenece a nadie más que a sí mismo. La trampa está presente en el juego negro de ropajes marrones al borde de un abismo abierto por unas balas disparadas con saña. Un hombre intenta salvar a su amigo del alma, ése con el que ha compartido disparos, borracheras, chicas y escaladas hacia el poder y, en su plan, tiene que enemistarse con él y dejar que se aleje sin volver la mirada. Deber perder su amistad para salvar su vida y la posición que ha ganado luchando a su lado. Un judío trapacero vende información de apuestas. Un italiano desquiciado quiere hacerse el amo de la ciudad. Un danés asesino desea salvaguardar a su amante y aniquilar todo lo que amenace su privilegio de apretar tantos gatillos como quiera. Una mujer sabe que los hombres honrados jamás podrán ser ricos. Y él, sombrero marrón de ala caída que tapa su mirada delatora, no quiere el poder, ni la trampa, ni perder la honestidad que guarda con la sangre derramada y con la inútil crueldad de la matanza gratuita sólo para afirmar que es el más inteligente, el más válido, el más amigo.
Su sombrero se deja caer en su pie colgante emanado del cruce de piernas relajado y exultante. El sombrero del judío siempre está en las rodillas, como escondiendo la próxima patada y la ridiculez de su compostura de perdedor. El italiano no tiene sombrero porque una calva ofrece un espléndido blanco. Y siempre, por todo el calvario de la traición fingida y del engaño en fuga, habrá sombreros boca arriba porque la violencia se habrá llevado cabezas que se pudrirán entre las flores.
Al final, sólo queda el aprecio. El amor se escapa porque siempre es un mal perdedor que no atiende a explicaciones. La amistad es imposible porque la falta de confianza es el percutor que la asesina y permanecerá el consuelo de haber hecho lo correcto en una ciudad en la que hasta el asfalto está corrupto.
Absorbiendo el universo de Dashiell Hammett descrito en “Cosecha roja” (maravillosamente trasladado a Oriente de la mano de Akira Kurosawa en “Yojimbo”) y en “La llave de cristal”, los Hermanos Coen articularon esta película armados de una deslumbrante técnica que fue desde el protagonismo de los sombreros como metáfora de los estados de ánimo e intenciones de los personajes hasta una magistral visita al cómic en esa escena en la que Albert Finney dispara con furia su ametralladora Thompson bajo los compases de la canción popular irlandesa “Danny boy”. Y así, sumergidos en lo más profundo de la encrucijada del cine más negro nos dieron a entender que, tal vez, la súplica más falsa y desesperada es la mejor rúbrica para una sentencia de muerte mecida en una mentira que no tiene perdón.
Su sombrero se deja caer en su pie colgante emanado del cruce de piernas relajado y exultante. El sombrero del judío siempre está en las rodillas, como escondiendo la próxima patada y la ridiculez de su compostura de perdedor. El italiano no tiene sombrero porque una calva ofrece un espléndido blanco. Y siempre, por todo el calvario de la traición fingida y del engaño en fuga, habrá sombreros boca arriba porque la violencia se habrá llevado cabezas que se pudrirán entre las flores.
Al final, sólo queda el aprecio. El amor se escapa porque siempre es un mal perdedor que no atiende a explicaciones. La amistad es imposible porque la falta de confianza es el percutor que la asesina y permanecerá el consuelo de haber hecho lo correcto en una ciudad en la que hasta el asfalto está corrupto.
Absorbiendo el universo de Dashiell Hammett descrito en “Cosecha roja” (maravillosamente trasladado a Oriente de la mano de Akira Kurosawa en “Yojimbo”) y en “La llave de cristal”, los Hermanos Coen articularon esta película armados de una deslumbrante técnica que fue desde el protagonismo de los sombreros como metáfora de los estados de ánimo e intenciones de los personajes hasta una magistral visita al cómic en esa escena en la que Albert Finney dispara con furia su ametralladora Thompson bajo los compases de la canción popular irlandesa “Danny boy”. Y así, sumergidos en lo más profundo de la encrucijada del cine más negro nos dieron a entender que, tal vez, la súplica más falsa y desesperada es la mejor rúbrica para una sentencia de muerte mecida en una mentira que no tiene perdón.
6 comentarios:
Creí que no iba a sacar unos minutos (aun no estoy seguro de conseguirlo) para decir un par de cosas en este post que tanto merece.
Esta es para mi la mejor peli de los Coen, gustandome mucho "Fargo", "No es pais..." y sobre todo su opera prima "Sangre facil", película que creo que merece reflexión aparte, porque considero que supuso una cuña de un nuevo cine revestido de homenaje al cine clasico que han aprovechado gente como Tarantino, por ejemplo.
En cualquiere caso "Muerte entre las flores", precioso título, mucho más poetico que Miller´s Crossing, aunque no haya flores en la película (lo de Miller parace un guiño a un colaborador de los Coen segun Wilkipedia). Nunca gustó a las chicas con las que la vi, yo creo porque en el fondo es una película muy masculina (y que se me entienda el comentario no machista). Es una película muy de ser le jefe de la manada, muy de ser el que la tiene más grande, la pistola, la fuerza, la falta de escrúpulos o la astucia. Incluso la mujer que tiene un papel determinante está más para encelar a los machos que para gestionar su espacio, para mi y se que no está muy bien visto lo que voy a decir, Marcia Gay harden no me gusta nmucho en la peli, no me la creo de femme fatal, ni de seductora, pero bueno.
Gabriel Byrne, sin embargo, es un actor que no me motiva casi nunca, pero que aquí aprovecha su extraño hieratismo para manejar ese personaje entre todos y al margen de todos, un supuesto pelele que maneja los hilos, un perdedor de los de Huston, superviviente al fin.
Todos los personajes son negativos, son mala gente y terminas por aliarte con el único al que crees distinguir una actitud positiva, el que parece (lo parecía) que no es capaz de matar.
Y hay dialogos para enmarcar:
Me ha dicho que quiere verte y es urgente.
Si quiere verme es facil, no soy transaparente.
Ironías, cinismo, tipos duros, no sería raro haber visto a Humphrey jugando con cartas marcadas entre James Gagney y Edward G Robinson.
En cuanto a la escena del asalto a la casa de Albert Finney (impresionante como siempre) es para que aprendan en cualquier escuela de cine.
Vapuleado como en todo el film, tom tiene a uss pies el sombrero que volaba...el conserva el suyo en la cabeza.
Abrazos, Carpet
Sin duda, también estoy de acuerdo contigo en que es la mejor película de los Coen. Yo sí he conocido a chicas que la han visto y han apreciado la maraña negra que tan bien tejen los Coen en cuanto que, en el fondo, es una historia de amistad pasada por una traición fingida con el fin de arreglar las cosas. Incluso alguien me sugirió la posibilidad de una historia homosexual entre Byrne y Finney. Estoy de acuerdo en que es una película para jefes de manada pero no olvidemos que el personaje clave y que desata toda la acción es un muerto de hambre, un corredor de apuestas de ventaja que sólo quiere aprovecharse y sacar tajada como es el estupendo personaje interpretado por John Turturro. El personaje de Marcia Gay Harden va un poco al sol que más caliente y sólo da un beso sincero en toda la película que es cuando, escuetamente, pregunta a Byrne si su hermano esta vivo y éste solamente responde: "No". Gabriel Byrne es un actor difícil, es cierto, y sólo me convence aquí y en la estupenda "Sospechosos habituales" y más que aliarte con él, yo creo que te intriga el por qué de su actitud, qué es lo que pretende vendiéndose al mejor postor y provocando la pelea con Finney contando su romance con Harden.
En cualquier caso, creo que es una película soberbiamente construida, con diálogos estupendos, con el aliento del cine de los años treinta y cuarenta y en la que no cuesta nada ver a Bogart en el papel de Byrne, a Robinson en el papel de Polito, a Cagney en el papel de Finney, a Joan Bennett en el papel de Harden o, incluso, a Brian Donlevy en el papel de Turturro.
Maravillosa escena final, Finney alejándose y Tom Regan calándose el sombrero porque, en el fondo, no quiere ver cómo se aleja su amigo.
Pues voy a ser yo una de esas señoras a las que les gusta esta película. La he descubierto recientemente y me ha causado muy buena impresión. No conectaba yo mucho con el cine de estos hermanos pero reconozco que aquí me han dejado sin argumentos, me han convencido como a una fan entregada. A mí también me parece una película muy bien armada, muy compacta, sólida. Y exquisitamente adornada, además, con unos toques de lirismo muy bien colocados y con mucho gusto. La escena del tiroteo, mientras suena “Danny Boy”(una versión preciosa, por cierto), me dejó clavada en el sofá y sólo tuve ojos para esa maravillosa música que todo lo inunda, en un contraste de emociones de esos que te dejan “tocadita” un buen rato. Y luego está ese personaje, Tom Regan, interesantísimo, otro al que no le quité ojo. Un tipo intuitivo, con una capacidad asombrosa para adivinar las intenciones de los demás y lo suficientemente hábil como para que no se le note. Me resulta muy seductora esa mezcla entre canalla y sentimental y, sobretodo, como le dice el personaje que interpreta Marcia Gay (estoy de acuerdo con Carpet, no es creíble, pero no sugiere mal), por ser de esos hombres que siempre eligen el camino más largo. Y posiblemente el más difícil, añadiría yo. Y eso, no sé muy bien por qué, o quizá sí, nos encanta a casi todas las mujeres. Cada frase suya es para enmarcar, tanta facilidad que tiene para trasladar a palabras esa percepción tan exquísita de todos los movimientos del tablero, en una jugada realmente magistral.
Y bueno, su texto, Señor Bardés, ha acabado por sacarle todo el brillo que atesora. Muchas gracias porque es magnífico.
Un saludo
Mul
Bueno, creo que Mul ha conseguido sacar más partido a la película en unas pocas líneas que yo en todo un artículo. Totalmente de acuerdo contigo en esa valoración de una película que es una joya del cine moderno pero que ya es todo un clásico. Gracias a ti por describir tan bien a ese personaje fascinante de Tom Regan, el hombre que coge el camino más largo para que todo tenga un final y la amistad sea algo que no quede muerto por mucho que se pierda. La película, desde luego, tiene una fantástica descripción de personajes, muy matizados todos ellos, muy dirigidos y muy bien interpretados porque la dirección es muy férrea, muy sólida, da la impresión de que los Coen sabían muy bien hacia dónde querían ir con esta película. Hacen muy buen cine negro y recomiendo encarecidamente una película que habla sobre la inspiración y la creación de una forma absolutamente original, visitando las orillas del infierno, como es "Barton Fink". Tal vez la comente dentro de poco. Es lo que tiene el hecho de que pongáis comentarios, hacéis que tenga nuevas y buenas ideas.
Gracias, Mul, un placer leerte y compartir unos minutos de ensoñación.
Injustamente olvidada, la volví a ver hace poco con mi pareja y nos volvió a encantar. Toda, toda la peli es una maravilla. Nos quedamos con la frase de Tom Reagan: "Nadie conoce a nadie; no tan a fondo"
Sí, es una maravilla. Y a cada nuevo visionado,lo es aún más. Tom Reagan es todo un personaje (y los que le rodean, desde el holandés hasta Mink). Lo que no sé (o, al menos no soy consciente)de que esté tan olvidada. Al menos, todo el mundo la recuerda cuando se planta la conversación del cine de los Coen.
Un saludo y gracias.
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