Estamos ante una de esas películas que apelan a nuestro lado más gamberro. Dentro del mundo de intereses que se mueve en el terreno deportivo, cuando no hay otra solución, lo mejor es recurrir a la violencia. Así que a repartir cera. De repente, un equipo de segunda fila comienza a escalar posiciones y lo que era un recurso para evitar el ridículo se convierte en un medio para estar entre los mejores. Y, lo que es peor, a la gente le encanta tanto palo.
Así que tenemos una comedia de tortazos, de caídas imposibles, de narices rotas y de carcajadas malsanas. En el fondo, toda una crítica del éxito a cualquier precio en la que se nos dice con toda claridad que, para jugar así, mejor irse a plantar féculas. Y entre las risas por aquel mandoble y éste lance más sucio que unos gemelos que están para el arrastre, nos encontramos con una película que nos remite sin escalas al cine mudo, a la escena del pastelazo en la cara, al castañazo inesperado, a nuestra malsana moral que se ríe de la violencia en el deporte porque consideramos que es un espectáculo más y si se rompen un par de narices, no pasa absolutamente nada.
Todo el concierto de golpes está dirigido por George Roy Hill (al que siempre recordaremos como responsable de Dos hombres y un destino y El golpe) y que nos sirve con un tinte de realismo que hace que nos preguntemos si realmente el deporte es una forma de dar recreo a nuestros espíritus lúdicos o si, por el contrario, es el circo romano en moderno. Aquello que entretiene para que nadie pueda pensar y, de paso, haga salir esa bestia de fauces mojadas que disfruta de piernas rotas y sangres sobre el hielo. Y Roy Hill no hace concesiones. El lenguaje es claro y directo. Las órdenes de partir huesos no dejan lugar a dudas y ahí tenemos una película divertida, muy crítica, extremadamente ácida y terriblemente bien interpretada por Paul Newman, que lleva toda la función a sus espaldas a pesar de tener en el patín metido el perfil claro de un perdedor sin remisión.
No es una obra redonda aunque, a través de toda la violencia enseñada, destila una incómoda crítica hacia determinados estilos de vida, pero no cabe duda de que hay un afán muy gamberro en ella, muy transgresor al mostrarnos de puertas adentro lo que en la pista no es más que una intuición. La victoria, a menudo, es propiedad del más sucio, del que baja el stick para zancadillear con poca vergüenza y mucho deseo de ganar. Y, poco a poco, así como quien no quiere la cosa, El castañazo se ha convertido en un clásico del cine deportivo con afán de hacer reír por mucho que en el fondo, su pensamiento sea el de hacernos ver hacia donde vamos con el deporte-espectáculo como telón de fondo. Así que es el momento de calarse las hombreras y saltar a la pista sin importar lo más mínimo que a uno le puedan partir las napias. El precio es la victoria.
Todo el concierto de golpes está dirigido por George Roy Hill (al que siempre recordaremos como responsable de Dos hombres y un destino y El golpe) y que nos sirve con un tinte de realismo que hace que nos preguntemos si realmente el deporte es una forma de dar recreo a nuestros espíritus lúdicos o si, por el contrario, es el circo romano en moderno. Aquello que entretiene para que nadie pueda pensar y, de paso, haga salir esa bestia de fauces mojadas que disfruta de piernas rotas y sangres sobre el hielo. Y Roy Hill no hace concesiones. El lenguaje es claro y directo. Las órdenes de partir huesos no dejan lugar a dudas y ahí tenemos una película divertida, muy crítica, extremadamente ácida y terriblemente bien interpretada por Paul Newman, que lleva toda la función a sus espaldas a pesar de tener en el patín metido el perfil claro de un perdedor sin remisión.
No es una obra redonda aunque, a través de toda la violencia enseñada, destila una incómoda crítica hacia determinados estilos de vida, pero no cabe duda de que hay un afán muy gamberro en ella, muy transgresor al mostrarnos de puertas adentro lo que en la pista no es más que una intuición. La victoria, a menudo, es propiedad del más sucio, del que baja el stick para zancadillear con poca vergüenza y mucho deseo de ganar. Y, poco a poco, así como quien no quiere la cosa, El castañazo se ha convertido en un clásico del cine deportivo con afán de hacer reír por mucho que en el fondo, su pensamiento sea el de hacernos ver hacia donde vamos con el deporte-espectáculo como telón de fondo. Así que es el momento de calarse las hombreras y saltar a la pista sin importar lo más mínimo que a uno le puedan partir las napias. El precio es la victoria.
15 comentarios:
Es curioso lo que comentas sobre "El castañazo", todas las veces que la he visto y recuerdo que son varias (una de ellas en la época de su estreno, en plena adolescencia) nunca he sentido que estuviera viendo una comedia.
Es cierto que se vende como eso, que se suponen que las tortas y los mandobles deberían hacer gracia, que algunos personajes como esos hermanos feos como demonios deberían ser la mar de graciosos (¿Los Hanson?). Pero a mí nunca me pareció divertida. A mis amigos sí, que se descacharraban con las peleas absurdas y los golpes bestiajos...Una prueba más de mi falta de sincronía con los gustos de mis colegas semejantes en edad y sexo, tema hoy superado pero que entonces me pareció preocupante. El tema del desmadre gamberro pocas veces fue de mi agrado y salvo en algún momento (escaso) de “Desmadre a la americana” que logró que sonriera levemente, nunca me motivo demasiado.
“El castañazo” siempre me pareció una película amarga, triste, una película de perdedores. Los ojos azules de Newman nos muestran eso hasta cuando arenga a los suyos al combate feroz, “no nos queda nada que perder excepto la dignidad así que tirémosla también” parece decirnos. La renuncia a todo lo positivo no es “el fin justifica los medios” sino un “y que mas da”… Y el público… Los jugadores se dejan vencer por la falta de perspectiva, porque el club iba a desaparecer, porque no tienen nada que perder…pero el público, espectadores del circo romano que rugen cuando ven las burradas, cuando comienzan los golpes, cuando se vierte la sangre. Qué visión de futuro de Roy Hill que vaticinaba lo que pasaría 30 años después, donde es más popular el que más chilla, el que más grita, el que menos respeta…Hoy son personajes seguidos y admirados, Belén Esteban , Risto Mejide, Jiménez Losantos y todo aquel que desprecie e insulte con impunidad y se vanaglorie de ello.
El momento más triste, reconozco que a mí me entristece esta peli, es el striptease del único jugador que deplora la forma de jugar de su equipo y el uso de la violencia, la mirada de Newman en ese momento es una maravilla de expresividad.
Me gusta la película por lo que me disgusta…pero desafortunadamente nunca la podré ver como una comedia.
Un abrazo, Carpet.
Supongo que es un comentario que me está diciendo que estás de acuerdo conmigo a medias y yo debo decir que estoy más de acuerdo contigo que lo que ha escrito el tonto ese que se las da de crítico.
Es cierto que es una película amarga. Muy triste en su comicidad. Como el humor de un payaso. Sí es una pérdida de dignidad, como la que vivimos hoy en día en todos los medios de comunicación y que ya se ha convertido en algo habitual. Esta vez, Carpet, creo que has estado mucho, mucho más hábil que yo. Y agradezco esa habilidad.
Dios...ni mucho menos creo que sea tonto ese que se las da de crítico, o que se las de de crítico el tonto que escribe o...bueno que me lio. En serio, no creo que haya muchas diferencias entre nuestros puntos de vista, tu comentas en el post la visión crítica y amarga de la peli...Mi único problema es que yo no veo la comicidad, y sin duda la habrá, todos ( la mayoria) reían cuando la veían...Mi sentido del humor es( o sería) más extraño...sólo eso.
Aquí si hay alguien habil sos vos, maestro.
Sin sombrero, Carpet.
Sí que comento la comicidad porque es cierto que la gente se ha reído siempre viendo las trastadas que hay en esta película. También sugiero lo amargo de esa misma comicidad, sin embargo, tengo que reconocer que esta vez lo expresas mucho mejor que yo, por mucho que yo haga trabajar al lector (que sé que lo hago y forma parte del estilo, si es que lo tengo). Pero eso es lo que a mí me encanta de poder hablar sobre cine. La apertura de nuevas miradas, sobre todo si son certeras y, por supuesto, aceptables (sería absurdo si me dijeras, por ejemplo, que "El castañazo" siempre la has visto como una historia de amor). Eso ayuda no sabes cómo a ver películas, a introducirse en su corazón y a ajustarlas, acomodarlas a tu interior. Por eso agradezco esa habilidad que has tenido en esta ocasión y que tengo que decir que ha sido aceptable, certera y brillante.
Abrazos y gracias.
Si un amigo es aquél que siempre supo ver mi parte positiva (a veces tan oculta) y potenciarla... duda no me cabe de que tú eres mi amigo.
No podía irme de vacaciones (¡¡¡me voy hoy, me voy hoy!!!) sin transmitir mis mejores deseos de Paz y de Felicidad para este blog y sus seguidores.
De corazón, FELIZ NAVIDAD.
ehhhhhhhhh????
¿quién es el tonto ése que se las da de crítico?
Feliz Navidad, M.I. Que sea todo como tu quieres. Que la amistad perdure aunque las plumas no se crucen y que el año que viene esté repleto de besos de niño y de alegrías de mujer.
Feliz Navidad.
Estoy de acuerdo con el estupendo comentario de Car. Las veces que he visto esta peli, nunca me pareció ver una comedia. No sé si quiera si llegué a soltar alguna sonrisa.
De todas formas, es una película que nunca ha llegado a gustarme demasiado.
Gema
Jajajajaja, ¿quién sabe? Puede que las plumas sí se vuelvan a cruzar. Las nominaciones a la peli de Almodóvar me han recordado lo requetebuenísima que soy en cine "moderno" (como diría un tonto que se las da de crítico).
Ya te digo yo que Carpet ha estado más hábil que yo y además no me importa reconocerlo.
En cuanto a la nominación de Almodóvar...bueno, digamos que eso no es baremo ni para quitar ni para dar la razón. A los Oscars no va a estar nominada así que se vaya contentando con la posibilidad del globito que, creo yo, va a perder, pero esto es una apreciación que ni me da ni me quita la razón.
NO se trata de haber estado más habil o menos. En tu respuesta a su comentario ya lo has dejado dicho. Es solo que esta peli siempre se presentó como una comedia y yo, nunca la vi así.
En cuanto a los Globos de Oro, hace tiempo que dejé de creen en ellos, lo mismo me ocurre con los Oscar. Nunca entenderé que haya sido nominada Los abrazos rotos, peli que no me gustó nada y sin embargo no hayan nominado El secreto de sus ojos, maravillosa película.
Me das un beso?
Gema
De hecho, ya se está comentando la injusticia que han cometido con la exclusión de "El secreto de sus ojos" a la que daban incluso como favorita y la National Board Review, primera entidad en dar los premios de este año, ni siquiera la ha tenido en cuenta, al igual que tampoco ha tenido en cuento "Los abrazos rotos". En principio parecen más favoritas en cualquier caso la francesa "Un profeta" y la austríaca "La cinta blanca". Pero la película de Campanella debería estar.
Por supuesto que hay un beso para ti.
Feliz Navidad M.I. (lo cortés no quita lo valiente).
En cuanto a los globos de oro, va a ser que algunos no andaban muy acertados... la nominación de Pe por "Nine", la única de un elenco tan florido es para pensar que a lo mejor no es tan mala actriz...o eso o seguimos opinando que su valor esta en alza por sus habilidades amatorias....
En fin, cosas de las nominaciones que tampoco tenemos porque valorar demasiado.
Yo tambien quiero besos...así que afeitate Wolf. Bueno o que me los de Gema.
Carpet
Un beso, Carpet, que yo beso muy bien y sé te quedaste con las ganas en su momento.
Y, sí, sí, totalmente de acuerdo con vosotros. Las nominaciones no son ningún baremo para dar o quitar la razón. Fuera de toda duda está que soy requetebuenísima en cine moderno. Lo cual no es más que algo que ya sabéis todos.
Feliz Navidad!!!!
Bueno, sobre la nominación a los Globos y, seguramente a los Oscars, de Pe voy a guardar un respetuoso silencio hasta que vea "Nine" aunque sospecho el por qué de esta nominación. Ya lo diré sin pe los en la lengua.
Y, por supuesto, está fuera de toda duda M.I. que tu en "cine moderno" no tienes rival y que no necesitas una argumentación tan débil como las nominaciones a los Globos o a los Oscars para justificar tus opiniones. Eso está claro.
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