Con toda la modestia y la humildad, quisiera dedicar no sólo este artículo sino gran parte de mi trabajo a todos los que compartieron conmigo mesa, micrófono y cariño en el programa Conversacines de Radiópolis Sevilla. Fueron momentos mágicos y llenos de amistad entre unos cuantos fanáticos del cine que, aunque fuera la primera vez que nos veíamos, me hicieron sentir como si nos conociéramos de toda la vida. No sólo ellos, sino también María Montero y Claudio Crespo que se deshicieron en elogios y en ánimo al otro lado de la línea de teléfono. Chus, Raquel, Juan y Jesús Miguel, maravillosos y geniales, con mucho humor y mucha experiencia. No hubiese cambiado estos momentos por nada. Mi agradecimiento y toda mi admiración a los seis. Os debo mucho. Un abrazo.
Francis Ford Coppola decía que él se dedicaba al cine porque estaba convencido de que una película era capaz de cambiar el mundo. Cuando un cineasta se propone contar toda la verdad a través de una cámara, es muy posible que la verdad acabe devorando a esa extraña máquina y lo que permanezca sea sólo un pálido reflejo de lo que una vez ocurrió. El cine suele ser un testigo pero rara vez es un acusado.
Y aquí asistimos al rodaje de una recreación del desembarco y posterior explotación de América por los españoles, con sus crueldades, sus matanzas, sus sacrificios, sus cinismos eclesiásticos y sus flagrantes injusticias como si de haber sido los portugueses, los ingleses o los franceses sus intenciones de sembrar margaritas se hubieran truncado por su buen corazón con los indígenas. Aparte de lo políticamente correcto que resulta todo ello, Iciar Bollaín consigue una película atractiva que estructura en diversos planos de realidad y ficción para decirnos que los pobres siempre pagan y que lo único que pueden hacer es sobrevivir, que es lo que mejor saben hacer.
Para ello, cuenta con una magnífica banda sonora de Alberto Iglesias, una ambientación muy creíble de aquellos días del año dos mil en los que los nadie se batieron con determinación contra los alguien y vencieron a costa de sudor, muerte y valentía. Correcta es la interpretación de Gael García Bernal, aburrida resulta la de Luis Tosar con su tono monocorde y con una transformación del personaje que se antoja poco creíble; y brillante y excepcional es la de Karra Elejalde en la piel de ese actor que está ya al final del camino, a punto de subir un pie al estribo, caminando por el filo cortante de la derrota, honesto en su experiencia, impresionante en su sabiduría y que se erige, sin lugar a dudas, en lo mejor de toda la cinta.
El caso es que el personaje de Gael García Bernal quiere rodar una película en Bolivia y dejarla para la posteridad, lanzando un mensaje eterno y sincero que se ve modificado, en buena medida, por el estallido de la Guerra del Agua. Así, asistimos al paralelismo de cómo los conquistadores españoles mataban por la búsqueda del oro y cómo los grandes emporios económicos son capaces de hacer frente con extrema dureza a todo un pueblo por hacerse con la propiedad del agua en un país donde no falta la lluvia. Quinientos años de civilización para nada. Para seguir igual. Para continuar dando palizas en las espaldas de los pobres porque no sirven a los poderosos con diligencia y conformismo. La rebelión se sofoca a patadas y el hombre no ha evolucionado. En nada y para nada. Sólo ha inventado un par de cosas para hacer más cómoda la vida a unos cuantos pero la gente humilde quiere agua cuando tiene sed, quiere comida cuando tiene hambre, quiere respeto cuando lo que ha conocido es la humillación.
Sí que es posible la nominación a la mejor película extranjera para También la lluvia aunque dudo mucho que pase de ahí. Con eso ya deberíamos darnos por satisfechos porque la libertad de crear, lanzar un mensaje y ser reconocidos es uno de los premios que se pueden ofrecer al pobre. Soñar que hay gente que aún se preocupa por las desgracias de los demás y que no sale huyendo son quimeras que esta historia se encarga de quemar a conciencia. Los comprometidos son sólo unos pocos, el resto corre en dirección contraria. Una película puede cambiar el mundo, tal vez. Pero hace falta que todos los que están implicados en ella puedan mirar a través de la telaraña de luces cegadoras que cubre el recuerdo porque tras los disparos siempre sigue el silencio. La idea convertida en justicia. El desprecio en amistad. El agua en una pequeña botella como símbolo de la vida envasada. Muchos mueren en la lucha y muy pocos recuerdan los nombres. La lluvia se encarga de borrarlos y el tamiz verde de la mirada se empaña con las lágrimas de un adiós que encuentra un motivo para amar.
8 comentarios:
Pues una película muy interesante y muy digna la que comentas. Con su cosicas, claro, pero qué peli no las tiene en estos tiempos. Para empezar, me gustaría destacar sobre el trabajo de dirección el de producción y el de guión de Paul Laverty, pareja sentimental de la Bollain y habitual guionista de Ken Loach. Justamente a veces percibo algo desangelada la dirección de Iciar, que lo diré ya, me cae estupendamente, como dejándose llevar por las directrices del cine de su mentor. Bordea los escabrosos límites de la demagogia y lo políticamente correcto pero sale airosa del envite (sospecho que esta historia en manos de Loach hubiese sido un truño de mucho cuidao). Sin embargo, aún así, hay algo que no me termina de cuajar del todo, no sé.
En el capítulo actoral, yo también he tenido siempre muchos problemas con Tosar y me alegro de coincidir contigo en este punto. El año pasado todo el mundo estaba como loco diciendo que tenía que ganar el Goya, que estaba tremendo y tal. Bueno, yo personalmente iba con Darín que era capaz de construir un personaje desde los silencios y la sutileza; este Tosar se encontraba con un bombonazo de papel que había que ser muy lerdo para no bordar. No estoy muy de acuerdo en tu apreciación del trabajo de Elejalde que a mí me parece que a veces sobreactúa escudándose quizá en ese personaje que está de vuelta de todo y mira a todos un poquito por encima del hombro. Y Gael, bueno qué voy a decir yo de Gael.
Y ahora así en plan conversacinero, me voy a recordar una escena que me gustó del film. Sin ánimo de destripar ni spoilear nada, en una de ellas se ve a un grupo de indígenas en pleno rodaje zarandeando un furgón de la policía, con el mensaje del que tú hablabas de que habrán podido pasar 500 años, pero a los pobres les siguen lloviendo de todos lados.
NB: Hasta donde me alcanza la memoria, no fui yo el que acuñó los términos “escritor pretenciosillo”y “pedantón”. Hágase saber.
Tengo que reconocer que, en cierta ocasión, compartí butaca por casualidad en los cines Renoir de Plaza de España con Iciar Bollaín y Paul Laverty. Debo decir que la impresión que causaban por cómo iban vestidos y cómo estaban pendientes de las miradas de los demás era la de "somos guais ¿y qué?". Que conste que esta impresión es puramente producto de la observación y es posible que me equivoque en la apreciación. En cualquier caso, brillante tu afirmación de que esta historia en manos de Ken Loach esto hubiese sido un desastre infumable. En cuanto a Elejalde yo tuve la impresión de que estaba muy relajado, como muy a gusto en lo que estaba haciendo. Al fin y al cabo, los actores veteranos suelen tener una tendencia a la sobreactuación porque, al fin y al cabo, es lo que más hacen durante todo el tiempo.
Si te digo la verdad, no sé quién acuñó el término. Se empezó a decir por unos y por otros y ya estápero supongo que lo tomarías como una mención tremendamente cariñosa tanto a ti como a Carpet como a Scarlett y Salman que se pasó por aquí, o a Mul, o a Zabaltegi que, aunque no estuvimos muy de acuerdo, aportó lo suyo, o, por supuesto, el propio Chus, o Gema a la que tanto echamos de menos o a Sugar...todos habéis hecho este blog, todos habéis contribuido a la elección de las películas que se incluyen en "La imagen en el alma" así que...¿qué cojones me importa a mí que tú o nadie me llame pedantón? Estáis autorizados a hacerlo y el que no está autorizado ya sabe que se va a encontrar con una ostia cinematográfica del quince.
Un abrazo, no sólo para ti, sino para todos los que os habéis atrevido a dejar alguna impresión por aquí y, por supuesto, a toods los que desinteresadamente han decidido hacerse seguidores de este blog y de lo que yo pueda modestamente escribir en él.
Yo sí que me siento en deuda contigo.
María
Bueno, he de decir, que mi vanidad no está maltrecha sino todo lo contrario porque mi nick se haya mencionado en un programa de radio, creo que eso nunca ha sucedido con mi nombre real, aunque no lo descarto. Es ciero que fue a proposito de las "conversacines" que se tuvieron sobre un libro que acaba de publicar un escritorzuelo pedantón (aprovechando el permiso) pero hemos de reconocer Dex, que lo importante del mensaje fue el cariñoso recuerdo que nos dispensaron. Hablaron también de otros, un tal john Ford, Max Ophuls, Peck, Brando, etc...vamos, gente de nuestro nivel.
¿A que venía odo esto?, ah si, que habéis visto una peli de la Bollain. A mi también me gusta lo que hace, e incluso me cae bien ( como el escritorzuelo), pero no he visto la peli y he de decir a la luz del artículo que no sé si la película te ha gustado o no, Wolf. Pareciera que si, pero que una extraña barrera te impidiera ser más claro, yo soy obtuso de entendederas, que es lo más probable.
Y sobre el programa, me alegro que fuera tan agradable como pareció y que te hicieran felices los sevillanos. Una propuesta podría ser hacer el programa un día desde Madrid (Zaragoza pilla fatal) y que las tapas sean más caras, pero igual de agradables, lo mismo alguno nos apuntabamos al evento.
Abrazos.
Bueno, Carpet, si no te queda claro, no hay excusa. La culpa es del articulista que no ha sabido expresar con claridad su opinión. Digo que, a pesar de que ese "mea culpa" bastante oficialista y que Iciar Bollaín es una chica lista pero bastante oportunista, "También la lluvia" es una película atractiva, con sus defectos, pero loable, es decir, bastante por encima de la media. He intentado jugar con los planos de la realidad descrita en la película y con la ficción que pretende recrear a través del cine dentro del cine pero no "me se" entiende. Lo siento y pido disculpas.
En todo caso, traslado ya tu ofrecimiento a hacer algo en Madrid aunque estoy seguro de que Chus lo va a leer de todas formas y que no necesita ningún correo para darse por enterado. En todo caso, es posible que repitamos la experiencia de Sevilla para finales de temporada con muchas sorpresas e inapreciables presencias. En todo caso, vuestra mención se hizo con cariño y atribuyéndoos una parte de la responsabilidad en la creación del libro lo cual no es mucho pero para mí, el crítico pedantón, es bastante.
Un abrazo y me alegro de que el coloquio os haya gustado.
Chicos, ni que decir tiene que si me conseguís un estudio de radio que os venga bien y cercano donde grabar el programa, pues está hecho. Se trataría de cuadrar fechas, y para mi sería todo un lujo, y un gustazo poder hacer un programa "Erasmus" de conversacines.
Además de una excusa buenísima para acercarme a la capital del reino, que por otra parte.. me encanta y es como mi segunda (o tercera) casa. Anda que no he echado yo noches por Malasaña.
Lo dicho, encontradme una emisora donde podamos grabar el programa, y luego.. a la vuelta lo emitimos por Radiópolis sin problemas en su franja horaria.
En el verano del 2008 tuve la ocasión de conocer la belleza de Bolivia. De sus montañas y de sus gentes. Un conocimiento corto ya que nadie puede conocer un país a fondo en los veintiocho días que duró mi viaje. Bien es cierto que el compartir una lengua, unido a la afabilidad del pueblo boliviano, me hizo poder disfrutar de estupendas charlas. Estas conversaciones se tradujeron en mi opinión, en la idea de que Bolivia vivía una especie de guerra civil encubierta. Me encontré un país partido en dos y por supuesto salió a a colación "la guerra del agua" del año 2000, que a mi modo de ver aún no se ha acabado.
No me extiendo más en mi periplo personal con los amigos bolivianos y paso a definir las sensaciones que me ha dejado el filme.
La primera sensación que me ha dejado la obra es que el guión( que es el 50% de una peli), es colosal. La segunda, que el trabajo de todos los actores( los cuales son otro porcentaje altísimo del buen hacer de la película), es fantástico. El montaje me resulta muy bueno( muy acertada la introducción de imágenes de archivo).
El tema central de la película es "el hombre es un lobo para el hombre". Con la excusa de "cine sobre cine", se nos introduce de manera magistral los aconteceres de la llamada "guerra del agua" en la ciudad de Cochabamba( la Cochabamba es la madre tierra).
Pido a las personas cuando vean la película que valoren, como una forma compleja de relatar cinematograficamente los sucesos históricos que se muestran en los inicios del siglo XXI, en la ciudad de Cochabamba, puede resultar a la vez tan sencilla. Brillante manera sin duda, que espero no haga al espectador quedarse con la anécdota simplemente( que está por otra parte muy bien relatado en la cinta), de las vicisitudes del rodaje de una película.
La película es un dramón impresionante muy bien cocinado. Nos hace pensar y recapacitar sobre la manida pero no menos actual frase que "la historia se repite constantemente".
Desde aquí quiero lanzarme a la piscina. No, mejor al mar, y aseverar que está década que se inicia va a ser brillantísima en el cine español.
Yo no creo que el guión esté cerrado al ciento por ciento y, la verdad, la interpretación de algunos de los actores deja bastante que desear. Lo que sí valoro es un intento noble, de cierto oportunismo y como bien se ha dicho por aquí, bordeando los límites de la demagogia pero sale airosa del envite y consiguiendo huir de un cine "loachiano" que es el mejor punto a su favor. Por otro lado, yo soy bastante más escéptico con respecto al cine español, ojalá me equivoque.
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