viernes, 13 de julio de 2012

NADIE PUEDE VENCERME (1949), de Robert Wise

Con esta maravillosa película, de título muy indicado para los días que estamos viviendo, quisiera despedir el blog ya hasta el día 4 de septiembre. El martes inicio mis vacaciones y, aunque estaré antes por Madrid, quiero tener unos días para poner en orden mis apuntes para el nuevo libro que, ya puedo adelantar, tendrá por título El sueño americano. Un abrazo a todos y que nada, ni nadie pueda vencernos...

Robert Ryan es un boxeador que hace mucho que ya superó su último combate. Está agotado y derrotado. Lleva encadenados varios combates perdidos y está llegando al final del camino con la única ilusión de ganar algo de dinero para montar un estanco con su mujer. Ella le ama con todas sus fuerzas pero está cansada de hoteles de mala muerte y que él se arrastre por tugurios infectos por la exigua recompensa de unos miserables pavos. Su manager ha llegado a un arreglo para que pierda pero no le dice nada, sabedor de su quebrantado orgullo, porque tiene la seguridad de que volverá a perder porque, simplemente, no puede más. Pero él...él quiere ganar. Una vez más. Por ella. Por él. Porque quiere sentir que aún sirve para algo. Aunque sea para aguantar golpes. Tiene que luchar hasta la extenuación contra rivales como la amargura, la decepción, el desprecio, la nada, la luz mortecina de una existencia que se apaga como una vela consumiéndose...y acabará siendo su último combate.
Robert Wise fue quien dirigió esta película (con un plano-secuencia de varios minutos a la entrada del recinto donde se celebran los combates que seguro que, de alguna manera, inspiró a Brian de Palma para su Ojos de serpiente mucho más allá de los que quisieron ver un arranque a lo Sed de mal) y lo hizo sin apenas escenarios, con un impagable Robert Ryan y una pléyade de esos secundarios que dan textura a las películas. Poco tiempo después, Wise daría el salto a la primera fila con películas como La torre de los ambiciosos, Cualquier día en cualquier esquina, West side story y Sonrisas y lágrimas por citar unos pocos ejemplos. Y lo hizo con esta historia corta, de sombría amargura, sin apenas más medios que una cámara y dos escenarios...y así, con tan poca cosa, nos hurgó, como un directo al estómago, en los entresijos de nuestro corazón para narrar una última pelea y la certeza de que sólo nos queda aquello que nos rodea...y no lo que somos...


2 comentarios:

dexter dijo...

Pinta bien esta película que no he visto y que pienso ver a la más mínima oportunidad.Me gusta mucho el tema. Es un temazo, en realidad el boxeo. Mis favoritas son "Cuerpo y alma" y "Marcado por el odio" aunque hay una por ahí de un tal Martin, no sé si te suena, que se llama "Toro salvaje" que también, también. Y Robert Ryan. Hace poco recordabas "Grupo salvaje". Qué gran reparto, Ryan, Holden y Borgnine, tres actores de champions aunque quizá nunca jugaron en las grandes ligas como tantas veces hemos hablado.

Yo también te deseo feliz verano,Bardés, y suerte con los primeros esbozos de ese sueño americano que ya tengo ganas de leer, y eso que ni he empezado el anterior. Y no, nadie podrá vencernos por mucho que se empeñen. No podrán derrotarnos, porque como dijo Ma Joad, somos el pueblo. Y como dijo su hijo Tom "Estaré en todas partes... Adondequiera que mires... donde haya una lucha para dar de comer a los hambrientos, allí estaré. Donde haya un policía golpeando a un pobre tipo, allí estaré. Estaré en la manera en que la gente protesta de furia, estaré en la manera en que los chicos ríen cuando tienen hambre y saben que la comida está lista, y cuando la gente coma lo que ha sembrado y viva en las casas que ha construido, allí estaré también"

Y también contigo, Bardés. Una temporada más juntos. Venga, por la siguiente.

Abrazos definitivos

César Bardés dijo...

Vaya regalo me dejas para que me lo lleve de vacaciones, Dex. Me voy a unir a Ryan, Holden y Borgnine para hacer nuestro propio Grupo Salvaje, para caminar hacia el crepúsculo con un adiós en los labios y un Winchester en los brazos. Tú y Carpet, también, por supuesto. Habéis sido mis compañeros, mis "sospechosos habituales" en esta aventura que, mal que bien, sigue durando. Espero compartir con vosotros aún muchas frases, muchas opiniones, muchos deseos, muchos estrenos, muchas ganas y mucho, mucho cine además de mucha amistad.
Gracias, Dex. Gracias, Carpet. Iremos a por la siguiente.
Abrazos emocionados.