jueves, 24 de octubre de 2013

CAPITÁN PHILIPS (2013), de Paul Greengrass

Surcar las aguas del peligro es tarea encomendada a héroes anónimos, que esconden sus identidades bajo el oleaje y la espuma solitaria de un mar que está olvidado del hombre. No hay seguridades cuando todo se balancea de un lado a otro, haciendo que una gigantesca máquina de navegar sea un cascarón de nuez. Y hay menos certezas cuando esas tormentas son desencadenadas por los súbditos de un estado fracasado, presa de los señores de la guerra, que convierte en asesinos a simples pescadores y solamente quieren drogarse con el papel del dinero.

Solo que, de vez en cuando, entre abordaje y rescate, aparece un hombre que demuestra una inteligencia discreta y que está dispuesto a asumir todos los deberes derivados de la profesión de capitán de carguero. Trampas sutiles, bien hilvanadas, con sorpresas que quedan ocultas en casualidades y que ponen a salvo aquello que es sagrado en cualquier transporte: las vidas humanas. El problema surge cuando los captores no tienen ni idea de cuál es el valor de esas vidas. Atontados hasta la náusea, embebidos de sangre y de crueldad, sin más razón que la de sobrevivir aunque sea en un régimen esclavista, es muy difícil hallar un nexo de razón que los haga iguales a cualquier obrero del mundo desarrollado. Y, sin embargo, no guardan tantas diferencias.
Por supuesto, hay un lugar para el Ejército, para las unidades de élite, para la negociación sutil y claramente dominada por un sentimiento de superioridad que solo puede ser efectiva ante personas que no han ido mucho más allá de sus incomunicadas aldeas. El heroísmo está en enfrentarse a esos pedazos de carne con ojos que solo tienen su propia respiración para defenderse del vil chantaje de unos desgraciados que poseen las armas porque no hay valores, ni preferencias. Solo dinero. Solo el triunfo de un rescate del que, ni siquiera, se van a beneficiar.
Náusea de alta mar es lo que entra cuando uno va a ver esta película. No porque sea mala. No lo es del todo y especialmente hay que destacar el desarrollo del secuestro, sino porque Paul Greengrass, muy alabado por la pretendida crítica de prestigio, menea más la cámara que un enfermo de Parkinson. Tanto es así que, llegado determinado momento, hay que apartar la vista de la pantalla porque uno comienza a sentir mareos injustificados de tanto tembleque. Hasta el simple plano de una pantalla de radar padece de nervios. Sin ninguna justificación y porque hace de ello su estilo, Greengrass solo da un respiro en sus espléndidas tomas aéreas y hay que reconocer que podría haber narrado todo el asunto desde el aire porque a bordo es para darle con el trípode que no usa en todo el colodrillo.
Por otro lado, la película muere en un determinado momento y demasiado pronto. Después de un planteamiento apasionante, todo se viene abajo porque no hay ningún avance significativo en el asunto. La odisea del valeroso Capitán Philips se estanca entre las paredes de un modernísimo bote salvavidas y la película tiene verdaderos problemas que solo son solucionados al sobrevenir el inevitable desenlace. Tom Hanks lo hace muy bien porque compone a la perfección el personaje del héroe sencillo y vulgar, que vacila en sus decisiones, que tiene muy claras sus preferencias y que se hace un poco incomprensible al final. No importa, Hanks tiene valor, hace frente al personaje y llega al espectador a pesar de que no hay ni un plano fijo sobre su expresión.
Eso sí, si van ustedes por esos océanos perdidos y pasan por una experiencia traumática, rueguen porque no les toque una doctora de la Marina de los Estados Unidos que atiende a los pacientes como si fueran formularios. Dan ganas de coger el estetoscopio y anudarlo en torno a su cuello con saña. Por lo demás, a esto llevan tantas compasiones y tantas intervenciones desafortunadas en países en trance de muerte. Y eso duele tanto como un secuestro en alta mar. El resto se lo dejamos a la cámara mareante, irritante e insultante de Paul Greengrass. 

7 comentarios:

dexterzgz dijo...

Bueno para mí esta película se resume en dos palabras: Tom Hanks. Es el alma del film. Me tuvo tan hipnotizado durante las dos horas y media que apenas acusé el tembleque de Greengras. Y fíjate que te he comentado muchas veces que no es precisamente mi actor favorito. Aquí está perfecto, rumbo directo a ese tercer Oscar que podría caerle y no sería ningún escándalo. Es doblemente meritorio además porque aquí se quita el disfraz de estrella de Hollywood prescindiendo de esos habituales tics suyos que irritan más incluso que la cámara de Greengrass.

Por lo demás, la peli es correcta pero no mata. Calca la estructura de "United 93" aunque para mí aquella era mejor. Carga demasiado el mensaje de las diferencias entre el llamado Primer Mundo y el Tercero, desde el contraste entre la escena inicial de Hanks hablando con su esposa y la escena de los piratas en la playa. Ese subrayado sobre las necesidades de unos y otros se eleva a veces por encima de la trama del film y pienso que no es más que un perjuicio.

Abrazos desde el asiento 15

César Bardés dijo...

Tienes toda la razón del mundo al decir que el principal (y casi único) activo de esta película es Tom Hanks. A mí no ha sido un actor que me haya irritado especialmente. Creo que, durante una época, elegía los mejores proyectos posibles y luego cayó en algo mucho más facilón, más propio de una estrella deseosa de ganar mucha pasta antes que dejar algo de arte. En todo caso, creo que irá directo a las nominaciones (lo de ganar el Oscar, mira, ya lo dudo un poco más).
Yo creo que la película, sencillamente, muere en el momento en que cae al agua el bote salvavidas. Ahí se estanca totalmente, Greengrass no puede evitar la tentación de meter la eficiencia increíble de la Marina de los Estados Unidos haciendo, de una película-denuncia, una cosita de acción bastante mediocre.
Tienes mucha razón en que le puede a Greengrass la mirada de comprensión sobre los secuestradores, con las diferencias, demasiado subrayadas y demasiado moralizantes, entre el Primer y Tercer Mundo. No es que no tenga razón, por supuesto que la tiene, es que esas diferencias creo que, cualquier espectador con dos dedos de frente, ya las sabe y, si tiene conciencia, algo hará para que no lo sean tanto.
La verdad, a mí, como desarrollo argumental, me parece mucho más apasionante toda la parte del barco que la huida. Por lo demás, quita, quita, que aún me dura la basca.
Abrazos con olor a queroseno.

CARPET_WALLY dijo...

Vaya, vosotros viendo a heroes americanos a lo largo y ancho de este mundo y yo perdiendo el tiempo con una dulce y amable comedia romántica de un inglés experto en sacrnos del cine con una sonrisa, aunque la película que nos haya entregado no tenga profundidad ni enjundia.
"Cuestión de tiempo" es otra de Richard Curtis con todo lo que ello conlleva, positivo y negativo. En mi caso más de lo primero que de lo segundo, porque efectivamente aunque no se trate de grandes cosas, sus films me suelen dejar un poso que se queda durante mucho tiempo. Me gusta su humor amable, amigo de la sonrisa continua mas que de la carcajada, con gamberraditas suaves, con chistes inteligentes muchas veces, películas corales que aunque se centren en uno o dos personajes rodea de secundarios con suficiente peso para que nos resulten agradables.
Lo peor que he oido decir de Curtis es que hace películas fáciles (?) y muy almibaradas. Tal vez su tono romántico sea demasiado buenista y perfecto, lo es, pero no creo que sea fácil hacerte sentir bien durante más de hora y media y que salgas del cine siendo un poco más feliz.

Ya véis que despiste vosotros luchando en Somalia por la igualdad de los mundos y yo viajando en el tiempo para poder enamorar a una chica. Polos opuestos.

Abrazos blanditos.

César Bardés dijo...

Yo no tengo nada en contra del cine de Curtis aunque creo que su enfoque es bastante repetitivo. ME parece bien, sin embargo, que insista una y otra vez en una fórmula que funciona. En este caso me echó para atrás la premisa argumental que, esta vez sí, me parece mucho más facilona que "Love,actually". En todo caso, Carpet, tal vez haya muchas, muchas maneras de poder enamorar a una chica. Una de ellas puede ser, por ejemplo, ser un héroe anónimo, que está ahí cuando se le necesita, que no lucha ni se arriesga innecesariamente y que utiliza la inteligencia para salvar situaciones que son límite.
Abrazos temporales.

dexterzgz dijo...

No, no, a mí lo que más me gusta del personaje de Tom Hanks, y creo que lo dejé caer antes al alabar al actor, es que precisamente da vida a un antihéroe. Y creo que como dice Bardés la primera parte en el barco funciona mejor, en cuanto a tensión y en cuanto a todo, por hacer hincapié en ese carácter del personaje, el capitán capaz de sacrificarse por su tripulación, el último en abandonar el barco (aunque paradójicamente sea el primero). Luego ya es Hanks y los piratas y cambia un poco la perspectiva. A Greengras se le va un poco la película también cuando deja a los marineros a su suerte.

Abrazos desde la sala de máquinas

CARPET_WALLY dijo...

Vale, acepto pulpo, se puede enamorar a una chica siendo heroe anónimo en el mar somalí, de hecho es bastante más fácil hacer eso (con ser complicado) que metiendose en un armario y retrocediendo en el tiempo (prueba y verás, a mi no me sale).

Si, la premisa en Curtis es lo de menos, y efectivamente es algo repetitivo en su fórmula, pero en cuanto a mi, también resulta repetitivo en los resultados.
Fijate que para mi responde bien a las premisas de comedia clásica basadas en una idea, más o menos original o peregrina, y partir de ella construir un enlazado de situaciones y dialogos más simpáticos que decididamente cómicos. Austero en los tiempos de los gags, su humor inglés se basa más en el golpe de efecto (casi siempre de dialogo) con buenos chistes y personajes muy identificables.

Os pondría de ejemplo de premisa simple, "Un juego favorito", aunque no quisiera entrar en odiosas comparaciones con Howard hawks que evidentemente Curtis no puede ni soñar.

Abrazos cómicos


César Bardés dijo...

Confieso que he tardado porque me he pasado toda la tarde de ayer metido en el armario e intentando trasladarme en el tiempo. Tengo que confesar que, aunque al principio me fue difícil, luego conseguí pulular por algunas cosas que me habían pasado. De todas formas, no sirvió de mucho porque comprobé que, aunque quisiera cambiar las cosas, probablemente, hubiera hecho exactamente lo mismo que hice y así no hay película que valga.
En cuanto a la película, Carpet, también aceptamos pulpo como comedia clásica con diálogos más agudos que brillantes, levemente cómicos aunque no desternillantes.
En todo caso, yo no estoy diciendo, ni mucho menos, que la premisa de Curtis sea simple sino fácil, que no es lo mismo. Para muestra un botón. La misma Rachel McAdams protagonizó una cosita junto a Eric Bana que se llamaba "Más allá del tiempo" y que, más o menos, era una premisa muy, muy parecida a esta solo que el tipo viajaba en el tiempo sin poder controlar los saltos. Por supuesto, lo mejor era que tenía que volver a conquistar a su mujer, etc, etc. El desarrollo de la de Curtis no es igual con toda seguridad pero la premisa ya se ha visto, se ha visto muchas veces y, por lo general, el resultado suele ser blandito. Es lo único de lo que se le puede acusar porque, luego, el tipo sabe ir muy bien por los terrenos que le interesan como son el amor y la comedia. ¿Acaso Richard Curtis no es el mismo que escribe "Notting Hill" o "Cuatro bodas y un funeral"? ¿Alguien puede decir que son malas películas? No, yo creo que no. Pero son fórmulas de comedias romanticonas muy de consumo. Por eso, precisamente, valoro más "Love, actually" porque quizá ahí va un poco más allá y consigue una comedia que dura más, cala más y llega más.
Dex, nada que reprochar a tu argumentación. Por cierto, ayer leí un twitter de esos categóricos que tanto me gustan: "Greengrass es muy grande"...Coñ...No sé qué hubieran dicho de Hawks, de haberlo visto, o de Frankenheimer...Lo peor de esas afirmaciones categóricas no es que no estés de acuerdo es que llevan una implícita ignorancia disfrazada de verdad catedrática que irrita al más pintao.
Abrazos de más y concordantes.