Con este artículo quiero desearos a todos un feliz año nuevo. Que la aventura continúe con la certeza de que, al final, encontraremos el triunfo sin olvidar que la mirada serena y el pulso firme son las principales armas de la libertad. Gracias por seguir viniendo y prestarme vuestros ojos durante un par de minutos cada día. Ésa es mi verdadera aventura.
La mirada cambia cuando el oro es el
móvil. El heroísmo deja paso a la cobardía, la amistad se vuelve amargo
resentimiento, la nada comienza a abrirse paso con tanta fuerza que acaba devorando
el furor de una codicia que parece convertirse en una moneda lanzada al aire.
No valen ya los antiguos motivos, solo el presente tiene valor y, en realidad,
está a precio muy rebajado. Porque ya no se combate cuando se debería luchar
con rabia, porque ya la fortuna termina por ahogar cualquier otra intención.
Todo ideal noble es susceptible de corrupción y quizá quien menos es capaz de
batirse es el más cualificado para ver la verdad con todas sus consecuencias.
El fuego lo destruye todo salvo la
solidaridad. El oportunista resulta aplastado con furia. Los elementos se
confabulan para que sea inevitable el enfrentamiento. Solo un enemigo común
puede unir a los que han nacido para ser aliados y basta el intento de sumergir
la tierra en un baño de sangre para que vuelvan a resurgir las verdaderas
naturalezas de las distintas razas que tienen la misma carne, la misma
inquietud de paz, el mismo afán porque la justicia no sea la última palabra de
unos pocos iluminados, sino el auténtico cimiento de una paz que huye cuando el
miedo enseña sus dientes.
Más allá de eso, hay que reconocer
que el espectáculo bélico está servido con sus abundantes toques de fantasía
desbordada. Y, sin embargo, entre tanta lucha falseada por pantallas azules
pixeladas hay una cierta sensación de que se está contando muy poco, que el
argumento se sostiene con unos alfileres estancados en la espectacularidad y
que todo es lo mismo pero un poco más pobre en la parte más ardua. Contar una
historia no es fácil y, a menudo, se olvida narrar lo importante para centrarse
en el fuego de artificio, en el estremecedor ruido de las espadas afiladas, en
la multiplicación del personal para dar la impresión de que todo es grande y
único. Y el cansancio aparece porque solo hay duelos en una leyenda que se ha
estirado demasiado.
Incluso hay secuencias de la película
en la que se puede apreciar el truco. Transparencias no del todo completadas,
que se disfrazan con la confianza de que el espectador está a favor de una saga
adictiva que solo apela a la ansiedad de un poco más con un poco menos. Hay
hazañas demasiado increíbles, demasiado dimensionadas, también hay detalles
interesantes e historias ligeramente descolgadas. Lo cierto es que el tesoro se
encuentra, se restituye el orden efímero, se encuentra un paréntesis en el caos
que se precipita sobre pueblos que quieren tener el derecho de existir, de
tener algo por lo que morir, de conservar un orgullo que es inversamente
proporcional al tamaño del corazón. Y los héroes se despiden, se cierra el círculo
a conveniencia y los enanos que avanzan con la verdad y el equilibrio son los
que realmente merecen una paz que siempre se ve turbada por el oportunista de
turno. Es el sino de los que pierden sus nombres en una historia tan legendaria
que va perdiendo el sentido. El director Peter Jackson ha sido la flecha que
derribaba dragones y también la falacia que cansó nuestras visiones. El resto
es solo el brillo fingido de un veneno llamado codicia.
2 comentarios:
Buen día Lobo, se agradece tu artículo semanal, aunque sea para enfrentarnos a la enésima parte de una saga artificialmente interminable.
Dices bien lo de que contar una historia no es facil. Los libros te permiten matices, traspasarlos a la pantalla punto por punto y recrear un mundo tan ingente como el que soñó Tolkien puede ser muy meritorio, pero a veces pierdes el alma de lo que está escrito en aras de tamaña precisión. Dudo que el escritor imaginase que un librito como "El hobbit" pudiera alargarse tanto tiempo como su famosa trilogia. Sin embargo así ha sido. Y es triste porque a pesar de que yo no sea un gran fan de "ESDLA" entiendo que tiene muchas cosas que merecen la pena y que significaban mucho. No obstante esta serie de peliculas con el protagonismo de Bilbo me han parecido mucho menos interesantes. Más de lo mismo desde el punto de vista técnico pero mucho menos desde el punto de vista emocional.
Peter Jackson se ha pervertido un poco (quizá mucho) y ya no sé si es capaz de filmar sin croma. Lejos está aquella interesante "Criaturas celestiales" donde descubrimos a la Winslet, y tengo un mal recuerdo muy cercano de su terrible adapatación a los nuevostiempos de "King Kong", el alma perdida en el camino, creo que nunca salió de auqella isla del diablo.
Abrazos interminables.
Buen día, Carpet. No os preocupéis que a la vuelta habrá más novedades.
Estoy totalmente de acuerdo en que Jackson ha perdido mucha alma, no solo desde "Criaturas celestiales" sino también desde "Agárrame esos fantasmas" que casi podríamos decir que, a pesar del nefasto título en español, es su mejor película. A mí me pasa lo mismo: no soy un gran fan de "El señor de los anillos". Entiendo su espectacularidad y entiendo que encandile a muchos pero Jackson no lo hace bien se pongan como se pongan. Si en aquélla alarga y no quita ni una coma del libro (antes bien, añade) y hace que, sobre todo, "El retorno del rey" sea larga, pesada y estés pidiendo la hora con ilusión para poder dejarte ya de historias (sigo diciendo que la mejor parte es "La dos torres" y nadie la aprecia como tal), aquí se nota demasiado el artificio de alargar y de alargar a base de batalla, de espectacularidad y de nada en realidad un librito que no le daba para mucho más.
Solo una cosa que siempre he pensado...Bilbo como héroe me resulta más convincente y más válido que Frodo (que se lo habrían merendado a las primeras de cambio si no llega a ser por Sam, auténtico héroe de la saga de "El señor de los anillos"). Y, de hecho, Martin Freeman me parece mucho, muchísimo mejor actor que Elijah Wood, un tipo con el que no iría con su cara de sufrimiento (que incluso pone cuando enseña su lado más oscuro) ni a la esquina, ni mucho menos hasta un volcán perdido en plena Tierra Media.
En cuanto a la saga del "Hobbit", creo que la mejor es la primera...pero sigo sin ser un fan de estas historias. En la primera es donde se cuenta más "cuento", donde hay más narración, donde se pone la verdadera carne argumental. Lo demás, ese fuego de artificio que Jackson domina pero que lo único que demuestra es que lo hace muy bien con una pantalla verde detrás y que aquello de contar historias...es algo que no recuerda demasiado bien.
Y vendrá luego con Tintín...qué difícil me parece que mantenga el nivel de Spielberg.
Abrazos bélicos.
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