viernes, 1 de diciembre de 2017

REGRESO AL FUTURO (1985), de Robert Zemeckis

Marty McFly llegaba tarde a todas partes. Su habitación era una leonera. Su día a día consistía en correr y no buscar demasiadas peleas. Es un artista del monopatín y es joven, muy joven. Tan joven que hace creer que todos los demás son jóvenes. Está fascinado por la ciencia y los nuevos inventos y ayuda, en sus ratos libres, a un viejo loco desquiciado a poner en marcha sus locas teorías. Sí, Marty McFly llegaba tarde a todas partes. Y el mismo tiempo se le va a requerir para que esté puntual en algún lugar del pasado.

Sí, porque lo imposible pasa y Marty tiene que correr para que las cosas sean como siempre han sido y tiene que hacer que todo encaje y que el tiempo se vuelva de espaldas sobre sí mismo y toda la juventud se traslade a sus padres, que en su día fueron buenos chicos a los que les faltó un pequeño empujón para realizar todos sus sueños. Marty va a ser el elemento clave para que esos sueños se hagan un poco más realidad. Basta con viajar al pasado en un coche al que el mismo tiempo se ha encargado en encumbrar como mítico y estar en el momento justo en el lugar adecuado. Claro que el tiempo no deja de ser un niño travieso al que le gusta jugar a la doble realidad. Si Marty interfiere demasiado, lo mismo sus padres no se conocen y él se borrará como si nunca hubiera existido. Es lo que tiene viajar en el tiempo. Se crea una disgregación espacio-temporal si se interviene demasiado y entonces la realidad se transforma creando otra realidad paralela y… bueno, todo esto no son más que minucias científicas que el propio Marty intentará demostrar en su periplo por la juventud de sus padres. Lo importante es dejar al inútil de Biff bien sentado en el suelo con la cara rota y el entendimiento aturdido y hacer que todo marche como la seda en ese maldito baile del fondo del mar que se organizaba en el instituto. Para ello, por supuesto, habrá que asombrar a los espectadores con la sabiduría encima del monopatín, tocar un poco la guitarra con un éxito que aún no se ha compuesto, tratar de hacer que papá sea más hombre y refrenar a mamá en sus instintos más reprimidos. Coser y cantar. En este caso, conducir y tocar. Y así, viajando al pasado y regresando al futuro, toda una generación de jóvenes quisimos correr como Marty, quisimos vestir esos vaqueros y calzar esas zapatillas, quisimos dar rienda suelta a esas desquiciadas carreras y quisimos, cada vez que nos acercamos de nuevo a esta película, volver a sentir que no llegamos a tiempo a ninguna parte. Maldito regreso al futuro…

4 comentarios:

CARPET_WALLY dijo...

Estuve a punto de comenzar el comentario diciendo que Zemeckis nunca ha hecho una película mala, que algunas pueden ser regulares y unas cuantas realmente buenas, pero de repente recordé "Lo que la verdad esconde" y me retuve a tiempo. Y el caso es que incluso esa, tiene una parte que parece más que aprovechable, lo malo es que se descacharra pasada media hora y con el agravante de que tiene un reparto maravilloso que mereció mejor suerte. Hay alguna otra que anda tan en el limite como Joseph Gordon Levitt haciendo equilibrios entre las torres gemelas, por ejemplo, "La muerte os sienta tan bien" que bordea el ridículo pero se aprovecha de que no se toma nada en serio a si misma.

El caso es que "Regreso al futuro" es puro cine de los 80, aventura familiar, ritmo maravilloso, muy bien interpretada, muy divertida y con un guión sorprendente y muy preciso.

Es simpática la anécdota de que el famosísimo "condensador de fluzo" nunca existió en la versión original, fue simplemente un error en la transcripción de la traducción para la versión doblada, en el original es un, triste y aburrido, condensador de flujo. es la prueba de que a veces el doblaje puede aportar mucho a una película.

Aunque las secuelas posteriores son claramente inferiores lo son por pura comparativa, la segunda tiene bastante interés en el guión aunque puede llegar a ser confuso y en la tercera la aportación de Mary Steenburgen y su química con Floyd también.

No obstante la primera de la saga es la que realmente te generaba un subidón, disfrutar de dos horas maravillosas y pensar que el futuro pudo ser mejor si algo en el pasado pudiese cambiarse, pero también que un cambio en el pasado podría dejarte, no ya sin futuro, sino directamente sin presente.

Abrazos con capones (¿hay alguien ahí?)

César Bardés dijo...

A mí no me gustó demasiado "La muerte os sienta tan bien", creo que el tema puede con la astracanada y, a pesar de su punto de partida más que atractiva, me reí más bien poco. La de las Torres Gemelas me pareció psé, vale. Y, sin embargo, la que no me gustó nada, pero nada nada fue "El vuelo". Creo que siguiendo con el mismo tema, Eastwood consiguió mucho más con "Sully" y con menos parafernalia.
Lo cierto es que, para los que estamos alrededor de los cincuenta, "Regreso al futuro" es una película señera. Aún recuerdo el cartelón que se solía exponer en el cine Gran Vía en su parte lateral, la que da a la Plaza de los Mostenses y que un día, vestidito de uniforme, pasé por allí y vi por primera vez el cartel de "Regreso al futuro", como que era la siguiente que iban a proyectar. Inmediatamente la imaginación comenzó a dispararse y me dije: "Puede estar bien...pero otro viaje en el tiempo...no sé. Además con un chavalito de protagonista. Esto puede ser una tontada bien inflada". Por supuesto, cuando se estrenó, embauqué a unos cuantos y fui a por las entradas un sábado por la mañana que no tenía servicio y salí del cine...con ganas de correr. Me sentía Marty McFly. Así de ágil, de impulsivo, de inteligente y, sobre todo, de joven.
Luego, ya más mayorcito, vinieron las otras dos y aún conservaban algo de magia (aunque la tercera me parece que se retuerce la fórmula hasta el cansancio) pero siempre te queda, como bien dices, el recuerdo de la primera. Y cada vez que tengo la oportunidad de volver a verla, vuelvo a tener la sensación de que voy por la Gran Vía con el uniforme puesto, pensando en mi mala suerte, hasta que das con un cartelón anunciando una película...
Abrazos atemporales.

CARPET_WALLY dijo...

Cierto es que "Sully" es mucho mejor película que "El vuelo" (a mi la de Eastwood me parece un peliculón, las cosas como son), pero es que no cuentan lo mismo aunque lo pudiera parecer. realmente la historia de "el vuelo" es una historia de redención, la historia de una adicción. Yo creo que Zemeckis aprovecha la historia del Sully real como contexto de lo que le interesa de verdad.

Cierto lo de la astracanada de "La muerte os sienta tan bien", pero creo que logra fundamentalmente gracias a Meryl, que a mi me parece que está estupenda en esta peli, algo muy habitual por otra parte, pero sorprendente en comedia donde apenas se había prodigado. Y una curiosa bufonada sobre lo que les ocurría tanto a ella, como a Goldie e incluso Isabella, que entradas en una edad perdían su espacio de éxito.

En cualquier caso, "Regreso..." es una película que no sólo nos trae buenos recuerdos sino peligrosamente nostálgicos.

Abrazos esperando al rayo.

César Bardés dijo...

Puede que tengas razón en cuanto a lo que pretenden contar una y otra. Y, desde luego, coincidimos en la superioridad de la película de Eastwood.
En cuanto a "La muerte os sienta tan bien", sé que lo que quiere decir tiene muchísima gracia y, es más, incluso puedo compartir tú opinión de que es una forma brillante de decirlo, pero sigo diciendo que le falta algo más de agudeza para mantener el interés. Al final ves que eso no te lleva a ninguna parte y es el retorcimiento hasta la estética de lo mismo una y otra vez. Meryl es una actriz estupenda, sea el terreno que sea el que pisa, aunque, por supuesto, se puede equivocar como todo el mundo. Lo de "Ricki", era para que se lo hiciese mirar pero creo que también ha sido un toque de atención para que no acepte cualquier papel que exija que se le vea la actuación. Ojo a ella en la de Spielberg con "The post" o, como se va a llamar aquí, "Los archivos del Pentágono".
Cierto. "Regreso al futuro" es como un recordatorio de una época en la que la misma existencia nos otorgaba más ilusión por todo. Días grises y rosas que poblaron los entresijos de lo que hoy somos.
Abrazos en punto.