Y es que este año, el
Oscar es brutal. Y lo es porque la calidad media de las películas presentadas
es bastante vergonzante. Lejos quedan aquellos años en que te anunciaban las
cinco nominadas y, si bien no estabas siempre de acuerdo con aquellas que
acababan llevándose el Oscar al agua, sabías que esas cinco estaban muy cerca
de ser las mejores del año. Los tiempos cambian. Ya no hay Oscars honoríficos
en la ceremonia. Se prefiere la mamarrachada antes que la elegancia y la apelación
siempre oportuna a la nostalgia y hay diez nominadas de las cuales…no se salva
ni una. O, al menos, no se salva ni una de acuerdo a los criterios de aquellos
que han visto dos o tres películas en su vida, porque siempre habrá el friki encubierto que, sin ruborizarse ni
un cabello de su dilecta cabeza, dirá que La
sustancia es la mayor obra maestra del cine contemporáneo.
Así que dentro de este
ambiente de brutalidad, de falta de clase, de aburrimiento empoderado y de
bobadas disfrazadas de trascendencia, el pronóstico, posiblemente muy errado,
para la ceremonia de este año puede ir en esta dirección, más o menos.
Como mejor película de
habla no inglesa, aunque me parezca notoriamente mejor la brasileña Aún estoy aquí, realista descripción de
los años setenta en Brasil y de la que todo el mundo habla pero pocos han
visto, parece bastante meridiano que se lo van a dar a Emilia Pérez, de Jacques Audiard. Más que nada porque entronca
mucho con las reivindicaciones tan de moda hoy en día y ha sido un título que ha
demostrado grandes signos de agotamiento a la hora de llegar al premio más alto
de la industria. Si la ceremonia y sus correspondientes votaciones se hubieran
celebrado hace tres meses, se hubiera llevado hasta el smoking de los
asistentes.
Aunque el mejor guión
original sería para la incomprendida y casi ignorada Septiembre 5, parece bastante claro que Coralie Fargeat va a subir
a recoger el galardón por esa versión alucinada de El retrato de Dorian Gray que es La sustancia. Atentos a Jesse Eisenberg que últimamente se está
posicionando muy bien para que su A real
pain también toque oro.
Para el guión adaptado,
yo apostaría por el trabajo de Peter Straughan para Cónclave. Seamos sinceros. Es la película oscarizable de este año
que más cine tiene dentro, por mucho que el final no convenza ni al Papa, pero
hay que reconocer que en sus dos terceras partes, el guión se mueve con
maestría y con misterio.
Para la mejor actriz de
reparto, no hay duda. Es inevitable que el premio recaiga en Zoe Saldaña por Emilia Pérez. Y hay que decir que es
justo. Ella es quien pone mayor dramatismo en la película con sus dilemas
éticos, canta, baila y actúa y otorga intensidad, aunque al final su personaje
caiga en la adoración a lo divino. Es la mejor. Aunque no estaría nada mal que
el premio fuera para Felicity Jones porque ella es lo más destacable de The brutalist.
Otro premio evidente es
el de Kieran Culkin por su trabajo en A
real pain en la categoría de mejor actor secundario. Es cierto que la
película es pequeña y que la trama es prácticamente anecdótica, pero el trabajo
de Culkin resulta, quizá, el más complicado al moverse entre sentimientos que
el espectador debe descifrar.
Como mejor actor,
parece que todas las papeletas llevan el nombre de Adrian Brody por The brutalist. Hay un cierto aroma de
que, vaya, otra vez este tío, que no ha hecho nada más en su vida que El pianista y ya se llevó al calvo de
oro a casa y ahora, otra vez. Su interpretación es muy buena…con permiso de la
de Ralph Fiennes en Cónclave, que es
mucho mejor. Aún así, como ya he afirmado en distintos medios, el premio a
Brody no molesta, pero es más justo para Ralph.
Habida cuenta que el
discurso sempiterno de represión y de qué difícil es la vida para los
transexuales, etcétera, etcétera, etcétera de Karla Sofía Gascón se ha quedado
en pura pesadez, difícil lo tiene para hacerse con el premio a la mejor actriz.
Es el precio de querer ser el niño en el bautizo, la novia en la boda y el
muerto en el entierro. Se lo van a dar a Demi Moore por La sustancia a pesar de la contradicción intrínseca que lleva
dentro porque se le va a otorgar casi como que pidiendo perdón por exigirle que
esté guapa y qué pena y tal y nuestra querida Demi se ha retocado hasta los
pelos de la nariz quedándose en una versión un tanto ridícula del personaje que
quiere denunciar. Sin embargo, la mejor interpretación, y lo es sin lugar a
dudas, es la de Fernanda Torres por Aún
estoy aquí porque la actriz decide mostrar el sufrimiento sólo apelando a
la intuición lógica del espectador. Sin aspavientos, sin grandes escenas
dramáticas, solo con el corazón y la mirada…y eso no lo hace cualquiera. Ni
siquiera Demi Moore.
Como mejor director
parece claro el premio a Brady Corbet. Más que nada porque ha sido capaz de
poner en pie una película de tres horas y nosecuántos minutos con un
presupuesto bastante limitado y colocarse en la terna de películas más
apreciables del año. No obstante, ya dije que The brutalist carecía de alma de ganadora, que le faltaba algo más,
que ese epílogo que tiene le sobra bastante. Me estaré haciendo viejo. Este es
el premio justo…y lo digo con la nariz muy, muy tapada.
Mejor película.
Agárrense los machos. Todo apunta a que The
brutalist va a ser la afortunada, pero me resisto a creerlo. Es cierto que Cónclave está ganando muchos enteros en
las últimas semanas porque, sorpresivamente, se está llevando más de un premio
mayor…pero, como estamos en ese sin sentido que es el voto preferencial,
prepárense para dar el Oscar a la mejor producción del año a Anora, el rollete de Sean Baker (loado y
alabado como el director más estupendo de los últimos años) y que sigo diciendo
que tiene cierta tendencia a ser tan plomo como una vaca en brazos. Se va a ir
con ese pesito de más que es la figura más ambicionada del mundo del cine.
Brutal.
Eso es todo, amigos. Y ojalá, por favor, que Dios me oiga, que el año que viene haya mejores películas para decidir. Me estoy embruteciendo con todo esto.
2 comentarios:
Pues como casi todos los años de la última ¿década? voy atrasadisimo en el visionados de las candidatas. Creo que si tu te estás embruteciendo yo debo estar envejeciendo (y eso es algo que no me había pasado nunca hasta ahora, creo).
Pero si, será que me hago viejo pero el entusiasmo que antaño me provocaban estos premios hace mucho que fue decayendo. En épocas más jóvenes era, para mi, una especie de fiesta tipo Eurovisión, con mis quinielas, con mis favoritos, con disfrute por la fiestas, los números, los guiones, los chistes...
Quizá la causa fundamental se deba a que las películas de los últimos años me parece que quedan a años luz de la calidad de otras épocas. Eso sin duda es un síntoma de senectud (o de buen gusto, pero tratándose de mi es poco probable). Y lo peor es que si alguna vez entendí que había algún film que era especialmente valioso terminaba siendo relegado por alguna película poco más que correcta (léase "Green book"/ "Roma", por ejemplo). O aun peor, la película premiada estaba en un grupo de films mediocres y entre todas ellas era la más simple de todas, porque mucho se habla de el absurdo triunfo de "Todo a la vez en todas partes" (impresión que comparto), pero nadie se tira de los pelos con que se considerase la mejor película de año "CODA" que es de una vulgaridad aplastante. Ese año Spielberg o Brannagh nos ofrecieron películas que no eran perfectas, pero tenían más calidad en un solo fotograma que en todo el metraje de la premiada.
Otra cuestión que también me aleja de la misma ceremonia es que ya ni siquiera me sorprende el punto fuerte yanki, el puro espectáculo. Los números musicales se iban convirtiendo en anodinos, este año ni siquiera se interpretarán las nominadas a mejor canción, probablemente por no hacer el ridículo con alguna nominación de "Emilia Pérez". Los guiones o las "teóricas" improvisaciones de algún participante que parecían ágiles, divertidos u ocurrentes hace un tiempo también ahora se controlan se acortan o directamente se anulan. Y, sinceramente, otro tipo de incidentes que llenan cientos de páginas (digo páginas, otra muestra de vejez) como los bofetones en plena gala tampoco me agradan demasiado.
Así que este año, hablo mucho de oídas y de leídas y me apetece, desde el puro desconocimiento, que Brasil salga victorioso o "Wicked", que si hay que premiar un musical al menos tenga buena música.
Y "La sustancia", pues que queréis que os diga, a mi no me parece nada notable salvo un par de cositas. Un puro episodio de "Black Mirror", mucho ruido para pocas nueces.
Abrazos con vestido de tiros largos.
Rain Man
El turista accidental
Las amistades peligrosas
Arde Mississippi
Armas de mujer
Cogo al vuelo el quinteto de finalistas de la edición de 1989 Lo de menos es que ganase "Rain man" que a lo mejor incluso, siendo bastante buena, es la peor de las finalistas. Lo de más es que son títulos que se te quedan. ¿Quién se acuerda hoy de que "Precious" o "Up in te air" estuvieron en esa pugna. Pues nadie, porque hoy en día el cine no resiste diez finalistas al Oscars como si quizá podía pasar en los primeros tiempos.
Recuerdo un tiempo en el que me ponía el despertador y me levantaba a ver la ceremonia, porque de algún modo merecían la pena las ojeras del día siguiente. Hoy no muevo un dedo ni intento ver todas las finalistas antes de la entrega de premios. ¿Para qué? ( si alguna ni siquiera se estrena en salas y pasa directamente al streaming). Será que nos estamos volviendo viejos, pero creo que será algo más.
En cuanto a la edición de este año mi favorita es "Aún estoy ahí" por las razones que expuse ayer aquí mismo. De los tres premios a los que opta le daría los tres como mínimo. Es una película hecha con el corazón sin ningún tipo de aspavientos, todo lo contrario que "The brutalist", una película que parece hecha para epatar al respetable, lo cual no quiere decir que Corbet no merezca su premio (a falta de Salles en la terna por supuesto). A fin de cuentas, tiene mérito lo que dices de hacer una película de casi cuatro horas y que más o menos no decaiga. Y que, reconozcámoslo, lo suyo es virtuosismo, algo hueco y calculado, pero virtuosismo al fin y al cabo.
En cuanto al actor protagonista, mi voto (y mi corazón) está siempre con Ralph, por las mismas razones por las que le daría su Oscar a Fernanda. Sus interpretaciones son pura contención, sin aspavientos de cara a la galería (y Brody está ahí, ahí y sospecho que el amigo Timoteo otro tanto). Los actores secundarios son muy favoritos cada uno en su categoría, pero yo no se lo daría francamente a ninguno de los dos. ¿ Por qué ? Porque los dos son claramente protagonistas de sus respectivas películas (por cierto espero que Eisenberg sí se lleve el premio al guión original). Pero que dejen ya de tomarnos el pelo.
Pues eso, es lo que son los Oscars actualmente, una tomadura de pelo. De los creadores de vamos a inundar de premios a los chinos de la lavandería llega venga este año a esta bailarina rusa tan simpática.
Abrazos insustanciales
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