Con este artículo, vamos a poner en suspenso el blog durante unos días. Es Navidad y todos estamos mirando más los escaparates que una pantalla de cine. En cualquier caso no estará del todo cerrado. Los estrenos se publicarán puntualmente el viernes 26 de diciembre y el viernes 2 de enero para ya coger el ritmo habitual el 7 de enero. Por lo demás, feliz Navidad a todos. Es maravilloso sentir que, de vez en cuando, hay gente capaz de jugarse el pellejo por ti. Y todos los que visitáis este blog lo hacéis. Gracias a todos. Ése es mi verdadero regalo.
Es Navidad y el día cae de calor
en Los Ángeles. Es así de sencillo. Como un policía de Nueva York dejándose
caer por allí para ver si arregla de una vez sus problemas familiares. No
confió en su mujer, en sus posibilidades y la separación fue inevitable. Ella
allí, donde el sol y las palmeras forman un cuadro imposible. Él aquí, donde el
invierno es un delincuente más al que hay que perseguir con el vaho en la boca
y las suelas desgastadas.
Por alguna razón desconocida,
siempre se ha creído que los lugares soleados son inmunes a las fuerzas
malvadas que corrompen y destruyen todo cuanto tocan. Sí, algunos delincuentes,
palizas, robos…eso pasa en todas partes. Pero los terroristas no pueden llegar
al paraíso. Eso todo el mundo lo sabe. Pero ocurre. Más que nada porque los
terroristas son unos rateros a lo grande, quieren llevarse lo grande, quieren
matar al grande y quieren comérselo grande. Es hora de ensuciarse la camiseta,
John. Y vas a tener que reptar por los suelos embarrados de moqueta, entre las
lianas de las irritantes patas de las sillas de oficina, agazapado en las
sombras de una noche que parece que nunca quiere acabar. Y tu mujer está ahí,
en medio de la selva, sabiendo que estás haciendo de las tuyas porque,
sencillamente, este puñado de terroristas que no se lo piensan dos veces antes
de apretar el gatillo, han tenido la mala suerte de encontrarse contigo en un
edificio que hubiera sido una balsa de aceite si no llegas a ir a ver a tu
mujer por Navidad.
Navidad, Navidad, dulce
Navidad…Papá Noel riéndose en una camiseta porque ahora tiene una
ametralladora, regocijándose porque consigue un poquito de explosivo plástico
en una bolsa colgando de un cuello roto, saltando de júbilo porque la policía
viene a estropearlo todo. Sí, porque no quieren hacer caso de las pistas que el
bendito barbudo les va soltando por el walkie-talkie. La sangre llega a los
pies, es cierto. Pero ¿qué es eso cuando se está delante de un héroe?
La jungla de cristal fue una maravillosa película de acción que
aupó a Bruce Willis al Olimpo de los héroes bajo una diestra dirección de John
McTiernan. Más tarde se han hecho múltiples secuelas que llegan hasta el día de
hoy, a pesar de que el protagonista ha envejecido veintiséis años y ya no es
ningún jovencito y de que todas y cada una de las películas posteriores han ido
degenerando hasta hacer casi irreconocible la intención inicial. Y es que
colocar a un héroe tan cínico en medio de una situación crítica no era fácil si
no se quería resultar ridículo. John McClane fue ese héroe que necesitaron los
ochenta para revitalizar a una juventud que se había perdido dulcemente en el
látigo de otros y no tenía ningún agarradero contemporáneo. Por eso nos gusta
tanto, porque nos dio unas dosis de rebeldía, de inconformismo, de diversión y
de entretenimiento como pocas veces se había visto en una película de evidente
vocación comercial. Y lo hacía cercano, imposible y, al mismo tiempo, real. El
resto, ya se sabe, es solo la historia de un tipo que cabrea a unos terroristas
de una forma tal que tuvimos todos la certeza de que hasta los tipos fríos
cometen errores al tener a un mosquito rondando los oídos. Y eso merece que uno
se arrastre junto a John McClane por esos suelos encerados, esos cristales
interminables, esas luces blancas que presagiaban el sueño de grandeza de un
capitalismo que solo fue valiente durante cinco segundos.
9 comentarios:
Pues fíjate que a mí me pone mucho más mirar una pantalla que mirar escaparates, tú. En fin, esto es un clásico navideño y lo demás son tonterías. También un clásico de nuestras vidas, de cuando éramos todavía inocentes y creíamos en los John McLaines de este mundo. Bruce Willis recién salido de la agencia de detectives Luz de Luna creó un personaje para la historia. Socarrón, irónico, llanero solitario, tiene un poco de todos, de John Wayne, de Bogart, de Han Solo.
Tú también tienes un poco de todos esos,Bardés. Feliz Navidad
Hombre, es que por poner...no lo dudes, Dex. A mí también me pone más mirar a una pantalla antes que un escaparate. Es más, te contaré un secreto secretísimo. Odio ir de compras. Me parece un coñazo supino. Me espanta. Me horroriza. Y además, sufro por la cantidad de dinero que se me va sin quererlo ni beberlo.
En cuanto a "La jungla de cristal"...bueno...hay una pequeña anécdota que cuenta Bogdanovich en "Ciudadano Welles" su libro sobre Orson que recomiendo a todo el mundo.
En cierta ocasión, Bogdanovich, Welles y unos cuantos más estaban en la casa del primero. A alguien se le ocurrió encender la televisión y resulta que dio la casualidad de que estaban emitiendo "El cuarto mandamiento". Todos se dispusieron alrededor de la tele, entusiasmados. Al fin y al cabo, no se tiene la oportunidad todos los días de ver una película junto al genio que la creó.
Cuando apenas se llevaban diez minutos de película, Orson Welles se levantó y se marchó. Bogdanovich se fue cinco minutos después a ver qué le pasaba. Se encontró a Welles tumbado en el césped del jardín fumándose un puro.
Bogdanovich le dijo que le entendía, que debía ser muy duro ver una película que él había concebido de una manera y que fue tan horriblemente mutilada saliendo otra cosa aunque, aún así, seguía siendo una obra maestra.
Welles dio una larga chupada al puro y le dijo:
- Te equivocas, Peter. Me he ido porque esa película me ha recordado que, por aquel entonces, yo era joven. Y ya no lo soy.
Pues eso me pasa a mí (y a unos cuantos más) cuando recordamos algunas películas que fueron parte de nuestra juventud y, además, de nuestra juventud más feliz. "La jungla de cristal" fue una de ellas. Y aún recuerdo la sensación (totalmente juvenil) de salir del cine sabiendo que había visto una película de aventuras que me hacía sentir bien porque...al fin y al cabo, por aquel entonces yo también me sentía capaz de enfrentarme a esos ladrones disfrazados de terroristas que toman un rascacielos y no se andaban con tonterías.
John McClane, en el fondo, era un poco de todos esos que dices y además era un poco como queríamos ser.
Gracias por esa última frase...aunque sea empezar la Navidad con una mentira del tamaño del Nakatomi Plaza.
Feliz Navidad, sinceramente.
Uff, dímelo a mí que salgo de ver anoche "Grease" en un pantallón y en versión original y llevo toda la mañana de un subidón que no veas. Ah, la nostalgia. Bueno, la verdad que también tienes algo mucho del porte de Alan Rickman, aunque no en esta peli, que menudo cabroncete. La verdad es que la saga ha degenerado sí (pero nosotros también). La segunda era entretenida menos que la tercera a pesar de aquel juego de pistas por Nueva York y de Jeremy Irons y L. Jackson. La cuarta era un horror y la quinta ni la vi. Pero ni rasgo del espíritu de la primera, salvo en algún detalle aislado:
- "Tío, te has cargado un helicóptero con un coche ¡¡"
- "Se me habían acabado las balas"
Feliz Navidad de nuevo. Te lo mereces todo aunque na más sea por aguantarnos
Abrazos "go lighting"
Pues fijate lo que són las cosas, en mis tiempso adolescentes jugaba yo con una fantasia para conquistar a la chica que me gustaba de turno (a la que me gustaba más, porque normalmente eran varias). La historia era que un grupo de malos (terrositas o lo que fuera) se metían en el instituto de la chica en cuastión y yo superheroe (que no tenía ni media hostia) lograba con astucia y valentia desbaratar el malvado plan y rescatar a la dama.
Vale, era una chorrada infantil digna de risa, pero hete aquí que algunos años más tarde me encuentro con mi argumento (yo también me deslizaba por falsos techos y me escondía en reconditos lugares, etc) llevado al cine con un ritmo que ni en el mejor de mis sueños pude imaginar. Ok, el intrépido chaval se había convertido en un experimentado y cínico policia, pero eso era para ganar en credibilidad, y yo no tenía que enfrentarme con ametralladoras o lanzamisiles, pero tampoco yo iba descalzo ni mataba a nadie, si acaso (como decía Gila) les desmoralizaba.
El caso es que es un peliculón de los de siempre, de los que te divierten si o si, que está magníficamente dirigida y muy bien interpretada, grande Bonnie Bedelia y fantástico Allan Rickman, muy divertida y qué gran personaje. Ayer cuando hablabamos de actores personajes pensé en Willis y Mclane, pero es un caso contrario, aquel en el que un personaje sólo se asocia a un actor: como han Solo e Indi son harrison Ford, o Bond siempre será Connery, o Reth Butler-Gable, o Catwoman-Michelle Pfeiffer...
De las secuelas, me gusta bastante la tercera, algo descontrolada pero bastante imaginativa y el juego de acertijos con Samuel L Jackson y Willis le daba bastante jugo. Si acaso el final me parecio algo simplote y no muy imaginativo. En todo caso muy lejos de esta primera entrega que desgraciadamente ha acabado cayendo en el ridículo en la quinta que me pareció soporifera, además.
Como dice Dex, tu también eres un poco socarrón solitario e irónico llanero, de Bogart te reconozco por la gabardina, de Wayne por tu forma de manejar el rifle y de Solo que cuando te pones a hablar de cine es como si le dieras a la hipervelocidad del Halcón Milenario nos dejas a los demás a años luz.
Pasadlo muy bien en estas fechas.
Abrazos con los pies descalzos.
No entiendo cómo no podéis disfrutar de ir de compras en Navidades: hordas de insatisfechos que deambulan cargados de bolsas buscando el regalo ideal, niños que se reservan todo el arsenal de gritos, llantos y caprichos para estos días, colas eternas en las cajas de los centros comerciales, y todo ello edulcorado con melodías cansinas dignas del día de la marmota en Punxsutawney. Todo muy agradable.
"La jungla" no es una película, es la esencia de toda una década de acción condensada en 130 minutos. ¿Quién dijo verosimilitud? No importa. Si quieres evadirte y segregar adrenalina para alicatar un cuarto de baño, voilà. Terapia intensiva y de efectos probados. ¿Acaso el cine no es una terapia?
Os dejo un enlace de la sección La Cultureta donde esta tripleta de lujo nos habla de la amistad de Orson Welles, Peter Bogdanovich, Peter Viertel y John Huston entre otros:
http://www.ivoox.com/cultureta-los-mejores-biopics-autobiografias-audios-mp3_rf_3794811_1.html
No tiene desperdicio. Disfrútenlo pues.
Feliz Navidad a todos
Abrazos desde la tienda de la esquina
Ups, no firmé.
Que sí, que soy Santi. Mother of God, qué despiste.
Lo que hablábamos estos días. Willis será McLaine pa los restos y está peli no sería lo mismo sin Ramón Langa (maravilloso detalle en el Mortadelo de Fesser)
Abrazos en camiseta de tirantes
César... me has soltado la lagrimita. ¡¡Mi película navideña favorita!!
Pues me alegro mucho, Miguel Ángel. La verdad es que despedir el blog para Navidad siempre es un compromiso porque no quieres poner para nada lo típico y quieres dar fuerte y demás y el otro día, viéndola con mi hijo se me ocurrió que podía ser una forma estupenda de felicitar las Navidades a todos y, por lo que veo, he dado bastante en el clavo. Me alegro en el alma.
Pues sí, es un clásico, un clásico moderno, lleno de tensión de cinismo, de que, a pesar de que la aventura es increíble, en todo momento te la crees y te metes en la trama y eres McClane y quieres volarle la cabeza a esos estúpidos alemanes que tienen cara de brutos.
Gracias por el enlace, Santi. Lo escucharé atentamente en cuanto tenga tiempo entre celebraciones, escaparates y chundaratas.
Gracias por tus palabras, Carpet. No soy nada de eso y mucho menos lo de dejaros a años-luz. Estoy a vuestro lado, departiendo en la butaca y eso sí que es un placer y todo un tesoro. Una experiencia única.
En cuanto a fantasías juveniles...pues reconozco que también he tenido esa fantasía, Carpet. El secuestro de un colegio y yo salvando a la tía en cuestión que se enamoraría inmediatamente de mí, etc, etc. Lástima que la realidad se imponga con tanta contundencia. Veo cosas de aquellos años, recuerdo cómo era, el impulso que tenía y demás y se me asoma el nudo en la garganta. No soy ni la mitad del tipo que soñé con ser.
Yo es que quizá, quizá, esté de acuerdo con vosotros en que la tercera tenía algo más de gracia, pero la explicación es muy fácil. También estaba McTiernan detrás de las cámaras y se nota que el pulso está ahí, que ese tipo sabía lo que se hacía y que iba a ser un peso pesado. Ya hemos hablado de cómo un error puede hundir una carrera, y en el caso de McTiernan es de lo más evidente.
En todo caso, chicos, a todos, feliz todo. Es un privilegio contar con este foro.
Abrazos descalzo.
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