viernes, 15 de julio de 2016

ARSÉNICO POR COMPASIÓN (1944), de Frank Capra

Con este artículo vamos a poner punto y aparte al blog durante esta temporada. Es un día difícil pero quería que todos nos despidiéramos con una sonrisa. Las visitas han caído mucho y se nota que las vacaciones, merecidas para todos, están esperando. En cualquier caso, no dejéis de ir al cine. Es la mejor medicina para colocar los pensamientos. Gracias por un año especial marcado por la publicación de mi libro "El sueño americano (El cine en la era Kennedy)". Estaremos de vuelta el jueves, día 1 de septiembre con nuevas ideas y muchas más películas. Besos para ellas, abrazos para ellos.

Estupendamente, estupendamente, gracias. La familia Brewster al completo tiene una tendencia hacia la psicopatía aguda. Menos Mortimer, claro. Él desahoga esos instintos escribiendo críticas teatrales. Y además no sabe nada. Es un palomino atontado que no se entera de que su hermano y sus tías son asesinos. Y su otro hermano, bueno….caaaaaaarguueeeeeeen, plaf. En realidad, lo que hace Mortimer para pasar el trago está muy mal, muy mal. Interna al bueno para hacer creer que lo que ha pasado es porque todos están como una regadera sin agujeros. Es normal teniendo en cuenta de que todos viven al lado de un cementerio. Y además Mortimer va y se casa con la hija del pastor de enfrente. Lo último. Lo primero. Estupendamente, estupendamente.
Y es que no ha habido casa en la historia del cine en la que haya habido tantos portazos, tantos equívocos, tantas idas y venidas por una nimiedad como es la de esconder unos cuantos cadáveres. Y el caso es que las tías de Mortimer son encantadoras. Son esas viejecitas que todo vecindario adoraría poseer. Y Teddy, el hermano neurótico que se cree presidente de los Estados Unidos, es simpático a rabiar. Hasta firma decretos secretos. Estupendamente. Las manecillas del reloj se desploman cada vez que sube las escaleras como un poseso y trata de cargar contra una fortaleza. Es un signo de que las cosas han cambiado, de que el tiempo de las viejecitas caritativas ha pasado y de que el loco es más molesto que gracioso. Sobre todo con la trompeta con la que convoca al gabinete. Y mientras tanto la novia esperando. Y el cadáver en el arcón. Y Mortimer volviéndose tarumba y creyendo que la genética de la maldad y de la locura descansa sobre su familia como un exquisito vino de bayas. Estupendamente, estupendamente. Esta noche, tenemos función.

No deja de ser paradójico que Frank Capra se decidiera a rodar la versión de la obra teatral Arsénico y encaje antiguo justo antes de incorporarse a la Unidad Fotográfica Aliada en la Segunda Guerra Mundial. Es como si necesitara echarse unas carcajadas antes de conocer el horror. Y lo hizo a conciencia porque las risas no paran, la neurosis campa por sus respetos bajo la apariencia de lo entrañable y su hermano psicópata que se parece sospechosamente a Boris Karloff aparece para esconderse junto con un médico que no puede ver la sangre y el señor Spinalso. Sí, porque el señor Spinalso es otro invitado más que va de aquí para allá y acabará en Panamá junto con los demás. El caso es que es muy difícil escribir algo coherente sobre una película de locos de atar y claro, las teclas se mueven traicioneras y los competidores se ciernen y la policía merodea para ver si lo que escribo es normal o necesita tratamiento. Todo lo demás no importa en el mundo exterior. Estupendamente, estupendamente. Así que, señores, voy a reunir al gabinete y voy a cavar una esclusa del Canal. Con mucha pena tengo que poner el punto final. Y es un punto final esquizofrénico, no cabe duda. ¡¡¡Caaaaaaaargueeeeeeeen!!!

4 comentarios:

dexterzgz dijo...

Capra, el que faltaba era Capra. Wilder, Scorsese y Capra. Gracias César por una semana fantástica que ha puesto el broche de oro a un año estupendo de cine. Y no te voy a decir eso de "buen trabajo" porque como decía J K Simmons en "Whiplash" la perfección no existe y todo se puede mejorar. Ahora bien, tampoco se me ocurrirá tirarte un plato de batería a la cabeza para probarte.

Así que feliz verano, descansa, relájate, pon el taxímetro a cero que en septiembre volvemos a cargar. Esperemos que no te hayas convertido ni en Teddy Roosvelt ni en una cafetera.

Abrazos sin compasión

César Bardés dijo...

Gracias a vosotros por seguir ahí pendiente de lo que yo, modestamente, pueda escribir. Por supuesto que la perfección no existe y te aseguro que lo tengo bien presente. CUando llegan estas fechas siempre tengo el miedo a repetirme, a que lo que leéis ya lo hayáis leído antes de mí mismo y eso no me ayuda. Tengo que descansar y pensar en el próximo libro, dónde lo voy a editar, a quién voy a encargar el prólogo, seguir con la rutina habitual y aguantar el pavo tremendo de mi querido retoño que Carpet tan bien conoce. Duro, muy duro.
Intentaré poner el taxímetro a cero, hacer un poco el loco y tener mucha compasión. Gracias por seguir diciéndome lo que está bien y lo que está mal.
Por cierto, Miguel Rellán lleva dos días llamándome para leer pasajes de "El sueño americano" por teléfono. ¿Sabéis cómo suena eso? Es como si Olivier me recitase pasajes de Shakespeare al oído (salvando las distancias, claro). Ni siquiera reconozco que esas letras las haya escrito yo.
Abrazos sin veneno y un buen montón de cariño.

Anónimo dijo...

Vaya, esperando con ilusión el jueves prometido y veo que hay retraso.

Espero que todo siga bien y que la vuelta sea tan maravillosa como tus vacaciones.

Abrazos con café

Carpet

César Bardés dijo...

Siento el retraso pero es que llevo toda la mañana luchando contra la tecnología (se ve que al ordenador le sienta mal que me vaya de vacaciones aunque ya lo utilicé la semana pasada para empezar a poner las cosas en orden y me fue bien sin problema). En todo caso, las vacaciones, bien (las he tenido mejores) y la vuelta, vamos a ver. Es posible que no haya empezado demasiado bien pero hay que esperar. Ahí está el artículo de la de Allen, que es lo que esperábais.
Espero que tus vacaciones también hayan sido lo suficientemente buenas como para que te hayas recuperado mental y físicamente (sé que cada año cuesta más la recuperación).
Abrazos desde los cuarenta.