jueves, 2 de febrero de 2017

LION (2016), de Garth Davis

El destino se mueve por caminos muy intrincados. Quizá el de un niño sea morir para vivir de nuevo. Quizá el de otro niño sea morir porque ésa era la hora para hacerlo. Puede que la infantil sospecha sea una huida hacia la libertad. E incluso es posible que la desesperación pueda hacer encontrar el lugar donde empezó todo. El destino y solo el destino es capaz de hallar a alguien culpable de sobrevivir cuando tenía todo para morir.
Y es que un niño pequeño no puede deambular por una ciudad de pobreza y deshumanización y salir vivo del intento. Es posible que su final sea incluso aún peor que la muerte. Sin embargo, un simple juego es la puerta del futuro y, lejos de la miseria, es cuando comienzan los reparos morales a la supervivencia. Quizá él no lo merecía, quizá su desaparición hizo sufrir a los que más quería, quizá…todo quizá…es necesario comprobarlo porque si no es muy posible que el adulto jamás pueda nacer.
Y cuando esos reparos morales se convierten en obsesión, todo el universo se descoloca. Quien verdaderamente retiene el amor tendrán que dar una última prueba de que es incondicional, un último apoyo para que ese niño vuelva de donde vino y se encuentre a sí mismo. Por el camino, vendrá la certeza de que la vida en occidente es mucho más afortunada y que eso, demasiado a menudo, nos hace olvidar nuestra condición de privilegiados. India es el país más pobre de la tierra…y no es fácil vivir sabiendo que allí, en alguna parte, están tu madre y tus hermanos, llorando por cada uno de los días en que te perdiste para no regresar jamás. Hay que colocarse el gesto del león y luchar para que la vida vuelva a su sitio, para que el cariño y la emoción sean rasgos naturales, para que nunca dejemos de ser agradecidos con quien tanto nos quiso.
Lion es una película que busca muy deliberadamente la emoción del público. Para ello, no escatima en saltarse pasos intermedios y colocar reacciones no demasiado lógicas o, tal vez, no suficientemente explicadas. La lágrima fácil brota ante esta historia que insiste en el arraigo y en las carreras que siempre adornan el caminar de un niño, tan llenas de alegría, de sonrisas desbocadas, de minutos aspirados. No hay nada que se pueda comparar a eso. Y es entonces cuando nos damos cuenta de las condiciones de abandono de una parte de la humanidad y de que todos, de alguna manera, somos culpables de sobrevivir. Y no solo eso, sino también de asistir impasibles al drama de miles de desapariciones, de estómagos vacíos arrojados a morir como perros, de ciudades enteras que claman por algo más de preocupación por parte del resto del mundo. No somos leones, no somos como ese niño que nunca ha dejado de escuchar a su hermano llamándole, ni de sentir el aroma tan particular de su madre. Sensaciones que perduran y que ni siquiera la madurez será capaz de borrar.

Por lo demás, el melodrama está en las calles. Y ha venido para quedarse. La búsqueda continúa. Los hombres y mujeres no aprenden y siempre se quiere hacer daño al más débil. Como si no tuvieran bastante. Mucho cuidado. Muchos de ellos son leones y tienen verdaderas licenciaturas en supervivencia.

2 comentarios:

CARPET_WALLY dijo...

Otra en la sala de espera. Y otra que me parece que me va a deparar pocas sorpresas. Y aclaro, me da en la nariz que una vez conocida la sinopsis queda muy poco margen para encontrarme con algo que no sea una emotiva historia que apela al corazón de las emociones pero con pocas posibilidades para encontrar un hallazgo interesante. Entiendo que estará muy bien rodada y lo más seguro es que esté muy bien interpretada, ahí están las nominaciones de Patel y Kidman y dicen que el crío es (como suele ser habitual) adorable.

Una amiga mía que ya la ha visto dice que lloró mucho y que es muy bonita. Bueno, no es mi mejor referencia cinéfila (todo sea dicho) pero me ayuda a reafirmarme en mi prejuicio. Película que busca el corazoncito del espectador con bastante más descaro del que sería deseable.

La veremos (aunque no sé cuando).

Abrazos perdidos

César Bardés dijo...

Pues aquí tu nariz está plenamente acertada. Mucha emoción (en algunos momentos bastante fácil) y pocas posibilidades de hallar nada nuevo o interesante. Está rodada con corrección (nada más y, también, nada menos) y en cuanto a las interpretaciones, muy bien la Kidman a pesar de la poca cancha que tiene su personaje. Lo de Dev Patel, como muy bien me indicó Dex, suena a jugada de los Weinstein. Eso de que esté nominado al secundario que me lo expliquen porque es el principal. Es más...si él es el secundario que me digan quién es el principal.
Sí, hay bastante descaro en buscar el corazoncito del espectador. Ver a un niño perdido en Calcuta en el país más pobre de la Tierra, no deja de ser una historia que te encoge. Un cinquito y pelao.
Abrazos con remordimientos.