viernes, 11 de septiembre de 2020

QUE SUENE LA MÚSICA (2019), de Peter Cattaneo



Mujeres que saben sufrir. La espera se hace interminable cuando lo que más se quiere tiene que partir en busca del deber y se ponen en manos de un destino incierto y, en muchas ocasiones, cruel. Por eso, lo mejor es buscar una ocupación. Algo que destile emoción. Esa misma que se queda ahogada en lágrimas de soledad, de preocupación, de silencio. Quizá la música obre el milagro. Puede que haya una estrofa en la que ellas se vean representadas. O una frase. O un compás. La vida no es una guerra, por mucho que vivamos tiempos que parecen decir lo contrario. La vida, más bien, es una canción.
Y, entre medias, muchos ensayos, muchas peleas corteses para llevar un liderazgo que, tal vez, es sólo otra forma de desahogo. Las apariencias no deben mantenerse siempre porque ahí también hay muchos compases de frustración. Sin notas, pero con oído. Sin compañía, pero con complicidad. Sí, tal vez, haced que todas las voces suenen como una sola sea como nadar en un banco de peces. Por sí solos, no son nada. Todos juntos, son todo.
En los estribillos se hallan respuestas, momentos de alegría, instantes de humor siempre de media sonrisa, incomprensiones que sólo los jóvenes son capaces de descifrar porque los adultos sólo llegan a la solución por simple casualidad. Envolverse de recuerdos y, de alguna manera, mantener el espíritu vivo también es una misión que lleva sus riesgos. La respuesta puede estar en una melodía, en un simple juego de afinación, en el encuentro de una verdadera amistad que busca, desesperadamente, un lugar en común. Y al frente de esta coral de mujeres de coraje infinito están dos actrices maravillosas como Kristin Scott Thomas y Sharon Horgan. Ellas son belleza, gesto contraído, miradas que hablan como el filo de un hacha, desorientación, pulso, grandeza, atractivo a raudales, inteligencia y sabiduría. Todo eso que a los hombres nos es inalcanzable, ellas lo obtienen con naturalidad. Y, sólo por eso, merecen la reverencia de todo aquel que nunca han pensado en el sufrimiento silencioso de las mujeres que esperan.
Así que es tiempo de reunir en una sola canción un buen puñado de frases que se han quedado grabadas en el corazón. Fueron escritas en la distancia, en la suavidad de una nostalgia al borde del abismo, en el deseo sólo imaginado de volver a descansar entre los brazos de quien se quiere con el alma. Y hay muchas formas de expresar ese cariño. Puede que sea con una frase cursi que evidencia un cambio de horario, o con un sentimiento que afirma y reafirma que no hay lugar en el mundo mejor que estar al lado de tu amor. E, incluso, ocurre con el dolor de las ausencias que se vuelven días sin sentido porque no habrá más recuerdo que una frase que evoca que nada se puede volver a llenar hasta que volvamos a reír. Y, sobre todo, más allá de ese amor que se expresa con la palabra escrita, que se junta con la música cantada y que se recoge en el aplauso infinito, mucho más allá de esa nada que se abre alrededor cuando sabes que hay una posibilidad de no volver a ver a tu amor, de que el mundo se quiebre en mil pedazos por culpa de una humanidad que no aprende, estarán esas cosas que ninguno de los dos ha dicho nunca, pero que quieren decir exactamente lo mismo. Con algún que otro atasco en la parte más dramática, esta película lo dice y lo canta muy bien, igual que si tú o yo lo dijéramos al oído. 

2 comentarios:

carpet_wally@gmail.com dijo...

La cuestión es que está película (lo hacen con muchas) se vende en base a un éxito anterior, en este caso del director, pero otras veces de los productores o incluso de algún actor protagonista.

Y se puede aceptar en algún caso, pero en otros llama a engaño. Aquí hablar de un éxito anterior de un director con muy corto recorrido comercial después del boom de "Full Monty" podría admitirse, siempre y cuando la asociación de títulos no provoque engaño.

No sé si el tono de aquella historia es asimilable a esta, quizá si en la formula. No sé tampoco si aquella visión casi caricaturesca y dulcificada de los damnificados del tatcherismo que le daba un poco más de peso a una cosa bastante ligera en el fondo, se puede parecer a lo que se quiere contar aquí.

A mi me parece, a priori que es una película a disfrutar de manera muy sencilla en una tarde de sábado en televisión, pero quitando el reparto no hay mucho más que me llame a acudir a una sala de cine para verla.

Ni siquiera el gancho publicitario que he comentado.

Aun así abrazos a coro.

César Bardés dijo...

Mirando con frialdad...no, no se parece. Aquí estamos en un universo femenino y militar,muy asentado, en el que deciden hacer un coro mientras guardan la ausencia de sus maridos que se hallan de misión en Afganistán. No, está en la línea de una "feelgood movie", con interpretaciones más que aceptables y, sobre todo, con un repertorio de canciones que merece mucho la pena. Está para algo más que para disfrutarse una tarde de sábado en televisión. Tengo que reconocer que estoy algo sensiblero y que no puedo evitar que se me forme un nudo en la garganta cuando veo que unas cuantas chicas se dedican a cantar el "Time after time", de Cindy Lauper o el "Only you", de Yazoo.
Bien es verdad, tiene su parte dramática y ahí la película se atasca ligeramente, pero es una película de buena rollo...casi, casi, me atrevería a asegurar que, en conjunto, es mejor que "Full Monty",aún teniendo poco que ver entre una y otra porque aquí el desnudo es, si cabe, emocional.
Es decisión tuya. Yo, la recomiendo.
Abrazos para cuando volvamos a reír.