miércoles, 10 de junio de 2009

CARA DE ÁNGEL (1952), de Otto Preminger

La sutil manipulación es un arma de mujer. Detrás de un rostro con ángel, de una mirada ensoñadora o de unas palabras de apoyo pueden esconderse los peores barrancos de personalidad que luchan por la anulación, por la ambición, por el poder. O eres mío, o no eres de nadie. Y para que no seas de nadie ya me encargaré de hacer que todos los que te rodean comiencen a aborrecerte, de hacerles creer que les has olvidado, de que tu hombro está hecho para que yo me apoye en él, con mi pelo negro, más negro que la noche, la misma que se cierne sobre ti para acogerte en un abrazo del que no te soltará jamás.
Sólo quiero saber de mi vida mediocre. No quiero conducir los coches de los demás. Quiero abrir mi taller de coches deportivos, ser apreciado detrás de mi fachada impasible. Quiero que mi ambición sea también la de alguien más. Quiero ser libre para poder hacer. Quiero estar atado para poder creer. Las caras de los ángeles me ciegan y me absorben. Un ángel me ha ofrecido el cielo a cambio de ser su cómplice. Y yo no acompaño a nadie, en todo caso, me acompañan a mí. Es el precio que hay que saber pagar por una independencia que nunca he tenido y que sólo he sabido que existía al volante de algún coche de velocidad desbocada.
Lo que es evidente parece accidental. Lo que es accidente parece provocado. Lo que es provocado parece descontrolado. Lo que es descontrolado parece latir. Lo que es latir parece amor. Lo que es amor parece freno. Lo que es freno parece marcha atrás. Lo que es marcha atrás parece libertad. Lo que es libertad parece vigilancia. Lo que es vigilancia parece conspiración. Lo que es conspiración parece acusación. Lo que es acusación parece inocencia. Lo que es inocencia parece abandono. Lo que es abandono parece final. Lo que es final parece principio…Y lo que es principio siempre parece la muerte… la muerte, que también es mujer.
Y es que, a veces, el precipicio de los sentimientos se nos presenta bajo la engañosa apariencia del encanto, de la mirada que te perfora o de la terrible personalidad de la inocencia fingida y un poco inconsciente. Todo ello te empuja a ir más allá de lo sincero e intentar ver en un rostro que te agarra hasta la adoración la misma imagen de tus sueños. Bajo la luz de la intimidad, tras el rechazo que impone la lógica, siempre hay algo que te mantiene atado a la falacia.
Lo cierto es que Cara de ángel es una obra maestra sobre el carácter de una mujer, sobre un hombre arrastrado a la perdición y sobre el maravilloso oficio de un director irrepetible como fue Otto Preminger. Y es que buscar entre un bosque de mentiras puede ser tan difícil como hacer que el hombre de tu vida se enamore perdidamente de tu maldad.

14 comentarios:

dexter dijo...

La biblioteca del pueblo de mis padres donde suelo pasar todos los veranos y fiestas de guardar me ha encargado que prepare un ciclo de cine para soportar mejor las noches de los meses de los calores. He decicido hacer un ciclo sobre géneros cinematográficos y en el apartado del cine negro he elegido ésta. Después de ésta me he preguntado muchas veces porque ésta y no otra, porque ésta y no otra más característica con gangsters, sicarios a sueldo o políticos corruptos. La respuesta me la acabas de dar tú, quizá lo que me pasa es que estoy perdidamente enamorado y fasinado por una mujer como ésta.

M.I. dijo...

¿Y no estás perdidamente fascinado y enamorado de una mujer como yo?
Pero si este personaje se basa, directamente además, en mi propio perfil psicológico.
ES BROMA.

César, yo de lo que estoy perdidamente fascinada es de tus frases. Nunca se repiten y siempre encierran un mundo filosófico por descubrir. Pienso que tú las escribes como quien no quiere la cosa, que ahí quedan...mientras a mí me llevan días analizarlas. (Esto es lo que quería decirte el día que me cayeras bien).

Un pequeño ejemplo:
"la avaricia conduce a la venganza"
"la inteligencia no es garantía de éxito. Siempre hay alguien dispuesto a cabar una tumba bajo los pies de tu listeza"
"la sutil manipulación es un arma de mujer".

Y tantas, tantas, tantas... Vamos, que imagino que tus inteligentes lectores te pillan a la primera, pero no veas lo que le haces pensar a esta paleta albaceteña.

César Bardés dijo...

Es una buena elección, Dex, al fin y al cabo "Cara de ángel" es una película que marca de alguna manera el fin del cine negro en su término más clásico. Es una película clave en ese sentido. Por otro lado...¿qué sería del cine negro sin esos retratos de mujeres que lo mismo pueden hacerte sentir el hombre más feliz del mundo como un desgraciado miserable digno de la peor basura?
Evidentemente, yo nunca sería Robert Mitchum aunque me enamoraría perdidamente de Jean Simmons aunque no precisamente con el perfil psicológico que muestra en esta película. Para locos ya tengo suficiente yo conmigo mismo mismamente.
Y no, ya sé que no se lo pongo fácil a los lectores. No me gusta ponérselo fácil a los lectores. Quiero que trabajen y sientan. Quiero que se pongan en la piel del tipo que quiso contarnos esa historia porque así, tal vez, se puede llegar a tener unas cuantas respuestas más. Evidentemente no siempre lo consigo, y estoy seguro de que hay muchos que cogen directamente la página del periódico y la tiran. Pero el trabajo está ahí y a veces es duro, a veces es gratificante.

M.I. dijo...

A finales de agosto, cuando me fui a Colombia, el periódico tenía 22 colaboradores en plantilla. Cuando volví en octubre, tenía 12. Ahora tiene 7. Los que faltan han sido despedidos "por cuestiones económicas". Te puedo asegurar que si las páginas de cine no funcionaran, hace mucho que no estarías. Sin embargo, estás.
Creo que sobran más comentarios.

Dexter, ¿me dejas que te dé dos consejos? No soy nadie para hacerlo, pero ya sabes que son gratis.

Por otra parte, cuerda lo que se dice cuerda no estoy, pero loca como la de Cara de Ángel... yo creo que tampoco, jajajaja. Pero vale, vale, una forma muy sutil la de César Bardés de afirmar que nunca se enamoraría de mí. Yo de ti tampoco, que lo sepas.

César Bardés dijo...

Bueno, espero que sigan confiando en mí porque, como bien sabes, lo que hago yo lo puede hacer cualquiera. Incluso los que dan la vara una vez tras otra intentando escribir gratis.

M.I. dijo...

Jajajajajaja, tú lo has dicho: lo que haces lo puede hacer cualquiera, por eso a ti te pagan y desdeñan a los que quieren escribir gratis.

dexter dijo...

Me temo que por eso mismo, porque son gratis me los vas a acabar soltando de todas formas. Mientras no sea que me enamore de una mujer fatal...

M.I. dijo...

Si te los quisiera soltar, te los habría soltado ya. Sin embargo, te he pedido permiso.
¿Qué me dices?.

dexter dijo...

Venga, hala, que te doy permiso, total el Wins está de fiesta.

M.I. dijo...

Vale.

1.- O tu pueblo es muy culto, o te ves tú solo en el ciclo de cine clásico.
La gente está de vacaciones, la gente no tiene por qué ser cinéfila y un ciclo de cine clásico... tiene un peligro!!!. Yo programaría grandes éxitos de J.J. Abrahams (y no es broma). Te lo digo porque soy de un pueblo, y he programado actividades culturales para un pueblo. Un pueblo es, un pueblo es, un pueblo es....

2.- Soy nula al escribir de clásicos y, por tanto, la persona menos indicada para decirte nada; pero, aun así, te lo comento en plan lectora, en base al artículo de cine clásico que a mí me gustaría leer. Ahí va:
Tus reseñas de clásicos llevan trazada una línea divisoria.
Por un lado, hablas de la época, del director, del movimiento...
Después, hablas de la película.
A mí esto me da la sensación de quien se ha estudiado el tema y va y lo suelta en un examen; por lo que pienso que sería mejor hablar de la película relacionándola con lo aprendido, y no soltar lo aprendido para después hablar de la película.
No es más que una opinión y, además, hecha con la mejor voluntad. No le des vueltas.

dexter dijo...

Creo que ya he hablado alguna vez de mi labor de "programador" cinematográfico. Hace poco comentaba aquella ocasión en la que pusimos en un ciclo de cine y literatura Las uvas de la ira y el público abandonó la sala conmocionado y enmudecido. Y creo que Las uvas de la ira está en las antípodas de Misión imposible III - también reservamos un día a estrenos recientes. El experimento no es nuevo, y aunque no me atrevería a calificarlo de éxito rotundo funciona, y espero que este verano siga funcionando.
En cuanto a mis escritos sobre cine, pues lo cierto es que no me gusta demasiado hablar de mí ni creo además que sea el lugar adecuado para hacerlo. Creo que este lugar está hecho para hablar de cine, de las películas de las que nos habla maravillosamente bien Mr Wins, de las sensaciones que nos producen, para eso y no para monopolizarlo con teorías más o menos interesantes sobre el papel de la crítica. No soy crítico profesional y no concibo mis escritos con tal vocación crítica. Cada vez estoy más convencido de que esos escritos son un ejercicio de amor a las películas, porque cada vez que acabo de hablar de una me siento más cerca de ella, la quiero más. Para eso se necesita alma, algo de lo que muchos críticos carecen. Lamento que mis escritos te suenen a exámen escolar, no me pidas que cambie mi estilo, porque no sé, no me sale escribir de otra forma. Y ahora pido muy sinceramente perdón al dueño de este blog por este pequeño ejercicio de ombliguismo.

César Bardés dijo...

No hay nada que perdonar. Podéis disponer de este espacio para lo que queráis. No he querido opinar, simplemente, porque no era mi conversación y siempre es buena la charla entre cinéfilos como la que estábais teniendo vosotros. Así que nada, adelante.

M.I. dijo...

Me parece perfecto todo lo que dices, Dexter, y sólo quiero hacer una puntualización. Para mí, en el siglo XXI, no hay críticas de una película que se hizo en los años 40. Esa película ya tuvo sus críticas cuando se estrenó. Ahora, quienes escriben sobre esa película, no están haciendo más que una reseña de ella.... la amen o no, tengan alma o carezcan.

Por otra parte, no conocía tu faceta de programador. Era un comentario que te hice con la mejor intención. Y me alegro de que en tu pueblo funcione lo que no funciona en ninguno.

dexter dijo...

A mí siempre me gustó más el término "reseña", lo de "crítica" lo veo como más profesional y yo no me dedico a esto. Tampoco me dedico a programar, de ahí que lo de programador lo pusiese entre comillas.