miércoles, 3 de junio de 2009

LA CONDESA DE HONG-KONG (1967), de Charles Chaplin

Dicen por ahí que hubo una vez que un cineasta quiso ser mujer y entonces se le ocurrió el argumento de una chica que se cuela en un barco para alcanzar la libertad. Así, el cineasta nos contó una historia de enredo en que las puertas se abren y se cierran, un diplomático pone la música alta para meterse en el baño, la chica se enamora de él, un vestido demasiado ajustado se rompe en botones y parece el cambio de un montón de monedas. Cuando la película se estrenó, al cineasta le pusieron de vuelta y media y le dijeron que se había vuelto viejo, que su dirección estaba trasnochada y que sus chistes no tenían gracia. Y sobre todo le dijeron que él nunca podría ser mujer.
Sin embargo, el tiempo pasó y hay algunos que empiezan a mirar esta película con otros ojos, quizá con aquellos mismos con los que quiso mirar el cineasta. Ahora, tal vez, en medio de situaciones deliberadamente ridículas, puede que veamos una historia de amor que se mueve en los reducidos confines de un camarote de lujo. O incluso puede que veamos lo atractivo que era este cineasta convertido en mujer y se dieran cuenta en su tiempo y a aquél público y crítica les diera vergüenza confesar que Chaplin era Loren y que todos queríamos ser Brando.
Lo cierto es que el aire de comedia de enredo dejó paso a una sonrisa llena de sofisticación que sabe moverse entre los escondites de la clandestinidad y de todo aquello que, quizá, era imposible confesar hace más de cuarenta años. Al fin y al cabo, qué diablos, no es de recibo que un diplomático se líe con una mujerzuela, aunque sea una mujerzuela como ésa. Eso es digno del mejor de los mareos, del más absurdo de los vaivenes de una borda que parece imaginada porque...bueno, tal vez porque el mundo siempre se reduce al lugar donde se encuentra la condesa de tu vida.
Siempre dijeron que Chaplin tuvo verdaderos problemas con la secuencia final de esta película en la que Brando, un hombre de escasa estatura, y Loren, una mujer de una altura excepcional, tenían que bailar bien cercanos, epílogo ideal para una aventura llamada amor. También cuenta Brando que aceptó hacer la película porque era un loco admirador de Chaplin y luego se dio cuenta de que era un hombre fundamentalmente despreciable. Claro que quién fue a hablar. El caso es que la diferencia de caracteres puede que fuera la culpable de que esta película...funcione...De que realmente estemos ahí mismo, en medio de las miradas que Sophia Loren dedica con súplica incluida a un Marlon Brando que hizo el payaso mucho mejor de lo que él mismo pensaba. De que dos extraños comiencen a amarse y que también comiencen a ser conocidos. De que nos demos cuenta de que el amor puede presentarse detrás de un salvavidas, o agazapado en un exilio que termina, o incluido en el precio de un viaje muy caro. Chaplin, despreciable o no, sabía que el amor debía ser la canción que estuviese presente en todos los chistes que la vida nos tiene reservados. Y éste fue uno de los mejores que se le ocurrieron porque las leyendas nunca envejecen y siempre saben los secretos del corazón.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

A mí me gusta el tipo de humor que se hace en esta película. Me sorprendió porque la verdad es que empecé a verla sin muchas ilusiones puestas en ella. POr supuesto lo mejor de la película me parece que es Hudson, el mayordomo de Brando. PObrecito mío que me lo casan con la Loren en una boda de conveniencia y él está todo empeñado en decir que el matrimonio no se ha consumado, hasta tal punto que cuando el camarero les pregunta qué van a cenar él reponde" Sopa consumada". Ahí solté una carcajada, lo mismo que la escena que nombras tú también de los botones que le saltan a la Loren de su vestido y el amigo, creo que este actor es uno de los hijos de Chaplin que por cierto creo que hace muy bien su papel, dice lo del cambio. Este humor me gusta más que el de la carcajada continua. Sé que la película, como tú dices, no tuvo buenas críticas pero a mí me hizo pasar un rato divertido y relajado. Ya la había visto hace años e iba recordando algunas escenas. Y además suena "This is my song". Para mí Brando y la Loren están bien sin tirar cohetes. Me gusta más el actor, que no me sé el nombre, que hace de amigo de ellos. Sidney Chaplin?.

Gracias, quería saber tu opinión sobre ella.

Gema

César Bardés dijo...

Pues sí es Sidney Chaplin, por cierto, creo que falleció la semana pasada. Precisamente la enemistad entre Brando y Chaplin vino porque, en opinión de Brando, Chaplin trataba a su hijo de una forma cruel y despiadada. Hasta tal punto en que Brando se dirigió a Sidney y le dijo: "¿Cómo permites que te trate así?". Sidney contestó: "Si tu fueras el hijo de Charlie Chaplin y tu padre fuera un anciano, también dejarías que te tratara así". Me olvidaba por completo del estupendo papel que hacía Hudson, el mayordomo, interpretado por Patrick Cargill. Pero te diré algo. Es verdad que Chaplin está presente en toda la película a través del personaje de Sophia Loren y a mí me parecen interpretaciones muy buenas las de Loren y Brando porque hay gestos y reacciones que parecen absolutamente copiadas del propio Chaplin. Yo creo que el gran error de esta película está en una planificación un tanto simplista de Chaplin, hay cosas que parecen no tener continuidad y aún así...siempre me ha gustado. Me parece llena de un sentido del humor muy soterrado, muy elegante y muy propio también del cine mudo. Yo creo que fue una gran incomprendida en su tiempo y que tendríamos que valorar algo más una película que, si bien no llega a la altura de otras obras maestras de Chaplin como "Monsieur Verdoux", "Candilejas", "La quimera del oro", "El gran dictador" o, mi favorita, "Tiempos modernos", sí que me parece una estupenda película, bastante por encima de "Un rey en Nueva York", por ejemplo.

Anónimo dijo...

A mí la Loren me gusta mucho más cuando llora, he dicho muchas veces que para mí es la actriz que mejor llora del cine. Me gusta más en papeles drámaticos en los que no deja de mostrar de vez en cuando alguna pincelada de humor, pero ese humor italiano de "Matrimonio a la italiana" o incluso en "Los girasoles". POr cierto una de mis películas preferidas. No sé si me estoy explicando, da igual. El papel de la Loren en esta película es más para actrices tipo Doris Day, pero es sólo mi opinión. Las carcajas me las sacaron Hudson y la escena de los botones.

Gema

César Bardés dijo...

No dejas de tener razón. La Loren de "Los girasoles" no es fácilmente olvidable. Pero quizá precisamente por eso me parecen dos interpretaciones estupendas tanto de Loren como de Brando, dos actores que no se movían con comodidad en el terreno de la comedia y que, sin embargo, aquí me hacen gracia. Es verdad que esos momentos que citas son de carcajada, pero yo hay otros muchos instantes en los que sonrío con deleite con Brando y con Loren. Y Brando era el primero que decía que "él no tenía gracia" pero aquí sí que me parece que tiene un toque de humor muy, incluso te diría, adecuadamente exagerado, de sonrisa, más que de carcajada, lo mismo que ella.

Anónimo dijo...

Vale...en cualquier caso los dos estan guapísimos. Hay una película de la LOren que no recuerdo el título. Su papel era de la típica italiana con momentos también llenos de ese humor que te comentaba más latino y que pienso que le iba más a ella. El protagonista era Cary Grant. Nada, que no me acuerdo. No importa.

César Bardés dijo...

La película no es "Cintia"? La de aquellos que vivían en una barca y llega ella y Grant es un viudo con dos hijos y se enamora de ella y demás? Creo que sí.

Anónimo dijo...

Cintia! esa es. Me gusta esa peli. Muy para la Loren. Lo de los hijos de él no lo recuerdo. Sí que recuerdo a un crío muy bambino italiano él, pero no recuerdo si es hijo de ella.
Gracias