jueves, 9 de diciembre de 2010

BIUTIFUL (2009), de Alejandro González Iñárritu

Para todos aquellos que estén interesados y sin ninguna clase de compromiso, Lorenzo Silva, Laura Cristóbal y un servidor estaremos en la Librería La Central del Centro de Arte Reina Sofía de Madrid (Ronda de Atocha, 2) el próximo día 16 de diciembre a las 19,30 horas para presentar el libro "La imagen en el alma". Será un acto breve y modesto pero lleno de sentimiento por la criatura. Un saludo a todos.

Cuando se acerca la inesperada fecha de caducidad, un hombre quiere buscar desesperadamente la redención y el encaje de una vida malgastada. Desea deshacerse de las culpas que le atosigan en medio de una ciudad tan gris que no queremos observar. Su mirada ha sucumbido hace tiempo bajo la hoguera del devenir. Ha pasado como una sombra por las calles más sucias y más bajas del mapa...y sólo anhela que no le olviden.
Su voz parece que se arrastra por su garganta con la enfermedad impregnada en sus palabras. No sabe lo que es el silencio a su alrededor porque su existencia ha sido una estúpida sucesión de hechos desafortunados que le han permitido comer, pagar el alquiler y fracasar una y otra vez. Parece que el cielo está empeñado en aplastarle, como un techo que, poco a poco, va descendiendo para hacer justicia por todas las cosas malas que ha tenido que hacer. Tiene también un don que vende con verdad y sentimiento. Puede que haya sido una mala persona por culpa del dinero pero nunca ha dejado de sufrir. Y deambula por las calles llevando consigo su maldición, su moral en trance de ruina y su conciencia quebrada, esperando un final que, por fuerza, tiene que ser maravilloso.
Alejandro González Iñárritu no es un hombre nada amable al contar sus historias. Quiere segar el espíritu con verdades completas, con rincones que preferimos ignorar. Aunque hay buena intención en una película que, sobre todo, quiere ser un homenaje a viejos y hermosos robles con figura de padres, no da al espectador ni un minuto de respiro. Barcelona es sórdida como una lluvia fría. Los personajes se mueven a través de motivaciones diversas alrededor de ese extraordinario papel que desarrolla con impresionante eficacia Javier Bardem. Hay pocos premios cuando aparecen los créditos salvo que, quizá, por unos pocos instantes, el director nos ha hecho pensar en la desgracia caprichosa que se posa donde quiere igual que la diosa fortuna, en la influencia que los adultos ejercemos en una infancia que implora por poseer compañía y seguridad, en las consecuencias que nuestros actos tienen en la vida de los demás, en el despreciable tráfico humano que es característico de nuestros tiempos y que, tan a menudo, apartamos de la cabeza. Todos somos seres humanos. Incluso los peores, aunque rara vez lo lleguemos a creer.
Por una vez, Iñárritu, al contrario que el resto de sus películas, no fragmenta sin justificación su relato y lo convierte en una lección de narrativa secuencial, comenzando por el final y terminando por el principio. Y es que la vida, esa vida que nos retrata sin piedad, está unida a la muerte, esa muerte que se nos revela como una incógnita que no corresponde a él resolver. En todo caso, tal vez el paraíso sea lo que nos imaginamos que es, sea cual sea la versión de cada uno. O puede que sea una segunda oportunidad para experimentar lo que no hemos podido vivir. Hay que ganar a la vida para tener derecho a la muerte y eso es lo que va a marcar el recuerdo de los que siguen el camino que, de forma misteriosa, siempre tiene algún desvío a la felicidad, aunque sea un término excepcionalmente relativo.
Se pasa mal. Se aparta la mirada de la luz para hundirla en la acogedora oscuridad. Se suspira hondo porque algo se está instalando en las entrañas y las hace daño con alevosía. Y, sin embargo, quietas están las pestañas porque hay remiendos de buen cine en medio de tanta desolación, de tanto arrasamiento. Al salir, la butaca está caliente por el aguante de un cuerpo que ha pedido muchas veces huir de la sala y la mirada está demasiado triste como para escribir los sentimientos que causa una película que está inmersa en un realismo sucio y natural, pero también mágico. 

8 comentarios:

Carpet dijo...

Me quedé a un palmo de verla el lunes, finalmente una niña que, justamente el día 16 cumplirá 11 años ( me va a complicar mucho poder ir a la presentación , amigo Wolf, pero mientras hay vida...), pudo más y cambié a Bardem por un cabezón azul que no venía de Pandora y se llamaba "Megamind" ( por cierto, en la línea de los últimos dibus es una peli interesante, aunque a años luz de obras maestras tipo "Up" o "Toy Story", Dreamworks no es Pixar).

Escribo pues para quejarme de este tipo de películas-mal rollo. Fundamentalmente Iñarritu y su ex-compi Arriaga no conciben el mundo si no es un poco en función de las leyes de Murphy elevadas a la enésima potencia: Si algo puede ir mal, irá rematadamente peor.
No sé si será un reflejo de la dureza de la vida en México, que el trío de oro: Cuarón, Del Toro e Iñarritu, hacen cada uno en lo suyo películas oscuras, amargas o terroríficas. De hecho, Cuarón hasta para una peli de saga como la de Harry Potter le da a su episodio, uno de los más negros por otra parte, un tono de terror mayor que el del resto de la serie. Y pese a su esperanzador final “Hijos de los hombres” es terrible como pocas. Del Toro, pos su lado, ni en su interesante “El espinazo del diablo”, ni en su muy superior ( para mí) “El laberinto del fauno” deja mucho margen a las alegrías, ni siquiera infantiles que los productos de la imaginación de sus niños son espantos terribles hasta para los adultos. Por no hablar de sus blockbusters “Hellboys” o “Blade” que son también la alegría de la huerta.
Pero el caso de Iñarritu es especial, porque su empeño en joder la vida, la existencia y cualquier atisbo de esperanza a sus personajes es particularmente concienzudo. Llega un momento en que me lleva a desconectar de su peripecia, sus historias son tan enrevesadamente cubiertas por la fatalidad que dejo de sentirme participe y me descubro como un mirón morboso y sádico que busca el disfrute con el dolor y el sufrimiento de los que aparecen en pantalla. En este sentido la, para mi, exageradamente aplaudida “Babel” me parece el colmo de mala leche. Que si mandas a un matrimonio de viaje para superar un problema y le vas metiendo los dedos en la herida buscando un tiro fortuito, pues vale. Pero qué necesidad hay de que mientras tanto la canguro sea tan subnormal como para hacerse escapaditas y dejar solos a los críos en mitad del desierto de Sonora.
En fin, mi intención de ver “Biutiful” tiene más que ver con el interés por comprobar el buen hacer de Bardém, tan alabado, que por el atractivo que me suponga la dirección del mejicano cruel.
Abrazos.

César Bardés dijo...

No te preocupes por la presentación, Carpet. Daremos cumplida información de todo en cuanto disponga de un par de fotos y destacaremos lo que digan los invitados que, seguro, será más interesante que lo que pueda decir el autor.
Yo también fui a ver "Megamind" con el niño de ocho años y...pufff...ahí sí que no entré. Se me queda cortita, cortita. Mucho mejor y mucho más atinada, dentro de Dreamworks, está "Cómo entrenar a tu dragón" y ojo, que no creo que me equivoque mucho, que creo que este año se lleva el Oscar al agua.
En cuanto a Iñárritu, puede parecer una "boutade" pero lo mejor que ha rodado nunca este señor es el corto que aparece en "11.09.01", que me parece sencillamente el mejor y el más impresionante, por encima del tan comentado de Sean Penn.
En cuanto a tu análisis, sí, es un hombre que se regodea en la desgracia (probablemente porque su vida ha sido muy desgraciada, perdió a su hija de dos años y de ahí la dedicatoria que aparece en "21 gramos" para su mujer: "A María Eladia, porque cuando ardió la cosecha, reverdecieron los maizales") y, no es menos cierto que "Babel" está pelín sobrevalorada. También estoy de acuerdo en que Guillermo del Toro estuvo muy bien con "El laberinto del fauno". No es menos cierto que "Biutiful" es sórdida, triste y te encoge el corazón, tampoco es menos cierto que retrata esa ciudad que los políticos prefieren obviar, como si esos problemas no existieran y que la película son dos horas de sufrimiento que no a todos merece la pena. Es una de esas películas en las que no aparece ni un sólo azulejo limpio (cosa que me carga sobremanera, es como subrayar la desgracia con la mugre) y que destaca por una impresionante interpretación, terriblemente natural de Javier Bardem (y que merece la nominación). Yo creo que, en el caso de Iñárritu (no niego lo que dices de del Toro y de Cuarón), hay más un intento de describir que nada es por casualidad, que todo guarda un orden misteriosamente caótico y que todo lo que ocurre, ocurre por algo. Esa es la conclusión que yo he sacado de "Amores perros" (posiblemente, su mejor largo), de "21 gramos" (en la que me irritó muchísimo la desfragmentación narrativa sin ninguna justificación) y de "Babel y también, cómo no, de "Biutiful".
En todo caso, si vas, ve con mucha, mucha moral.
Un abrazo y gracias por todo.

Eme soy dijo...

Más quisieramos algunos el poder estar presente a ese evento.

Seguro que tendrás momentos emotivos a la hora de tú primera dedicatoria.

Y está pelicula tendremos que verla, aunque si tengo que ser sincera prejuzgo al actor, no me gusta.
Un saludo
María

César Bardés dijo...

Hola, Eme Soy: Gracias porque en todo caso, estarás presente, no te preocupes por eso. Además después tengo prometida una cena tanto a Lorenzo como a Laura y el tiempo para mí va a ser muy ajustado.
En cuanto a la película, ya te digo, mucho, mucho sufrir. Te enseña muchas cosas que no quieres mirar y no por ello dejan de ser verdad. En cuanto a Bardem, no es que sea un fan incondicional de él (creo, por ejemplo, que está muy cerca de bordear el ridículo en "Come, reza, ama") pero hay que reconocer que aquí tiene una naturalidad que es loable y hace un gran trabajo. Mi primero dedicatoria, por supuesto, ya la he hecho. Pero de todas formas, sí que creo que alguno querrá que firme yo (y de paso, arrancará alguna firmita a Lorenzo Silva) y para mí será bastante importante ese momento.
Gracias por todos tus apoyos.

dexter dijo...

Leía hace poco que Bardem decía en una entrevista que el ridículo de Come, reza, ama lo había hecho un poco a posta precisamente por el enorme esfuerzo que le había supuesto trabajar con Iñárritu. Todavía no he visto la película que comentas, pero una cosa te voy a decir, yo a estos dos les temo. De Iñárritu me quedo desde luego con Amores perros muy en la línea de ese tenebrismo tan pegado a la cultura hispanoamericana en general y mejicana en particular y de películas como Los olvidados. El resto de su filmografía creo que son variaciones en torno a un mismo tema y además como dice el Wally da muy mal rollo. En cuanto a Bardem ya he comentado aquí un par de veces que en contra de la opinión general a mí no me gusta. Le veo un actor siempre excesivo, lo que para unos será para bien para mí no lo es, y tendente a la sobreactuación. Y además no le entiendo casi nunca, creo que como la gran mayoría de los actores de su generación tiene serios problemas con la dicción. Ya rezo cuatro avemarías y dos padresnuestros luego si eso.
Dos cosas más, Bardés, yo también estaré en espíritu en la presentación esa aunque siga sin saber qué se presenta exactamente. Ah, y ya le das el Oscar a la del dragón por encima de Toy Story 3?

César Bardés dijo...

No, no, entiendo perfectamente tu comentario con respecto a la dicción de Bardem con esa voz hacia dentro que tiene. En esta ocasión, puedo asegurar que no es así. Se le entiende a la perfección y con un cierto trabajo, creo, por mejorar ese defecto del que hablas.
En cuanto al mal rollo, sin duda, vamos. Iñárritu es un tipo de tragedias, y lo que es aún peor, no da un segundo de respiro al espectador con lo que éste se siente un poco maltratado por el director. En todo caso, no se puede decir que aquí, en "Biutiful", está sobreactuado. En absoluto. Quizás puedas sacarle otros defectos, pero no ése.
Lo del Oscar al "Cómo entrenar a tu dragón" lo sospecho al sumar dos y dos. Píxar lleva varios años mojando con toda justicia. "Toy Story 3" tiene en contra el hecho de que es una tercera parte y que la primera ya tuvo el suyo. Es evidente que Lasseter quiere cerrar los compromisos con Disney que tenía de repartir los beneficios si hacía cualquier secuela de las películas que hizo bajo ellos (un acuerdo que sigue vigente aunque ahora Píxar sea la dueña de Disney) y, por ello, se ha lanzado a hacer "Toy Story 3" y lo próximo va a ser "Cars 2", ambas con Oscar. Lo más lógico es que la Academia sí nomine la tercera parte de "Toy Story" pero que premie a otros para abrir un poco el abanico de posibilidades. Es sólo un sentir pero creo que no voy muy desencaminado.

Anónimo dijo...

Me cansa Iñarritu, siempre dolor y dolor y puzzles y lo desgraciados que son todos, pero tengo curiosidad por ver qué ha hecho él solito...
En realidad es una excusa para postear por lo del acto en La Central...igual hasta puedo acercarme ¿has escrito un libro? ¡no sabía nada!

Un besito

Sugar

Un besito

César Bardés dijo...

Pues sí, Sugar, a ambas cosas. Iñárritu es un poco cansino con tanto sufrimiento aunque reconozco que es un director con algunas virtudes.
Por otro lado, sí, he escrito un libro con una recopilación de algunos de mis artículos. Hoy precisamente he pasado por La Central para asegurarme de que había ejemplares y de que estaba todo preparado. Allí estaremos por si quieres acercarte aunque no esperes que yo esté brillante, eso se lo dejo a mis invitados, que son de lujo.
Un besito para ti también.