Un engranaje de ruedas dentadas es como ese rompecabezas vertical que siempre sabe cuál es la pieza que encajará dentro de un segundo. El tiempo se encarga de ponerlo todo en su sitio, haciendo que cada elemento tenga su misión, su lugar perfecto e inamovible, su reflejo en una ciudad que vive con venas de luz y manecillas de progreso. Pero el tiempo acelera los sueños, los ahoga y los hace desaparecer. Un sueño quiso ser vida y, de repente, la sombra del olvido apagó el haz de un proyector de cine.
Los autómatas de piel no dejan estela a su paso porque las prisas y la descortesía comienzan a ser el futuro. En medio de la nada, en un rincón de un lugar donde el humo y el tiempo parecen unirse en el techo, un hombre intenta conservar unas migajas de ilusión, un recuerdo sobre sí mismo, una certeza que no fue más que un fracaso. Como el vigilante tic-tac que guarda lo inesperado, un niño sobrevive porque es hijo del reloj, de la precisión y de la exactitud que otorga la ansiedad por la fantasía. Y así, como por arte de magia y celuloide, la escritura va a buscar la imaginación, el cine ensancha el camino y un mundo de posibilidades se abre a los ojos de la ilusión, de la ilusión perdida en las trincheras, de la ilusión perdida en el fuego, de la ilusión perdida de las imágenes inasibles, volátiles, efímeras y geniales.
El homenaje a la aventura del descubrir es un regalo para cualquier niño. En la crueldad sin remordimiento hay mil historias sin engrasar y un amor presentido en el aroma de las flores. La sencillez es una rutina que merece la pena ser contada y el tiempo, por una vez, comienza a tener ojos de infancia, encajando las piezas que corresponden, dando al fracaso un reconocimiento, dando a la tristeza un amanecer mágico.
Martín Scorsese nos lleva de la mano con planos geniales, reviviendo a Hitchcock en más de una ocasión, cogiendo la llave de Lang, colgándose del tiempo con Lloyd y con la mente puesta en aquellos pioneros que consiguieron traspasar los límites del pensamiento y poner en la pantalla desbordantes ríos de color a mano y de cuento. Cuando las luces se apagan, solo alguien muy especial puede volver a transmitir la habilidad del genio, su aptitud espacial, su diversión por el entretenimiento, sus ganas de servir a un nuevo arte que soñó desde la primera vuelta de manivela. Todos los que aman realmente el cine deberían ver esta película. Más que nada porque, más que nunca, quien ama el cine, ama la vida.
Bajo los decorados deslumbrantes de los míticos Dante Ferretti y Francesca Lo Schiavo, corremos con Asa Butterfield para que vuelva a llenar nuestros corazones con la creencia de que la ficción es posible, con Ben Kingsley para que veamos en el fondo de sus ojos la razón de la experiencia y el fulgor de los fotogramas. Detrás de la cámara, un director de fotografía como Robert Richardson sabe hablarnos con la belleza cazada y el goce comienza a instalarse porque, cada vez que vamos al cine, esperamos a la emoción a la vuelta del siguiente plano. Y Martín Scorsese lo consigue con sus transiciones deslumbrantes, con su virtuosismo de niño que creció con el cine, como un librero que presta incunables, como un inconfundible olor a madera, a calor de película, a sonrisa de quien lo ha visto todo y quiere volverlo a hacer con fulgor en la mirada y esperanza en la narración. Es el material con el que están hechos los grandes directores.
Cine, libros, imaginación fantasía, realidad...Todo se mezcla con particular maestría en una película que no tiene reloj, como la obra de los grandes hombres que intentaron capturar nuestras miradas con un invento del diablo, propio de brujos modernos, que alguien osó llamar cinematógrafo. Pasen y vean. Tal vez el tren, esta vez, sí se salga de la pantalla.
9 comentarios:
Recuerdo que en tu vaticinio de los Oscar comentaste:"...a mí me parece que van a jugar a la mayor de las incoherencias y es que le van a dar la película a "The artist" y la dirección a Marty. Y eso es algo que no me gusta. Más que nada porque si un título es la mejor película del año, para mí es evidente que es la que mejor dirigida está. ..."
Yo estuve muy de acuerdo cuando te lei y sin embargo cuando veía la pelí pensaba que habíamos estado muy equivocados. Sigo pensando que "The artist" es mejor película, pero lo que hace Marin en "Hugo" es un trabajo de un virtuoso, desde su inicial plano secuencia ( que no lo es tanto) hasta cada uno de los encuadres, su montaje de imagenes,...todo es de una precisión visual del mejor de los relojeros, todo cuadra, todo encuadra,...
Yo he de decir que la vi sin querer en 3D (cosa de la hora escogida para el pase) y fue de las mejores películas que he visto en ese formato, no molestaba nada y algunas veces reforzaba la escena (el inspector de la estación inclinandose sobre el niño...).
No obstante, yo le pondría un pero, es una película que nos recuerda todo el tiempo a un reloj, el escenario, la mecánica, las imagenes, el montaje....y para mi la película adolece de que se escucha demasiado el tic-tac..., su ritmo es demasiado constante...demasiado. Hay momentos en que parece que la tensión va a elevar nuestra emoción, pero es como llegar a la campanada, suena el cucú y volvemos al paso del minutero continuo, rítmico, inalterable.
Cuando acabó tenía claro que había visto una película maravillosa, pero lo peor es que creo que mucho tiempo de la peli sólo la vi y apenas hubo reatos en los que la sentí.
Y aquí creo que hay un tema en cuanto al casting, si bien el chaval me parece muy expresivo y convincente, la niña me resulta bastante menos, se queda como un personaje desdibujado y poco empático. También Kingsley resulta un personaje poco humano hasta el final, un autómata más.
Hace tiempo vendían unos adornos que consistían en un tio vivo, o un costurero, o un pastel...con perosnas o animalitos o ratones. le dabas cuerda y se ponían en movimiento, el ratóncito blanco balanceandose en la aguja de coser, otro jugando con un ovillo de lana, otro haciendo equilibrio sobre una bobina de hilo....Esta película es así, un juguete mecánico lleno de diferentes personajes diminutos que reaccionan cuando Martin les da cuerda.
Abrazos de ilusion
Es verdad que es el trabajo de un virtuoso. De un relojero de la imagen. De un tipo que ya sabe cuál es la película y cómo la va a hacer antes de empezarla, sabiendo todos los detalles que van a salir, espiando en su propia imaginación a través de las rendijas de la experiencia. Yo no tengo problema en ver una película que es un puro mecanismo de relojería (la misma sensación tengo cuando veo "Atraco perfecto", de Kubrick, aunque no tenga ni la más mínima relación con ésta). Creo que todo eso que comentas del ritmo, del tic-tac, es algo deliberado. El tiempo pasa, la infancia se escapa, el cine crece, la gente olvida. El tiempo siempre es el gran enemigo. Yo tengo momentos de emoción en la película, especialmente en la transición en la que Ben Kingsley está ante el auditorio. Quizá me dejé llevar porque es un homenaje a la fantasía, lo único que es capaz de escapar del tiempo. La fantasía permanece aunque quede arrinconada. Meliés era el Spielberg de principios del siglo XX y merecía un homenaje de esa magnitud. Totalmente de acuerdo en esa apreciación de la interpretación de la niña, no tanto en la de Ben Kingsley como la de ese humano-autómata que ha elegido esa condición como simple mecanismo de autodefensa. Sacha Baron Cohen, la verdad, no es santo de mi devoción y a ratos es muy irritante, lo que pasa es que se le da un pase porque su personaje pide irritar. Y me encantan las breves y muy puntuales apariciones de Christopher Lee porque, en su rostro, se puede oler el viejo papel del libro usado.
Ojalá todo fuera tan mecánico y hecho con tanta pasión. Tal vez así nos daríamos cuento de que incluso los autómatas tienen fantasía.
Abrazos con cuerda.
Pues si, todo lo que dices es cierto y coincido en la escena del auditorio e incluiria alguna más (la proyección del viaje a la luna, por ejemplo).
Y si, Sacha Barón Cohen es también bastante insoportable, pero no deja de ser el lobo del cuento y su exageración se acepta como parte de la fantasia.
Sin embargo, me pareció magnífica la escena del profesor Tabard emocionado, ilusionado, y tímido como un niño pequeño ante la presencia de mamá Jeanne...
Y no cabe duda de que Jude Law es el personaje más vivo de todos y su presencia es de lo más estimulante (Cuidado Dex, hablo sólo a nivel interpretativo).
Esta claro que Marty ha hecho una película desde el amor al cine y cuando sales, sientes mucho más esa sensación de ilusión ante esta magíca linterna.
Abrazos con llave de corazón.
Buen personaje el del profesor Tabard, que explica con verdadera pasión a los niños quién fue Meliés y cómo hacía cine además de su maravilloso encuentro con esa frase que le dice: "No sé si tu sueñas mucho, pero si hay una fábrica de sueños...es ésta".
Es estimulante Jude Law (caramba, si hasta mi mujer me dijo al salir del cine que le recuerda a Michael Caine) porque sigue encontrando su sitio, el tipo tiene talento pero, o se da prisa, o le va a pasar como a la tan mentada Robin Wright, que no va a despegar definitivamente nunca.
Y a destacar ese ambiente de Dickens y Bronte (se mencionan a Sidney Carton, protagonista de "Historia de dos ciudades" y a Heathcliff, el gitano apasionado de "Cumbres borrascosas") que planea sobre toda la película, con niños huérfanos, borrachos apestosos, ambientes hostiles e ilusiones escondidas bajo el humo de las locomotoras.
Abrazos bajo el haz de luz.
Si, lo que dices de Dickens y Bronte es verdad. El ambiente y la historia es Dickensiana a tope ( yo recordaba a Oliver Twist y David Copperfield ) incluso sin las referencias literarias.
La historia de Jude law por otro lado es que difiere de la de Robin Wrigth en que e hombre y los personajes, en general, tienen mas peso que el de las chicas ( reivindicacion feminista aparte) que sus historias son casi siempre, adyacentes, o complementarias o secundarias...
Jde siempre encontrara algun papel protragonista para reciclarse aunque tenga que hacer como Downey Jr y apuntarse a los blockbusters.
Saludos desde el anden
Perdón por el retraso en coger este tren, pero es que hasta ayer no había visto la peli. Y bueno, tengo que decir que me ha gustado, incluso me ha entusiasmado, pero no me ha maravillado. Estoy de acuerdo con vosotros en que es la obra de un relojero y un virtuoso. Dice Bardés que no le importa nada ver una película que es un puro mecanismo de relojería, pero si una película de la que se supone tiene que salir magia la reducimos a eso mal vamos (no me vale el ejemplo de "Atraco perfecto" donde se persigue otro tipo de emoción). En este sentido, viene al pelo la inevitable comparación con "The Artist". Puede que Scorsese domine más la técnica y el lenguaje cinematográfico que Hazanavizius, pero en este caso el francés para mí le ha ganado la partida al neoyorkino. Quiero decir que sales de "The artist" con una sonrisa de oreja a oreja y con ganas de bailar claqué, de "Hugo" no sales con tanto entusiasmo. Ahí está una de las pruebas del nueve. Conecto más con la película de Hazanavizius, me sabe explicar mejor porqué me gusta tanto esto del cine, me sabe contagiar de su magia. Creo que el reparto de Oscars es muy justo, la parte técnica para "Hugo", la artística para "The artist" valga la redundancia.
Estoy repasando mentalmente la película y me da por pensar qué hubiera sido de esta película en manos de Spielberg, otro gran cineasta que quizá sabe gestionar mejor este tipo de emociones (y lo denostado que es por ello). Curiosamente de su cuento "War Horse" no esperaba nada, y me dio mucho, y algo de al revés es lo que me ha pasado con "Hugo".
Sí, claro, siempre queda el camino del cine comercial más descarado pero eso no hará que su carrera mejore, ni despegue definitivamente hacia la calidad que tiene, que es de las mejores.
Dexter...¿es que el tiempo no te fascina? A mí sí. Todos los días tenemos que luchar contra él y, en el fondo, es algo que también plantea la película. ¿Crees que una película que tiene que exudar emoción no puede atenerse a un mecanismo de relojería? ¿Por qué? No hay muchos cineastas que lo hayan hecho, es cierto. Pero yo sí he tenido retazos de emoción viendo la película. Redescubrir la magia del cine es una obligación para todos aquellos que realmente amamos el cine. Y aquí, un niño lo descubre a través de un hombre que estaba olvidado por todos, por culpa del tiempo. Ese tiempo que tan poca emoción te causa es vital en cualquier película. ¿Qué es un buen montaje? ¿Una buena mezcla de imágenes o un dominio exacto del tiempo de ficción? Yo también creo que el reparto de Oscars fue bastante justo aunque sigo diciendo que Clooney estaba mejor que Dujardin, sin que me moleste en absoluto que se lo hayan dado al francés. Yo sí salí con entusiasmo de Hugo...porque salí con ganas de volver a ver a Buster, a Charlie, a Friedrich Wilhelm, a David Wark, al Lang de los primeros tiempos (muy presente "Metrópolis" en la película), a Sergei y a tantos otros que dependían del reloj para hacer sus escenas y dependieron del reloj para ser recordados como merecieron.
Totalmente de acuerdo, eso sí, en que no sé lo que hubiera sido esta película en manos de Spielberg. Quizá su mirada hubiera sido menos fría pero esa emoción que dices que gestiona tan bien (y a veces lo hace de manera soberbia como en "Caballo de batalla") hay veces que no lo hace tan bien porque se pasa de rosca y quiere emocionar como sea, convirtiéndose en algo facilón e ingenuo (la escena del anillo de Schindler, el prólogo y el epílogo de Ryan...).
En todo caso, cojamos el secundero, demos cuerda y sigamos viendo cine. La escala es a 24 imágenes por segundo.
Abrazos con manivela.
Bueno, no sé si no me has entendido o no he sabido expresarme bien. Quiza es que tenía las expectativas muy altas. Quizá esperaba una obra maestra y no lo es. Creo que, como dice Carpet, es una película que no se siente todo lo que quizá debería. Potencial tiene, desde luego. Y Scorsese consigue emocionar, yo no he dicho lo contrario, pero más en momentos puntuales que en el conjunto. Te doy en la razón en lo estimulante que resulta ver a Lloyd, a Chaplin, viejas imágenes del cine mudo en pantalla grande (lo que daría por ver "El ladrón de Bagdad" en un cine, en televisión no es lo mismo).
Es curioso lo que decis de Jude Law. Yo eché de menos que no saliese más. Que su presencia no se redujese a un corto flasback ni a la figura del padre ausente.
Hace tiempo vaticiné. Claro que es el nuevo Caine como que ha hecho "de él" dos veces (en los remakes de "Alfie" Y "La huella")
Hace tiempo vaticiné dos cosas, que Raúl Arévalo ganaría un Goya algún día, y que Jude Law conseguiría su Oscar. Lo primero se ha cumplido, lo segundo ya veremos. Desde luego, que espabile, que los Gosling, Fassbender y cia vienen pisando fuerte.
No, no, lo más seguro es que yo no te haya entendido. Comprendo que esperáseis una emoción contenida en toda la película y que al final saliérais con la fantasía en los ojos pero, seamos sinceros, Marty no es precisamente un tipo que sepa hacer eso. Marty deslumbra con la cámara, con la construcción de argumentos, con rayaduras impensables (si lo pensamos detenidamente el niño está un poco "rayado" con el autómata y Meliés lo está con el olvido y con los sueños destruidos). La película emociona, además de por la construcción de su técnica, porque se quiere rendir homenaje a todos aquellos que pusieron un ladrillo en la fábrica de sueños cuando nadie daba un duro por ellos. Es cierto que la emoción se da en momentos puntuales, pero yo creo que, más que un fallo, es algo deliberado. El tiempo también emociona en segundos puntuales y creo que hacia ahí va la película.
Lo de Jude Law...otro que va a ser un clásico aquí en el blog. Este chico tiene que elegir mejor lo que hace y hacerlo con la sabiduría que tiene. En una sola de sus miradas casi inexpresivas hay más cine que en rostros completos de muchos otros. Eso sí, tienes toda la razón, Gosling es un duro competidor y Fassbender...hummm, aún tengo que verle más (no me he olvidado de ver "Shame").
Abrazos con disculpas a ritmo de traviesa.
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