martes, 6 de marzo de 2012

LOS LIRIOS DEL VALLE (1963), de Ralph Nelson

Un hombre humilde, hijo de la carretera, que va de aquí para allá sin más techo que su coche. De repente, llega a un sitio en ninguna parte. Tierra árida para cultivar. Yunque de sol divino. La voz de Dios no llega a rincones de sacrificio. Pero allí, donde no hay otro dinero que la esperanza es donde florecen los lirios del valle. Y en el lugar donde crecen es donde los hombres saben que tienen su misión. La de él, la de este Homero sin ceguera, es la de construir una capilla con ladrillos de adobe, amasados con sudor y dudas. Hay ocasiones en las que un hombre tiene que hacer algo, sabe que tiene que hacer algo y tiene la certeza de que la forja de su destino está hecha a base de una cruz que acaricia el cielo porque si no de él no quedará más que el polvo llevado por el viento, un suave dibujo de motas en el lienzo del aire, tan breve como un suspiro, como un rastro sin huella en la frágil memoria.
En el desértico camino con cuatro sombras negras deslizándose al encuentro de Dios, siempre hay un regreso, una mirada hacia el cielo, agradecimiento a las plegarias atendidas porque, de algún modo, en el hombre más pequeño, hay un gran hombre y en las gotas del sudor trabajado por altruismo hay unos cuántos trazos de dignidad agarrada por las solapas, de rabia controlada y asegurada con que algo merece la pena, de esa inexplicable e indescriptible sensación de que hemos pisado la tierra que nos acoge para realizar eso mismo, esa misión, ese mandato que al principio no supimos ver y que convertimos en meta y objetivo de nuestras ilusiones. Y no lo hacemos por dinero, ni por egoísmo, ni por vanidad. Quizá ahí reside todo lo que de noble tiene el ser humano. Sentir que se tiene que hacer aquello para lo que has nacido y aquello que te reserva un lugar allí donde realmente merece la pena. Sea el cielo o la satisfacción. El amor por las cosas o la ética del comportamiento. Aquí lo que menos importa son las creencias. Es en lo que se cree.
Los lirios del valle, de Ralph Nelson, fue el primer Oscar al actor principal ganado por un actor de raza negra, Sidney Poitier. En eso se cree. Quizá para eso nació.

10 comentarios:

Carpet dijo...

Me gustó mucho a mi esta película cuando la vi en un pase televisivo allá por los 70. Y eso que de Sidney Pottier ya conocía "Rebelión en las aulas" y era un Sidney más potente que este. Personalmente a mi me parece mejor en "En el calor de la noche" y sin embargo no estuvo ni nominado, pero eso son cosas de los Oscar.

No obstante y por aquello de echarnos un transversal para desentumecernos, hay que decir que después de policía, creo que no hay profesión más cinematográfica que la de monja (podríamos incluir sacerdotes, pero estos me interesan menos, al menos hoy).

Creo que hay una cierta fijación con la renuncia a la vida "normal" de las monjas, un poso de incomprensión sobre su decisión (he de confesar que yo lo tengo). Los curas se dedican a los demás, a "llevar el mensaje", a una vida social...pero las monjas, no. Algunas intervienen en actividades caritativas, pero muchas de ellas llevan una vida monacal que las aleja del mundo y las sitúa en otro plano, en otra dimensión...ese mundo distinto, como otro planeta dentro del nuestro creo que es el motivo por el que resulten atractivas para el cine.

Podríamos enumerar muchas películas: Desde “Historia de una monja” donde la angelical Audrey tiene que enfrentarse a la vida de verdad y a la carnalidad de Peter Finch, cuando sale de los muros del convento, hasta los milagros de un oscuro episodio que investiga jane Fonda en “Agnes de Dios”. El uso de la picaresca contra el desamparo y el hambre de “Extramuros” en España; una de las monjas más bellas que yo recuerdo en “Las campanas de Santa Maria” con esa Ingrid Bergman a la que tan bien le sentaba el hábito.

Son algunas de ellas, pero hay muchas más…

Abrazos monacales.

César Bardés dijo...

También es que en todo lo que se refiere a la iglesia hay un halo de misterio con tintes siniestros y eso los hace fascinantes a ellos y también a ellas. Las monjas de "Las hermanas de la Magdalena", terribe película de Peter Mullan es tremenda y demoledora. También Ida Lupino hizo una película de monjas en apuros por niñas más que traviesas en "Ángeles rebeldes" que puedo adelantar que comentaremos en breve por aquí. Whoopi Goldberg es una de las monjas más marchosas de la historia en "Sister Act" y su correspondiente secuela. Eric Idle se travistió de monja en "Monjas a la carrera", una especie de versión de "Con faldas y a lo loco" con hábitos en lugar de minifaldas. En "Canción de cuna" tenemos un muestrario de monjas a granel empezando por Mari Carmen Prendes y Fiorella Faltoyano. En "Narciso negro" la locura hace presa en una de ellas y el resultado es una película excepcional. Es muy curioso que sean personajes que oscilan entre la comedia más desopilante y el drama más seco, entre la ternura más entrañable y el misterio más intrigante. Y no digamos si nos ponemos con las monjas como simples elementos de la trama y no como condicionantes principales de la acción. Hay ejemplos a millares.
Abrazos con hábito.

Carpet dijo...

Si que puede ser que el halo misterioso y siniestro de los conventos y la reclusión empuje a reflejar en pantalla el ambiente.
Hay que reconocer que las más grandes se han puesto el tocado de monja:
Meryl Streep (junto a Amy Adams) en "La duda", una vuelta al lado oscuro a la incorporación de Bing Crosby ( en este caso Seymour Hoffman) al colegio regentado por monjas de la mencionada "Las camapnas de Santa Maria".
Julie Andrews salió del convento para convertirse en baronesa Von Trapp via institutriz cantarina, pasando muchas "Sonrisas y lágrimas".
Susan Sarandon no llevaba vestiemnta al uso, pero era una monja de lo más cristiana y comprensiva en "Pena de muerte".
Ay....¡¡¡Señoriiiito!!!, Gracita Morales era una monja recien motorizada con su 2Cv ( dos caballos ) en "Sor Citroen".
Novicia a puntito de tomar los hábitos era Silvia Pinal en "Viridiana", practicando caridad cristiana con mendigos que la dejan pelá.
Irreverentes, entre otras, Marisa Paredes y Carmen Maura en la almodovariana "Entre tinieblas", sor rata de callejón es un nombre inolvidable.
Shirley Mclane se disfrazaba de monja y tenía al pobre Eastwood compltamente desorientado durante mas de medía peli, en "Dos mulas y una mujer".
Incluso Audrey Hepburn repitió vestuario y volvió al convento antes de reecontrase con Sean Connery en "Robin y Marian"...


Abrazos con aroma a celda monastica.

Carpet dijo...

Si que puede ser que el halo misterioso y siniestro de los conventos y la reclusión empuje a reflejar en pantalla el ambiente.
Hay que reconocer que las más grandes se han puesto el tocado de monja:
Meryl Streep (junto a Amy Adams) en "La duda", una vuelta al lado oscuro a la incorporación de Bing Crosby ( en este caso Seymour Hoffman) al colegio regentado por monjas de la mencionada "Las camapnas de Santa Maria".
Julie Andrews salió del convento para convertirse en baronesa Von Trapp via institutriz cantarina, pasando muchas "Sonrisas y lágrimas".
Susan Sarandon no llevaba vestiemnta al uso, pero era una monja de lo más cristiana y comprensiva en "Pena de muerte".
Ay....¡¡¡Señoriiiito!!!, Gracita Morales era una monja recien motorizada con su 2Cv ( dos caballos ) en "Sor Citroen".
Novicia a puntito de tomar los hábitos era Silvia Pinal en "Viridiana", practicando caridad cristiana con mendigos que la dejan pelá.
Irreverentes, entre otras, Marisa Paredes y Carmen Maura en la almodovariana "Entre tinieblas", sor rata de callejón es un nombre inolvidable.
Shirley Mclane se disfrazaba de monja y tenía al pobre Eastwood compltamente desorientado durante mas de medía peli, en "Dos mulas y una mujer".
Incluso Audrey Hepburn repitió vestuario y volvió al convento antes de reecontrase con Sean Connery en "Robin y Marian"...


Abrazos con aroma a celda monastica.

César Bardés dijo...

Por Dios, cómo se me ha podido olvidar "La duda" y esa monja que está tan equivocada cuando cree estar en posesión de la razón. Olvido imperdonable. Tenemos también a las monjas haciendo cosas prohibidas y lascivas en "Historia de un convento", de Walerian Borowzcyk, quizá el cineasta más recordado de aquel "Cine de medianoche" que puso en antena Pilar Miró.
No puedo evitar una sonrisa al recordar a Gracita Morales, como bien has apuntado.
También quería decir, que se me había olvidado antes, que, efectivamente, Sidney Poitier está mejor en "En el calor de la noche" que en "Los lirios del valle" y que es curioso cómo hizo zozobrar entre títulos más bien mediocres una carrera que apuntaba muy alto. A destacar también aquella "Estado de alarma" en la que incorporaba a un periodista a bordo de un barco de guerra en plena guerra fría mientras Richard Widmark se comportaba como un zorro implacable con un submarino ruso. Por otro lado, destacó su inutilidad escandalosa para dirigir películas, con productos destinados, por un lado, a un público exclusivamente negro y provistos de una falsa militancia para acallar aquellos rumores de que era un negro de corazón blanco. O con comedias insustanciales y más bien muy poco graciosas. Vamos, con decir con que, quizás, su mejor película es "Hanky Panky" con los pobrecitos de Gene Wilder y Gilda Radner en sus papeles principales...
Abrazos con escapulario.

dexter dijo...

A mí Poitier me gusta mucho en "Adivina quién viene esta noche" aunque es verdad que su presencia queda un tanto eclipsada por la de Kate y Spencer - cómo olvidar esa impresionante escena final tantas veces rememorada en este espacio. Por cierto, que veo que es del mismo año que "En el calor de la noche" y no puedo creer que no estuviera nominado por secuandario en ninguna de los dos, máxime cuando en la segunda su personaje está para mí al nivel del sí oscarizado Rod Steiger.
En cuanto a las monjitas, hay un cineasta inglés, no sé si es Mike Figgis o Mike Leigh que tiene por norma que en todas sus peliculas aparezcan religiosas ya sean como personajes ya a modo de cameo hitchotiano.

Abrazos sin pecado concebidos.

Carpet dijo...

Es verdad que Pottier como director fue terrible,y que su carrera terminó por ser tan errática en los 70 que desaperció por completo hasta finales de los 80, cuando en "Dispara a matar" compone un estimable personaje para un más que correcto thriller de acción y suspense, en una distinta y apreciable buddy movie junto a Tom berenger persiguiendo por los bosques a un asesino psicopata.

Y luego poco más, auqneu incluso en la terrible "El chacal", con 70 años, logra componer un personaje de lo más sólido, demostrando que quien tuvo, retuvo.

Ah....que picarón, esa peli de Borowzcyk...porque en estos transversales no ponenmos películas de esas codificadas del plus...que si no....

Abrazos con cirios de usos multiples.

César Bardés dijo...

Yo es que no puedo creer que el Oscar se lo dieran a Rod Steiger, la verdad. Es evidente que se quedaron con cierto cargo de conciencia al no dárselo el año anterior por su impresionante interpretación de "El prestamista" y quisieron compensarle. Creo que te refieres a Mike Leigh porque Mike Figgis tiene poco de monjil. La verdad no recuerdo ver ninguna monja ni en "Asuntos sucios", ni en "Lunes tormentoso", ni en "Mátate bebiendo" también conocida por "Leaving Las Vegas".
En cuanto a lo que dices tú, Carpet, sobre "Dispara a matar", sí no está mal. Como tampoco lo está en "Los fisgones" una película que me cae muy simpática a pesar de la inclusión de algunas escenas tontas lo que pasa es que ahí, claro, no es más que un secundario de lujo a la sombra de Robertito el Rubio.
Y oye, en un momento dao, nos ponemos guarrones. Con un poco de clase eso sí, le ponemos smoking al cirio y la cosa rula.
Abrazos pecaminosos.

Carpet dijo...

Es cierto lo de "Los fisgones", una película que promete mucho, que te va gustando y que se ve con simpatia, por más que al final te des cuenta de que ha resultado fallida. Y es que ese grupo a los 7 magnificos quedé demasiado supeditado a la figura del Cris de turno, en este caso, el amigo Redford.

Ah, y hemos olvidado a la inclita Jeniffer Jones, más que monjil en "La canción de Bernadette".
Sin embargo, si tu recordabas a Deborah Kerr en "narciso negro" , no debemos olvidar que volvió a hacer de novicia junto a Robert Mitchum en "Solo Dios lo sabe".


Por cierto, a propósito de esta última se cuenta una anecddota que seguramente conoces. Parece ser que la iglesia católica mando un supervisor para comprobar que Huston no iba a desbarrar y hacer aparecer a la Kerr como una monja muy "descuidada", al enterarse de ello se simuló una escena (que obviamente no apareció en la peli) en la que Mitchum y Deborah se besaban más que apasionadamente y que parece que provocó un importante escandalo en sectores religiosos, que luego quedaron muy contentos al ver que no hubo para tanto.

Y otra cosa, hablamos de monjas, pero no de Santas y Paz vega era monja antes de ser santa en el rollo de Loriga.

Abrazos en equipo

César Bardés dijo...

Bueno, bueno, no te pongas mojigato, Carpet. Lo que hicieron Deborah Kerr y Robert Mitchum delante del dilecto representante eclesiástico fue algo más que un morreo, poniéndose de acuerdo previamente, claro. De todas formas, qué película más inteligente. Leída la novela es evidente lo que pasa entre ellos pero la película deja el resquicio de que quizá, tal vez, pueda que...aunque yo creo que sí pasa. Daría para un libro entero un estudio sobre esa película que es aventura y convivencia bajo la mano maestra de un gran director y con los rostros de dos actores que sabían muy bien qué es lo que hacían.
Bien apuntado lo de Jennifer Jones en una de las mayores cursiladas que se han hecho en el mundo del celuloide.
Abrazos con cancionero en la mano.