Las tinieblas son el ambiente que rodea a aquellos que no pueden ver. Esto sería una afirmación demasiado obvia si no fuera porque esas tinieblas también se refieren a aquellas turbiedades que hacen que la gente sea peor, más obtusa, más resabiada, más viva y más oscura. Al fin y al cabo, la oscuridad es su entorno natural y saben perfectamente cómo moverse cuando la luz se pone en fuga. Exactamente igual que un tipo que tiene la mirada ciega de venganza, de odio y de ganas de hacer daño.
Lo cierto es que todo suena demasiado a tópico. La ciega que es poseedora de un secreto que no sabe, los malos que quieren recuperar algo indeterminado, el novio que esconde un pasado más oscuro que la ceguera de una fotógrafo que perdió la vista en pleno Afganistán...Es una puesta al día de Sola en la oscuridad, de Terence Young, con aquella inolvidable Audrey Hepburn reconvertida en una heroína de mayor resistencia y de muchas más agallas.
El resto está más que sabido: una rutina psicológica que ya comienza a ser pan rallado. Bien es verdad que no hay mucha elaboración en la supuesta investigación del secreto. Se entra por las bravas y a repartir cuchilladas. Al fin y al cabo, la ciega es una indefensa del quince y es fácil atemorizar a quien no se puede ver. Es una tía que ha vivido en el engaño pero tiene que saber dónde se esconde lo que quieren los desaprensivos de turno. Lo que no saben estos tipos tan duros es que los gatos siempre caen de pie. Y es que ella, la chica, la indefensa, la que no ve, es toda una gata con sus siete vidas incluidas. Puede lastimarse la visión o tener algún que otro traspié pero eso no menoscaba su ímpetu de supervivencia que consiste en ir hacia delante antes de que otro te eche hacia atrás. Eso, en parte, esconde las incoherencias de un relato que podría haber sido mejor sin llegar, en ningún caso, a la obra maestra, pero que adolece del empleo de una lógica que llega a pedirse a gritos. Aunque bien es cierto que la cosa no tiene demasiado sentido en algunos pasajes hasta que sabes cómo termina el embrollo. El gato sabe sobrevivir, ya lo creo. Sabe ver en la oscuridad, desde luego. Y sabe pasar de largo ante las amenazas porque él es el verdadero elemento amenazante. La esperanza era algo que podía palparse en el aire porque detrás de las cámaras estaba Joseph Ruben, un tipo especialista en películas de “acoso y te vas a enterar” como la mediocre Durmiendo con su enemigo o la más que notable El buen hijo, con aquellos dos hermanos interpretados con maestría por Elijah Wood y Macaulay Culkin. Pero, aún teniendo alguna cosita apreciable, todo el conjunto es de una mediocridad un poco vergonzante porque ni siquiera hay unas interpretaciones destacables salvo, quizá, la primera aparición de Michael Keaton, muy atinado en su vasto repertorio de gestos que se diluyen para amoldarse al cliché de turno según va transcurriendo la acción. Es lo que tiene jugársela con gatos, que al final te roban el protagonismo. Eso sí, la música de Mark Mancina es notable y el ático que resulta ser el escenario de gran parte del enredo es para mí en cuanto lo pongan a la venta. No hay nada más que reseñar. Solo, tal vez, buscar bien entre lo que disfraza la evidencia. Como un argumento consistente pero mil veces visto. Como un montón de tópicos ordenados uno detrás de otro que hacen que todo sea más previsible que el cuento del castillo con princesa encerrada con un dragón. Como un título más que es una prueba de lo poco que se puede llegar a trabajar cuando un actor y un par de entidades oficiales deciden poner pasta para producir algo tan insípido. Mejor cómprense un gato y comprueben si lleva la garantía de las siete vidas. Eso hará que sepan si merece la pena confiar en él.
2 comentarios:
Vaya, y yo qué creía que ibas a meterte esta semana con Bradley y con Ryan. Yo aún no la he visto pero prometo ponerme a tono a partir de la semana que viene y sobre todo a partir de San Sebastián y la siguiente.
Por lo que cuentas esta no tiene nada de atractivo. Por repetirse se repite hasta Michael Keaton en un papel que parece recordar al de pirado en "De repente un extraño". Y Michelle, aunque a mí me parece mucho mejor actriz que Madeleine Stowe que ya protagonizó aquel otro remake oficioso de la peli de Audrey. Desde luego como la de la Hepburn, "23 pasos de Baker Strett" nada, incluso como la de "A solas contigo" con la Abril y Echanove.
Abrazos ciegos.
Debo confesar que me planteé la posibilidad de meterme con Ryan y Brad pero mira, el argumento me echaba mucho, mucho para atrás, y cuando vi al Ryan de rubio ya me dio el golpe definitivo.
Fui a ver ésta por las razones que digo en el artículo. Joseph Ruben me había gustado bastante en "El buen hijo", me parece una buena película y "Durmiendo con su enemigo" a pesar del taquillazo me pareció muy floja, así que creí conveniente darle un voto de confianza pero no hay nada nuevo en ella. En cuanto a lo que dices de Keaton...a ver, yo creo que "De repente, un extraño" es una excelente película y él hace de un pirado muy refinado, lo cual es muy atractivo. Aquí no es que haga de pirado, hace de tipo que quiere algo, un tío malo. Cuando aparece, la película pega un subidón pero luego la decepción llega porque no es capaz de mantener el tono de intensidad. Yo creo que le ha echado voluntad pero, con el material de partida, no había mucho que hacer. Tiene muchos, muchos puntos de contacto con "Sola en la oscuridad" (recuerdo que en teatro la puso en escena Cristina Higueras y que incluso Quentin Tarantino la interpretó en Broadway con una lluvia de críticas negativas, sospecho que en el papel de Alan Arkin, muy inquietante en la película de la Hepburn). En cuanto a ciegas aterrorizadas, hay muchas desde luego y ésta, simplemente, es una más.
Abrazos con bastón.
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