martes, 5 de julio de 2016

SOPA DE GANSO (1933), de Leo McCarey

“¡Hail, Hail, Freedonia! ¡Tierra de libertad y valientes!”
Sí, tierra de valientes. Sobre todo si hay que aguantar a un Presidente que está como una campana en día de misa. Y que dice cosas tales como que hay que creerle a él antes que a los propios ojos. Los espías conspiran por todas partes y no es fácil ponerles coto. Como para salir de prisa con una moto con sidecar, no digo más. ¿Quiere casarse conmigo? ¿Tiene usted mucho dinero? Conteste primero a la segunda pregunta. ¿No ve que estoy intentando decirle que la amo? Apasionadamente, descaradamente, triunfalmente y totalmente. Eso me recuerda que tendría que ir al psiquiatra a pasar la revisión de los treinta años. A lo que iba, que me pierdo como un carrito de limonada. El caso es que hay muchos espías y si no se vigilan de cerca, la conclusión solo puede ser la guerra. Terrible e implacable, única, cantarina y cínica. Vaya, vaya usted a combatir que mientras los demás nos quedaremos pensando en lo idiota que es usted. Y así es cómo se hace una sopa de gansos. Es el peor sabor del mundo en un mundo sin autoridad. Anarquía, anarquía, es la guerra, ¡más madera!...Pero ¿qué estoy diciendo?
Lo que dices no tiene ningún sentido, es lo que siempre me dice mi abogado. Pero aún lo tiene menos cuando el embajador de un país amigo es tan relamido que deja la lengua de una vaca como un papel de lija, la chica de alterne más fina que uno se puede imaginar no puede hacer nada por ti. Así que no quedan muchas más salidas que mirarse al espejo para ver si todo tiene algún sentido…y no…no…la verdad es que no lo tiene. Porque el reflejo que devuelve el invento soy yo…pero no soy yo. Y más aún cuando intercambiamos los planos y yo estoy en el espejo y el espejo está en yo. Una limonada, por favor, que hace tanto calor que parece que va a arder el sombrero. Uno porque está como un cencerro sin badajo, el otro porque es tan liante que va a perder el ovillo y el tercero, que no habla, porque tiene el bolsillo lleno de sorpresas y es un sátiro que ríase usted de Petronio. Oiga, sin insultar, Petronio lo será usted. Recuérdemelo más tarde y le enviaré un telegrama dándole las gracias. Y deje el teléfono… ¿no ve que usted no puede hablar y se aprieta las bocinas…? Bueno, déjelo.
Sopa de ganso no fue un éxito cuando se estrenó porque, hasta entonces, el cine había vivido dentro de un orden y quizá el público no estaba preparado para sumirse en el caos mientras se carcajeaba. Sin embargo, nadie puede negar que es la quintaesencia de los Hermanos Marx, con esa anarquía irreverente contra todo lo que se movía, con su crítica ácida y loca contra el naciente fascismo europeo y con un torrente de palabras que se convertía en una agudeza brillante y desatada. No está mal para cuatro hermanos que empezaron en el vodevil y acabaron haciendo un humor que ha sido muchas veces imitado pero nunca igualado. Y si quieren imitaciones vayan y mírense a un espejo.


4 comentarios:

CARPET_WALLY dijo...

Entro, por fin, desahogado de la convalecencia (estar en casa no significa tener tiempo libre) y me encuentro con tres grandes posts. Podría escribir en cualquiera de ellos. Hablar de las maravillas del tío Francois y de un título clave para él y para nosotros, comentar lo poco atractiva que me parece la nueva propuesta de Hanks que a la vista de los trailers me parece que tira de mucha profesionalidad para dar cuerpo a una historia muy corta que parece a medio camino entre "La pesca del salmón en Yemen" y "Los hombres que miraban fijamente a las cabras", aunque seguro que poco tiene que ver con ambas.

Pero me decanto por escribir aquí, porque me parece que es de las pocas veces que los Hermanos Marx han visitado esta web y no me resisto a decir que la cultura occidental actual les debe tanto a ellos como a algún que otro filósofo de renombre histórico. ¿Porqué? por que su humor está en la base del humor del siglo XXI (y por descontado que gran parte del XX) y el humor es la manifestación más pura de la filosofía de una sociedad.

Digamos que creo que el descreimiento, la facilidad para reírse de las venturas y, sobre todo, de las desventuras sociales y personales (constante en todas las épocas y civilizaciones) alcanzan en los Marx unas cimas insuperables. Y a partir de ahí parece que comienza un vale todo, aunque no sea así. Vale la forma de reírse partiendo de la realidad para deformarla hasta convertirla en ridícula y absurda y convenciéndonos de que es igual de ridícula y absurda sin la ayuda de el espejo deformante. Vale para convertir los convencionalismos sociales en parte de la mofa. Vale para aprender a reírnos de nosotros mismos antes que de cualquier otro. Vale para decirnos que la locura es la parte más cuerda de nuestra insensatez, esa que dice que vivimos según lo adecuado.

Es obvio que, para mi, Groucho es un referente intelectual (aunque él odiase todo lo que pudiera parecerse a eso), y en cierta medida Chico y Harpo son unos teloneros fundamentales y necesarios, un apoyo verborreíco en un caso y gestual en el otro de la algarabía grouchiana.

No podemos pensar en los Monty Phyton, en Saturday Nigth Life, en Faemino y Cansado o en Gila o Tip y Coll en España, en gran parte de Woody Allen sin pensar en la base Marxiana de todo su humor. En el caso de Allen aunque parezca más difuso (y cierto que con un discurso bastante propio) también les debe a los hermanos la capacidad de hilar situaciones absurdas a partir de conceptos reales, exagerando traumas hasta convertir los personajes en caricaturas deformadas y desde ahí demostrarnos que unos e puede reír de lo muy serio, incluso del amor, quizá lo único tabú para los Marx aunque lanzasen sus dardos hacía la sacrosanta institución matrimonial cada dos por tres.

En fin, no puedo mostrarme objetivo...para mi son los más grandes. Gracias por traerlos y sobre todo con "Sopa de ganso" que es la más loca y auténtica de todas sus películas. Aun me parece extraño que esta película tuviese éxito, va a resultar que la inteligencia no es cosa que apareciese en la segunda mitad del siglo XX como muchos parecen creer.

Abrazos con puro

César Bardés dijo...

Bueno, habría que decir que el programa de "Sopa de ganso" que hicimos en "La gran evasión" ha sido nominado como uno de los mejores de la semana en el ivoox magazine (ya es la cuarta vez después de "Tierras de penumbra", "Vértigo" y el especial de cine de terror). No deja de tener su mérito. Y sé de lo que hablo.
Por lo demás, está claro que el humor judío que instauraron los Marx tuvo siempre su continuidad en una línea que podríamos situar a lo largo de Billy Wilder, Jerry Lewis, Woody Allen. Que son y han sido único y que he de estar de acuerdo en que "Sopa de ganso" es, quizá, la mejor de los Marx. Es verdad que no los he traído demasiado a menudo (aunque sí que hay un artículo sobre "Una noche en Casablanca") pero más que nada es por respeto, por el miedo de no estar a la altura de un humor tan salvaje y, a la vez, tan inteligente. Siempre he admirado muchísimo a estos zumbados y de hecho, tengo por aquí a la vista las "Memorias de un amante sarnoso", divertidísimo libro de Groucho que es la biblia del absurdo. Se rieron de todos y de todo y lo hicieron siempre con la agudeza por bandera aunque no en pocas ocasiones llegan a sacarte de quicio. En cualquier caso, debo de hacerte una puntualización. "Sopa de ganso" no fue ningún éxito cuando se estrenó (dudo que el público del año 33 estuviera preparado para esta anarquía). Solamente comenzó a reivindicarse en los años sesenta como la obra maestra de los Marx, en esta ocasión, dirigidos por Leo McCarey que no tuvo ninguna vergüenza en señalar que los dejó campar por sus respetos y que él se limitaba a poner la cámara.
Abrazos intentando deciros que os amo.

CARPET_WALLY dijo...

Ok, gracias por sacarme del error. Ya me extrañaba que en el 33 fueran capaces de hacer una película así, y no es que me alegre de que no tuviera éxito en su día (de hecho me extrañaría que fuese un éxito comercial si se hiciese en la actualidad sin ningún referente anterior) sino que me hace parecer menos memo. de aquellos maravillosos ciclos que ponían en TVE cuando dedicaron el suyo a los Marx (si no recuerdo mal los sábados a mediodía en su caso) "Sopa de ganso" resultó ser la más incomprensible para mi y salvo gags aislados (el del espejo especialmente) estaba completamente desconcertado con esa historia sin historia, tan rápida que no era capaz de pillar el ritmo (no debía tener yo mucho más de 10 años entonces). Las revisiones posteriores si que me acercaron a esta obra cumbre...eso quiere decir que el público del 33 era todavía muy jovencito para comprender determinadas cosas.

Abrazos desde el sidecar

César Bardés dijo...

Es el estado puro de los Marx. Las cuatro películas que hicieron para la Paramount fueron pre-código Hays (destacando ésta y "Plumas de caballo") y se nota la libertad que tenían para poner lo que quisieran en los diálogos y en las actitudes. Aquí, por ejemplo, Harpo es un sátiro. Sin embargo, cuando ya ficharon para la Metro, dos años después con ese éxito que fue "Una noche en la Ópera", a partir de ahí fueron más blanditos (sin perder su genialidad, que la conservaron siempre, incluso en las dos últimas en las que actuaron juntos como "Una noche en Casablanca" o "Amor en conserva") y Harpo, antes tan agresivo y tan "salido", pasó a ser un personaje ingenuo, infantil, que también perseguía a las chicas, pero de una forma mucho más juguetona y menos agresiva. Cierto es que "Sopa de ganso" es la más difícil de ver con sentido porque hasta para un adulto, pierde el ídem pero yo creo que eso es perfectamente deliberado y, cuando eres capaz de apreciarlo, te das cuenta, como decías en el primer comentario, que es la mejor de todas las películas de los Marx.
Abrazos tocando el xilófono con cascos de soldado.