jueves, 8 de febrero de 2018

EL HILO INVISIBLE (2017), de Paul Thomas Anderson

El director Paul Thomas Anderson vuelve de nuevo, dando puntadas sin hilo, al tema de la personalidad dominante sobre otra más débil y preguntando cuál de los dos es más condenable. La relación enfermiza que se establece entre un famoso diseñador de moda y una simple camarera está rodeada de lujo, de elegancia de élite, de acciones sugeridas y de un par de interpretaciones destacables.
Esa relación dominante se va convirtiendo en una relación de dependencia, del deseo irrefrenable de sentirse necesitado por ambas partes. Anderson, intentando dar lecciones, establece distancia entre sus personajes, como si alguien fuera el creador de un vestido inigualable que necesita los pespuntes de su supuesto genio. Es cierto que Daniel Day-Lewis está admirablemente contenido y también que el trabajo de Vicky Krieps, aunque menos lucido, resulta efectivo y difícil. Ambos son ideales dentro de ese diseño de vestuario espectacular y del estilo sobrio, casi austero, que Anderson imprime a su película, por mucho que la historia, sencillamente, sea muy poco creíble, no escandalice demasiado (que, en realidad, es lo que pretende) y se salga del cine con la sensación de haber visto algo parecido a un modelo deslumbrante encima de un tieso y vulgar maniquí de madera.
Por supuesto, Anderson aprovecha que el hilo resulta vistoso para introducir la certeza de que el amor coarta la creatividad salvo que haya un aire de muerte silenciosa alrededor de la pasión, o que el mundo aparentemente ordenado carece de sentido cuando ese amor llama con fuerza. De paso, también cose aquí y allá algún que otro remiendo sobre la ridiculez de las apariencias, sobre el cinismo, sobre la futilidad del arte entre las élites y sobre la glotonería que acompaña a la felicidad. Sin embargo, eso no hace que la película sea más densa, o esté llena de múltiples lecturas. El mensaje es claro y plano, bastante obsesivo y, quizá, algo ridículo.
Y es que pensar que el hábito hace la elegancia no es sino otro ejercicio de pedantería sin clase. Arriba, en la cumbre, hay tanta corrupción como abajo, en los talleres. El desprecio suele ser el arma favorita de las clases privilegiadas, aparte de su tendencia a no saber cuál es su sitio. E, incluso, la confesión se transforma en algo absurdo si se tiene en cuenta a quién se hace. El inicio de una época de fingimiento está llamando a las puertas y, quizá, sea hora de enfrentarse a lo único realmente verdadero que hay en la vida como es la muerte. Esa muerte que se acerca en cada beso dado antes de la náusea. Esa muerte que también pasa sus modelos para que los simples mortales admiremos su variedad y su estilo que, a veces, resulta desagradable y fuera de lugar. El silencio abruma. Y aún lo hace más cuando resulta el instrumento imprescindible para que la inspiración se oiga.

No es la peor película de Paul Thomas Anderson, lo cual ya es decir mucho, pero tampoco es la obra maestra que muchos quieren ver arrastrados por la provocación inherente a su director. Más allá de eso, es recomendable que cojan aguja e hilo y cosan este artículo en algún lugar de la entretela. Tal vez porque no harán mucho caso y, a pesar de que lo piensen, preferirán cantar las alabanzas de una película que sabe a muy, muy poco.  

9 comentarios:

dexterzgz dijo...

Lamento discrepar, esta vez, amigo Bardés. Yo también entre en la sala con el cuchillo entre los dientes. Después de sobre todo "Pozos de ambición" y también de "Puro vicio", PTA había perdido todo el poco crédito y la poca fe que todavía guardaba en él. Pero hete aquí que me encuentro con una película bastante rotunda, con interpretaciones soberbias a cargo de sus tres protagonistas (parece que hay un momento en el que Daniel se quiere ir pero afortunadamente vuelve pronto) y con una cuidada puesta en escena (ojo a la BSO que la veo has ta con el Oscar). A Paul Thomas se le ve intención de contar una historia sin afán de demasiadas florituras (parece que este año tus dos amiguetes, este y Joe Wright les ha dado por la convención). Lo que pasa es que esa historia va precisamente de obsesiones enfermizas, de poder y de manipulación, y a partir de ahí le damos todas las vueltas que quieras. A mí desde luego esta vez PTA me ha convencido y he salido del cine bastante satisfecho.


Abrazos con setas

dexterzgz dijo...

*les ha dado por la convención= les ha dado por la contención.

César Bardés dijo...

Puedes discrepar todo cuanto quieras. Yo creo, sinceramente, que muchos de los que alabáis sin ambages esta película os habéis dejado seducir por el envoltorio. Y tengo que reconocerlo, está soberbiamente presentada. Esos vestuarios, esas interpretaciones, esa cámara subiendo y bajando por una casa que se me antoja bastante poco adecuada para sus funciones...por supuesto que sí...pero yo, sencillamente, no me creo la historia. Claro, ahí ando en desventaja porque si nos metemos con la historia (que no tiene media hostia) destapamos el final y demás historias. El aire es de Visconti, sin duda, y hay hasta un cierto amaneramiento en las formas que recuerda al maestro italiano, pero en la profundidad vamos a ser cortésmente opositores. Historias sobre personas que no saben amar hay muchas, contadas de muchísimas maneras y, por una vez, y de nuevo tienes toda la razón del mundo, tanto a Anderson como a Wright les ha dado por la contención (a lo mejor han visto algo de Kubrick y todo). En cualquier caso, lo de la banda sonora...a quién le van a dar el Oscar...a Fauré? a Berlioz? a Debussy? Porque la mayor parte son temas sacados de sus obras. Todavía me reservo el derecho de opinión sobre las bandas sonoras.
Abrazos con tortilla.

Chus dijo...

He de reconocer que me da una pereza horrorosa esta peli. PTA me tira patrás cual cangrejo de rio y con Daniel también tengo mis idas y venidas... cuando se pone demasiado intenso me carga un poco.

Como podeis adivinar... me encantó pozos de ambición. Jaj.

A ver que me hago... aunque tío Clint tiene todas mis prioridades

Abrazos malparidos hijueputas (que estoy a tope con Narcos)

César Bardés dijo...

Lo de Paul Thomas Anderson es para hacérselo mirar seriamente cada cual. Ya digo que no es la peor de este tipo, después de la experiencia de "The master" es difícil llegar a ese límite, pero todo esta revestido de nada, de un cine tremendamente impostado, de un argumento que no se cree ni el potito vestido de Dior, y si la intención es crear un amor obsesivo y ciertamente enfermizo, tienes que hacerlo de otra manera.
Con Daniel Day Lewis no tengo yo especiales problemas. Cuando se pasa de rosca, se pasa mucho (Robert de Niro podría darle un par de lecciones sobre ello), por ejemplo me pareció especialmente inaguantable en "Gangs of New York", pero Daniel me gusta en "Lincoln", en "Mi pie izquierdo", en "En el nombre del padre", en "The boxer" o en "La edad de la inocencia" donde me parece que está muy contenido y muy en su sitio. Ahora, eso sí, debe de ser más raro que un cerdo a cuadros porque lo de cortar con Isabelle Adjani vía Fax, tiene tela. Y no entiendo que un hombre que aún es joven y puede regalar trabajos muy buenos ahora anuncie una retirada que no viene a cuento.
Lo de "Pozos de ambición"...bufff...cuando la programaste en el Conversacines a petición del "friki" que tenías por allí, ya me bajé del carro porque es una película que no puedo con ella. Y Daniel, nuevamente, está para darle un par de hostias bien dadas.
Habrá que ir a ver a Clint, sí.
Abrazos con el rostro desencajado.

dexterzgz dijo...

Fuera prejucios, Chus. Con este hombre, mi gozo se ha quedado más de una vez en un pozo, y en ocasiones hasta de ambición. Pero esta vez no. Ve y nos cuentas. Por cierto, qué alegría verte de nuevo por aquí. Espero que nos veamos mucho más a partir de ahora.

Abrazos conversacineros

CARPET_WALLY dijo...

Yo también me alegro de verte por aquí Chus. Y habrá que darle bola a PTA, aunque sea para deshacer este momentáneo empate entre el entusiasmo de Dex y el desencanto del Lobo.

Ahora ¿sin prejuicios?...eso si que me va a costar. El único que presume de ello es Bardés que dice entrar con la mirada limpia, para mi es muy complicado. Y fijaos bien, a mi me gusta menos Day Lewis que el propio Anderson, lo que puede ser hasta delito.

Abrazos radiopolisados

Chus dijo...

Gracias a todos, es un gustazo ser tan bien recibido!!

Ea, pues desvelado el entuerto finalmente ayer me arranqué.

Creo que la peli se deja ver sin mas. No me parece ni la mejor, ni la peor de PTA. Demasiado metraje para contar tan poco desde mi punto de vista. Coincido con César en la debilidad de la historia que no da para tanto y tiene mucho de inverosímil, aunque en esto del amor hasta la historia mas inverosímil puede ser real.

Demasiado envoltorio para mi gusto. Es una delicia de observar por lo bien que se ve. La fotografía es una pasada y está todo cuidado al milímetro visualmente. Pero insisto... me parece artificioso, ya que no está al servicio de la historia.

Las intrepretaciones son correctas desde mi punto de vista... pero nada mas, de hecho... me esperaba bastante mas después de leerle al Lewis que dejaba esto de la interpretación tras haber alcanzado el summun gracias a este trabajo. Macho... tienes pelis donde tus personajes aportan infinitamente mas que este diseñador tronado.

Bueno, la pude ver sin retorcerme en la butaca. Aunque reconozco que hubo muchos minutos de letargo que considero innecesarios.

Vamos, que da pa un mediometraje lo visto.

Abrazos pespuntados

César Bardés dijo...

Bueno, pues estamos bastante cerca en cuanto a lo opinión salvo en lo referente a Day Lewis al que yo sí otorgo mérito aunque, desde luego, me gusta más en otras películas como "Mi pie izquierdo", por ejemplo. Creo que, efectivamente, aciertas al decir que hay muchos puntos muertos y que la historia no es que sea inverosímil, es que sencillamente no me la hace creíble ("La guerra de las galaxias" o "Con la muerte en los talones" son inverosímiles pero hay una destreza del director que hace que me las crea. En este caso, no la hay, porque Anderson está más preocupado en parecer Kubrick que en contar algo). Ahora bien, sí, no es la peor de Anderson (ésa se la reservo tanto a "Pozos de ambición" como a "The master") lo cual ya da un poquito de respiro cuando sales del cine.
Abrazos con máquina.