miércoles, 10 de junio de 2020

AL ESTE DEL EDÉN (1955), de Elia Kazan


Cal Trask es un cúmulo de confusión sentimental. Por encima de todo y de todos, quiere a su padre y hace más de lo que puede para llamar su atención. También quiere a su hermano, pero él es humano y es débil y no puede evitar enamorarse de su novia. Por último, quiere a su madre, pero ella no está y no es que haya muerto. Simplemente fue repudiada por su padre y es dueña de un local de mala muerte en una localidad más o menos cercana. Cal tiene mucho amor por repartir y no sabe cómo distribuirlo sin hacer daño a nadie. La religión, la represión moral, el miedo a ser él mismo…todo abruma a Cal que no encuentra el sitio que le corresponde. Cuando cree acertar, falla. Cuando cree que se merece todos los elogios del mundo, encuentra el silencio. Cuando quiere que se le devuelva un poco del amor que intenta esparcir, llora. El destino de Cal es sombrío porque, muy probablemente, acabe desterrado en las llanuras al este del Edén, porque quiere a todos y no siente que le quieran.
Dios, Caín y Abel están representados en la obra de John Steinbeck que Elia Kazan convirtió en una de sus mejores películas. Todo el mundo habla de James Dean como el principal motor de la historia, pero no hay que olvidar los impresionantes trabajos de Raymond Massey, de Julie Harris, de Jo Van Fleet o de Burl Ives. Todos trabajan para que la interpretación insegura y vulnerable de Dean sobresalga con ese dolor por la competición por el amor de su padre, o el tremendo desgarro que sufre con la ausencia de su madre, o la definitiva necesidad de amar a Abra, la chica de su hermano. Cal Trask-James Dean resulta una figura trágica que sólo encontrará paz cuando alguien le necesite de verdad. Y eso no es fácil de asimilar.
Y es que, a veces, la derrota se expresa a través del vandalismo y un profundo deseo de soledad. Los verdaderos sentimientos sólo se conocen cuando cualquiera se asoma al abismo interior que habita en todo ser humano. Y el amor, no nos engañemos, es lo que todos deseamos. Más allá de otros anhelos, mucho más allá de la ambición, del reconocimiento, de querer poseer lo que otros ya tienen, es lo que nos mueve, nos impulsa y nos hace crecer. Y su búsqueda hará que podamos atisbar las verdaderas motivaciones de los que nos rodean. Quizá sean más oscuros, quizá sean más vacíos, quizá, incluso, sean más simples o felices. O, tal vez, el egoísmo haya sido todo lo que les ha movido en la vida. Para averiguarlo y conseguir la tranquilidad, en muchas ocasiones, hay que descender a los infiernos de la incomprensión y del rechazo y allí no hay lugar para los débiles.

4 comentarios:

Alí Reyes dijo...

Buena obra. No he visto la película pero leí el libro

dexterzgz dijo...

Yo leí el libro en mi adolescencia y me dejó muy marcado, desde entonces lo he releído varias veces, y eso que es un buen tocho, y siempre lo llevo marcado.

La película también me impresionó (era en uno de esos pases de madrugada tan especiales que se daban entonces), aunque solo se centra en la última parte de la obra de Steinbeck. Puede que no sea la mejor obra de Kazan, pero tiene momentos de gran cine. Y siempre me he preguntado qué hubiera sido de la carrera de James Dean de no haber muerto tan temprano. Porque no tenía la seguridad de otros actores del Actor´s Studio como Brando, Clift o incluso Paul. Y el destino quiso que le recordásemos en sus tres papeles de "rebelde sin causa" con su fragilísima mirada.

Abrazos tirando piedras a una casa blanca

César Bardés dijo...

Vela, Alí, es una estupenda película. Kazan tiene unas cuantas que merecen mucho la pena.

César Bardés dijo...

No, sin duda no es la mejor obra de Kazan (me sigue maravillando como ninguna otra "La ley del silencio" que me parece un peliculón), pero, como tú bien dices, tiene momentos de enorme cine. Dean ha cimentado su fama, sobre todo, con "Rebelde sin causa" y a mí me parece que su mejor película es ésta, por encima del tocho de "Gigante", en la que se llevó la parte del león y quien está realmente ahí es Rock Hudson, sorprendentemente.
Es cierto, no tenía esa seguridad que emanaban otros actores del método. Es toda una incógnita porque no sabemos cómo hubiera madurado. Yo sólo espero que no lo hiciera como sale en "Gigante", que es un auténtico horror.
Abrazos desde el lóbrego pasillo.