miércoles, 10 de febrero de 2010

CARIBE (1945), de Frank Borzage


El mar se convierte en un arrugado e imprevisible lienzo donde se dibujan con precisión los trazos de la mejor de las aventuras. En su tinta de espuma, las aguas nos muestran la belleza irrepetible de una mujer como Maureen O´Hara, una de esas mujeres que poseen un espíritu tan grande y tan pujante que puede echar para atrás a la mayor de las tormentas. Un poco más allá, en la línea del horizonte, podemos encontrar a un holandés errante, mitad oscuridad, mitad esperanza, que pasó a la historia del cine en el memorable papel de Víktor Laszlo en Casablanca y que lleva desplegado el velamen de la libertad en un rostro de difícil olvido bajo el nombre de Paul Henreid. Por el castillo de popa, un malvado que sabía ser apreciado, enorme como actor, desconocido como nombre, Walter Slezak y que compone a un español que no tiene escrúpulos para conseguir lo que quiere, para amar lo que ambiciona y para transformarse en el ancla que impide partir en busca de las olas que salpican en la cara con la frescura que desprende ese lienzo de fauna y agua, de profundidades y abismos, de público de gotas esperando romper en aplausos de marejada.
No hay decepciones posibles. Hay duelos a espada que merecerían la pena de ser recordados, pistolas de un solo tiro que expelen el humo del ambiente enrarecido, chicas en problemas y héroes en vilo, música que parece que nos lleva en volandas a barlovento, placeres para la vista y uñas mordidas temiendo la herida por el filo. En su género, es una espléndida película de piratas que no ha pasado a la historia en uno de esos imperdonables olvidos que, de vez en cuando, tiene el cine. Y lo que hoy se nos ofrece en el muelle de la aventura, es un rato excepcional de evasión, de entretenimiento hecho de joyas, choques de espada, miradas que hablan por sí solas y el mar, siempre el mar, el mar de mentira, el único mar posible como escenario de saltos y besos, de virajes y huidas, de cine y sonrisa.
Y es que aún más allá de la aventura, esta película es un aliento de té y salitre en pleno salón. Es una muestra del ingenio de aquel gran guionista llamado Herman Mankiewicz y que nos enseña cuán brillante puede ser la escritura en un fondo de madera, tela y amarras. Tal vez también porque detrás de las cámaras estaba un veterano todoterreno de la talla de Frank Borzage y que sabía colocar la imagen, componerla y extraer su esencia con una especial atención a la luz y a la penumbra. Lo que consiguió fue llenar hasta el borde un barril de ron y hacernos creer que los barcos son naves que apenas rozan el agua en una imposible recogida de aire para obtener los mayores tesoros que hombre alguno puede ambicionar. Entre ellos, la libertad y el amor. Así que, chicos y mayores, sujetad bien las jarcias, vamos a avanzar hacia la injusticia para comprender el verdadero significado de la libertad. El mar tiene todas las respuestas.

11 comentarios:

Scarlett dijo...

No es el momento, ni el lugar, ni el post....
Pero he de mostrar mi malestar.
Cometí el error de ver anoche "Camino", la película que no quise ver en su día... Y estoy mala, César.
Que te lo digo en serio, que no puedo ni trabajar, que tengo una cosa en el estómago, que estoy mala.

Gracias por leerme. Perdona la intrusión y el ser inoportuna (ya me conoces).

César Bardés dijo...

Bueno, no te preocupes. Sin duda, la película te emocionó, que es lo que busca, de una forma que te incomoda, que también lo busca. Hay determinadas películas que hay que tener un estado de ánimo muy preciso para verlas. Puede ocurrir con ésta que nombras, a mí me ocurre con "El intercambio", de Eastwood...tal vez porque tienen esquirlas muy hirientes para los que somos padres, porque nos tocan de lleno en algo que no queremos que ocurra jamás y, sin embargo, nos muestran que están ahí y que puede pasar eso o algo parecido. Creo haberme expresado con claridad.
No te preocupes, este es tu espacio tanto como el de cualquier otro.

Scarlett dijo...

Pues claro que te expresas con claridad. Pero yo estoy mala por la película, te lo digo en serio.

Scarlett dijo...

Y no puedo comentar esta peli, no la he visto. Y apenas conozco al director, yo creo que sólo (que me suene ahora mismo) sólo he visto dos pelis de él: Adiós a las Armas y 3 Días de Amor y Fe.

César Bardés dijo...

En cuanto a Borzage, buena es "Adiós a las armas", con Gary Cooper teniendo en los brazos a Helen Hayes y diciendo con desesperación: "¡Paz!...¡Paz!". También fue el primer director en ganar un Oscar con "El séptimo cielo", una historia de amor nacida de las mismas alcantarillas. Nunca fue un autor, sino uno de esos artesanos que, de vez en cuando, hacía algo que merecía más que la pena. Podríamos destacar "Maniquí", una divertida comedia, o "Tres camaradas", que quizá es su mejor película y ésta que hoy nos ocupa. En cuanto a "Tres días de amor y fe" no fue más que un intento, por parte de Hollywood, de recaudar dinero para los bonos de guerra a través de unas pocas películas en las que aparecían todas sus estrellas en la "Hollywood Canteen", sirviendo mesas y haciendo actuaciones gratis, un mero desfile con el único valor de situar a la rutilancia del momento en aquella época.

Anónimo dijo...

Zabaltegi dijo...

Aunque en su época fuese un director muy célebre y de prestigio -sobre todo en su etapa muda-, hoy día Frank Borzage es un director muy olvidado pese a pesar de que me parece uno de los grandes pues, pese a que era un cineasta muy poético en el que se siente mucho la pasión entre los personajes, qúizá porque no los situaba en un altar de cierto lirismo distanciado –como en parte sí hacía Griffith-. Sí es cierto, qué quizá haya sido, de los cineastas que hicieron la transición del cine mudo al sonoro, el que tuvo una conexión más directa con el cine mudo durante su periodo sonoro, pero eso tambiénle da un halo romántico a sus historias.

Tres camaradas es -junto a Tormenta mortal y Adiós a las armas- su película que más me gusta porque me parece una de las películas más emocionantes que se han hecho. Además, la personalidad decisiva de la película, a pesar de las famosas pugnas entre el guionista –Scott Fitzgerald- y el productor –Joseph L. Mankiewicz-, es la de Borzage, que es con quien más tiene que ver la historia.

Creo que vale la pena comentar una anécdota de cómo se gestó. La MGM realizó una intervención en el guión y cambió la fecha en la que se desarrolla la acción del año 28 al 20 para que la historia quedara mucho más ambigua. En ningún momento se menciona a Hitler ni al partido nacionalsocialista en la película pero, viendo hoy la película, las referencias que se hacen son muy claras.

Perdonadme que me haya ido por las ramas y que no haya comentado "Caribe" -que vi de pequeño y tengo muy lejana en mi memoria- pero mi pasión por "Tres camaradas" me puede.

P.D: Mankiewicz siempre comentó que sería recordado como el cabrón que reescribió a Scott Fitzgeral. Afortunadamnte no ha sido así.

César Bardés dijo...

Bueno, nada que añadir a tu excelente estudio sobre Frank Borzage aunque quieras dar a entender que era un autor más que un artesano., cosa con la que estoy plenamente en desacuerdo. En cualquier caso, oportuna tu revisión y tu anecdotario. Gracias.

Scarlett dijo...

Aquella comedia, Maniquí, ¿tiene algo que ver con la comedia Maniquí de los años 80?

Scarlett dijo...

En la línea de "´3 días de amor y fe" estaría también la estrella del variedades??

César Bardés dijo...

Pues mira, no me hagas mucho caso porque esa comedia es una de esas que uno llega a ver en plena adolescencia, quizá porque alguna chica molona iba al cine también y de lo que menos pendiente estaba era de la película (que, vista hoy, se ha quedado con una estética de tres al cuarto) pero creo que sí. No me acuerdo de los intérpretes siquiera (quizá Andrew McCarthy?) pero la versión ochentera es absolutamente olvidable por previsible, manida y marcadamente juvenil. Repito, no me hagas mucho caso porque no lo recuerdo nada bien.

César Bardés dijo...

Bueno, podriamos decir que sí, sólo que "La estrella del variedades" tenía un argumento mientras que en "Tres días de amor y fe" no hay argumento que valga. Creo que, como valor puramente cinematográfico, "La estrella del variedades" es bastante mejor. Lo otro es un muestrario de cameos.