jueves, 11 de febrero de 2010

LA CARRETERA (2009), de John Hillcoat

Parece ser que el tema monográfico del cine en esta temporada viene a ser el fin del mundo. Solo que en esta ocasión, no es repentino, es agonizante, lleno de angustia, sórdido, cruel. Y, como decía el poeta, el mar es el morir porque lo que era azul, ahora es gris. El precio de la rebelión de la Naturaleza es la misma muerte y no hay destino salvo el caminar hacia delante con una bala de reserva.
Y es que el único instante gozoso de esta película es la breve pero poderosa aparición de un actor único y sabio, de vieja escuela y gesto singular como es Robert Duvall. El resto es una sucesión de situaciones dentro de un contexto que, hace algunos años, bien podría haber dado lugar a una serie televisiva. El público sale maltrecho del encuentro y el envite contiene algunas incoherencias narrativas del tipo “llueve mucho pero apenas hay vegetación”. Por otra parte, la premisa narrativa es bastante parecida a la famosa El último hombre vivo, de Boris Sagal sólo que allí había mutantes fantasmagóricos y aquí hay caníbales dispuestos a hacerse pastelitos de yugular en menos de lo que canta un gallo. Eso sí, gallos no hay. Sólo perros.
La atmósfera gris y agobiante de la película (debida principalmente a nuestro sabio director de fotografía, Javier Aguirresarrobe) se convierte en un personaje más, como si la muerte fuera una nube que planea continuamente sobre los dos personajes protagonistas. La moraleja es no rendirse, seguir sin mirar hacia atrás y la seguridad permanente de que la familia es el mejor refugio, el único refugio, el último refugio.
Pensándolo bien hasta podríamos decir que ésta es la precuela de la aún reciente Número 9, de Shane Acker y, aunque no he tenido el placer de leerla, estoy seguro de que la novela de Cormac McCarthy ganadora del Premio Pulitzer en la que se basa la película es de una eficacia demoledora y aún más impactante que contada en imágenes. Lo cierto es que, quitando el egoísmo destructivo del personaje interpretado por Charlize Theron, tenemos que inclinarnos ante la voluntad de hierro de un padre que cree que si su hijo no es Dios, entonces es que Dios no ha hablado y les ha dejado abandonados a su suerte. Y Dios no existe en esa tierra árida, enferma de desesperación, yerma y asesina, brutal e impía. Sólo el hombre. El hombre malo. El hombre bueno. Y uno llega a la conclusión de que nunca podrá igualarse a ese padre que es capaz de todo con tal de conservar la débil certeza de que hay algo al final de la carretera. Algo más que buscarse la comida como sea y seguir respirando un día más.
Pero aún así, la película destila otro significado que queda evidenciado en el personaje del niño. Los hombres buenos se matan unos a otros por la desconfianza, por no abrir una rendija en el corazón, por no arriesgarse a la creencia de que aún puede haber personas con bondad en un mundo que camina inevitablemente hacia un futuro de aniquilación y abismo. No hay buenas intenciones cuando lo que se trata es de sobrevivir. Y tal vez lo que estemos haciendo ahora sea precisamente eso: sobrevivir.
El fuego que calienta se apaga con lentitud. El tibio abrazo del verde se extravía en el fondo de nuestra conciencia. El cielo puede que sólo sea un recuerdo. Con esto, vigila, hijo mío. Que nadie te arrebate la última bala. Lo demás sólo es un demorado fundido en gris. Fin.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Jeje, hablabamos en los últimos post de críticas y de estilos, de emociones o de técnicas. Voy a jugar a contarte lo que me sugiere tu crítica sin ver la película aun.

Empiezo pensando que la peli no es muy buena, referencias a peliculas del fin del mundo del año, a series de televisión, un sólo instante gozoso robert Duvall, incoherencias narrativas...si lo tengo claro la peli es mala.

O tal vez no tanto, porque comentarios sobre fotografia aparte, nos empiezas a hablar de personas, de un padre inigualable, de desconfianzas, de egoismos, de bondad, de supervivencia...Y entonces entramos en otra cosa en lo que la película nos cuenta y pensamos ( pienso) que no te llego la forma pero si el mensaje y causó emociones.
Y llegamos al último parrafo y leemos frases que conmueven y decimos(digo) :"qué diablos, la peli es lo de menos, que bien escribe este tio"

Un abarzo, Carpet.

César Bardés dijo...

Ay, Carpet, a veces conseguís emocionarme con las cosas que sabéis decir. Por una vez, y sin que sirva de precedente, creo que el artículo está bien escrito porque, según dices, te ha llegado exactamente con la forma y fondo que he pretendido transmitir. Esa, para mí, es la mejor recompensa. Es haber llegado al puerto del punto final sin avería en el casco. Gracias por tus palabras que levantan el ánimo más de lo que yo pueda expresar.
Un abrazo.

Scarlett dijo...

Mi conclusión sería la siguiente: Una magnífica interpretación y una buena fotografía NUNCA SON SUFICIENTES para salvar un argumento recurrente y un guión de serie televisiva.

A partir de ahí, te puede suscitar el contenido cualquier cosa, como crítico no me interesa. Me quedo con esa impresión.

César Bardés dijo...

Entonces, quizá el artículo no esté tan bien hecho. Evidente.

Scarlett dijo...

Entonces, quizás, cada lector busque lo que le interesa. Con eso ya cuentan los que escriben.

César Bardés dijo...

Por supuesto que cada lector busca lo que le interesa. Y soy plenamente consciente de que, a algunos, debo gustar y a otros, no. Ancha es Castilla y, con toda seguridad, seguro que hay un crítico que se acomode a tu opinión (digo "tu" como podría decir "mi" o "nuestra"). Yo tengo a mi alrededor un montón de artículos de críticos con los que me siento hermanado pero no tengo ni uno de los que no me interesan. Es como comprar un libro. Comprarás el que te interese, el que no te interese, a no ser que te lo regalen, no creo que llegues a leer ni la contraportada.

Scarlett dijo...

No es eso.
La grandeza es poder escribir un poema, un artículo, un libro que guste a diferentes personas y por distintos motivos.
Tú, por supuesto, lo escribes con una determinada finalidad. Hay quienes lo verán como tú (el Carpet éste), y hay quienes buscarán en tu obra otros factores que tú ni pretendías, pero a los que has conseguido fascinar igualmente.
A mí, por ejemplo, muchas de las novelas de García Márquez ni me van, ni me vienen, y me resultaban tan lejanas que no conseguí entender hasta que viví en Colombia. Sin embargo, escribe -desde mi punto de vista- con tal pureza, con tal magnetismo, que me puede contar lo que quiera, que no puedo dejar de leerlo.
Soy rara, César, pero eso ya lo sabías.

César Bardés dijo...

Te ruego respeto. Las diferencias, por muy justas o injustas que sean, por favor, no en este blog. Por tu lado y por el de cualquier otro que se sienta aludido.
Por otra parte, gracias por insinuar una grandeza que no tengo ni sabré nunca alcanzar. Y por creer que los artículos que yo pueda escribir tienen mucho más alcance de lo que, a primera vista, puede parecer. Es reconfortante. Luego me decís qué os debo por tantas palabras que llenan de sentido a unas cuantas letras.

Scarlett dijo...

¿Respeto?
¿Cuándo he faltado a esa noble palabra?

César Bardés dijo...

Nunca, es sólo un aviso para todos, no sólo para ti.

Anónimo dijo...

Sobre la película.
Pensaba esta noche, en un rato de insomnio (yo sique soy raro que entretengo misduermevelas con recuerdos de cine o de cosas que se escriben en los blogs) que lo que cuentas de esta peli tiene bastantes paralelismos con "la guerra de los mundos" de Spielberg-Cruise. ¿Es una impresión erronea?.
En la de Steven y Tom también se suceden "encuentros episodicos" con ditintos personajes, huida de papá e hija para encontrar un mundo mejor (la casa de mamá), etc.

No sé si la noche me confundió.

Carpet.

César Bardés dijo...

Pues te confesaré te diré que también pensé en "La guerra de los mundos" pero, no, no puedo decir ni que la estética, ni que el ritmo, ni que las intenciones de la película sean iguales a la película de Spielberg. Aquí hay un ambiente opresivo, muerto, sin dejar de ser una "road movie", aunque esto pueda ser una perogrullada, es una película denonadamente triste y hay que verla con una cierta dosis de moral. Su calado, desde luego, es de mayor profundidad que "La guerra de los mundos" aunque ahí hay un enfrentamiento con extraterrestres y aquí los extraterrestres son los propios humanos. Podríamos decir que la coincidencia se puede encontrar en esa escena en la que Cruise y el hijo se refugian en un sótano y se encuentran con el tarado de Tim Robbins, una escena que abominé cuando vi la película porque se salía del resto del tono formal que poseía. Por ahí, más o menos, es por donde van los mordiscos.

Raúl Gallego dijo...

Buen programa el martes, que casualidad que ya tenías el comentario desde hace 4 años de la peli. La cosa apocalíptica da juego, será por los tiempos que vivimos. yo también pienso en cine en mis ratos de insomnio. Ave César, el que va a dar un paseo nada apocalíptico te saluda.

César Bardés dijo...

Bueno, fue uno de los estrenos que hice para el tristemente extinto "El Pueblo de Albacete" y formó parte de mis obligaciones en su día. En todo caso, creo que todo lo que digo en él está vigente. Cuando no pongo artículo sobre la película en cuestión no es porque no hable de ella, sino porque ya existe uno anterior y no quiero repetirme (te alucinaría la cantidad de artículos que tengo sobre la misma película por cuestiones profesionales).
Fue un placer la charla con vosotros. La emoción se hizo camino, sin duda.
Ave Raúl. El que ama el cine te devuelve el saludo.