miércoles, 24 de noviembre de 2010

LA ESTRELLA DEL VARIEDADES (1943), de William Wellman

A pesar del desafortunado título en español de esta película, no se asusten. No es una de esas típicas historias sobre la ascensión y caída de una chica que tiene que sufrir los acosos del productor, los fracasos de la escena o las dificultades de un amor entre los peldaños que conducen hacia el firmamento de las estrellas. Es una película de asesinatos entre bambalinas razonablemente iluminada por sonrisas. O, mejor aún, es una película de sonrisas que utiliza el misterio como vehículo para el chiste. En cualquier caso, en el centro del vestido de lentejuelas, con cuerpo y curvas, está Barbara Stanwyck, esa mujer tan difícil de retratar en el cine pero que asumía con categoría cualquier papel que le tocara interpretar. Detrás de las cámaras, todo un veterano que sabía inyectar estilo a la escena como William Wellman y el resultado no es que sea una obra maestra. No lo es ni aún vista con el mejor de los focos pero es una buena película, que bucea con habilidad en los entresijos del vodevil y de cómo se representaba.
Como curiosidad añadida, podríamos apuntar que está basada en una novela de Gipsy Rose Lee, un nombre que, con toda seguridad, no les sonará de nada. Pero ella fue la primera mujer que trabajó como stripper sobre las tablas de un teatro, enseñando lo que hasta entonces era pura fruta prohibida. Poco después, quiso demostrar que, detrás de un gran cuerpo, también podía haber un gran cerebro y lo demostró publicando varias novelas de éxito, una de las cuales fue La estrella del variedades donde supo describir con singular acierto los secretos entre decorados, las redadas policiales, los celos profesionales, los amigos gángsters encontrándonos ante una de esas películas que da mucho más de lo que promete, que regala a manos llenas ciertos puntos de interés y que, además, está espléndidamente dirigida e interpretada.
Lo que es realmente maravilloso a la hora de ver esta película es el detallado retrato del mundo del teatro burlesco, con esas compañías estables que eran consideradas poco menos que delincuentes irremediables y que, en realidad, eran grandes familias que empujaban hacia una única dirección que no era otra que la estabilidad de su trabajo. Wellman, por supuesto, va un poco más allá, y decide desplazar la cámara hacia el vestuario femenino, interviniendo en esas conversaciones de las que los hombres nunca hemos tenido ni idea, hurgando en las medias de seda falsamente sonrientes de unas chicas que un día soñaron con el éxito y se quedaron en las taquillas de la representación más barata.
Eso sí, no obstante, no es precisamente una película complaciente. Tiene mucho humor lleno de jirones, tiene un misterio que, en una vida real, no importaría a nadie. Al fin y al cabo, no traten de buscar demasiado al autor de tanto crimen, en realidad, se esconde detrás del telón. Es donde suelen estar los viejos trucos y las nuevas miradas. Y esta película merece otra. Algo desenfadada y algo cruel, pero no puede pasar desapercibida. El suspense es lo único que puede ser real en un mundo en donde todo es ficción. Incluso la más bonita y descarada de las sonrisas.

2 comentarios:

Carpet dijo...

No recuerdo yo está película, pero si que recuerdo a Gypsy Rose Lee, bueno más que a ella a Natalie Wood, que la interpretó en "Gypsy", titulada en españa, al menos en TV "La reina del vaudeville".
Como yo estaba muy quedado en la adolescencia con la belleza de Natalie, prometía mucho verla en esta peli, que según contaba la sinopsis iba de la vida de una artista que había sido la primera en realizar Striptease. Bueno, he de reconocer que me quedé bastante chafado, la película no era especialmente buena y no sólo Natalie no sale desnuda en ningún momento, sino que en general el tono del film y sus actuaciones era bastante suavecito cuando no casi puritano.

En fin, más que nada por decir algo, que llevo ya muchos días de cabeza ( ylos que me quedan ) y me da mucha rabia y pena no poder entrar a escribir unas lineas o jugarme un transversal...Sigo aqui y os sigo.

Abrazos.

César Bardés dijo...

Cierto es lo de "Gypsy", con Natalie Wood y Rosalind Russell de madre cantando aquello de "Everything´s coming up roses". Yo también la vi con mucha esperanza porque deseaba encontrarme, más que con algún desnudo que sabía perfectamente que en esa época iba a ser muy difícil, con un musical a lo grande, con bailes espectaculares (la coreografía estaba basada en la de la obra de teatro y venía firmada por Jerome Robbins, uno de los grandes de la danza) y con la fórmula clásica del género. En vez de eso, es una película larga, sin fuerza y con muy escaso interés.
No te preocupes, Carpet, la vida estira para todos y a mí me parece más que suficiente que me "prestes tus ojos" durante unos instantes.
Un abrazo y en todo caso, gracias.