jueves, 28 de abril de 2011

CÓDIGO FUENTE (2010), de Duncan Jones

Vivir muchas veces la realidad en sus ocho últimos minutos es la puerta que se intenta abrir para prolongar una leve sensación de felicidad. El nihilismo asesino se esconde en esos ocho minutos pero, en ellos, hay una infinidad de detalles que hacen que, a cada nuevo intento, nazca la ilusión por una vida diferente, la persecución por un destino diferente e, incluso, el deseo de morir de forma diferente.
La utilización del recuerdo que aún se mueve en el cerebro después de la última curva no deja de ser una violación consumada de la intimidad de unos extraños que han muerto por la ira de un tipo tan listo como patético. Sólo hay que volver al código fuente que permite que la inconsciencia se mezcle con la experiencia. Y ahí es donde la búsqueda comienza a ser pura pasión.
Todo esto es un jeroglífico de palabras que no llevan aparentemente a ninguna parte salvo a una posible realidad paralela que está fabricando mi pensamiento para conseguir un poco de calor entre las letras de confusión. Con estos mimbres, Duncan Jones, que ya realizó una película de alto interés y de múltiples desviaciones de la verdad vivida en Moon, nos propone viajar con Jake Gyllenhaal una y otra vez al nudo que siega vidas, que corta futuras sonrisas, que niega el minuto siguiente a un tipo que ya no tiene carne para ser herida. Y así, obviando la lógica de todo el asunto en una explicación que parecerá ambigua al más espabilado, nos trasladamos a la escena del crimen en un vagón que corre desbocado hacia el caos y el fuego.
Jones completa el círculo de inalterabilidad de un tiempo que todavía no ha ocurrido pero que ya está escrito con leves faltas que poco importan (¿cómo conoce el protagonista el número de teléfono de la oficial Goodwin, incómodamente interpretada por Vera Farmiga?) y realiza un ejercicio de cine de acción con algún que otro truco inteligente que evita el mayor peligro de toda la historia y no es otro que el estancamiento motivado por la repetición continuada del mismo punto de partida.
El resultado es un toque de atención a la vanidad, una súplica por no perder la ética que se ha extraviado en estos días que vivimos, una teoría perfilada entre la ciencia y la ficción sobre el derecho a poder elegir cómo queremos que sea nuestra propia muerte, la seguridad de que todos los acontecimientos realmente importantes son cíclicos, el terror que debería sumirnos en la nada por no haber hecho las cosas a su debido tiempo y el tremendo adiestramiento que requiere por los meandros de la locura el morir, el morir, el morir. Con las mismas letras, con los mismos acentos.
Por supuesto, el público apenas respira, sin importar demasiado el lío de memorias, deseos incumplidos, introducciones en un programa informático de demasiada complejidad para ser explicado con nitidez y vacilaciones de una ambición que no se mueve precisamente por el bien común. Lo que es evidente es que el espectador queda atrapado entre una maraña de situaciones repetidas con notable eficacia y que, en cada una de ellas, se sabe dar un giro a un buen montón de cortometrajes de mismo planteamiento y distinto desenlace.
Válida como película de acción, cruel con una ciencia que nos convierte en esclavos y lúcida como fábula reflexiva, Código fuente no deja de ser apreciable y algo distante porque bebe, con algo de descaro, de otra historia de tono contrario y parecidas intenciones como Atrapado en el tiempo, de Harold Ramis. Quizás como el testigo redundante de una catástrofe que no se puede evitar salvo que pongamos todas nuestras fuerzas al servicio de lo que verdaderamente anhelamos. 

2 comentarios:

dexter dijo...

Muy entretenida película y muy interesante el Bowie Jr este al que habrá que seguirle la pista. "Moon" también me sorprendió mucho. Yo la elegí ayer como antídoto del Madrid - Barça que si te fijas no deja de ser otra versión de "atrapado en el tiempo" pero en fútbol, y no me salió mal la jugada.
Y puede que todavía esté procesando información pero como decía el otro no me salen las cuentas. No importa, da igual que muchas cosas no tengan sentido y que te tengas que tragar muchos sapos, boh, como diría Vera Farmiga, sí es verdad, más sosa de lo habitual, es irrelevante. Me gusta como la peli explota todo su potencial narrativo jugando con el espectador; al ir y volver continuamente al mismo escenario cada vez recibes más información pero a la vez cada vez más decides interactuar por tu cuenta y buscar por ti mismo nuevos detalles un poco jugando a los detectives.

El final tampoco me convenció demasiado (quizá hubiera cerrado con la llamada al padre) pero no se puede tener todo. A mí aparte de "Atrapado en el tiempo" también me vino a la cabeza fugazmente "El mensajero del miedo", la de Sinatra no el aborto de después,claro, por el tema de la manipulación y el detalle de los naipes, quizá. Ah, quien también me gustó mucho fue Jake, qué guapo, qué ojos, aunque claro eso para ti será también irrelevante.

César Bardés dijo...

Ay, cuán equivocado estás. Para mí no hay nada irrelevante en una actuación. Desde el físico al talento. Y dejando aparte sus cualidades físicas que, sin lugar a ninguna duda, están ganando con el paso del tiempo dejando ese rostro aniñado y con cierta querencia a la quijada con bastante más carácter del que me esperaba, hay que decir que también crece en talento este chico. Es más, me echaba mucho para atrás ir a ver esta película con él de protagonista, pero mira por donde salí gratamente sorprendido.
Por otro lado, yo hubiera acabado la película con el beso. Creo que el epílogo con Vera Farmiga llegando a trabajar y encontrándose con el mensaje de marras está muy bien pero es perfectamente prescindible aparte de, como digo en el artículo, muy ilógico. Vamos, como si se hubieran intercambiado teléfonos.
A mí también me vino a la cabeza "Doce monos" pero con una mirada mucho menos barroca aunque, la verdad, no pensé para nada en "El mensajero del miedo" y debo reconocer que ahí has estado brillante.
En cuanto al final, que me pierdo en disgregacones, es evidente que si hubiera acabado con el beso, le hubieran acusado al Bowie Jr. de blandito y demás pero, no sé, a mí en el fondo me hubiera parecido un final bastante terrible. Muerte inevitable pero elegida de la forma en la que uno quiere morir. Ojalá tuviéramos esa oportunidad en la vida real y para mí tendría algo de turbio ese final entre tanta felicidad y tanta sonrisa alrededor.
Muy bueno lo del Real Madrid-Barça como nueva versión de "Atrapado en el tiempo", me he reído mucho. Sin duda, saliste ganando con "Moon".