-. Perdón, no hay nada como Espartaco.
Este es el leve diálogo que mantuve con la espectadora sentada a mi izquierda al oír su comentario de admiración hacia la película de Zack Snyder. Y lo reafirmo, lo reitero y lo declaro con voz bien alta. Y es que esta supuesta historia de romanos en busca del honor y de la libertad es tan prometedora como frustrante, tan interesante como débil y tan vigorosa como falsa.
Y es que, para empezar, hay que poner muchos reparos a un guión que funciona a saltos, con una armazón que se tambalea a cada nueva secuencia y con unos recursos infantiles que hacen que toda la situación de partida, atrayente y adecuada, se convierta en algo inútil, como la herida de una espada hundiéndose en el agua, que apenas siente y sigue su camino más allá de los muros del mundo conocido.
Para seguir, habría que meter en el psiquiátrico al director de todo el tinglado, Kevin McDonald, nieto del gran Emeric Pressburger y que aquí da toda una demostración de que el talento puede no ser cuestión de genes. Stanley Kubrick, precisamente, cuando se incorporó al rodaje de Espartaco en sustitución del previsto Anthony Mann, se encontró con un guión que no incluía ni una sola secuencia de batalla, todo se daba a entender a través de paisajes después del combate. Kubrick habló con Kirk Douglas y le dijo que eso no podía ser, que él mismo iba a diseñar unos cuantos enfrentamientos bien hechos y mejor rodados porque si no el público se iba a sentir muy decepcionado. Pues el tal McDonald me ha decepcionado profundamente porque, a pesar de que hay dos o tres secuencias cruentas y repletas de acción en la película...diablos, no se ve ni jota. Y además, en algún momento, hasta se puede uno dar cuenta de que es culpa exclusiva del tipo que da las órdenes porque hay secuencias coreografiadas y que, sencillamente, se niega a mostrar porque queda mucho más chulo y hace más romano que sólo se vean gotas de sangre salpicadas y un movimiento que, de tan impreciso, el cerebro no puede rellenar porque no se sabe muy bien qué es lo que esta ocurriendo.
Para continuar, hay que ver la tendencia sádica que se nota en algunos de estos modernos creadores poniendo en la misma escena a un actor de verdad con otro que, ni de lejos, llega a serlo. Y aquí el pobre de Channing Tatum, de físico muy potente y adecuado en el tono de ira contenida pero muy corto de registro, se las tiene que ver en varias tomas con Donald Sutherland. La diferencia es tal que, sencillamente, sólo se mira en una dirección y no es hacia el protagonista, sino a ese gran actor que sabe más por perro que por viejo y que, en los pocos minutos que aparece, demuestra su sabiduría a través de miradas que hacen que su personaje exista. El otro sólo intenta que su personaje actúe. Eso sí, hay que reconocer que, teniendo menos campo para batirse, Jamie Bell, el niño ya no tan niño de Billy Elliot, aún tiene un par de momentos que merecen algo la pena aunque sin saltar fuegos artificiales.
Y luego hay estancamientos clamorosos de la historia, con la aparición de esa tribu celta que es la resolución del honor que busca el supuesto héroe y que se parecen sospechosamente a los guerreros de Avatar y que hacen que, durante un buen rato, todo se derive con premeditación y alevosía hacia La presa desnuda, de Cornel Wilde. Como nota positiva habría que señalar el arranque que hace que el público aún tenga la esperanza de ver algo con sentido y trabajado, hasta que las primeras espadas empiezan a cruzarse y ahí se ve que no se ve nada y que el director vale menos que la vida de un esclavo de origen noble. Y al final, al abandonar el cine al espectador no le queda otro remedio que iniciar la retirada con la afamada táctica de la tortuga romana.
4 comentarios:
Me hace mucha gracia el diálogo con el que empiezas la crítica. A pesar de que siempre he confíado en la bondad de los desconocidos, hace ya tiempo que decidí no meterme en conversaciones ajenas en las salas. Y mira que te tienes que oír cada cosa...
Con respecto a la peliculilla esta no me motiva gran cosa. Los peplums me dan mucha pereza y más por estas fechas. A mí el comienzo de "Gladiator" también me pareció muy prometedor con Richard Harris y la campaña en Germania - creo que era- y todo eso. Luego ya dejó de interesarme por completo.
Digamos que esa...chica (es que no sé si llamarla chica o señora porque estaba entre esas dos etapas) hizo el comentario en voz bien alta para que se oyera. Yo estaba al lado, se lo dije y, ni que decir tiene, obtuve el silencio por respuesta. Yo tampoco suelo meterme en conversaciones ajenas.
Reconozco que el punto de partida de esta película, no sólo es prometedor, sino que también es interesante pero luego está hecha con los pies, desarrollada con.... (a rellenar) y terminada por donde amargan los pepinos.
En cuanto a "Gladiator", bueno, he tenido muchas discusiones con respecto a esa película y me parece, una vez más, de un sobrevalorado que dan náuseas. No está mal y, psé, tiene un pase pero he oído cada cosa elevándola a los altares que me daban ganas de soltar la red y batirme con la espada tracia para remover las tripas mal dispuestas del enemigo en cuestión.
Dos cosas: tu segundo párrafo es magnifico y "el cine abandona al espectador" me ha llamado mucho la atención.
En cuanto a la película, nada más que por la cara que pone el protagonista no voy a verla. Y la crítica de César me confirma mis sospechas sobre la misma.
Sobre Gladiator, me gusta esa película y me dejó con ganas de ver entrar a la legión de Máximo en Roma. Pienso que se le ha dado tanto valor a esa película porque en su momento fue arriesgada al retomar un género caído en el olvido a la hora de rodar y consiguió un resultado aceptable reabriendo el camino a nuevas películas de este estilo.
Sobre 300, también me gusta pero claro esta, en plan entretenimiento sin calentarse la cabeza. Lo bueno de esa película para un lector de tebeos como yo, es que lleva muy bien las viñetas originales a la gran pantalla.
Saludos.
Hola, Mercurio. "Gladiator" no es que sea mala sino que se sustenta en unos cuantos elementos que la hacen débil cinematográficamente. El primero de ellos es su poco rigor histórico aunque ya he dicho varias veces que es perfectamente lícito que el cine haga eso en aras de un mayor vigor dramático. Lo segundo es que no hay nada nuevo bajo el sol, que esta misma historia se hizo antes y mucho mejor, con mayor potencia y menos ganas de poner al espectador en situaciones falsamente trepidantes en "La caída del imperio romano", de Anthony Mann que, por cierto, fue un fracaso cuando se estrenó y que, con el tiempo, va ganando adeptos.
Lo tercero es que con tanta infografía no hay mucho realismo. Las interpretaciones son justitas, incluido Russell Crowe y, como dice Dex, en el principio, con la aparición de Richard Harris, hay más cine que en toda la película junta. El personaje de Cómodo, que en "La caída del imperio romano" lo interpreta de forma magníficamente ambigua Christopher Plummer y hasta diría que con un ligero toque homosexual, debería ser más sugerido y menos evidente. Los caretos del Phoenix de "soy malo, malísimo y me voy a cargar al Máximo éste se ponga como se ponga" es el ejemplo de no dar con el tono adecuado a una interpretación. Eso por no hablar (yo la vi en versión oroginal) de la magnífica tontería que se le ocurrió a Russell Crowe que pidió ayuda a Antonio Banderas para hablar con acento....¡español! Ya sé que Máximo Merilio era emeritense pero, diablos, creo que hablaría en latín, sospecho y, como tal, Ridley Scott debió de exigirle un inglés neutro que es, precisamente, el que hablan de forma impecable en "Espartaco" que ya sé que está minusvalorada por sus continuos pases en Semana Santa pero que es una película absolutamente maravillosa. Si no la has visto, Mercurio, te la recomiendo por toda la poética impresionante que contiene con un guionista de la altura y anchura de Dalton Trumbo, uno de los mejores de la historia, y la dirección preclara y casi sublime de Stanley Kubrick.
En cuanto a "300" no es que esté mal sino que el gran error que tiene (y que es algo común en producciones que no son sólo de romanos) es la de querer conservar el lenguaje de cómic (muy respetable), en el cine. Eso para mí es un error mayúsculo. Es como si quisiéramos coger un libro y poner todas las palabras que hay en él en una película, sería otro error mayúsculo.
En todo caso, gracias por tus elogios que son, sin duda, inmerecidos.
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