Antes de empezar a leer este artículo quiero dejar bien clara una cosa. Quien piense que la Lolita de Adrian Lyne es mejor que la versión firmada por Stanley Kubrick ya puede teclear otras letras en la barra de direcciones y largarse. Así de claro. Me traen al pairo razonamientos como que la ausencia de censura permite una mayor libertad creativa o que Dominique Swain tiene una edad más parecida que Sue Lyon a la nínfula descrita por Nabokov en su libro. Convenceros de una vez, estas no son vuestras líneas.
¿Ya habéis dejado de leer cual Clare Quilty disparado tras pinceladas de pintura de sangre? Bien. Pues a los que siguen les diré que la irresistible abyección de un hombre que la aceptó como estilo de vida sin comprender del todo que su actitud era execrable hace que, como mínimo, algo de nuestro interior se remueva con la incomodidad propia de quien se sabe culpable. Y ese es el gran mérito de esta gran obra maestra de Stanley Kubrick. En ningún momento (y lamento estar hoy con el canasto de las chufas dispuesto a volcarlo en el primero que pase por mi lado) el gran director nos está diciendo que la actitud del protagonista (un tremendamente turbador James Mason) sea ejemplar y vivificante. No hay invitaciones a seguir por ese camino. El retrato que Kubrick hace del profesor Humbert es parecido al filo de una navaja rasgando la delicada piel de nuestros más íntimos deseos. Kubrick no dice que eso sea estupendo. Todo lo contrario. Lo que dice es que todos tenemos algo de Humbert y que revisemos nuestras conductas para no caer en el viejísimo pecado de la pederastia (y quien dice pederastia puede sustituir esa despreciable palabreja por lujuria desbocada o cualquier forma de corrupción no sólo física, sino también moral y social).
Nos incomoda asistir al proceso degenerativo que se opera en el obsesivo profesor Humbert pero, sin embargo, qué extraña crueldad, como el personaje nos ha caído mal desde el principio con su falta de escrúpulos, nos sentimos más tranquilos ante los bajos instintos de Clare Quilty (un inmenso Peter Sellers) porque es más ingenioso, nos conquista desde la primera secuencia y vislumbramos claramente que dará su merecido abandono al reprochable Humbert…cuando, en realidad, él es tan corrupto y oportunista que nuestra propia moral debería vomitar de puro asco.
Quizá una historia como ésta, que no tiene nada de amable, lo que hace es obligarnos a mirar en un espejo deformante los lados más turbios de nuestra personalidad más oculta. Por algo Stanley Kubrick pensaba que el mundo no era un lugar agradable donde vivir.
10 comentarios:
Leía antes, el inmenso post sobre "El puente de Waterloo" incapaz de añadir un algo que no enturbiase lo escrito, "ni siquiera un transversal", me dije, que ya de puentes se hizo algo hace tiempo...y entonces regresé a este de "Lolita", no porque merezca menos admiración sino porque no recuerdo haber rebuscado turbadoras niñas en el cine y haber haylas...
Podríamos traer a la absolutamente adorable Natalie Portman que promete mucho más que sueños a Timothy Hutton si espera hasta que ella cumpla los 18 en "Beautiful Girls". También recordaríamos a la Jodie Foster de "Taxi driver" mucho menos inocente de lo que podría parecer. O a la Brooke Shields de "La pequeña" de Louis Malle, niña sin más futuro que el de terminar prostituyendose.
Otras niñas seductoras, lo eran o lo pretendían, como la niña que se enamoraba del "Predicador" en "El jinete pálido". También podríamos señalar al oscuro objeto de deseo de Kevin Spacey en "American Beautty", Mena Suvari. O a la Winona Ryder que supuestamente con 12 años se casaba con Jerry Lee Lewis en "Gran bola de fuego". Y no cabe duda de que otra Lewis, en este caso Julliette sacaba su aire más turbador (separado) tanto en "El cabo del miedo", como en "Abierto hasta el amanecer"...
Fijo que hay bastante más...las chicas cada vez son más traviesas.
Abrazos malsanos.
Gracias por tus palabras. Así da gusto escribir.
El caso es que siempre se me ha antojado difícil el cine con niños. Más aún si añadimos un componente sexual a la mirada de esas niñas cuya belleza traspasaba el umbral de lo permitido y hacía que, adultos y responsables, también sintiéramos una rara atracción hacia ellas. Eso sí, hay una de las que nombras que no, que no me ha removido ni un poquito y es Juliette Lewis, quizá porque se parece sospechosamente a una prima mía algo menor que yo, pero no he sentido ni un poquito de borrachera de lo prohibido cuando he visto su cara en el cine.
Bien es verdad que Elizabeth Taylor, desde los tiempos en los que hizo "National Velvet" o "La magia de Lassie", sí que tenía ese atractivo. Y que "Lolita" ha sido, tal vez, la película que más brillantemente ha hablado sobre esa atracción sucia pero que a todos nos ha pasado por la cabeza alguna vez. Una muy juvenil Jean Simmons era enviada a un convento en la India en "Narciso negro" porque se dedicaba a seducir todo lo que tenía cerca, tuviera la edad que tuviese. Tenemos que recordar, necesariamente, a la Carroll Baker de "Baby doll", de Elia Kazan, más que nada porque hay un superviviente de aquella película y es Eli Wallach aunque, a decir verdad, nunca me gustó demasiado esta película y me parece una de las obras menos afortunadas de Tennessee Williams. A veces, diablos, hasta me ha parecido condenadamente atractiva esa pequeña actriz que hacía de hermana de Katharine Hepburn en las "Historias de Filadelfia", de George Cukor.
Ay, Carpet, qué malo eres, que sacas mis pasiones más prohibidas...
Abrazos corruptores.
A mi Juliette Lewis no sólo no me gusta sino que me repele, además su deriva profesional me ratifica en que sólo su imagen entre infantil y y provocadora para aquellos a los que les provocase algo, era lo que le sirvió paar ser presencia casi obligada en las pantallas de los 90.
Otra niña, no tanto en la realidad que conseguía el amor de un adulto y que evolucionaba a traves del tiempo era Jennifer Jones en "Jennie". También Kristen Dunst convertida en niña etrena en "Entrevista con el vampiro" tenía sus más y sus menos con Brad Pitt. Colegiala era Alicia Silverstone en "Clueless, fuera de onda" y también explotaba el atractivo de una adolescencia más que avanzada. Incluso Natalie Portman de nuevo conseguía ablandar el corazón de un Jean Reno bastante poco paternal en "Leon el profesional". Y también habría que mencionar a Carey Mulligan seducida y seductora en "An education". O a Michelle Johnson la adolescente que ponía contra las cuerdas al mismisimo Michael Caine en "Lio en rio"
Y si niñas ha habido seductioras y seducidas, los niños tampoco han sido menos. Recuerdo a alguno en esa turbadora e interesante peli de Agustí Villaronga llamada "Tras el cristal"
Abrazos comprometedores
Podríamos, en homenaje a Dex, citar a la niña-mujer de la que se enamora Woody Allen en "Manhattan", capaz de hacer que todo importe poco y que la nada se haga realidad bajo el rostro de Mariel Hemingway. Algo así es lo que hizo la propia Sue Lyon con Richard Burton en "La noche de la iguana", de nuestro admirado John Huston. De forma mucho más explícita tenemos la seducción que pone en marcha Jane March, estrella efímera, en "El amante", de Jean Jacques Annaud y con las letras de Marguerite Duras al fondo. El descubrimiento de Liv Tyler vino en su adolescencia-adultez de "Belleza robada", de Bernardo Bertolucci. Y tengo que decir que qué bien has estado citando a Donen y su "Lío en Río".
Abrazos degenerados.
Bien visto ese "Manhattan", e incluso apuntandome al carro de las "Historias de Filadelfia", he recordado aquel título de Billy Wilder que apuntaba algo que no era "El mayor y la menor", con una Ginger rogers metida en la treintena interpretando a una veinteañera que se hace pasar por una niña de 12 años....Ufff.
También he recordado la fulgurante presencia de Emily Lloyd en "Si estuvieras aqui", interpretando a una adolescente provocadora y provocativa.
En cuanto a los chicos seducidos, quizá no sean tan niños, pero el cine tambien se ha cebado en relaciones entre maduritas y jovenzuelos, como Kate Winslet dando una clases muy particulares en "El lector", la preciosa Jaqueline Bisset jugando en los ascensores en "Class", la mismisima señora Robinson-Anne Margaret abusando de Dustion Hoffman en "El graduado" o la también bellisima Jennifer O´Neill haciendo disfrutar mucho a un muchacho en aquel "Verano del 42".
Abrazos con acné
Me vas a permitir la corrección y es que Ann Margret no era la Señora Robinson sino Anne Bancroft, mucho más madura en la época y, dicho sea de paso, mucho más actriz.
Me has recordado un título muy olvidado que también tuvo su interés en su época y que hoy se halla totalmente olvidado y es "El menor y la solterona", una de las últimas películas que hizo Jean Simmons, seduciendo a un jovencito y ella enseñando que la edad puede ser un elemento más del atractivo esencial de una mujer. Buenos ejemplos, estos que has dado como "El graduado", "El lector" y "Verano del 42", títulos míticos del inicio en las artes amatorias por parte de adolescentes que no sabían muy bien por dónde andaban y que encuentran un camino en medio de los maravillosos valles de la carne metida en años.
También podríamos recordar "El solterón y la menor", con Cary Grant pasando apuros con una chica que pasaba por inexperta. Poniéndonos cutres hasta podríamos hablar de aquella película española que hizo las delicias del cine de destape allá por los setenta y de las noches solitarias de los jóvenes de los ochenta en "El periscopio", con Barbara Rey y Laura Gemser seduciendo al niño del piso de abajo en edad escolar, hijo de José Sazatornil. De forma un poco más seria, Mirta Miller seducía a un menor en "Retrato de familia", de Antonio Giménez-Rico, menos destape y más sordidez en el cine español que hablaba de la desorientación propia de la juventud de la posguerra. La criada también seducia a un juvenil Gabino Diego en "Las bicicletas son para el verano", de Jaime Chávarri. Y más recientemente Anna Galiena no se cortaba un pelo en el aceptable policíaco "Cuestión de suerte", de Rafael Moleón, aunque el chico en cuestión ya no era un menor bajo el rostro de Eduardo Noriega.
Abrazos morbosos.
Aysss, que me equivoqué de Ann, cierto.
Y ya que mencionaste a la Galiena, habría que decir que tanto ella, como Stefania Sandrelli e incluso Juan Diego forman un grupo de seductores de jovenzuelos en "Jamon, jamon" de Bigas Luna. Del mismo modo que en España los adolescentes eran presa facil para las comedietas eróticas, en Italia hubo un título que marcó decididamente a muchos españolitos jovenzuelos pese a los cortes de la censura, era "Malizia" con una más que sensual Laura Antonelli, auqnue en este caso era la criada la que acababa seducida por el chavalín espabilado.
Y hay otra seducción juvenil muy notables, hasta por dos veces la de Valmont a la virginal cecile de Volange, tanto en "Las amistades peligrosas", Uma Thurman como en "Valmont" Fairuza Balk, se supone sobre todo en la úlima de las mencionadas que la muchacha apenas tiene 15 años.
Abrazos seductores
Bueno, si nos ponemos con la Antonelli (qué pedazo de mujer) podríamos hablar de una versión muy, muy parecida a "Malizia" que era "Me gusta mi cuñada", que para más delito, usaba al mismo chico de protagonista, el recientemente fallecido Salvatore Momo. Y si pasamos el testigo a Edwige Fenech tenemos el mismo esquema en "La madrastra del seminarista" donde el chico no solo era menor, sino que quería profesar como sacerdote.
Y, por cierto, dicho sea de paso, donde esté Uma Thurman...que se quite la Fairuza Balk...
Abrazos voluptuosos.
Por alusiones, y antes de que acabeis desempolvando vuestras colecciones privadas de dvds eróticos de los 70 y 80 y salgan a la luz vuestras vergüenzas más ocultas, me gustaría recordar a Nastasia Kjinski, esa joven, dulce y virginal en "Tess" del amigo Polanki, todo un experto en pasiones prohibidas. Sivia Pinal era la tentación hecha niña en ese "Simón del desierto", obra inacabada de Don Luis, otro que tal baila. Scarlett Johanson era el oscuro objeto de deseo de Billy Bob Thorton en la coeniana y fallida - para mí- "El hombre que no estuvo allí" Y Anna Paquin y Philip Seymnor Hoffman mantenían una relación turbia "like famous book by Nabokov" que diría Sting en la mejor película de Spike Lee "La última noche". En cuanto a "lolitos" o jovencitos con señoras mayores a mí a bote pronto se me ocurre esa exquisita rareza que era "Harold y Maude".
Retomando el hilo del post, Bardés ¿de verdad crees que habrá alguien en el mundo que considerará mejor la versión de Lolita de Lynne que la de Mr Kubrick?
Abrazos descarriados
Bien traída a colación la obsesión de don Luis, que de perturbaciones sensuales, sexuales y mentales sabía un rato. Estoy de acuerdo en que "El hombre que nunca estuvo allí" no es de lo mejorcito de los Coen, quizá porque quisieron hacer algo demasiado sórdido en un blanco y negro especial y eso les pudo sobre la historia que querían contar. Buen recuerdo el de "Harold y Maude", una película estupenda de la que recuerdo especialmente el maravilloso papel que hacía Ruth Gordon.
En cuanto a la pregunta que haces, querido Dex. Por supuesto que sí, y tu también. Es escritor de fama mundial y pobló los chats con su innegable encanto y su mejor sonrisa. Tiene un blog por ahí y se cree que es John Wayne...¿Más pistas?
Abrazos turbios.
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