martes, 13 de noviembre de 2012

ALARMA EN EL EXTREMO ORIENTE (1957), de Ronald Neame

En esta ocasión, nos encontramos ante una interesante película británica, dirigida por el hábil artesano Ronald Neame (director, años después, de aquel inusitado éxito que supuso La aventura del Poseidón), que es un impactante drama en el que se nos describe el matrimonio de dos personas que tienen puntos de vista totalmente opuestos sobre la vida y el mundo, todo ello aderezado con una trama política que a algunos puede parecer superflua pero que confiere una estimable textura a una historia que dominan de principio a fin sus intérpretes principales: el gran Peter Finch y la habitualmente muy desaprovechada Mary Ure.
Lo cierto es que es una película que nos habla de la inocencia de un hombre y de un pueblo que resultan cogidos por las turbulencias políticas de fácil respuesta que no son más que salidas hacia el futuro más próximo de toda una nación. La combinación con la diferencia de miradas hacia la vida entre dos personas que se aman irremediablemente hacen que la historia se nos presente como algo que sentimos lejos pero también muy, muy cerca. Por lo demás, la dirección de Neame destaca a través de las excelentes escenas de masas, el uso efectivo de la banda sonora y en un inesperado humanismo en todos los caracteres que jalonan este drama de sospechas, realismo social y amor desacompasado que hace que nos alistemos de forma obligada para tomar partido.
En el corazón de la película, late una vocación documentalista reflejada en las sensaciones que podemos tener al verla. No es la típica película con típicas soluciones adecuadas a nuestros sentimientos. No habrá catarsis. No habrá respuestas satisfactorias. Quizá la intención es reflejar más la vida real que una ficción realista que convierte nuestra visión en una pregunta que nos guía a través de la búsqueda de la verdad con la que convivimos todos los días de nuestra existencia.
La conciencia, en muchas ocasiones, no deja de ser un enemigo a batir y luchar por lo que se ama sólo es un duelo con nuestra propia conciencia. Ahí está el punto central que sugiere un film que está bien hecho y que no deja de entrometerse en nuestro pensamiento planteando un dilema de incomodidad. Tal vez, Malasia, allí donde el mundo da la vuelta, sea una metáfora perfecta para decirnos que la sensación de intentar hacer lo correcto también puede arrinconarse en lugares muy extremos, en el mismo oriente de los sentimientos.
La película no deja de interferir en el curso normal de los acontecimientos que rodean a este médico atrapado en medio del caos, de una enfermera nativa (excelente la actuación de Natasha Parry) y de su propia esposa. Y, en ocasiones, la diplomacia de un hombre que no entiende demasiado bien el cerco de lo que ocurre no es suficiente para resolver unos problemas que se antojan pequeños para lo que está sufriendo el mundo.
Es posible que sea el momento de mirar hacia una película que, sin ser una obra maestra, invita a ser espectadores de una historia que hace que echemos un vistazo a nuestro propio interior. Puede que, incluso, lleguemos a regiones inexploradas en rincones que creíamos desiertos y que están habitados por algunos sentimientos que siempre están presentes a la hora de tomar decisiones. Al fin y a la postre, esos sentimientos son los que nos hacen querer ser hombres grandes o criaturas muy pequeñas. La elección está ahí.

8 comentarios:

carpet dijo...

Pues no recuerdo haberla visto, pero te voy a hacer una confesión, en general no me suelen gustar las películas de ociidentales en mundos exóticos y por mundos exóticos entiendo generalmente los orientales. No recuerdo ninguna película, salvo las puras de aventuras como "Gunga Din" o "Tres lanceros begalies", que me haya gustado sino más bien al contrario. Desde aquel "Pasaje a la India" hasta el reciente "El velo pintado" pasando por las extrañezas de Wes Anderson y su "Viaje a Dajeeling" o las de la niña Coppola en "Lost in traslation". En general me cuesta situarme en esas películas, supongo que no poco tendrá que ver con que son paises que no me atraen casi nada para viajar...que sé que es un problema mio, pero que me apetece mucho más revisitar Paris que conocer Tokio, o pasear por los canales venecianos que comporbar la inmensidad de la Gran Muralla.

Abrazos cercanos

César Bardés dijo...

Hombre, pues hay algunas que sí que me llegan así como con un aire de que están muy bien. Por ejemplo: "El albergue de la sexta felicidad", o "El mundo de Suzie Wong", o "El puente sobre el río Kwai", que de exótica tiene un rato. O "La colina del adiós", o "Sayonara". O "El Yang-Tsé en llamas". O "La casa de bambú". O "The Crimson Kimono". O "La casa de té de la luna de agosto". O esa maravilla que es "Siete mujeres", de John Ford. O incluso, apurando y poniendo de protagonistas a seres orientales en mundos exóticos..."La buena tierra". Recientemente tuvimos "El exótico hotel Marigold", de ancianos en tierras exóticas que es pura delicia en territorio senil. O ya en la India tenemos la confrontación entre la manera de entender el amor oriental y occidental en la poética "El río", de Renoir. Humphrey Bogart se jugaba todo a una carta en "La mano izquierda de Dios". Eso sí. Reconozco que cuando patinan, patinan a lo grande con cositas como "La sombra del zar amarillo" o "La ciudad de la alegría". También tengo que darte la razón en una cosa. Prefiero viajar y volver a ver París que visitar por primera vez Tokyo.
Esta es de aventuras, al menos.
Abrazos próximos.

Dexter dijo...

Curiosamente el domingo recuperé en Dvd "El exótico hotel Maringold" comentado aquí en su día. Precisamente fui al post publicado en marzo (es fácil localizarlo, mirando en imdb la fecha del estreno en España y a continuación irte al post que escribió el lobo el jueves siguiente) e hicimos un transversal parecido. La película, por cierto me pareció muy agradable y como decía muy acertadamente Bardés en aquella ocasión beso todas y cada una de las arrugas de la cara de Judi Dench,... y las de Maggie Smith.

A´mí no me disgustan esas películas. De hecho, ahí tenemos "Horizontes perdidos" de Capra o "El filo de la navaja" por irnos a lo clásico. Ya que hablamos de Sommerseth Maugham citemos las dos versiones de "El velo pintado" (solo he visto la de Naomi Wats). Dos versiones tiene también "El rey y yo". Si ya nos vamos al Sol naciente encontraríamos a un simpático Cary Grant compartiendo un "Apartamento para 3". Y un subgénero dentro de este subgénero es el cine de corresponsales y ahí tenemos "El año que vivimos peligrosamente" o "La caja china".

Abrazos tres delicias

César Bardés dijo...

Bueno, podríamos seguir y seguir con el inevitable Richard Gere y su "El laberinto rojo". También tenemos a William Holden y a Clifton Webb de sacerdotes misioneros en "Satanás nunca duerme" y a Gregory Peck con alzacuellos en "Las llaves del reino". Un intento interesante pero estrepitosamente fallido fue "Saigón" con Willem Dafoe y el desaparecido Gregory Hines. Y ya puestos, tenemos también las dos versiones no musicales de "El rey y yo". La primera con Irene Dunne y Rex Harrison, la mejor de todas ellas incluida la musical, y la segunda con una improbable Jodie Foster y Chow-Yun Fat, que resulta más falso como oriental que la maravillosa creación que hace Harrison. La primera se llamó "Ana y el rey de Siam". La segunda, escuetamente "Ana y el rey".
Abrazos rasgados.

Carpet dijo...

Si bueno, pero transversales aparate ya comentaba que las de aventuras si me molan y entre ellas incluyo las de guerra como "El puente sobre el rio Kwai" o "El Yang Tse en llamas". Las que digo que no me resultan demasiado agradables son las de los occidentales viviendo desplazados en Oriente y las contradicciones con sus respectivas costumbres, cosa que no me pasa por ejemplo con las de occidentales en Africa...no sé será cosa mia, lo reconozco.

"Horizontes perdidos", "7 mujeres" o "El año que vivimos peligrosamente" tampoco responden al esquema que no me atrae ni tampoco "Mas allá de Rangún" que sirvió para que me interesase tanto la historia birmana como cualquier avezado lector de cierto libro de visitas sin duda sabe.

Por cierto las de occidentales en Oriente Medio, aunque vivan en na embajada canadiense y tengan problemillas para encontrar el avión de vuelta por un quitame allá este Shá, también me gustan como ya he comentado en su sitio.

Abrazos y Argoderse

César Bardés dijo...

Liado que estoy con Roger Corman y, claro, con tanto terror y tanta sangre de jugo de tomate no tengo tiempo.
A ver, sí, es cierto lo que dices, Carpet. Dex y yo hemos hecho un poco de trampa y hemos puesto películas de aventuras que, al fin y al cabo, has dejado muy claro que esas sí.
Dicho esto podríamos salvar de las citadas entonces, quizá, "El albergue de la sexta felicidad", que es de aventuras y no lo es. Desde luego, sí, "El mundo de Suzie Wong", que es, básicamente, una historia de amor. También podríamos salvar "La colina del adiós", que tiene escenas de guerra pero que también es una historia de amor. Y "Sayonara", sí porque es una historia de amor pura y dura. "La buena tierra", si se admite la excepción, también se puede salvar. Al igual que "El exótico hotel Marigold" o "El río" que ninguna cuadra dentro del cine de aventuras. "El filo de la navaja", citada por Dex, sí que se salva porque es un dramón. No sé si podríamos salvar "El laberinto rojo", y tampoco "Satanás nunca duerme" o "Las llaves del reino" porque no son de aventuras pero tampoco dejan de serlo. Sí cabe "Ana y el rey de Siam". Y la comedia no está excluida así que aceptamos "La casa de té de la luna de agosto". Lo digo para ojos que nos visitan.
Bien, ahora, a propósito de "Argo" resulta que ya hay quien está diciendo que, debido a la imagen que se da de los iraníes, responde a una campaña de odio contra el pueblo iraní porque la CIA son los buenos y bla,bla,bla.
¿De verdad hay que ser tan socialdemócrata para todo?
Abrazos resumidos.

carpet dijo...

A menudo, hay veces que las ideologias son tan sectarias que penalizan incluso lo poco bueno que el mundo tiene.

Hace poco a proposito de las elecciones USA comentaba yo las reacciones que tiene en su carrera y en sus ventas que algún perosnaje, lease Bruce Springsteen, se marque claramente al lado de un candidato. En España tenemos el ejemplo claro de Bardem, por poner uno, pero hay muchos más.

Hay veces que incluso autores cuya obra admiras se convierten a titulo personal es bastante menos deseables que lo que quisieras y un ejemplo claro podría ser Elia kazan, cuyo Oscar honorífico fue más discutido por su actitud cuando la caza de brujas que por sus más que sobrados merecimientos artísticos.

Y eso que estamos hablando de paises supuestamente democrátcos y tolerantes con los demás, no voy ni siquiera a mencionar otros paises donde impera la dictadura o el fanatismo.

Y luego subimos un peldaño más y empezamos a hacer críticas y juicios de valos sobre lo que se desprende de lo que nos están contando. Aun recuerdo las críticas feroces a "El cazador" porque se hacía aparacer a los vietnamitas como unos salvajes sin corazón. ¿De verdad que el que veía la peli creía que lo importante era hacer aparecer a los vietcongs como unos despaidados asesinos?.

En "Argo" sucede igual, en muchas películas tiene que haber un malo y un bueno, en este caso Irán es el malo, pero algunos USA no aparecen como muy buenos y eso es de agradecer. En cualquier caso, en Estados Unidos (y en España que la propaganda americana llegaba lejos) en aquel periodo se veía de esa forma, los fanaticos iranies secuestraban y torturaban a los pobres americanos secuestrados...¿Un Guantanamo al reves?.

Sería bueno recordar que durante la guerra de Irán aquella del infausto trio de Las Azores, los franceses aparecían en multitud de pelis americanas como los malos, sólo por que se oponían en el Consejo de Naciones Unidas a aquella invasión ilegal.

El politicamentecorrectismo es agotador y estupido..como decía el dicho..."ladran, luego cabalgamos".

Abrazos ampliados.

César Bardés dijo...

Está claro que los malos universales, que no admiten discusión, son los nazis. Es lo más socorrido. Además son fascistas. Lo reúnen todo. También recuerdo yo que a propósito de "Amistad", de Steven Spielberg, muchos se rasgaron las vestiduras porque ponían a la reina Isabel II de nínfula caprichosa que aceptaba el esclavismo como política de estado cuando, precisamente, España nunca aceptó el esclavismo en los mares (otra cosa es que españoles lo practicaran de forma ilegal). Mucho más lo eran los portugueses, los ingleses o los holandeses pero pusieron, vaya por Dios, a los españoles. Y, la verdad, señores, me importó un bledo que los españoles apareciéramos como malvados. Como tu bien dices, Carpet, los malos tienen que ser alguien. Cuando no son unos, son otros. Cualquier forma de fanatismo, y en eso creo que estamos de acuerdo, es mala. El fanático imperialismo yanqui es malo. El fanático comunista soviético, es malo. El fanático esclavista de cualquier nacionalidad es malo. El fanático musulman es malo, se pongan como se pongan. Porque el fanático cristiano también lo es.
Hace poco discutía con mi hermano sobre la asignatura de Educación Física en la escuela. Él decía que la retiraría porque en todas las clases hay un torpe que lo pasa mal con los ejercicio. Es cierto, todos hemos tenido al torpe que ni siquiera sabía coordinar la cadencia del brazo con los andares. Pero...¿es esa la solución? Vamos a quitar de las escuelas la Educación Física porque siempre hay uno o dos que lo pasan mal porque los ejercicios propuestos son inalcanzables para ellos. Y digo yo...¿por qué no hacer lo mismo con el que es torpe con los números?...¿o por qué no con ese, que siempre ha existido, que es incapaz de empujar un verbo contra un sustantivo? ¿Retiramos la Lengua también? Y no digamos ese fulanito que no distinguía una planta de una vaca...retiremos las Ciencias Naturales del temario. Eso sí, vamos a hacer que todo el mundo aprecie que la inteligencia es un instrumento que se pone al alcance del ser humano para cumplir sus objetivos...Total, para lo que la van a utilizar...
Es como aquellos tiempos del chat...había gente que, literalmente, me pedía a mí que bajara el nivel para que ellos no se sintieran como enanitos saltando en una selva perdida. Incluso hubo alguno que decía que yo era un pedante...yo...pedante...je...
Abrazos modestos.