martes, 8 de enero de 2013

EL ÚLTIMO TESTIGO (1974), de Alan J. Pakula

La confusión es la mejor arma para cometer un asesinato. Y más si la víctima es uno de esos tipos que se creen que van a salvar al mundo desde un puesto de responsabilidad. Un Kennedy cualquiera que está lleno de buenas intenciones. Pero las intenciones son peligrosas así que más vale extirparlas de raíz. Basta con montar una maniobra de distracción y disparar desde otro sitio cuando nadie mira. Al final, el asesinato ocupará muchas portadas de periódicos, se harán múltiples teorías e incluso oficialmente se montará una comisión de investigación que concluirá que el falso culpable actuó solo, por un mero afán de notoriedad, con balas de irresponsabilidad y ausencia de ideas. No hubo conspiración. El informe a disposición del público. Pero, claro, hay un cabo suelto. Los testigos. Sí, porque esa gente no hace otra cosa que mirar y… ¿quién sabe? Lo mismo alguno vio lo que no tenía que ver, o habló con uno que conocía a otro que le dijo cualquier cosa que le hizo atar cabos. Los que estuvieron cerca son los más peligrosos así que lo mejor es quitar la variable de la ecuación, así no hay incógnitas.
Cuando un periodista rebelde, difícil, en una casi permanente cuerda floja, ve pasar la muerte muy de cerca, entonces comienza a hacer preguntas. No son nada. Apenas un interrogante sobre una muerte presenciada. Y, amigo, por aquellas casualidades de la vida se da cuenta de que no solo hay asesinos sueltos sino que pertenecen todos a la misma empresa. La infiltración entre los empleados es vital pero apenas se da cuenta de que hay en marcha una nueva conspiración. Otro tipo al que hay que liquidar y que cree que puede hacer algo por ayudar a la gente con alguna gota de sinceridad y las malditas buenas intenciones en liza. Todo conduce a una trampa tan bien urdida que hay un rifle en el lugar adecuado, un disparo envuelto en intriga, un espacio sin muchas salidas. Al final, pues lo de siempre. Portadas en los periódicos. Múltiples teorías. Comisión de investigación. El falso culpable actuó solo porque era un inadaptado, un tipo sin norte. No hubo conspiración. El informe a disposición del público.
 Excelente película de ritmo pausado en la que el héroe se halla en un casi permanente estado de confusión, El último testigo, dirigida por Alan J. Pakula, teoriza sobre el asesinato de John Kennedy sirviendo otras víctimas propiciatorias, sin referirse nunca al magnicidio del Presidente pero con un claro objetivo que produce pánico a quien sabe ver. Estamos solos. La maquinaria del poder es imparable y se mueve con estrépito, sin importar a quién pisa, sin reparar en sentimientos o verdades. La mentira es la letra habitual de todos los días porque, desde el mismo poder, se ofrece una explicación que el público acepta sin problemas. Sí hay conspiración. El asesino actúa porque quiere mantener a la gente en la ignorancia, sin ideales que alcanzar, sin más agarraderos que elucubrar sobre posibles teorías de conspiración que nunca se podrán probar. Mientras tanto, el poder hará su voluntad. Y no importa cuál sea la reacción, lo hará igualmente. Porque en la oscuridad, no se ve nada.

2 comentarios:

Ramón Moreno Palau dijo...

pELICULA oscura y criptica que creo que no obtuvo repercusión ni critica ni de público y es una lastima,titulada en el original THE PARALLAX VIEW-creo que lo he puesto bien-nombre de la misteriosa organización ultrasecreta,seguramente de extrema derecha y que usa tecnicas pùblicitarias para adoctrinar a sus acolitos-vease la sucesión de imagenes a la que asiste el personaje de warren Beatty-Beatty es de esos actores que en USA llaman "liberales"-digamos de izquierdas,aunque no sea exactamente el concepto de izquierda que circula por EUROPA-como Redford,el difunto Newman,Jane Fonda,Clooney etc etc,la pelicula no aburre en ningún momento,cierto que no es el clasico "thriller" trepidante y evidentemente estoy totalmente de acuerdo en que se inspira en el asesinato de Kennedy-o los de su hermano y luther king,5 años mas tarde-el "complejomilitar industrial"-denunciado en su dia por el saliente presidente EISSENHOWER,no precisamente un dechado de progresismo-es al que parece apuntar directamente la pelicula,donde es de agradecer la presencia de solventes veteranos como Hume cronyn o Paula Prentiss,poco prodigada en el cine

César Bardés dijo...

Efectivamente, fue una película muy poco apreciada por el público en su momento pero no así por la crítica, que la valoró muy positivamente. Creo que estéticamente, la película tiene hallazgos porque, casi, casi, en algunos momentos, tiene hasta el aire de un informe que se lleva al cine. Cierto es que es una película militante que apunta directamente a los poderes fácticos en el asesinato que se describe (y por ende, a los asesinatos que mencionas) y que las apariciones de secundarios son muy valiosas. Paula Prentiss hizo algunos años más tarde "Aquí un amigo" con Billy Wilder y quizá él dio con el quid de esta actriz: "Cuando la ves al natural, es maravillosa, fantástica, una belleza increíble...la ves a través de la cámara y toda esa magia se pierde. Es una mujer poseedora de un fenómeno muy extraño".
En cuanto a Hume Cronyn, pues uno de los más inteligentes actores que ha tenido Hollywood y Broadway. Ya sabes, marido durante nosesabelosaños de Jessica Tandy, escritor (a él se debe la adaptación al cine de la obra de Arthur Laurents "La soga"), actor, director teatral, intelectual reconocido...un fiera, vamos.
Gracias por el comentario claramente certero.