viernes, 11 de enero de 2013

THE MASTER (2012), de Paul Thomas Anderson

He aquí la confirmación inmediata de que, definitivamente, Paul Thomas Anderson es un hombre que no está bien. Si no, es inexplicable que se haya decidido por hacer la historia de un imbécil redomado, sin rumbo ni opinión, con menos cerebro que un artrópodo, que resulta captado por una secta religiosa muy cercana a la Cienciología que, detrás de toda una teología teórica, tiene más vacíos que el interior de un balón. El tipo intenta moverse entre la inteligencia y la maldad y lo que sale, irremisiblemente, es una rayada del doce y medio con vuelta.
Veamos. Tenemos a un tipo que es un verdadero bobo alevoso. En su período de servicio en la Marina va a la playa y hace guarrerías porque está más salido que el pico de una plancha. Se pone debajo del depósito de un torpedo y se bebe la gasolina (como lo leen), se somete a un tratamiento psiquiátrico de reinserción cuando la guerra termina y como está con una verdadera obsesión por jugar al parchís, allí le dan por perdido aunque le dan el alta. Se pone a trabajar de fotógrafo pero su gran pasión es satisfacer sus deseos con la primera que se ponga a tiro y cuando la rayada ya es de obturador le da un ataque y arremete contra un cliente. Se va a trabajar al campo. Como es un experto en cócteles venenosos se pasa dando tragos a un colega de labrantía y vaga por ahí hasta que ve una fiesta en un barco y allí se mete con el fin de echarse una siestecita. Y ya la tenemos liada. Resulta que allí está el gran gurú de una secta que le capta y, a través de una serie de torturas morales, le quiere tener agarrado de los mismísimos bajos mientras comparte con él unos tragos de disolvente para pintura y le somete a tratamiento para que la locura sea una anécdota sin importancia.
Ejemplo de diálogo que es para guardar en la memoria de un dromedario (porque joroba bastante):
-         ¿Está Doris?
-         No.
-         Bueno, pues dígale que he venido a verle.
-         ¿Te vas ya?
-         No, qué va.
-         ¿Quieres pasar?
-         No. Me voy. Tengo que irme.
Y ya el colmo de la risa tonta es cuando Philip Seymour Hoffman se arranca en medio de una conversación a cantar On a slow boat to China, de Frank Loesser y se la planta en toda la cara al sobreactuadísimo Joaquin Phoenix. Bestial. Y aún hay un montón de gente por ahí que clama a los cuatro vientos sobre el genio de Paul Thomas Anderson y de la cantidad de cosas que cuenta y de lo maravilloso que es ver esta película. Ni siquiera la actuación de Amy Adams es para tirar fuegos artificiales aunque está correcta en todo momento. Al final, se te queda una cara de tonto que resulta mitad alucinada, mitad incrédula. En el fondo, una voz en tu interior te dice “He aguantado toda la película para ver… ¿qué?”. Poniéndonos ya en el colmo de la irritabilidad podríamos nombrar…no sé…cualquier tontería que se haya hecho por ahí para hablar del timo continuo de las falsas iglesias sobre los desprevenidos fieles como El fuego y la palabra, de Richard Brooks, muy inferior a ésta, visto lo visto. Todo para subrayar, recalcar y dejar bien clarito, por si acaso aún había dudas, de que el rollito religioso a Paul Thomas Anderson le da grima hasta decir basta (que sí, colega, que ya lo dejaste nítido como una patena en Magnolia y en la inaguantable Pozos de ambición). Que lo sabemos, que la religión, en muchas ocasiones, aliena y arrasa voluntades, sobre todo cuando resulta un puro dogma, pero para decir cosas obvias ya tenemos a un montón de fantoches sentados en muchos escaños y a un buen puñado de incapaces sentados en la púrpura que no dan una orientación ni aunque se les pregunte una calle. “Te llevaré…en un bote a China…solos tú y yo…”.

15 comentarios:

Dexter dijo...

Uff, y luego me llamas a mí iracundo. Pues sí que te has despachado a gusto, sí.

A mí me parece una película un tanto desconcertante, sí, de esas que no sabes si están bordeando la genialidad o te están tomando el pelo. Pues para mí ni lo uno ni lo otro. De entrada te diré que no soy ningun devoto del tal Paul Thomas. Es más, creo que la devoción que existe en torno a estos nuevos gurús del cine moderno bordea algo el frikismo - y si me apuras meto en el saco al mismísimo Tarantino.

Yo a "The Master" le concedo, fíjate, el beneficio de la duda. En primer lugar, porque me parece algo más interesante que la sobrevaloradísima y, efectivamente, inaguantable, "Pozos de ambición". Porque Joaquin está pasado, sí, pero es Charles Laughton al lado del Daniel Day Lewis de la peli citada más arriba - miedo me da la semana que viene. Es una película que viví intensa, lo cual no quiere decir que me gustara más o menos, sino que viéndola pasas por un montón de estados de ánimo. Lo dicho, pasas de pensar que puedes estar ante una genialidad a que te están tomando el pelo, de intentar empatizar con los personajes a que te irriten profundamente. Destacaría sobremanera un gran trabajo de fotografía que te transporta a otros tiempos, y que resulta casi hipnótica, a tono con el discurso de la cinta.

Nada, Bardés, creo que definitivamente debemos tomarnos un tiempo, jaja. A ver si la semana que viene un poco de "amour" nos sirve para limar asperezas.

Y que conste que en "The Master" me acordé de ti cuando dices lo que te irritan los tíos que se creen kubricks con una cámara en la mano.

Abrazos con fe

César Bardés dijo...

No, y tanto que es desconcertante. Para empezar te presentan como héroe a un subnormal que se coloca con líquido revelador de fotos. Eso te desconcierta que da gusto.
Estoy de acuerdo en que la devoción que despiertan tanto Paul Thomas Anderson como Joe Wright, por ponerte dos ejemplos parecidos, son de puro "friki". Ambos se creen que son Stanley Kubrick pero te diré algo. El gordo no hubiera hecho nunca una película como ésta. Si el tema hubiera sido éste, habría sido una película mucho más oscura, mucho más sugerida, con una presencia casi constante del personaje de Amy Adams (al cual, seguro, lo hubiera hecho bastante más depravado).
Mira, primer defecto de la película. No empatizas con nadie. Con el tarado, ni de coña. Con el gurú, menos, porque reviste todo de una trascendencia e importancia (total, para decir que lo que dice no es nada)que dan ganas de pegarle un par de ostias bien dadas (así, sin h, a ver si los "frikis" se enteran). Por otro lado, no me digas que no es de un absoluto ridículo ese final con el Seymour Hoffman cantando cual musical de los años cincuenta...amos, no me joas.
Que sí, que sí, que es "fascinante" ver cómo el gurú y el imbécil son las dos caras de la misma moneda y aún así, este supuesto "genio" nos dice que está más de parte del imbécil por mucho que lo rechacemos. El juego es de una perversidad de enfermo. ¿Que el tipo sabe rodar? Sí, sin duda. ¿Que la fotografía es estupenda? Sí, tengo que reconocerlo. ¿Que la música es para atar al compositor y ponerle "Amanece" de Jaime Morey hasta el desquicie? Te lo juro por Snoopy. Si Joaquin Phoenix está pasado y Daniel Day Lewis también lo está...coño...será que este fulanito no sabe muy bien cómo dirigir a sus actores...digo yo. Si es que hasta hace que el Hoffman esté comedido para resaltar su pérfido engaño. Es todo de una simpleza revestida de complejidad que dan ganas de levantarse de la butaca y vomitar en la pantalla. Y mi estado de ánimo durante la película fue el mismo. Asco. Asco por el imbécil. Asco por el gurú. Asco por lo que me estaba contando. Asco por la película.
Me voy a cascar unas pajas al parque a ver si a los "frikis" de turno les soy digno de compasión...
Abrazos descreídos.

César Bardés dijo...

Ah, y voy a añadir una cosa que se me ha pasado por alto.
Lo de Tarantino, mira por dónde, a mí me parece algo diferente. Otra cosa es que también despierte pasión con los "frikis". El tipo ha sabido encontrar su estilo, su toque "estamos hablando de gilipolleces mientras estamos sacando las tripas a un individuo que merece la muerte". Además, Tarantino está revestido de un disfraz que es muy atrayente. Mucha serie B y mucho lo que quieras, pero detrás de muchas de sus imágenes visita a muchos grandes maestros con un cierto respeto y sin afan "imitatorio" que es lo que hacen estos dos elementos que te he citado. Miedo me da el Wright con "Ana Karenina". Va a ser digno de llevarse una bolsa de papel.
Abrazos aclaratorios.

Dexter dijo...

No, si a mí también me parece un tipo diferente, claro, quizá la semana que viene tengas alguna sorpresa matutina al respecto. De hecho Djando pinta bastante clásica y veremos qué tal va la revisión del western por parte del amigo. Evidentemente el universo Tarantino es muy rico, y quizá los frikis se quedan con solo eso, la parte friki. Allá ellos.

Abrazos desencadenados

César Bardés dijo...

Ahí va a haber Leone para aburrir. Y si no, al tiempo. Pero ojo, los "frikis" de turno se van a quedar, como muy bien dices, con eso. Y, al fondo, va a haber mucho más.
¿Acaso "Kill Bill" no era una historia de amor solo que él la hizo de tal forma que todo el mundo vio violencia, kung-fu y demás? Caramba, si hasta había un episodio que parecía dirigido por Kurosawa.
Abrazos zen.

Carpet dijo...

Llego tarde a vuestra charla, los días sueltos vacaciones son ese periodo en que estás permanentemente ocupado haciendo cosas que no puedes hacer habitualmente, lo que no implica que sean exclusivamente placenteras, ni mucho menos.

Atareado y todo he logrado acercarme a leeros y soltar mi comentario, innecesario, por otra parte, puesto que como es norma de la casa (de la mía) no he visto la película y dudo que lo haga. Es habitual que entre las nominadas o prenominadas elija un par de ellas para dejarme en el tintero para mejor ocasión, si se produce tal cosa. "The master" va a ser una de ellas.

Aun así voy a decir alguna cosa que se me ocurrió al leer la crítica de Javier Ocaña en El País y que me llevo a descartarla de mi programación, cosa que he confirmado con vuestros comentarios.
Creo que ya son demasiadas las veces que en los últimos tiempos he leído a propósito de alguna película que la incomprensión generalizada es garantía de calidad. Algo que se suele comentar con frecuencia con respecto a las expresiones artísticas versión moderna y que ya me saben a cuerno quemado con respecto a cuadros, esculturas, alguna especie de música y que ha tomado en el cine actual un carácter de epidemia. El tal Ocaña comenta que Anderson es el mejor director vivo desde la última década y media., no sé si es que anteriormente a esos 15 años se murió otro mejor o que Paul Thomas no había logrado tal nivel de maestría hasta 1997.
Sin embargo me huele a casi secta la exaltación de determinados autores de los últimos tiempos argumentando de forma más o menos directa que es precisamente nuestra falta de entendimiento ( a veces incluso la del propio crítico que lo ensalza) la que demuestra ese nivel de complejidad y genialidad que se les otorga. El líder o gurú es tan jodidamente superior que nuestras pequeñas mentes de discípulos menos dotados no logran que lleguemos al nirvana que nos propone. Y claro está, los que discrepan o simplemente niegan tales bondades no somos más que espíritus acomodaticios y estúpidos que niegan el camino de la Verdad que sólo los abnegados son capaces de aceptar, aunque no lo comprendan del todo. Así hay sectas capaces de ver maravillas increíbles imposibles para otros en algunas películas de David Lynch, que salvo “El hombre elefante” y, para mí, partes de “Corazón Salvaje” y “Terciopelo Azul” ha firmado algunos de los mayores dislates que yo recuerdo en una sala de cine. ¿Soy el único que piensa que “Dune” es inaguantable?.
Comenta Ocaña también que los que sacaron entradas y palomitas para ver “El árbol de la vida” de Mallick (otro que también tiene legión de “entendidos” para elevar a los altares cualquier cosa que haga) y luego hablaron mal de ella que no vayan a ver “the master” porque los lectores de best-sellers no buscan en la estantería a Dostoiesvki. Así de un plumazo dividimos el mundo entre los tontos sin criterio y los que saben apreciar las grandes cualidades del “mejor director vivo de los últimos 15 años”.

Como sé que vosotros no respondéis a ese modelo de seguimiento absoluto al líder espiritual, me fio de vuestros criterios, aunque en este caso no coincidan de forma absoluta y ya van unas cuantas veces en los últimos días, lo que es muy de agradecer porque enriquece. Es un placer llegar aquí y leer bondades o reproches sobre un film sin que me digan que si no lo se ver que me compre gafas o me conforme con “Batleship” o un tebeo de Zipi y Zape.

Abrazos espirituales

Carpet dijo...

Uy...olvidé comentar lo de Tarantino, que creo que ha pasado de ser idolatrado en exceso a la nueva moda de ponerle a parir. El otro día lei en un sitio que estaban hartos de que chupara tanto del cine clásico y la serie B, exigiendole que hiciera algo original de una vez...
¡¡¡Original!!!, ahora va a resultar que "Pulp fiction" o "Malditos bastardos", por ejemplo son meros formatos clásicos de contar una historia.
En fin,lo dicho, volveré a los tebeos...y tal vez a Haneke, aunque tampoco me atraiga demasiado su propuesta, que no soy yo mucho de pasar un mal rato y el austriaco se las pinta solo para garantizarlo.

Abrazos encadenados

César Bardés dijo...

Yo también leí la crítica de Javier Ocaña y, la verdad, es para indignarse.
Partiendo de la base de que yo sí he entendido la película y tampoco hay que ser Albert Einstein para entenderla, la película es una mierda pinchada en un palo, se ponga como se ponga ese gran crítico de cine o Jordi Costa o el mismísimo François Truffaut.
Hay mil maneras de abordar la historia que cuenta. Mil. Y elige la peor. El "frikismo" y el "elitismo" que se dedica a ensalzar a este enfermo mental (que lo es porque ya lo apuntaba en "Pozos de ambición" y su mejor película, sin tirar cohetes, de lejos lejísimos es "Magnolia" porque "Boogie nights", se ponga como se ponga el crítiquillo de turno era una de las películas más conservadoras de la década anterior por mucho porno que tratase). Por supuesto, creo que los que me conocéis podéis intuir que soy demasiado débil mental para ponerme tan categórico como para decir una frase como que "Paul Thomas Anderson (o Pepe Lisónjez) es el mejor director vivo de los últimos quince años". Lo que pasa es que el "frikismo" también abunda entre esta profesión y el "friki" no solo lo es, sino que está orgulloso de serlo. Una de sus cualidades es menospreciar sistemáticamente todo aquello que no entre dentro de su escala de gustos y valores porque, al fin y al cabo, él pertenece a una élite que sabe apreciar lo que verdaderamente merece la pena, aunque ese semoviente objeto del deseo sea algo tan "friki" como él. Es más, casi, casi, diría que es condición "sine qua non". ¿Acaso esgrime Ocaña alguna razón puramente cinematográfica para resaltar las virtudes de la película? No. El tipo, en un alarde de cultura, va directamente a las intenciones que supuestamente tiene Anderson, lo cual ya de por sí es bastante...coño..¿pedante? E ir de "sobrao", damas y caballeros, es una de las enfermedades más comunes de los últimos quince años (categórico). No suelo criticar el trabajo de compañeros (aunque sí lo he hecho alguna vez), no me gusta hacerlo porque un crítico no debe ser ni un maestro aleccionador, ni un tipo capaz de seleccionar despreciativamente el tipo de público que puede pisar una sala de cine. Por supuesto, el que más sabe es él (que ha visto muchísimo cine), el que tiene más referencias es él, el que posee más visión cultural y por eso se atreve a decir algo tan sumamente reprochable como que "los lectores de best-sellers no buscan en la estantería a Dostoievsky..." cuidao que tiene miga la frase. La película de Anderson cercana al amigo Fiodor y los que no la comprenden son simples lectores de best-sellers. Amigo Ocaña...yo he leido a Dostoievsky: "Crimen y castigo", "Los hermanos Karamazov", "El idiota" y "El doble" y, ay, también he leído a Frederick Forsythe, a Irving Wallace, a Stieg Larsson e, incluso, a John Grisham. ¿Qué soy? Un imbécil con ínfulas, supongo.
Extralimitar el ejercicio de la crítica a lo que pueda pensar el potencial espectador con una verdad categórica suele ser un ejercicio peligroso y sin demasiada ética. Algo así como lo que hace el gurú de la película. Je.
Por supuesto que Tarantino bebe del cine clásico y de la serie B. Al menos no se pone hasta el culo de disolvente de pintura y lo presenta como el mayor y mejor colocón de la historia de la religión.
Salgo raudo y veloz a ver a Haneke, con desconfianzas porque ya hemos hablado ampliamente de él. Será estupendo, será cruel, será cortante, será de pasar un mal rato, fijo. A lo mejor los que les gusta pasar el rato en casa de una Madame de lujo no busca el látigo con vestimenta de cuero y culo en pompa.
Abrazos airados.

César Bardés dijo...

Una acotación más. Entre indignación e indignación me ha quedado una frase colgada. Dice así: "El "frikismo" y el "elitismo" que se dedica a ensalzar a este enfermo mental...(ahí es donde se queda colgada, sigo) pretende soplar a los cuatro vientos que la genialidad también puede venir de seres que se colocan al margen voluntariamente aunque esa supuesta marginalidad sea solo mental, una pose, una forma bastante poco delicada de llamar la atención". Así no me pueden acusar de no ser claro y de no tener las cosas claras.
Abrazos nítidos.

Dexter dijo...

Yo es que creo que hay mucho más friki suelto en tu profesión que en la de director de cine. Y ojo, porque tenéis la enorme responsabilidad de arrastrarnos hasta la taquilla y rascarnos la chequera.

Ya he dejado caer aquí alguna vez lo que me reí del sketch ese de Faemino y Cansado que salía uno de ellos con una cartulina cubriéndole los ojos a modo de testigo protegido diciendo eso de "hola, soy crítico de cine y me gustan las películas que le gustan a la gente". También hemos hablado del lenguaje críptico que se gastan muchas revistas especializadas y que hacen que cuando terminas de leer una de sus críticas tengas que volver a releerlas una y hasta cinco veces.

A mí creo que me gusto esta la película esta que a ti- hace falta poco. Creo que tiene algo de provocación, cosa que no me molesta. Ahora, de ahí a lo de sacralizar al tipo este...

Abrazos provocadores

César Bardés dijo...

Bueno, digamos que hay un empate técnico. Quizá haya una mayor frustración en mi profesión porque hay muchos que han querido dedicarse a esto del cine y no les han dejado.
A mí no me molesta que sea provocadora. En absoluto. Hay cine provocador que contiene una gran calidad (y podríamos citar alguna de las películas de Lars Von Trier, por ejemplo, no todas) y que me parece que, en el fondo, es un ejercicio de honestidad rebelde. Pero éste...amos. Pongamos solo un ejemplo como botón de muestra: la película está llena de actos que no tienen consecuencias. La paliza que propina al tipo ése en la convención, la tortura moral de ir de una pared a otra, la Adams leyéndole cosas guarras para que aprenda a controlarse...y, al final, la gran fantasía del follar. Váyase usted a freír monas a otra parte, hombre.
Abrazos iracundos.

Carpet dijo...

Bueno, bueno...este blog va de bien en mejor, o es que el cine que nos proponen este año da más lugar al conflicto. Es un placer comprobar que llevamos 4 pelis en cuya apreciación no coincidimos ninguno de los tres, a veces ni siquiera dos de nosotros...
Bueno en esta no intervengo más que por lo leído y por el concepto general, pero me están dando ganas de echarle un vistazo para participar más activamente, tal y como he hecho con al de la Bigelow.

Me temo que va a ser complicado hacerlo en la de Haneke, pero seguro que el gran Abraham y Tarantino nos ponen otra vez de acuerdo o casi todo lo contrario.

Abrazos enriquecidos

César Bardés dijo...

Es que lo que realmente mola (os lo juro, me encanta) es que decimos lo que pensamos y lo aceptamos, dejamos que los demás digan lo que piensan, no son barbaridades ni meadas fuera del tiesto (lo siento, últimamente estoy muy mal hablado, serán los tiempos) y, lo que es aún mejor, aprendemos del otro, con otras visiones que son igualmente válidas. Eso, caballeros, es respeto y cine. Puro humanismo.
Esta semana hablaremos de Haneke, por supuesto, y también de Cruise. La semana que viene iremos a por Quentin y Steven. A ver qué nos cuentan y cómo.
Abrazos encantados.

Conversacines dijo...

Pues ayer, envalentonado por el conversacines de "Pozos de ambición" me tiré al ruedo y visioné "The Master". Y si, efectivamente... yo le he perdido por completo la sintonía al señor Anderson.

No entiendo su cine, no entiendo que sentido tiene tirarse tropecientos minutos de metraje para contar chorradas. Cosas sin importancia que no merecen ser contadas.

Los 30 primeros minutos de metraje para contarnos quien es el personaje de Joaquin Phoenix son la nada mas absoluta. Cualquier director clásico resumiría esos treinta minutos en solamente tres.

Creo sinceramente que Anderson se ha metido en un papel, y el mismo se lo cree. El espesor de su cine es engorroso... lento, pesado, y lo peor... no tiene sentido. Quiere ser Stanley Kubrick, pero el calado de sus reflexiones y la profundidad de mirada no son comparables. Se queda en una mera utilización de formas y tiempos.

Vamos, que Boogie Nights es para mi su mejor película, precisamente por lo desenfadada que es. Porque es un cine que toca temas interesantes sin pretenciosidad; con frescura y dinamismo. Y ahí si... con bastante bisturí.

Y mira que en este segundo visionado le he dado un pase a Pozos... eso si, un pase sencillito, que tampoco termino de aprobarla.

Abrazos pedantes.

César Bardés dijo...

Pues yo sigo sin darle un aprobado a "Pozos de ambición". Otra de "la religión es mu mala, no me la trago, no me la trago, mejor matal-la...". Con un Daniel Day-Lewis sobreactuadísimo en plan "Gangs of New York" y, joder es que me lleva el cabreo, en plan soy el más chupi de los chupapetróleos porque soy un luchador...y como soy un luchador no dejo de tocarle las narices al huevón este religioso que tiene un concepto de la religión que es de risa y traca y feria. Y ¿algo más? Ah, sí, por supuesto. El tal Anderson siempre tiene a un director de fotografía que sabe lo que se hace...pero ¿contar? ¿realmente alguien con cataduras de rigor me está diciendo que Anderson me está descubriendo algo nuevo? Pero si es un tipo totalmente rallao con el tema religioso...y venga y dale con el mochuelo, que son muy malas las religiones porque te ponen la cabeza al viés y blablabla...Ya te digo..."El fuego y la palabra", de Richard Brooks, una mierda comparado con su cine. "La herencia del viento", de Stanley Kramer, bah...ésa está superada...Coño...ya...me está diciendo mucho más sobre los males de la religión una película como "La duda", de John Patrick Shanley que cualquiera de las del friki éste.
Menos mal que no estuve, Chus. Me hubiera dado algo. A ver si lo escucho.
Abrazos totalmente desquiciados. Por cierto...¿habéis probado cómo coloca el champú mezclado con leche facial? Es la ostia...