martes, 21 de enero de 2014

ANNIE HALL (1977), de Woody Allen

Tal vez mirar a la cámara y contar una historia de amor sea como ir a un confesionario. El espectador sabe y el espectador entiende. Sin embargo, es lógico que el pobre Alvy no pueda sacarse de la cabeza a Annie. Quizá no supo vivir el momento o la complicidad que tuvo con ella. No quedan muchas mujeres como la mujer de tu vida. Eso está muy claro. Lo que pasa es que no te das cuenta hasta que la ausencia se apodera de tus días y lo que antes era divertido se ha convertido en algo sin gracia, sin espíritu, sin langosta.
Sexo, jazz, psicoanálisis y muerte. Ése es el cóctel judío que le gusta a Alvy. Ir de mirón a una librería y comprar unos cuantos libros que no pegan ni con cola simplemente porque crees que a tu pareja le gustarían. Eso es el amor. O también levantarse a las tres de la mañana para matar a una araña del tamaño de un coche y que ella pueda dormir un poco más tranquila. Claro que ella es un poco nerviosa y Alvy un poco neurótico. Pero eso son sensaciones pasajeras que siguen su camino si hay amor alrededor. Un amor parlanchín y analista. Un amor que solo se da una vez en la vida. Sí, ése es el peligro. ¿Cómo se reconoce el amor de tu vida? Es imposible. Es como una apuesta en la ruleta. Si pones los sentimientos en rojo y resulta que sale negro, estás arruinado. Si, por el contrario, aciertas, eres millonario…pero ¿cómo saberlo? La respuesta está en la ausencia. Porque ella no está y sabes que te falta algo ¿verdad, Alvy? Falta lo más importante. Es aquello que te ponía la sonrisa en la boca y la ilusión en el corazón. ¡Qué pocas veces escuchamos a nuestro corazón! ES un mentiroso compulsivo, y cuando dice la verdad, no le creemos. Es como un niño que no quiere comer nunca más y, de repente, salta con que quiere ponerse hasta las cachas. Maldito corazón, ya podrías crecer y ser más responsable.
Película clave en la filmografía de Woody Allen, donde comienza a mover intensamente piezas que luego serían claves a lo largo de su filmografía. Brecht en Nueva York, perdido en la gran ciudad mientras los sentimientos saltan y se empeñan en no aparecer, y cuando aparecen, en no llamar la atención; y cuando llaman la atención, en no hacerse costumbre; y cuando se hacen costumbre, en resultar indispensables. No hay quien les entienda. Con la fácil que sería llevar un cartel luminoso anunciando: “Soy el amor de tu vida”. Así, al menos, sabríamos cuándo dar la vuelta y decir que no y, claro, también cuándo decir que sí.
Y es que el caso es que Annie, a lo mejor, no sintió lo mismo. Se fugó al oropel y se refugió entre las luces de neón y el fulgor de las fiestas y el brillo de las copas y la charla intrascendente, vacía y pedante de los intelectuales que pretenden que todo sea lo más importante y que todo sobre lo que opinan está bien pensado y más que pensado. Hay que adorar mucho Nueva York para aguantar las colas. Pero Alvy, creo, solo las puede aguantar con Annie.


14 comentarios:

dexterzgz dijo...

Uauuuu, qué post tan fantástico y qué maravilloso conversacines nos aguarda esta noche. He de decir que como no podía ser menos ADORO esta película, y eso que con gran dolor de mi corazón reconozco que no está en mi podium de joyas allenianos (está bastante caro entrar en él, lo aviso). Aún así, es una película que merece un par de consideraciones. Oír nombrar a Annie Hall es música celestial para los allenianos; es algo así como nuestra musa. Definitvamente. Esta es la película que nos presenta al Woody Allen personaje – “Manhattan” es tres años posterior- y la que inicia el universo alleniano, ese que viene a visitarnos año a año desde hace más de cuatro décadas. Aquí conocemos al neurótico compulsivo y al hipocondríaco patológico con sus eternos problemas para relacionarse con el prójimo, especialmente con las mujeres. Ese que algunos tanto amamos y otros tanto odian.

Y es que yo creo que el caso de Woody Allen es excepcional y único en la historia del cine. Es uno de los pocos ejemplos en los que el personaje y la personalidad está por encima del propio cineasta (incluso del guionista; Woody es mejor guionista que director). Lo trasciende. La gente va a ver películas de Woody Allen. El director no es la estrella. La estrella es el personaje, aunque no aparezca propiamente y salga trasmutado en sus famosos alter egos. Es la clave para que muchos conectemos siempre tan bien con este tipo bajito y con gafas y para que la fecha de cada uno de sus estrenos anuales sea para nosotros como la Noche de Reyes. Es un momento impagable paladear por primera vez esas grafías blancas estilo Windsor sobre fondo negro y música de Gerswin, Porter o Puccini. Te predisponen para lo mejor, independientemente de que lo que venga después sea bueno o malo; hasta para eso tendemos a ser condescendientes (recuerda que yo te he defendido aquí hasta “Vicky Cristina Barcelona”).

Por cierto que en “Annie Hall” creo recordar no hay música en los créditos. Son puro Bergman

“Annie Hall” es una gozada y tiene algunos de los mejores chistes y reflexiones de su autor. Podría tirarme horas hablando de ella, pero quiero dejar algo para que habléis esta noche.

César Bardés dijo...

Gracias por el entusiasmo por el artículo, Dex. Desgraciadamente una urgencia dental me impedirá estar esta noche en el coloquio (no quiero babear delante del micrófono, me hacen una intervención tarde y llego muy justo a las diez) pero estoy seguro de que será interesante.
Está claro que es una película clave en la filmografía de Woody Allen. Antes de "Annie Hall" podríamos hablar del Allen que no dejaba de ser gracioso pero que era bastante chapucero en estructuras, en dirección...sus películas tenían un acabado formal que parecían hechas a la janjaneta. Lo cierto es que, claro, se asocia con Gordon Willis y le sale ya "Annie Hall", ahí es nada. Revisada (el domingo aún tenía esperanzas de estar en el coloquio) me di cuenta de que el flujo de chistes es continuo, hay frases absolutamente brillantes. Desde "no te metas con la masturbación, es la única vez que hago el amor con alguien a quien realmente quiero" hasta esa conversación en la que tanto Annie como Alvy están diciendo memeces pero, realmente, están pensando otra cosa. Está salpicada de genialidades y, por supuesto, es casi la primera en la que hay un arco argumental completo, no basada en "sketches" propiamente sino que hay una progresión narrativa que, por supuesto, llega a culminar en maestría con "Manhattan" con la que, creo, compartimos la opinión de que es la mejor que ha hecho nunca.
Lo cierto es que sí, no hay música en los créditos de "Annie Hall" pero hay dos canciones cantadas por Diane Keaton (luminosa en su presencia y con un detalle de dirección muy inteligente: radiante cuando está emparejada con Alvy y algo más apagada cuando ya le abandona). Una de ellas es "It had to be you", de Sammy Cahn, una canción que inmortalizó Count Basie en una versión fantástica.
De lo que no cabe duda es que Allen, que ya no es el mismo, sigue regalándonos mucho cine en cada una de sus propuestas. Pero es que esa época que se inicia con "Annie Hall" y termina, tal vez, con "Un final made in Hollywood" es absolutamente brillante, una antología del humor y del amor, con sus altos ("Misterioso asesinato en Manhattan") y sus bajos ("Recuerdos") pero siempre dentro de una obra que destaca por una coherencia magistral sobre todo entre esos dos títulos. Luego ya tiene cosas aisladas que son buenas como "Scoop" o "Si la cosa funciona" y verdaderos errores (no voy a nombrar "Match Point" porque se me van a echan encima unos cuantos pero sí "Vicky Cristina Barcelona" o "El sueño de Casandra"). En todo caso, Allen siempre es uno de nuestros favoritos porque, a través de su sonrisa desencantada y algo gamberra, hemos visto el mundo a través de otras gafas.
Por cierto, revisando "Annie Hall" me di cuenta de lo desnaturalizado que es Allen cuando decide rodar en otra ciudad. Nueva York ha sido su ciudad y siempre lo será...¿de qué me suena a mí esto?
Abrazos carcajeantes.

dexterzgz dijo...

Vaya, hubiera sido muy interesante oírte hablar en plan Jonah Hill hasta arriba de Lemons. Y oírte también como le decías a Chus que estabas buscando los huevos cuando te saludara la primera vez.

Con respecto a la película, habría también que recordar que la película es el Oscar de Allen. El único Oscar a Mejor Película en la filmografía de un tipo que la semana pasada sumo su ¡¡¡ vigesimocuarta nominación¡¡¡ a la estatuilla (la mayoría como guionista y las menos como director). Aquí sumó sus dos primeros premios (como guionista y director pero es que el tío estuvo nominado hasta como actor); luego vendrían otros dos por los guiones de “Hannah y sus hermanas” y “Midnight in Paris”.

En cuanto a lo del Woody personaje, no sé si abrir un debate para el debate. A mí hasta cierto punto me molesta que se tenga de él la imagen que se tiene por parte de sus detractores. Como un tío intelectualoide y snob que solo hace cine para minorías elitistas. Quienes conocemos a Woody sabemos que no es así y no hay más que darle un repaso a su película más autobiográfica, “Días de radio”, para ver que es un tío que viene del barrio. Y sabemos que es un tío de lo más normal, que le gusta sentarse al ver el beisbol en la tele comiendo hamburguesas- o quizá ahora rollitos de primavera con Soon Yi- como el típico americano medio. De hecho tanto “Manhattan” como “Annie Hall” son dos ataques furibundos hacia ese pseudointelectualismo pogre y snob que en realidad es pura pose. Acuérdate del museo de artistas sobrevalorados de Diane Keaton en “Manhattan” o de la escena en “Annie Hall” de la cola del cine con el entendido en Fellini y en McLuhan (por cierto que la primera opción de Allen para el gag no era McLuhan sino nada menos que Luis Buñuel).

Atención a los cameos de la peli: Paul Simon, Jeff Goldblum o el mismísimo Truman Capote haciendo del tipo sobre que el Annie y Alvy especulan que es el típico que se parece a Capote y se presenta a concursos de dobles del escritorr.

Abrazos desde el reclinatorio

César Bardés dijo...

Pues sí, parece que Woody Allen está gafado para mis participaciones en Conversacines. Cuando se tocó "La rosa púrpura de El Cairo" estaba de promoción de "La imagen en el alma" en Albacete y ahora que si el dentista se va a despachar a gusto conmigo. Joer, ya tengo ganas de hincarle el diente, ya...y nunca mejor dicho.
Bueno, eso que dices sobre las nominaciones es muy revelador del talento del Allen guionista. Es más, si no cometo ningún error, es el guionista más nominado de la historia del cine, por encima, incluso, de Billy Wilder (por cierto, creo que es un heredero directo de éste) con un par de nominaciones más incluso.
El Woody personaje...bueno, mira, te diré. Me he encontrado con gente de todo pelaje que me ha dicho lo que tú expones (un tipo que hace un cine para elitistas) como también, en un tipo de público más llano, he oído que, simplemente, es un tío feo, de físico desagradable, que pone muy nervioso con ese estilo gesticulante y ese hablar vacilante. Eso hay mucha gente que no lo soporta y, por eso, no entran en el fondo de lo que nos quiere contar cuando todas sus películas tienen mucha miga que cortar.
Te cuento mi última experiencia, no te digo más. Mi hijo, últimamente, está loco por las comedias (imagínate mi orgullo cuando me dijo, no hace más de dos semanas, que quería "hacerse un ciclo de Cary Grant"). El caso es que ya se ha pillado dos de Woody: la primera fue "Misterioso asesinato en Manhattan"...reacción: "Papá, yo quiero ver la película esa de los espejos ("La dama de Shanghai")". La segunda fue "Días de radio" (curiosamente citada por ti como paradigma de la normalidad de Woody). Ambas le encantaron. Aún no pilla toda la profundidad pero se queda con toda la parafernalia de chistes. Incluso pilló el famoso: "No puedo escuchar a Wagner más de dos horas seguidas, me dan ganas de invadir Polonia".
Cierto es que Allen es un furibundo enemigo de las élites intelectualoides de charla vacía e ideas huecas. Lo crítica en muchas de sus películas. Recuerdo con una sonrisa aquella charla en una fiesta en "Manhattan" en la que una tía le dice: "Estábamos hablando de los orgasmos. El otro día tuve un orgasmo no adecuado" y él, con su cara tan particular, contesta: "¿Tuviste un no adecuado? Es curioso, yo no he tenido nunca uno de esos".
En cuanto al cameo de McLuhan, reputado filósofo e ideólogo que tuvo muchos programas de televisión en Estados Unidos, es verdad que la primera opción fue Buñuel, el cual lo rechazó por su sordera, pero es que su segunda opción fue Fassbinder. Ante la imposibilidad de encontrar a un director que fuera verdaderamente un autor que quisiera hacerlo, lo hizo con McLuhan con las consiguientes modificaciones de guión. Por cierto, esas charlas pisadas, esas conversaciones superpuestas unas con otras parecen muy improvisadas pero, según testimonio de Michael Caine, es todo lo contrario. Es un tío bastante obsesivo con los ensayos y eso está todo muy, muy preparado.
En cuanto a cameos, no olvides que también está Sigourney Weaver en la salida del cine donde se encuentra, al final de la película, de nuevo con Annie.
Abrazos admirativos.

CARPET_WALLY dijo...

Pues si, gran post, gran Allen. Uff, se me hace complicado hablar de un podium aleeniano sin "Annie Hall", pero efectivamente si está esta, tendría que salir alguna otra que no puedo eclipsar.

En todo caso , es cierto lo de sus chistes sin recato, sus circunloquios descacharrantes, y sus dialogos brutalmente ingeniosos, pero lo mejor de todo es la naturalidad con los que los dispone y la velocidad. Era sistema en la comedia clásica soltar el chiste y suspender el tiempo, un silencio y una mirada daban tiempo al espectador a asimilar la gracia y a reirla, retomando después la acción. Allen no, no te da respiro, suelta una frase brillante e ingeniosa y antes de que la pilles ya está replicandola (a veces a si mismo) con otra del mismo nivel. Por eso sus peliculas, las de esa época de oro, perviven tanto tiempo, porque cada revisión te da oportunidad a reconocer una gracia olvidada o a pillar una nueva...o incluso a esperarla cuando ya te la sabes de carrerilla.
Es algo similar a los Hermanos Marx, uno ve "Una vez en la ópera" y allí estás esperando el número del camarote y los dos huevos duros o el de la parte contratante de la primera parte, y entretanto redescubres un montón de frases y momentos casi olvidados.
Con "Annie Hall" a mi me pasa algo parecido, pero como bien dice el lobo, dentro de un desarrollo bien estructurado y con una sensibilidad made in Allen, que hace que nos parezca adorable el neurótico de las gafitas, que sintamos que merece enamorarse y que le amen muejres absolutamente radiantes como es Annie.
Uno de los grandes momentos para mi, es cuando hablan de fotografia en un discurso supeuestamente elevado y se oyen los pensamientos reales en off : "me encantaría verla desnuda";"va a pensar que soy tonta"; "pareces una emisora de Fm";...

Hay una cosa curiosa que no sabía y leí por ahí hace poco, el título que propuso Allen era el de una enfermedad mental que impide disfrutar de la vida...Efectivamente no sería muy comercial, pero define bastante bien a Alvy y su incapcaidad de vivir conforme a lo que la vida le deoara...Quizá no sea sólo un problema de Alvy y sea mucho más común de lo que pensamos y así podamos conectar tanto con él.

Abrazos con lso dientes largos...(por la espera del debate, claro, jejeje)

dexterzgz dijo...

En cuanto a cameos, también habría que citar a Christopher Walken como el hermano de Annie.

Suerte con el dentista, Bardés. Espero que no te toque una recepcionista como la Blue Jasmine esa.

Abrazos mirando a cámara

César Bardés dijo...

Totalmente de acuerdo en esa naturalidad indecisa que exhibe Allen cada vez que suelta una de sus frases ingeniosas: "Hay dos cosas importantes en la vida: La primera es el sexo y la segunda no me acuerdo". Y es cierto que exige al espectador estar atento a la siguiente línea de diálogo porque ahí viene otro circunloquio que, en el fondo, seguro que trae una crítica feroz. Es curioso que nombres a los Hermanos Marx. Hace ya algún tiempo, leí un ensayo muy sesudo de algún crítico (del que no recuerdo el nombre) que establecía como línea temporal del humor típicamente judío a los Hermanos Marx, Billy Wilder, Jerry Lewis y Woody Allen. Y mira por dónde yo creo que algo de razón tiene. Incluso Woody no tiene problemas en hacer un "gag" puramente visual al estilo de Jerry Lewis (se me ocurre la cita que tienen Annie y él en la casa de unos amigos y éstos les ofrecen unas rayitas y mientras hablan, Allen estornuda en la caja donde tienen la coca) o, sin ir más lejos, en el lío monumental que se arma con las cintas en "Misterioso asesinato en Manhattan".
Su personaje es adorable por lo inseguro porque es un tipo que merece suerte y lo peor de todo es que, cuando la tiene, resulta que no sabe apreciarla, como es el caso de Annie. Para títulos, el que se puso en Brasil para esta película: "Novio neurótico, novia nerviosa".
Alvy tiene inquietudes muy humanas, muy cercanas y muy reconocibles. Es su forma de resolverlas las que no pueden cuadrar con las de un espectador que se da perfecta cuenta de que ésa y no otra es la mujer de su vida. También, por cierto, un tema recurrente en su filmografía.
Abrazos con el ánimo por los suelos (por no participar en el debate, claro).

César Bardés dijo...

Christopher Walken...qué gran pie para ese chascarrillo que suelta Alvy: "Lo siento, tengo que dejarte, me esperan en el planeta Tierra".
Aaaargh...no puedo con el dentista, no puedo, Pepe, no puedo.

CARPET_WALLY dijo...

Y como crítica al intelectual engolado nop os olvidéis de "Medianoche en París" y como le atiza al ex-novio de la McAdams, especialmente con Carla Bruni o en el museo explicando el cuadro de Picasso.

En cuanto a frases, hay otra que a mi me parece fantástica, casi un poema.: "Como quieres que te olvide si cuando comienzo a olvidarte, me olvido de olvidarte y comienzo a recordarte".

Mejor la recepcionista de "Blue Jasmine" que el dentista de "La tienda de los horrores"


Abrazos con el torno.

César Bardés dijo...

Sin duda, carga brutalmente contra Michael Sheen en "Medianoche en París".
Otra gran frase que sale en esta película: "Yo fui expulsado del colegio por copiar en el examen de Metafísica: Miré en el alma del chico que se sentaba a mi lado". De hecho, esa frase, ya es una crítica contra los snobs y los falsos intelectuales (que te aseguro que haberlos, haylos).
Coño...¿no me podéis citar a Walter Matthau, el dentista de "Flor de cactus"? No, tiene que ser el sádico de "La tienda de los horrores".
Abrazos con corona.

dexterzgz dijo...

Otro tema capital en la película y en la filmografía de Allen que no hemos apuntado es la relación entre el arte y la vida. Maravilloso el detalle final en el que Alvy reproduce en su obra la última conversación que mantuvo con Annie. Señal de que como apunta Bardés no se la ha podido, ni podrá, quitársela de la cabeza, sino también de cómo la propia experiencia es la que inspira la creación.

"Me niego a vivir en una ciudad en la que la única ventaja cultural es poder girar a la derecha con el semáforo en rojo"

Una lástima lo de Bardés y el tono. A la tercera irá la vencida (¿con "Manhattan"?)

Abrazos neoyorkinos

César Bardés dijo...

Qué bonito eso que dices, Dex, y que resume todo el espíritu de la película que, de hecho, ya se apunta con ese monólogo mirando a cámara del propio Allen: No ha podido, ni podrá quitársela de la cabeza. Ése es el espíritu.
Ojalá sea con "Manhattan". ¿Quién sabe?
Ya creía que me íbais a recordar al dentista de "Marathon Man"...
Abrazos desde Central Park.

dexterzgz dijo...

Bueno yo había pensado en el Gurruchaga pederasta de "¿Qué he hecho yo para merecer esto?" pero me corté al final.

Abrazos escabrosos

César Bardés dijo...

Ahhh, lo que no sabéis es que es "dentista" femenino así que está más cerca de W.C. Fields y aquello de echarse literalmente sobre el paciente. Lo mismo paso un buen rato y todo...
Abrazos con anestesia.